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Sin retorno por Aya Chwan

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Notas del fanfic:

TÍTULO:

Sin Retorno

RESUMEN:

AU. Nuestras manos manchadas de sangre aun pueden tomar las tuyas. Y eso, es lo único que importa…

Trío: ZoLawSan

N° DE CAPÍTULOS:

One-Shot

AUTOR:

Aya~Chwan

NOTAS DEL FANFIC:

.Universo alterno

.Todos los personajes pertenecen a Eiichiro Oda. Yo solo los utilizo anónimamente :v

Notas del capitulo:

 

La verdad, siento que esta un poco incompleto y corto.

Nisiquiera tengo la certeza que se comprenda la idea en si :'v Pero de cualquier manera disculpen cualquier error ortográfico c:

 

CAPÍTULO ÚNICO. 

"Morir y vivir por amor. Lo nuestro va mas alla; vivir y matar por amor"

 

La navaja se incrustó en su corazón robándole el último aliento. Sus ojos, ahora sin alma, miraban hacia ninguna parte y esa horrible expresión de miedo había quedado plasmada en su rostro. Su mirada se apartó del cadáver y se dirigió a los ojos de su compañero.

-Sabes que no hay vuelta atrás ¿verdad?- le dijo mientras se quitaba el par de guantes quirúrgicos manchados de una sustancia de color rojo negruzco. Algunas gotas habían manchado su rostro y su ropa. Ya habría tiempo para incinerarla.

-Hubiera sido más fácil usar el revólver- estaba recargado en el marco de la puerta mientras observaba como el primero se miraba en el espejo y se limpiaba las gotas de sangre con un paño blanco -Y si. Lo sé- estiró su mano y le entrego una bolsa plástica. El paño, la navaja y los guantes fueron a parar a ella.

-Trae la gasolina y asegúrate de no tocar más de lo necesario- le ordeno. Los ojos plateados del otro se cruzaron con su mirada oscura. No decían nada realmente. Solo había silencio.

-No me trates como a un principiante, Roronoa-ya- el nombrado chasqueó la lengua. Trafalgar podía ser muy callado pero cuando hablaba solo lo hacía para decir tonterías o para recriminarle sus errores.

-Tráela de una maldita vez. Estoy harto de ver el rostro de este bastardo- y es que Trafalgar hubiera rezongado, nadie le daba órdenes, pero esta vez coincidía en algo con el peliverde. Después de lo que ese hombre había hecho, merecía estar en el infierno. Qué bueno que ellos estaban ahí para adelantar su boleto de un viaje sin retorno…

Las llamas comenzaron a extenderse, atrapando todo a su paso. Zoro salió de la cocina y con la cabeza le indico al otro que salieran de ese lugar. Law recogió su maletín negro y le espero en la salida.

Una explosión alerto a los vecinos. Las alarmas de los autos próximos al lugar comenzaron a sonar. Incluso algunos perros ladraban. En la lejanía, un automóvil azul negro se perdía en la oscuridad de la noche. La radio sonaba suave y en sus mentes, la atrocidad recién cometida estaba fresca como pintura.

-¿Quién es el siguiente?- preguntó sin apartar la vista de enfrente. Su ojo bueno solo detectaba tinieblas, lo único visible enfrente era lo que las luces del auto alcanzaban a iluminar.

-Es un ejecutivo del gobierno. Rob Lucci- le respondió mientras revisaba unos papeles sujetos a una tablilla de madera -No será tan fácil como este-se acomodó el abrigo –Puedo hacerme cargo-  agregó con tranquilidad. Esta vez, Zoro si le miró pero Law se había cruzado de brazos y se había tapado la cara parcialmente con su gorro moteado para descansar. Había sido una noche muy larga.

-Como quieras- dijo a modo de respuesta. Los tres pendientes de su oreja tintinearon debido a una brisilla traviesa que entro por la ventanilla. Quizá llovería…

Estaciono el auto frente al complejo de apartamentos y despertó a su acompañante.

Solo ellos sabían porque lo hacían. Y aunque tuvieran que corromper su alma, lo harían por él. Al abrir la puerta del apartamento un par de brazos pálidos les atraparon “Idiotas. Estaba preocupado por ustedes” que hermoso era escuchar aquellas palabras.

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-¡Rápido Roronoa-ya!- gritaba el médico mientras le colocaba una bolsa de papel en la cara –Sanji-ya tienes que tranquilizarte. Inhala y exhala como lo practicamos- tenia los nervios encrespados. Pero como el buen médico que era, mantenía la calma a pesar que Sanji no hacía nada de lo que le pedía.

Zoro llegó en una carrera, con el cabello aun lleno se shampoo y la toalla mal colocada. Al ver aquella escena sabía perfectamente que hacer. Law se apartó dándole espacio al peliverde. Este tomo al cocinero por la cintura y lo sostuvo con fuerza contra su cuerpo. A pesar que Sanji se movía de manera errática y desesperada no podría zafarse de aquellos brazos.

-Ya pasó. No hay de qué preocuparse, solo respira…- su voz era suave y cargada de ternura. Le acariciaba los cabellos y las mejías. Las temblorosas manos de Sanji tomaron la bolsa y se la llevo hasta la boca para empezar a inflarla y desinflarla con su jadeo.

Sus movimientos cesaron y su respiración comenzaba a normalizarse. Su pecho se hinchaba lentamente y un leve temblequeo dominaba su cuerpo.

-“[…] el cuerpo del empresario Fullbody fue encontrado…”- Los orbes azul oceánico de Sanji se posaron en la televisión y de nuevo comenzó a alterarse. Sus bocanadas eran más amplias y pesadas como si no hubiera suficiente aire. Zoro lo aprisiono más con sus brazos.

-Tranquilo, no pasa nada. Esta muerto, no puede hacerte daño, no puede hacerte daño, no puede hacerte daño…-repitió varias veces la frase mientras continuaba con la faena de acariciarlo con toda la suavidad posible.

Después de un rato, finalmente se tranquilizo la situación. Zoro ablando su agarre y el cocinero comenzó a llorar contra el pecho del peliverde. Ambos suspiraron aliviados.

-¿Quieres ir a ducharte conmigo cejillas?- al sentir el leve asentimiento de este, se dirigió a Law- ¿puedes ayudarme?- entre los dos, desvistieron al cocinero hasta dejarlo en ropa interior. Zoro lo cargo en sus brazos cuan princesa, acomodando aquella cabeza rubia en su pecho. Normalmente, hubiera recibido unas buenas patadas y muchos reclamos “no soy una mujer” “suéltame bastardo. No necesito tu ayuda” y cosas así, pero, este no era uno de esos momentos ‘normales’

Law  recogió la ropa del suelo y se quedo un momento de pie frente al televisor…

-[…] “Autoridades afirman que el incendio fue provocado, a pesar de desconocer el móvil del atentado, no descartan…”- apagó la caja idiota. Dentro de unos días, nadie recordaría a ese malnacido y todo quedaría en el olvido. Hecho la ropa que llevaba en las manos al cesto de ropa sucia y se dedicó a desvestirse, también necesitaba un buen baño.

Se dirigió a la ducha y colgó su toalla en la barra de metal junto a las otras dos.

-Roronoa-ya voy a entrar- la ducha era lo suficientemente grande para tres personas pero bastante chica como para tener espacio de sobra. Zoro le colocaba shampoo al rubio en tanto Law tomó una esponja y le comenzó a tallar la espalda con parsimonia.

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Una vez listos, salieron del baño. Mientras Sanji bromeaba sobre como las plantas necesitaban agua y Zoro se burlaba de sus cejas, Law sacaba las respectivas pijamas de cada uno del armario.

El peliverde solía usar un pantalón de franela pero no usaba nada arriba, el rubio casi siempre usaba una camisa manga larga y un pantalón de tela liviana y el médico unos bóxers flojos y una camiseta blanca.

La hora de dormir siempre era la favorita de todos. Aquel rostro sin vida amenazaba con no dejarlos cerrar los ojos. No es que Law no fuera fuerte, en su profesión estaba acostumbrado a ver fallecidos pero su trabajo no era matarlos sino, intentar salvarlos hasta agotarlo todo. Que no daba un ser humano por unos segundos más de vida. Así de insignificante era estar vivo…solo aguardando la muerte.

Una mano grande y un poco áspera tomo la suya. Zoro sabía que el otro estaba pensando en lo sucedido. No significaba que él no lo hacía, pero prefería concentrarse en el calor de los cuerpos que dormían junto a él.

Entrelazaron sus dedos y pasaron sus brazos por encima del cuerpo de Sanji envolviéndolo en un abrazo. El rubio estaba en posición fetal, con la cara contra el médico y la espalda pegada al costado de Zoro.

No necesitaban a nadie ni nada. El mundo podía desaprobarlos, podía aborrecerlos incluso odiarlos. Se habían convertido en asesinos y todo por una persona. ¿Cómo un simple hombre había sido capaz de arrastrarlos a la perdición? Era más que eso, era amor.

Un amor repartido en tres partes iguales. Un amor sin retorno. Un amor sellado por la sangre de otros. Un amor eterno…

Notas finales:

 

¡Ta-Da! Lamento si al leer "Trío" se hicieron otra idea y los defraude u.u

Gracias por leer x.x

Ayaka*.*)/


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