“El secreto detrás de la sonrisa”
Kakashi tenía secretos como cualquier persona normal, algunos eran simples y vergonzosos mientras que otros eran más complejos y tenían que ver con análisis que se había hecho a sí mismo. Hatake estaba convencido de que nadie llegaría a entenderlo en su vida, ni siquiera su padre lo hacía. Pero siempre hay una excepción a todo, su excepción tenía nombre: Obito Uchiha.
Lo había conocido cuando era un niño de 6 años y ambos habían entrado a primaria, Obito era todo lo opuesto a él, era bullicioso, un alborotador y siempre se andaba riendo por estupideces. La sola presencia de ese niño lo hacía sentirse irritado, le molestaba mucho como Uchiha parecía ser tan feliz… esa felicidad era ridícula, realmente no entendía el porqué de su felicidad. El niño pelinegro a penas y pasaba, no tenía notas muy buenas y tampoco tenía amigos, pero aun así sonreía. Obito sonreía por cualquier cosa, desde el sol hasta la lluvia, todo lo hacía sonreír.
Y así fueron los años, él se consumía en su miseria que había crecido después del suicidio de su padre, se había prometido no seguir el camino de su progenitor, no quería terminar como él. Las personas seguían intentando acercársele, pretendían saber cómo se sentía y eso le irritaba mucho más de lo que normalmente Obito le provocaba. El pelinegro seguía sonriendo aunque nadie le hablará, se entretenía haciendo estupideces. Ese bastardo lucía verdaderamente feliz. El primer secreto que tuvo relacionado con Obito Uchiha fue el de sentir celos de este. En ese tiempo apenas tenía 9 años de edad.
Sin embargo, su perspectiva de Obito cambió cuando lo encontró llorando en un rincón del baño. Obito lo vio y se secó las lágrimas con brusquedad para después abandonar el lugar, acaso, ¿Obito estuvo fingiendo desde que lo conocía? Algo en esa pregunta le molestaba más de lo que debería. Kakashi guardó eso como otro secreto, no supo por qué lo guardo, tal vez algo de empatía. Esa fue la última vez que vio a Obito por un largo tiempo hasta que su profesor le pidió que le llevara los apuntes al niño. Pensaba oponerse hasta que escuchó las palabras de su sensei, el padre de Obito había muerto hace poco, al parecer el cáncer le había ganado.
Kakashi de 10 años se dirigió a la casa de un niño con el que nunca había hablado. Al llegar a la dirección que le había brindado con anterioridad su profesor se dio cuenta que ese niño no vivía tan lejos de su casa, tocó el timbre de entrada de la enorme casa de dos plantas, una mujer pelinegra de cabello corto le abrió la puerta, ella parecía cansada.
-Hola-saludó ella con voz cansina pero con una sonrisa leve.
-¿Podría darle esto a Obito? Son los apuntes de la escuela-la mujer asintió y tomo la carpeta donde estaba todo.
-Muchas gracias, yo se lo daré-Kakashi estaba preparado para darse la vuelta e irse, pero la voz de la mujer lo detuvo-. ¿Podrías hacerle compañía a Obito? Yo debo salir y no lo quiero dejar solo, él está en el jardín trasero-murmuró la mujer. El peligris asintió no sintiéndose muy convencido con su decisión.
Al llegar al jardín trasero lo vio, el incansable Obito Uchiha estaba sentado debajo de un árbol. Estaban en época de lluvias por lo que no le extraño encontrar todo el lugar cargado de humedad y barro-. Mamá, ya te dije que no quiero ir donde los tíos-la voz de Obito sonaba apagada.
-No soy tu mamá-fue lo único que respondió Kakashi ganándose la atención inmediata de Obito.
-¿Qué haces aquí?-Uchiha parecía a la defensiva.
Kakashi se alzó de hombros-. Vine a dejar los apuntes y tu mamá me preguntó si podría hacerte compañía mientras ella no estaba- el peligris alzó una ceja, ¿desde cuándo él hablaba tanto?
Obito asintió-. Supongo que podemos comer algo adentro-fue lo único que dijo el pelinegro mientras entraba a la casa que a pesar de todo lucía acogedora-. Mamá no me deja comer tantos dulces, pero como no está-el niño se subió a un taburete y bajó una caja con galletas-¿Quieres?- ofreció la caja y Kakashi negó.
-No me gustan los postres-Obito no dijo nada más y se dedicó a comerse las galletas pero en el transcurso mientras comía empezó a llorar. Kakashi no supo que hacer, solo se quedó en silencio observando como este seguía comiendo.
-A mí sí me gustan los postres-dijo con un nudo en la garganta. Kakashi solo asintió.
A partir de ese momento empezaron una relación de amistad muy extraña, casi siempre se estaban peleando. Kakashi era una persona centrada, pero Obito de alguna forma lograba sacarlo de sus casillas, pero aun así ellos se llevaban bien.
Kakashi era una persona fuerte y algo dura por lo que casi nunca lloraba, las veces que lo hizo podía contarlas, él no mostraba sus expresiones con tanta facilidad como Obito lo hacía; sin embargo, todo eso se rompió cuando ambos volvían de la escuela. Obito era el que siempre hablaba, Kakashi solo asentía algunas veces, fue cuestión de segundos para sentir como era empujado y Uchiha era arrollado por un auto. Hatake aun temblando se acercó a Obito que estaba manchado de sangre, él aun en esos momentos tenía una sonrisa en el rostro.
Podía escuchar los gritos y como las personas llamaban por una ambulancia, Kakashi solo podía sentir como el rostro se le desfiguraba en una mueca de dolor y miedo-. No llores-Hatake fue consciente de las lágrimas que caían sin piedad sobre Uchiha-. Papá me decía que era mejor estar sonriendo-Kakashi se limpió las lágrimas e intentó componer una sonrisa en el rostro, no salió nada bien-. Tonto Bakakashi, gracias por ser mi primer y mejor amigo-y Obito cerró los ojos.
En ese momento fue alejado y cuando reaccionó estaba en un hospital, a su lado estaba Haruka-san con el rostro entre las manos llorando intentando retener los sollozos mientras se mordía los labios. Al lado de Haruka-san había unas personas que no conocía, un hombre de apariencia seria pero que lucía preocupado y una mujer embarazada de cabello largo y negro que abrazaba a Haruka.
Kakashi se sentía como si fuera la peor basura que pudiera existir-. Lo lamento, yo no quería… lo lamento, perdón-la voz de Hatake se rompió, Haruka se separó del cuerpo de su hermana menor y puso una mano sobre el cabello del niño.
-No es tu culpa, Kakashi-kun. Obito es muy testarudo-y ella le sonrió aun con el rostro lleno de lágrimas. Kakashi ya sabía de donde había sacado su sonrisa el pelinegro.
Kakashi se sintió tan feliz cuando les dijeron que Obito había sobrevivido a la operación y que estaba mejor de lo que alguien podría estarlo.
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Kakashi observó a Obito que traía su vestido de maid y sonrió. Todos los días de la semana había estado yendo junto a Obito al café, le había pedido trabajo a Haruka-san después de notar como Uchiha a veces era acosado por alguno que otro cliente. Haruka había aceptado gustosa, por lo que ahora se ponía su traje de mayordomo.
-¡No es justo! Tú tienes un traje de mayordomo, ¡¿por qué yo de maid?!-bramó Obito con el rostro frustrado.
Kakashi se alzó de hombros-. No creo verme tan bien como tú vestido de mujer-Hatake sonrió al ver como el rostro del pelinegro tomaba un color rojizo.
-Estúpido, Bakakashi-murmuró el otro acomodándose las orejas de gato frente al espejo.
El peligris se acercó a paso silencioso hasta atrapar a Obito en un abrazo. Puso su barbilla casi con pereza encima de la cabeza de Obito, este pareció congelarse en su sitio-. Bueno, es hora mi postre-Kakashi sonrió cerrando los ojos-. Hoy es el último-declaró con un tono alegre.
Obito se sonrojó recordando lo de los postres, Kakashi no había sido tan pervertido con él. El lunes fue un beso en los dedos de la mano, el martes fue un beso en la palma de la mano, el miércoles un beso en la frente, el jueves un beso en la mejilla, el viernes un beso la comisura del ojo, el sábado uno en la cabeza.
-Sí-fue lo único que se atrevió a hacer, el pelinegro estaba intentando no ver en el espejo. Suspiró frustrado al verse todo sonrojado mientras el idiota de Kakashi lucía normal con sus brazos alrededor de su cintura-. ¡Espera! ¿Qué haces?-entrecerró un poco los ojos al sentir como Kakashi le bajaba la manga derecha del traje dejando a la vista la cicatriz que le había quedado del accidente.
-Tomando mi postre-dijo con simpleza quitándose la bufanda. Puso sus labios con ternura sobre la zona afectada, besó el hombro con cuidado. Alzó la vista un poco solo para ver como Obito estaba completamente sonrojado con los ojos entrecerrados y la boca levemente abierta. Kakashi no lo soportó, pasó su lengua con cuidado sobre el hombro del ojinegro, quería eliminar cualquier marca en el cuerpo de Obito. Jugueteo con su lengua escuchando los suspiros de Obito y su respiración agitada. Lo giro sobre sí mismo y lo besó, estrechó sus cuerpo y robó suspiros.
Kakashi tenía secretos como cualquier persona normal, pero en ese momento ya no quería que ese siguiera siendo uno-.Te amo-juntó sus frentes después de terminar el beso.
Obito abrió los ojos sorprendido, Kakashi estaba seguro que Obito lo separaría de él, pero lo único que sintió fueron los labios de Obito estrellándose con los suyos de nuevo. Los labios subían y bajaban, sus nombres muriendo en los labios del contrario-. Tonto, Bakakashi-Obito estaba sonriendo con calidez igual a cuando lo vio en la primaria-. También te amo.
Obito era su primer amigo, su mejor amigo, la excepción a la regla, su mayor confidente y el amor de su vida. La única persona que lo había llegado a entender, que sabía de sus gustos nada santos al leer, que sabía que no le gustaban los gatos y que quería un Pug. Obito era su razón para sonreír y eso, en realidad, no era un secreto.