Esa noche se iba a celebrar el festival del crepúsculo, todos se reunirían en las estancias del rey Thingol. Aquel joven elfo busco entre todas sus prendas una que contrastara con la luz de la luna y con sus cabellos platinados.
Le emocionaba que el rey Thingol, le diera permiso de asistir. Ya que los festivales anteriores solo los había admirado, desde la ventana de su habitación. Le tenían prohibido interactuar con otros elfos a solas.
Y en esas fiestas el rey no tenía tiempo de vigilarlo, siempre estaba detrás suyo como una sombra, casi podía decirse que él era como una especie de paje personal del rey. Aunque le educaban en las artes, en la lectura y no solo eso también le entrenaban en el arte de la guerra, Beleg era su maestro un elfo dulce pero exigente a la hora de la enseñanza.
Esa noche no era solo especial por eso, Cirdan se había dignado a venir a verlo después de mucho tiempo de haberle encomendado su educación a Thingol.
Y había escuchado de la servidumbre que vendría acompañado de su hijo adoptivo lo cual le resultó risible. Y no solo vendrían ellos, también asistiría su querido Ecthelion de Gondolin. Y el mismo rey Turgon, tenía planeado decirle a Ecthelion que piedra su mano a su hermano Cirdan.
--¿Puedo saber a qué se debe este desorden?
El joven elfo respingo y volteo avergonzado, solo había sacado 3 trajes completos y los había puesto sobre su cama.
--Aran nin yo este...
--¡Nada! ¡Recoge en el acto todo eso que has sacado del baúl! ¡Ahora mismo estas retrasado en tus lecciones! ¡No quiero que vuelvas a hacer esperar a Daeron!
--Si Aran nin.
El joven elfo bajo la mirada y guardo sus ropas, salió de su habitación y se dirigió a la sala de música, donde ya le esperaba su instructor. Odiaba sus clases de arpa aquel instructor era duro, cada que equivocaba una nota le daba un golpe en sus dedos.
--¡Llegas tarde!
--¿Estudiaste todo el repertorio?
--Si, Daeron..
--Bien. quiero escucharte.
Para su mala suerte, se equivocó varias veces en la última pieza. Daeron se desquito con él, haciéndole tocar tres veces aquella melodía sin parar.
--¡Oropher ! ¡Si no dejas de equivocarte! tendré que pedirle a Beleg que me regale de su tiempo. Hoy viene Ecthelion de Gondolin tocara para nuestro señor Thingol ¡Y tu tocaras para el rey Turgon y su sobrino Gil Galad! ¿Crees que con esa mediocre melodía deleitaras sus oídos?
Oropher estaba a punto del llanto, sabía que él no era tan diestro como su amado Ecthelion, pero tampoco era un mediocre como decía Daeron. Si tan solo le dejara cantar sería diferente, su voz era hermosa y cautivaba a cualquier elfo. Esa era la razón por la cual Ecthelion se había enamorado de Oropher.
Por fin llego la noche, le dolían sus manos y el cuerpo. Beleg se había puesto rudo con él esa tarde por culpa de Daeron, si algo que odiaba el capitán en jefe era que el bardo le robara su valioso tiempo. Pero esta vez había hecho una excepción.
Apenas había puesto las asentaderas en la cama, cuando una tropa de doncellas entraron a su habitación. Le obligaron a desvestirse y a meterse a la tina, le lavaron perfectamente y después le colocaron una bata de gasa.
El rey entro y las doncellas se inclinaron ante él. Detrás de él entraron unos soldados que llevaban una enorme caja.
--Déjenlo ahí.
Los elfos obedecieron y dejaron la caja donde se les indico.
Bien. ¡Esta noche! ¡Quiero que luzcas impecable! Cirdan viene de falas y no quiero defraudarle, además de que vendrá el rey noldor Turgon de Gondolin. Cosa que no es muy frecuente y viene acompañado de su sobrino Gil Galad dicen que es hábil en combate, le ha entrenado el mismo Cirdan.
Oropher abrió los ojos de par en par, entonces el hijo adoptivo se su hermano, era el sobrino del rey noldor.
--¡Bueno niño! ¡No te quedes ahí parado que te vas a enfriar!
Las doncellas salieron y Oropher se quedó a solas con el rey. Quien le quito la bata de gasa admiro aquel esbelto y bien formado cuerpo, le indico al joven que se inclinara. El rey separo sus nalgas y comprobó que todo estaba en orden.
Oropher odiaba esas revisiones innecesarias, pero el rey le había alegado que le había prometido a Cirdan proteger su virginidad. Pero esa noche todo se acabaría, pues alentaría a su amado Ecthelion a que pidiera su mano.
Lo que el ingenuo Oropher, no sabía. Era que esa noche no solo se festejaría el festival, si no que el banquete era en honor a él y a su futuro esposo. Ya que Thingol había decidido unir a los noldor y a los sindar casando a Oropher con el sobrino y heredero Gil Galad. Había preferido casar al joven sindar en vez de a su hija.
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Gil Galad se había colocado las prendas de gala, estaba molesto por aquella estúpida boda, no quería matrimoniarse. Deseaba ser libre y hacer de su vida una habichuela si así quería.
--¡Luces perfecto!
--Gracias...su pongo..
--¡Ah! ¡Vamos Gil Galad! tengo entendido que es el más hermoso de los sindar y no te vendrá mal el matrimonio. Además serás el único en su vida, según se es virgen. El joven noldor puso los ojos en el cielo.
--¡Si claro! ¡Es hermano de Cirdan! seguro es igual de pesado que el otro sindar engreído y desabrido. ¡No me gustan los rubios! ¡Y menos los sindar!
Turgon lo miro fríamente, Gil Galad bajo el tono y cambio su mirada.
--Pero no te preocupes tío, no te hare quedar mal. Lo prometí.
Turgon suspiro satisfecho. Le dijo que talvez después de todo aquel joven no era tan malo, pero Gil Galad tenía sus dudas. Se había liado anteriormente con otros elfos pero ninguno cumplía sus expectativas, así que pensó que aquel elfo que próximamente iba a ser su esposo no sería la excepción.
Ecthelion caminaba de un lado a otro maldiciendo su suerte, como odiaba al engreído y altivo Gil Galad. El sobrino de su querido rey, era muy petulante para su gusto. Siempre se la pasaba retándole en todo. Y ahora le venía esa horrible noticia su Oropher su amado rubio había sido ofrecido como carne para Gil Galad por culpa de Cirdan.
-----Flasback
--Lord Cirdan. Deseo hablar con usted.
--¿De qué se trata Capitan Ecthelion?
--Vera… Quisiera pedirle la mano de Oropher.
Cirdan lo observo sorprendido, el viejo lord de falas no era de los que le preocupara el estatus social. Sabía que ese día llegaría, pues el noldor había venido varias veces para ver a Oropher. Pero él ya había tomado sus precauciones.
Cirdan pensaba que Ecthelion no estaba hecho para alguien como Oropher, de salud delicada y de una aptitud altamente demandante. Y mucho menos estaba preparado para una desilusión amorosa.
--Lo siento Capitan Ecthelion, pero no puedo aceptar esa relación.
--¿Acaso piensa que no tengo el rango adecuado para desposar a su hermano?
--Usted sabe, mejor que nadie que eso no me importa en lo más mínimo. El problema radica en que usted no está hecho para él. No lo aguantaría ni una semana.
--¡Eso no es verdad Lord Cirdan!
--¡Capitan no se engañe! ¡Por ahorita todo es miel! ¡Usted no conoce a mi hermano realmente!
--¡Cualquier pareja tiene desacuerdos!
--¡Lo siento pero no apruebo la relación! ¡Y le pido que no vuelva a ver a mi hermano!
Aquel dia el noldor había salido de la sala de Cirdan para buscar a Oropher y llevárselo, pero este ya había sido enviado con Thingol, Cirdan le siguió hasta el cuarto de Oropher
--¿Dónde está lord Cirdan?
--¡Capitan antes de entrar toqué!
--¡Yo lo amo! ¡No es justo!
--¡Usted sabe que no es verdad! ¡Si realmente amara a mi hermano jamás se hubiera besado con su amigo!
El noldor de cabellos oscuros se quedó en silencio. Como sabia lord Cirdan de aquel incidente.
--¡Es un error! ¡Yo no tengo nada que ver con Glorfindel! ¡Es un mal entendido!
--¡Si! ¡Un mal entendido que mi hermano jamás perdonaría!
--Entonces el...
------Fin del flashback.
--¡Si no dejas se caminar así! ¡Cavaras un hoyo hasta salir a Angband!
--¡Si claro! sabes que...
El noldor se frenó, sabía que aquellos ojos verdes aun le amaban, aunque su dueño no dijera nada al respecto.
--El rey espera por ti.
La voz de su amigo lo había dicho todo.
--Glor perdón yo...
El noldor de cabello rizado, se adelantó sin escuchar a su amigo. Se limpió una lágrima que salió de su ojo.
--Mi señor.
Ecthelion vio parado a su rey en la puerta, tomo su caballo y echó a andar. Observo al Principe y a Gil Galad este lucia impecable. No cabía duda que era digno sucesor de su tío. Pero eso no le quitaba lo engreído.