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Chocolate por IueRosa

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Notas del fanfic:

Disclameir.

Esta historia es sin fines de lucro.

Los nombres aquí utilizados no me pertencen.

Esto es por puro entretenimiento.

Notas del capitulo:

WAAAAAAAAAAAAAA!!

Holis :3

Haciendo mi segunda entrega de una nueva historia, no sé why me salen de este tipo de género ;;;;;

Espero que sea de su agrado.

 

 

SPOILER:

La historia se basa en mi OTP namber uan de BTS xD.

Ya era un nuevo día. Pero no un día cualquiera. ¡Era el día!

El día en que, por fin, Park Jimin daría un paso más y se animaría a participar de ese evento que años atrás le parecía de los más bobos.

Levándose de su cama, corrió apresurado a bañarse. Al salir de la ducha, comenzó a vestirse en su trayecto hacia la cocina, con tal sus padres ya se habían ido de la casa y su hermanito menor se había quedado en casa de alguno de su compañeros.

Una vez listo –luego de haber desayunado, claro- se miró más de una vez en el espejo de la entrada de su casa antes de salir hacia su Instituto, sin olvidarse de guardar aquellos chocolates envueltos en un papel blanco con cinta roja y una pequeña pegatina decorativa en forma de corazón. Típico de un regalo para alguien de quien se está enamorado, ¿verdad?

En todo el camino hacia aquella institución, sus cachetes pasaban de su tono de piel normal, al característico sonrojo de las personas enamoradas ya que se imaginaba las mil y un maneras posibles en que Jung Hoseok podría reaccionar.

- Mi misión comenzará ni bien la campana para ingresar al instituto suene –murmuraba. Al mismo tiempo observaba como todo a su alrededor estaba ambientado a ese día de San Valentín. De la nada comenzó a sentir ansiedad dentro de él. Pues empezó a imaginar nuevamente como sería aquello.

 

En su mente el joven líder del equipo de Béisbol, le sonreía mientras le preguntaba con su tono de voz más dulce -que Jimin sabía que tenía- si aquella cajita era para él y le agradecía por  tan lindo obsequio.

Mientras todo ese lindo delirio sucedía en su mente, en el mundo físico, un montón de chicas y chicos como él; gritaban amontonados en torno a alguien. Cuando decidió salir de su nube, vio que se trataba nada más ni menos que de aquel joven de sonrisa esperanzadora.

Luchó por ir acercándose entre el barullo de la gente, pero no supo cómo ni cuándo le levantaron. Sí, levantaron e hicieron a un lado. Haciendo que choque. Pero no cualquier choque, sino que fue con Min Yoongi.

Min Yoongi, y de tan solo acercar a su mente el nombre de aquel muchacho se horrorizaba. Aún más le horrorizaba el hecho de cómo se encontraban ambos ahora.

Ese muchacho le traía de los nervios de punta. Para él, Yoongi sumbae, era el ser más arrogante y playboy de todo ese Instituto, había estado con decenas de chicas y algún que otro chico. ¡Por no mencionar que también era un chico del cual tener cuidado! ¿Se nota mucho que no le cae del todo bien? A pesar, de su opinión, era también uno de los más populares. De tan solo ser nombrado varias chicas se desmayaba o ponían como bobas para lucir lo más adorable posible. Tsk, simplemente de su desagrado.

Un movimiento, hizo que dejara de repudiarle. Y no era un movimiento tan wow, pero que sí hizo que a Park Jimin se le cayera la mandíbula al piso.

- ¡E-es un error! –gritó nervioso. El rubio se había tomado el atrevimiento de arrebatarle su bien envuelto regalo para Hoseok- Devuélvemelo por favor. –dijo seguro pero sin poder mirarle a los ojos y claro, haciendo una reverencia.

- Haa…Que manera interesante de decirlo. ¿Estás seguro?  –le contestó arrogante, haciendo que el menor le observara la cara de enojo que llevaba encima, ¿Aun así, eso le gustaba a las chicas? No podía creérselo. Le prestó atención nuevamente cuando pronunció aquellas palabras tan…tan malditas- Si quieres esto de regreso intenta conseguirlo. Te daré el límite de tiempo para conseguirlo, y ese límite es hasta hoy, hasta el final de las clases. –sonrió de lado, guardando la cajita en el bolsillo de su uniforme desalineado- Será un regalo de San Valentín excitante~

 

Jimin solo se quedó observando cómo se perdía entre la multitud. Su presión comenzaba a bajarse.

Ocho y media de la mañana. Su pesadilla había dado inicio. Se movilizaba de un lado al otro, debía encontrar la clase de aquel rubio.

- ¿Dónde puede estar? –canturreaba desesperado. Se había salteado su primera clase por estar ubicando la clase del blanquecino chico- ¡¿Dónde puede guardarse la cajita?! –exasperado e irritado buscaba en la mochila que poseía el nombre del playboy rubio.

- Aún es muy temprano para empezar la búsqueda, me sorprendes –rió divertido, haciendo exaltar al más bajo- Aunque eso me demuestra cómo eres~

- Yoo-yoongi hyung! –se alejó de un brinco de aquella mesa- ¿Qué haces aquí? –era muy tonto preguntar eso. Pero quien sabe, por ahí se había cansado de jugar. ¡Si debía ser eso!

- Hmm… Supuse que estarías por aquí, es fácil ubicar a un chico de cabellos rojizos. Y pensé... –comentaba mientras se adentraba al salón de clases, cerrando la puerta tras de sí- pensé que ya querrías tu regalito. Así que ten –tomó el borde de su camisa blanca y la levantó un poco, dejando ver aquella conocida caja por Jimin, entremetido en los pantalones de él, y algo de su piel blanquecina de vientre.

- ¡Devuélvemelo por favor! –dijo sonrojado por el atrevimiento de aquel tipo.

- ¿Por qué no lo coges entonces? – le desafió.

¿Era una broma aquello? Ponerse esa linda cajita de chocolates caseros en aquella zona. Eso era de un demente, un demente como Min Yoongi. Sin dudarlo, se abalanzó a aquel lugar, con la mente sólo enfocada en obtener su regalito y terminar de una vez por toda con esa pesadilla.

Retrocedió cuando en sus manos ya tenía la cajita, hubiese saltado de la emoción, pero tan solo hizo algo sumamente arriesgado para nada. La cajita que tenía en mano, era un simple pedazo de madera adornado de igual forma que el verdadero objeto. Tenía ganas de llorar, ¿por qué le hacía eso a él?

- ¡Qué lástima, pequeño! –comentó traviesamente. Y se retiró del lugar feliz por haber hecho caer a Park Jimin en su juego. Entre las 9 horas y 11:30 horas trató tres veces de sacarle el regalo, aunque todos eran falsos. Debió verse como un tonto al caer tantas veces en el mismo truco, pero estaba desesperado y cualquier ocasión, él la utilizaba.

- ¡¿Por qué no me lo devuelve?! –decía extremadamente preocupado, ya estaban llegando a la hora del almuerzo y eso significaban menos horas para conseguir su regalo.- Piensa, pieeensa Park…! – y su foquito de la inteligencia prendió. Se dio cuenta de algo, Min Yoongi quizás también quería un regalo, ¡después de todo no era tan popular! Se reía. Ahora entendía su actitud, ninguna o ninguno se acordó de él en ese día, quizás si él le daba un obsequio, el rubio le devolvería los chocolates caseros como muestra de agradecimiento. ¡Claro, era eso! Pero que tonto, todo el tiempo su respuesta estuvo frente a sus ojos y nada más faltaba que él lo descifrara.

Bueno, ya tenía el chocolate comprado, sólo debía ubicarle entre toda esa gran cantidad de alumnos paseándose en la hora del almuerzo y salir triunfante. Claro, hay que ser positivos.

Vaya, habían muchas chicas rodeándole y con claras intenciones de obsequiarle también algún aperitivo de San Valentín. Pero no importaba, a él le haría caso porque era el único varón arriesgándose.

 

- Yoongi sumbae…-carraspeó y volvió a intentarlo con más seguridad, sabía que si lo decía de ese modo nada conseguiría, tenía que poner en marcha sus dones de actuación- Yoongi sumbae! –sonrió tímido cuando el susodicho se giró a verle y dejó de lado al grupo de chicas- Los chocolates se…se hacen para ser regalados a alguien. Así que preparé uno para ti –alegó.

- Hmm –sonrió de lado el rubio- tienes razón –pasaba una mano por sus cabellos con aire de grandeza, suspiró y volvió a clavar sus ojos en el pelirrojo- Lo tomaré –comenzó a acortar la distancia entre ellos y extendió su brazo derecho con la palma abierta.

- S-sí… -agachó su mirada hacia la mano, evitando verle por unos segundos a los ojos porque aquella mirada le estaba comenzando a dar un movimiento en su estómago- Feliz día de San Valentín. Yoongi sumbae…- y entregó el cuadrado chocolate  que en su suma de lados daba un perímetro de 16 centímetros.

Luego transcurrieron escasos segundos para que Yoongi reaccionara y no de buena manera que se diga.

- ¡No creas que te devolveré tu regalo! –y le revoleó el mini chocolate al rostro. – Mocoso mal enseñado y…-el rubio no pudo continuar diciendo su discurso pues un sonido, más bien un rugido de queja por parte del estómago del menor, hizo que le mirara sin ninguna expresión en su cara.- ¿no has comido todavía?

- He… he usado mi dinero para comprar eso, perdón, el chocolate y así que… -su cara se volvía una con su pelo además que su cachete izquierdo dolía por haber recibido ese impacto de chocolate. Las chicas detrás de ellos se reían maliciosamente, su estómago no dejaba de producir ruidos de hambre y Yoongi aún seguía manteniendo su rostro inexpresivo.

- Hmmm… -de su bolsillo sacó una caja, obviamente de chocolates, que alguna de las chicas presente en ese lugar le habría obsequiado.- Come. –extendió hacia el menor la caja de bombones de chocolates con detalles de flores en su parte visible- ¿Tienes hambre verdad?

- Hahaha…-lanzó  una risa nerviosa, sentía el aura maligno de aquellas niñas, que ni bien se descuidara él, le atacarían- No gracias ¡No lo necesito! –amagaba añadiendo sus manos para hacer una equis a modo negativo de la propuesta.

- ¿Por qué no? Vamos, tienes un montón de ricos chocolates para servirte. Ya no tienes dinero y no hay tiempo como para que puedas ir a pedir un almuerzo –le sonreía divertido, sabía lo que sucedía en su entorno. Le agradaba saber que muchas mujeres morían de celos y le celaban de otros.

- N-no, en realidad gracias, aún estoy lleno del desayuno en mi casa y…

- ¡Espera un momento Yoonie! –oh… Las chicas locas por ese demente rubio ahora se habían molestado y le interrumpieron- ¡Hice esos chocolates para ti! –miraba como la chica le protestaba al rubio- Además, ¿Qué sucede contigo? ¿Por qué persigues a Yoonie? –diablos, ahora todos miraban a Park Jimin con ojos furiosos- ¡¿Intentas quedártelo para ti?! –y antes de que pueda responder otra caja impactó en su rostro. Provocando que cayera al piso.

Que mierda de San Valentín era este, nunca pensó que habría violencia de por medio en un día en donde se suponía que todo era amor y regalos. Estaba a segundos de largarse a llorar, ya no soportaba el día. Quería acabarlo.

- Cierren la boca –aquello dejó mudos a todos ahí presente. Incluso al pelirrojo le quitó las ganas de llorar.- No les autorizo que ensucien mi juego –prosiguió con su mensaje a las jóvenes y se acercó a levantar al menor- Mejor, lárguense o sino…-fulminó a las chicas mientras sostenía desde el hombro al joven- ya no podrán decirme Yoonie.

Jimin esperaba de todo, menos que le defendiera. Aunque eso le daba vergüenza, un chico defendiendo a otro chico de unas chicas. Único en el mundo seguro.

Una vez solos, el mayor le soltó el hombro y dejó que al menos tomara un poco más de distancia.

- Hum… Gracias por hacer eso aunque no era nece…!! –un chocolate y parte del dedo índice del rubio se habían entremetido en su boca.

- No quiero que te des por vencido en la mitad del juego –le aclaró con una tono de voz…seductor y lamiendo su dedo que había estado en contacto con la boca del menor- Es… interesante jugar contigo.

- Ak…-eso sí que había conseguido que se sonrojara. Eso era grave. No debía mostrarse débil- ¡¡Devuélveme mis chocolates, por favor!!  -alcanzó a decir cuando volvió en si y el mayor ya se alejaba del lugar.

 

13:20 plena hora de descanso.

Las cosas iban mal, debía pensar otra manera de conseguir ganarle en el juego, sí juego. Ya no podía decir que estaba haciéndolo porque sí, sabía  que había caído en un juego muy arriesgado.

Suspiró, por suerte aún tenía el jugo de sandía que su padre le había preparado en la noche anterior. Pero sólo la mitad quedó en su estómago vacío. El resto lo acaba de escupir cuando vio al mayor merodeando cerca del segundo piso, en donde él se encontraba descansando e ideando otro plan.

- ¡Tú! ¡Devuélveme ya mi regalo! –con su grito había conseguido que el mayor frenara su marcha.

- ¿Esto? – sacó del bolsillo de su pantalón la cajita bien decorada y la acercó a la única ventana abierta, para desgracia del menor, que casi murió ahí mismo al ver las intenciones del mayor “Una paso más y la tiro”.- ¿Por qué te gusta tanto él?

- Bueno…-aquella pregunta le hizo pensar, no se esperaba venir eso. Al parecer se había confundido con la idea de que sabía predecir las frases de aquel chico de ojos felinos por el delineado que se realizaba.- Él es muy genial, lindo, popular y bueno jugando al béisbol y… Según los rumores es muy inteligente. Todo el mundo dice que es muy buena persona.

- No me digas que… -su cara era indescriptible, pero el menor juraba ver una gotita en su sien, como en esos dibujos y anime- Tú nunca has hablado con Jung Hoseok ¿No crees que es una estupidez lo que haces?

- P-pero a mí aún me gusta él! –le reprochó algo sonrojado.

- ¿Es eso así? –bajó su mano que sostenía al chocolate al respaldo de la ventana. Y miró hacia afuera en donde distinguió al muchacho de quien hablaban, entrenando con su equipo- Bueno… -se acercó al menor- No es que me preocupe por ese tal Hoseok pero… -le tomó de las mejillas- Realmente que se está volviendo cansador todo esto. –se sorprendió que el menor no se alejara, aunque era el shock seguro.- ¿Qué te parece un beso?

- ¡Esto tiene nada que ver contigo! –le empuja molesto. Ya no soportó más la angustia que todo ese asunto le provocaba- ¡Devuélvemelos! Y-yo me quedé levantado toda la noche. No soy bueno para hacer este tipo de cosas. Pero pude lograr hacer esa pequeña cantidad de chocolates. –cerró sus ojos para evitar lagrimear- Así que por favor…

- Entiendo –le interrumpió el mayor.

- ¿Eh? –se sorprendió y le miró al rostro.

- Te los devuelvo- extendió su brazo a la altura del pecho del menor- Toma. Este regalo es para él ¿Verdad?

- Hmmm…- ¿en verdad el mayor ya le dejaba en paz? Un sonrojo se hizo presente, nuevamente, en su rostro.

- ¿Por qué vacilas? –le sonrió de lado, al notar aquella reacción del menor.

- ¡Yo no vacilo! –pegó sin querer a la mano del rubio, que sostenía el regalo.

 

Hubiese sido mejor no haber hecho ese movimiento brusco. Ahora ambos veían como aquella caja iba cayendo por la ventana, quedando en la cima de unos de los árboles que en su Institución eran muy comunes de ver.

Otra vez más Jimin se salteaba las clases, definitivamente este día, lo ocupo para buscar su regalo y nada más. La falta no le preocupaba, a decir verdad nunca tuvo alguna, así que no era mucha la importancia que debía darle. Lo importante ahora era ver que el rubio, que para nada parecía una persona atlética, no se cayera del árbol.

- Yoongi sumbae… ¡No te preocupes por eso! – le gritaba preocupado desde abajo. Sería algo grave que aquel joven de tez blanquecina se cayera, se raspara o sea lo que fuese. Se le notaría demasiado luego ¿y si luego le echaban culpa de eso? No quería eso tampoco.- ¡Es muy peligroso que intente hacer eso! Es un sitio muy alto… deje que yo suba en su lugar

- Eres muy escandaloso, ¿no te lo dije? El juego acaba cuando yo lo decida. –sonrió cuando pudo coger el regalo de la copa de ese árbol.

- ¡Waaa! ¡Eres genial! –de la emoción el pequeño Park se abrazó de una de las piernas del mayor, lo que hizo que ambos perdieran el equilibrio.

- ¡Idiota!

Y así ambos terminaron en el pasto del lugar, con algunas ramitas en sus pelos.

- Yoongi sumbae!! ¡¿Estás bien?! –le cuestionó horrorizado al ver que aquel chico no abría los ojos.

- Está a salvo….-abrió repentinamente sus ojos, viendo el celeste cielo mientras su mano elevada sostenía la cajita que estaba intacta. Rechistó cuando el menor se montó encima suyo sin darse cuenta de la posición y comenzó a quitar las ramas que rompían la simetría de su pelo rubio- Agh… No lo enried--

- ¡Estoy contento de que estés bien! –le abrazó, dejándolo mudo por su acto.

- ¿Jimin…? –tan solo pudo nombrar ante su asombro.

- Ah! –se separó bruscamente de aquel individuo y quedó parado viendo como el mayor se sentaba en el mismo lugar- Mu-muchas gracias por devolverme mis chocolates… -se calló al ver la cara que el mayor le demostró.

- Tu… ¿todavía se lo darás a ese chico? –susurró

- ¿Qué fue…lo que dijiste? –le preguntó el pelirrojo acercándose desprevenidamente al chico frente a él.

- Todavía no te los estoy devolviendo. –abrazó al chico por sus hombros. Y dejó caer su mentón en la curvatura del cuello del más bajo de estatura.

Una pelota de béisbol les interrumpió, puesto que cayó al lado de ellos. Por lo que sólo se deshicieron de ese raro abrazo, aun así mantuvieron su cercanía.

- Ah lo siento… -se disculpó el chico que se acercaba a ellos. Jimin lo reconoció enseguida, era Hoseok.- ¿Me devolverían la pelota? –sonrió mostrando todos sus impecables dientes.

- Yo… -el pelirrojo miró la caja que estaba en el suelo, ahora un poco desgastada pero dentro de todo presentable. Ahora tenía la oportunidad de darle su regalo a Jung Hoseok. Tomó la misma con valentía y se paró, pero no pudo decirle ninguna palabra a aquel bello chico de cabellos negros que se encontraba ahora observándole.

- ¿Qué? ¿Eso es para mí? –sonriéndole tomó el pequeño obsequio y lo observó antes de abrirlo- Woow… ¡Está muy sucio! –su cara agradable pasó a una que Jimin no se imaginaba que Jung Hoseok, el chico del cual estaba enamorado, tuviera. Haciendo que el menor se sintiera menospreciado.- ¿En serio quieres que me coma esto?

Aquellas palabras fueron como una roca, no pensó que le discriminaría su regalo de tal modo. Quería salir corriendo y llorar en los baños o en su casa; antes de poder hacerlo, el rubio que a su lado estaba, le sorprendió con lo que estaba haciendo.

- Cómetelo –no supo por qué, pero no le agradó esa actitud del pelinegro hacia el menor. Sabía que el chico de cabellos rojos le insistió por horas sobre que aquel regalo era importante; él mismo tuvo todo el cuidado del mundo cuando supo que no era comprado, sino que hecho en casa.- Es para ti. –le sujetó la barbilla al líder del equipo de béisbol y le forzó a abrir la boca.- Él puso todas sus energías en esto, así que se más agradecido. ¿Está bien? –colocó cuatro bocados de chocolate más en la boca de aquel sujeto- Cómelos y disfrútalos. –sin más que agregar. Se alejó del pelinegro, quién se encontraba en el piso en algún estado de desmayo, quizás.- ¿No estás alegre de que él se los comiera? –observó por el rabillo de sus ojos al pelirrojo quien poseía una carita de bebé a punto de llorar- Bueno, nos vemos…

Jimin volvió a sentir mariposas en su vientre. Ese rubio hizo cosas por o hacia él en todo el día.

Más que cosas, fueron pequeños actos dentro de todo: lindos, que le provocaron unas ganas grandes de llorar por eso, llorar de agradecimiento. Él que le había juzgado de mala manera en tantos años…

Definitivamente, debía agradecerle de algún modo. En eso, vio que dentro de la cajita de chocolates, había un trozo sin algún rastro de esa suciedad que Hoseok había detectado. Sonrió y la tomó, observó que el pelinegro seguía en el suelo, le pareció muy bobo que fingiera estar desmayado. Y se sentía muy tonto él igual al haberse enamorado de solo una apariencia del líder de béisbol.

- Oyee! ¡Toma! –llamó la atención del rubio cuando estuvo cerca de él.- ¡Por favor, acéptalo! S-solo queda una pieza…pero quiero dártela a ti –hizo gesto de entregárselo.

- No quiero chocolate obligatorio – se dio la vuelta ya que se había volteado a verle e hizo ademán de seguir su camino fuera de la escuela.

- ¡E-eso no es así! –le confesó sonriente.- Este pedazo…es mi favorito.-observaba el chocolate en su mano y luego miró al frente, notando que el mayor le miraba de manera incrédula.- Pero creo que tu no quieres comerlo, ¿verdad? –rió nervioso- perdona por hacerte escuchar una cosa tan paradójica. Me lo comeré yo mismo –y se metió a la boca ese pedacito de chocolate algo derretido.

 

Antes de que pudiera morder o saborear el chocolate. Yoongi le detuvo y sorprendió.

Yoongi estaba besándole, le robaba su primer beso. Ese rubio sabía cómo dirigir el beso y Jimin sólo se dejaba besar por ese muchacho. Era algo totalmente diferente de lo que se había imaginado anteriormente cuando el chico más alto que él -por unos escasos centímetros- le preguntó descaradamente si podía besarle. De haber sabido que un beso de esos le esperaba hubiera aceptado.

El mayor profanaba su boca delicadamente con su lengua, ambos jugueteaban con el pedacito de chocolate. Ambos se miraban a los ojos mientras sus labios y lenguas realizaban  movimientos torpes. Jimin con sus ojos le preguntó sobre si ya era tiempo de morder el chocolate y el rubio logró interpretarle. Sin dejar de observarse mordieron aquel último pedazo al mismo tiempo.

Sus caras fueron un poema, se separaron bruscamente para toser. Eso que mordieron no parecía ser un dulce chocolate.

- ¿Sal y especias? –tosía el rubio- ¿por qué le colocaste eso?!

- Iugh… es asqueroso. ¡¿Por qué sabe a sal con condimento de pizza?! –miró avergonzado como el mayor seguía aun así masticando el chocolate asesino- Yoongi! ¡Sumbae! Escúpelo por favor, no es necesario que lo coma. Es asqueroso –hacia mueca de asco.

- Es cierto –empezó a reír divertido- Era verdad que eres malo para la cocina. Tu chocolate sí que estaba malo, pero eso no es importante.-se acercó de nuevo al rostro del chico.- Yo gané mi juego de San Valentín gracias a tu ayuda, Park Jimin.

Nuevamente comenzó a besarle. Y así siguieron por un tiempo más. Hasta que el encargado de cerrar los portones del instituto les regañó por hacer eso en un lugar que nada tenía que ver con los noviazgos.

Una confusión, un juego y un beso salado por un chocolate hicieron que dos apuestos muchachos comenzaran una linda etapa de noviazgo.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Gustó? ¿No gustó? ¿Tomates o lechuga? xD

Yah~

Hasta otra historiaaaa <3


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