Kyungsoo es un muñeco de tela, con poca estabilidad y de movimientos torpes; él intenta ver la puesta del sol sentado sobre la arena de la playa, pero su condición hace de esa pequeña acción algo complicado. En cuestión de segundos, Kyungsoo comienza a tambalearse y su cuerpo de tela cae sutilmente hacia atrás, llenándose de arena y desesperación por no poder ponerse de pie.
En ese preciso momento, Jongin, un muñeco rígido, de expresión dura y movimientos articulados, camina con dirección al mar para mojar sus botas de soldado y observar el brillante sol esconderse en el agua salada. Su vista se desvía al ver unas cortas y escurridizas manos de tela moverse de lado a lado, pertenecientes a un cuerpo del mismo material y ¡oh! Jongin sabe que se trata de Kyungsoo, el torpe e inquieto muñeco de tela del que todos hablan en la juguetería.
Sintiendo auténtica lástima por Kyungsoo intentando, sin éxitos, levantarse de la arena, Jongin camina con pasos firmes y decididos y se detiene frente a él, a escasos centímetros. Kyungsoo deja de moverse –más bien lanzaba sus brazos hacia arriba y agita su cuerpo como la serpiente de plástico, XingXing– y se sorprende cuando el soldado Jongin lo toma por debajo de las axilas y lo levanta sin hacer ningún tipo de fuerza.
El muñeco de tela sonríe con gratitud pero Jongin mantiene su expresión neutral y lo acomoda para dejarlo en una posición más cómoda, de pie y con vista a un lado donde hay una palmera. Jongin lo suelta y retoma su camino al mar, pero entonces Kyungsoo menea su cabeza hacia el soldado de plástico y su cuerpo colapsa nuevamente hacia la arena caliente.
Kyungsoo resopla. Jongin voltea y se gira para dirigirse nuevamente hacia él.
Sin esfuerzo alguno, el soldado de juguete lo toma desde abajo, acariciando la arena cálida, y lo levanta, entonces Jongin piensa en cómo podría ayudar a Kyungsoo para mantenerlo de pie y así él poder ir a ver el sol solo.
Lo deja en la arena y lo arrastra lejos de la marea que comienza a subir, luego una idea traviesa su vacía cabeza de juguete. Jongin levanta a Kyungsoo, poniéndolo de pie y de espalda a su pecho, y con sus rígidos pies le indica que deposite los suyos sobre los de él. Kyungsoo, haciendo un gran esfuerzo con sus piernas flácidas y su cabeza caída hacia adelante, hace lo que el soldado le ordena y reprime un salto de sorpresa cuando éste lo abraza por la cintura y empieza a caminar por él. Los pies de Kyungsoo, pisando a los pies rigurosos de Jongin, tiemblan con cada paso y su cabeza caída hacia adelante se mueve de un lado para otro; en un afán de poder admirar el paisaje, Kyungsoo levanta su cabeza con cierta dificultad y con ayuda de su brazo débil, y ésta se mantiene mirando al mar unos segundos, pero se cae hacia atrás, hacia el hombro fuerte y tieso de Jongin.
Continúan caminando, Jongin mirando el frente y girando cuando las olas del mar amenazan con mojarlos a ambos, Kyungsoo mirando las nubes esponjosas del cielo y los rayos del sol dándoles colores exóticos y llamativos. En momentos, Kyungsoo gira un poco su cabeza, mira el perfil de Jongin y vuelve a mirar hacia arriba, con una risita tímida queriendo salir de su boca de trapo.
Jongin detiene el caminar y Kyungsoo se baja de los pies ajenos. Confiado y seguro, comienza a mover sus pies, uno por uno, para caminar por la arena y obtener un buen lugar así puede observar el sol escondiéndose, pero sus piernas le fallan y él vuelve a caer, esta vez de costado y desplomándose mientras la arena se levanta sutilmente; Jongin camina con sus brazos firmes y sus pasos pesados hacia él, pero Kyungsoo levanta su brazos y con éste indica un no.
Es entonces cuando el muñeco de trapo utiliza sus manos para apoyarse e impulsarse, quedando con el pecho pegado a sus piernas, pero aun así sigue intentándolo y fuerza a sus piernas para que se doblen, pone ambas palmas en sus rodillas flexionadas y su cabeza caída hacia abajo toma potencia arriba, sorprendentemente consiguiendo que Kyungsoo pueda pararse y ponerse de pie.
Sonríe orgulloso de sí mismo y con sus ojos de vidrio admira satisfecho las olas, los pájaros que vuelan y el sol, tan cerca de hundirse en aquel mar tan grande. Pero entonces su vista comienza a moverse y Kyungsoo está cayendo hacia atrás de una manera lenta. Antes de que su espalda pudiese siquiera tocar la arena áspera, Jongin alcanza a agarrarlo y lo sostiene con fuerza, sin permitir que vuelva a caer. Y permanecen unidos de aquella manera.
Jongin está feliz, muy feliz a pesar de que su expresión no lo demuestre, así que camina con Kyungsoo en brazos y lo sienta en una gran piedra, para luego sentarse él a su lado. Kyungsoo se estabiliza y observa entre el mar y Jongin, pero cuando vuelve a mirar hacia el mar, su cuerpo comienza a caer hacia adelante y el soldado logra atraparlo a tiempo y devolverlo a su posición.
Unos segundos después, Kyungsoo se tambalea y cae hacia un costado, quedando su cabeza apoyada en el hombro de Jongin y su cuerpo pegado al cuerpo de Jongin. En ese momento, Kyungsoo cree que es una excelente posición para mirar el mar tragarse el sol y todo su resplandor.
Cuando el sol se oculta en el agua salada y la luz se hace cada vez más escasa, Kyungsoo cierra sus ojos y sonríe. Jongin gira su cabeza hacia él, lo observa y, sin poder evitarlo, sonríe también.
Jongin está muy feliz y su sonrisa lo demuestra.