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Un Corazón Debil por Nozomi17

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos…! ¿Cómo están? Espero que bien…

Aquí regreso con la actualización de este Fic…

Sin más, espero que lo disfruten y… ¡A leer se ha dicho!

“Y tú, ¿Crees en el destino?

                Sinceramente, yo no. Es algo sumamente ilógico. ¿Cómo podría estar todo ya escrito, si apenas lo estamos viviendo? Siempre he sido de la idea de que somos dueños de nuestra historia, y que nosotros escribimos las páginas de nuestra vida… Nada está planeado para que suceda…

                …O por lo menos, eso pensaba…”

Aomine, había recibido el golpe del balón justamente en la cabeza, logrando que se desequilibrara y callera, nuevamente golpeándose en la cabeza, quedando así semiinconsciente.

                “… Eso creía hasta que cruce mirada con ese chico.

Realmente tiene una poca presencia, pero lo logre notar perfectamente… ¿Qué tiene? ¿Por qué siento que estaba programado para que lo viera?... ¿Programado? No. Esa no es la palabra correcta… Más bien sería…”

                — ¿¡Aomine!? —Escuchaba la voz de Kagami lejana—. Oi, ¿Estás bien?

Con lentitud abrió los ojos. Al principio solamente veía unos borrones, no alcanzaba a distinguir nada. Poco a poco su vista se fue aclarando, solo para darse cuenta de Kagami no estaba solo. Aquellos ojos azul cielo lo miraban fijo, parecía preocupado, pero no estaba del todo seguro, esos ojos no expresaban nada.

                — ¿Estás bien? —Su voz sonaba muy tranquila

                —S-si

                Cuando se recupero, intento levantarse. Se abrió paso entre los otros dos, más solamente hizo el ridículo, se tambaleo hasta casi caer de nuevo. Kagami no dejo que eso pasara y lo tomo de un brazo.

                —Oye, oye, tranquilo—Lo ayudo a pararse correctamente—. Acabas de tener un golpe en la cabeza, no te puedes levantar así como así. Te puedes quedar más idiota de lo que ya estas.

                — ¿Haah? —Aomine agarro por el cuello de la camisa a Kagami y le empezó a gritar—. Aquí el único idiota eres tú, Bakagami… Además, ¡Es tu culpa por pegarme con el maldito balón!

                — ¿Qué dices? —Una vena se estaba marcando en la frente de Kagami—. Es ¡TÚ! Culpa por no atraparlo.

En cuestión de segundos, esos dos ya se estaban peleando como niños pequeños. Kuroko, quien observaba la escena que se presentaba justo enfrente de él, se acerco a ambos y les dio un golpe en las costillas.

                —Cállense los dos, parecen niños

Los dos voltearon a verlo, ambos tenían varias venas soltadas en la frente. Esto no intimido en lo más mínimo a Kuroko. Kagami, molesto, se acerco a Kuroko y lo tomo por la cabeza apretándolo fuerte. Aomine solamente observaba sin decir una sola palabra.

                Un celular comenzó a sonar e inmediatamente Kagami soltó a Kuroko. Se acerco a su mochila y contesto, dejando solos a los otros dos.

                —Siento lo de antes—Kuroko comenzó a hablar mientras hacia una leve reverencia—Mi nombre es Kuroko Tetsuya, mucho gusto

                —Ah, no te preocupes por eso—Aomine bajo la vista— Aomine Daiki, mucho gusto

Kuroko miraba fijamente al suelo mientras sentía la mirada de Aomine sobre él. El silencio se empezó a tornar algo incomodo con forme los segundos, casi minutos pasaban. Finalmente Kagami colgó el teléfono y se acerco corriendo hacia ellos.

                Luego de una explicación algo rápida, se disculpo con ambos chicos y se fue corriendo con dirección a su casa. Según sus propias palabras, había olvidado otra cosa aun más importante.

                Cuando ambos lo perdieron de vista, cada uno estaba dispuesto a tomar sus cosas e irse a sus respectivos hogares. Kuroko salió primero del parque, Aomine lo seguía unos cuantos pasos atrás. Diez, quince, veinticinco, treinta pasos más y seguía detrás de él. ¿Qué sucedía? ¿Seguía molesto por lo de antes?

                Estaba a dos casas de llegar a la suya y se detuvo de repente, se dio la vuelta quedando de frente a Aomine, haciendo que este se detuviera extrañado.

                —Este…—Dijo Kuroko—Ya me disculpe, entonces… ¿Por qué me sigues?

                — ¡No es eso!—Grito Aomine—, Mi casa está pasando esta cuadra, por eso voy por este camino. No te estoy siguiendo

                —Ya veo…

Aomine, siguió su camino. Kuroko se quedo parado en el mismo lugar, una caja en la esquina  había llamado su atención desde hace un rato. Choco con Aomine levemente, fue una sensación extraña… Como escalofríos… Ambos lo sintieron, más lo ignoraron.

                Cada vez que se acercaba a la esquina, podía notar que la caja se movía levemente. ¿Qué había dentro? Con cautela la abrió… Dentro se encontraba un cachorro, de color blanco y negro, sus ojos eran azules; exactamente iguales a los suyos.

                Cogió al perro con todo y caja y se puso en marcha con dirección a su casa. Con la aprobación de ambos padres, el perro se quedo con ellos, de ahora en adelante tendría dueños. A decisión de su madre, el perro se llamaría #2, por el enorme parecido a los ojos de Kuroko.

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Los días pasaron, Kagami se portaba de una manera un tanto extraña. Se retiraba muy rápido de los entrenamientos, ya no jugaba o practicaba con Aomine. Kuroko, quien, desde la última vez iba a verlos jugar comenzó una relación de amistad con Aomine.

                A veces jugaban juntos, caminaban con rumbo a sus hogares o se desviaban un poco del camino para comprar algunos helados…

                Mientras esos mínimos detalles se convertían en costumbres, los sentimientos de Aomine por Kuroko crecían. Él rara vez se abría tanto a las personas, casi no se relacionaba con otros. Con Kagami era rivalidad y amistad al mismo tiempo; más no era muy cercana. Tenía a su mejor amiga Momoi Satsuki, pero a ella la conocía desde la infancia… Pero, ¿Y Kuroko? Solamente tenía unos días de conocerlo y ya lo sentía demasiado cercano. Ni siquiera se sentía así con Kagami… ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Qué comenzaba a brotar dentro de él?

                Esa tarde-noche Kuroko y Aomine se desviaron para ir a comprar un helado.

                —Aomine-kun—Kuroko elevo un poco la voz—, ¡Aomine-kun!

                —Ah, lo siento—Reacciono, estaba realmente perdido en sus pensamientos—, estaba algo distraído

                —Si lo note—Suspiro—.Te preguntaba: ¿No sabes porque Kagami-kun se está comportando así?

                — ¿Kagami? —Comenzó a pensar—. No. A mí no me cuenta nada de eso.

                —Ya veo…

Con el rabillo del ojo Aomine logro ver que la mirada de Kuroko se torno triste.

                —Kuroko—Lo llamo. Comenzó a hablar sin pensar—, ¿Por qué te importa tanto eso?

                —Po-Por nada—Kuroko agacho la mirada; su cara se puso roja—. Solo… No quiero que se vea envuelto en cosas malas.

                — ¿Te preocupas por él? —El tono de su voz era triste—. ¿Te es muy importante lo que le pase?

                —…—Kuroko alzo la vista; sus mejillas rojas, los ojos llorosos por pura vergüenza—… Solo un poco, si…

                “Ah, Era eso…”

La expresión de Kuroko toco algo profundo en Aomine. Quería, deseaba, anhelaba con toda el alma que aquella expresión fuera por él. No por nadie más. Se dio cuenta en cuanto lo miro: Posiblemente se había enamorado… Pero no le agradaba para nada la idea; por la simple razón… De que el corazón de Kuroko ya le pertenecía a Kagami.

                “Aunque es una lástima… Kagami es tan idiota como para darse cuenta”

El camino de regreso estuvo en completo silencio. Aomine tenía mucho que pensar.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Apenas llego, se encerró en su habitación y se recostó en su cama. Sus manos se cruzaron detrás de su cuello, su vista se perdió en el techo.

                “¿Enamorarme…Yo? ¿De otro hombre? ¡DEBERÍAS ESTAR BROMEANDO! Se supone que yo me enamoraría de una mujer con pechos grandes. Bueno, eso en caso de que eso del amor sea cierto…”

En medio de esos pensamientos, apareció de la nada aquel recuerdo de la primera vez que cruzo miradas con Kuroko… Cuando se acerco a ayudarle a levantarse. A pesar de que esos ojos no expresaban nada, casi juraba que pudo notar un poco de preocupación.

                Sus ojos pesaban, se fueron cerrando al paso de los minutos.

Pero no podía evitarlo, inclusive en sus sueños estaba Kuroko.

                Podía ver claramente esa piel pálida, esos ojos azules, estaba sonrojado, completamente inmovilizado, la ropa paso a estar en tercer plano, estaba llorando suplicando que se detuviese… Eso estaba terriblemente mal. Era un sueño húmedo.

                Aomine se despertó prácticamente gritando, se repetía mil y una vez que era imposible, completamente imposible, hasta que sintió que su parte baja apretaba un poco en sus bóxers… Empezó a rodar en la cama con ambas manos jalando su cabello mientras gritaba “No. No. No. Imposible. Imposible. Imposible”. No tardo mucho en subir su madre a su cuarto, aventarle una almohada diciéndole que se callase.

                En efecto, esa noche iba a hacer muy larga para él.

                Después de días y días de pensarlo, Kuroko decidió seguir a Kagami para saber que hacía después de los entrenamientos. Utilizando a su favor su falta de presencia, le seguía desde que salió de la institución.

                A su parecer todo estaba bien, en ese caso, ¿Por qué se retiraba con tanta urgencia entonces? Llegaron al edificio donde vivía Kagami. Subió hasta el mismo piso. Una vez que viese que entrara a su departamento como si nada, lo dejaría de seguir y haría como si nada hubiese pasado. Todo estaría bien entonces…

                Se quedo mirando desde lejos: Kagami abrió la puerta.

                —Oh Taiga, you're back—Grito una mujer rubia justo antes de abalanzarse sobre Kagami y darle un beso en la boca

               —I told you not to do that! —Grito Kagami mientras empujaba a la mujer dentro del departamento y cerraba la puerta tras suyo.

Aunque el inglés de Kuroko no era perfecto, entendió bien lo que ambos dijeron. En estado de Shock, se dio la vuelta y tomo su camino de regreso. Como deseaba nunca haber seguido a Kagami.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Kuroko tenía su mirada perdida en el suelo: su pecho comenzó a dolerle como nunca antes, quería llegar rápido a su casa y tomarse algún medicamento pero no podía correr porque su corazón no resistiría. Quería calmarse, le dolía la garganta por el nudo que se había formado desde que salió del edifico de Kagami, sus ojos se nublaron en repetidas ocasiones: mordía su labio inferior para evitar que las lágrimas se resbalasen por sus mejillas.

               Obligatoriamente tenía que pasar por el parque para llegar a casa, una vez más, por culpa de su distracción di vuelta en la esquina equivocada. Mientras cruzaba por las canchas de Básquet logro escuchar que alguien jugaba, no se molesto ni en mirar.

               Aomine, quien, desde unos días antes se puso a entrenar el doble para sacarse de la cabeza el posible enamoramiento por Kuroko; coincidió exactamente cuando cruzaba por ahí. Para no verse grosero, alzo la mano en forma de saludo pero no obtuvo respuesta. Algo sorprendido, se acerco a Kuroko y se detuvo justo enfrente suyo para llamar su atención.

               Ambos simplemente se quedaron parados en medio de la cancha. Aomine tenía su mirada sobre Kuroko y este sobre el suelo. Un poco harto de la situación tan silenciosa, le obligo a alzar la mirada; solamente para encontrarse con la expresión más dolorosa que nunca antes había visto.

Ya no importaba si era mujer u hombre, si tenía pechos o no, no soportaba verlo llorar. No sabía cuál era la verdadera razón, pero ya tenía la fuerte corazonada de saber que paso: por supuesto, Kagami estaba involucrado.

               —Lo siento—Aomine se alejo un poco—, no sabía que estabas… Mal

               —No te preocupes

               Sin más, Kuroko siguió su camino a su casa.

Ya estaba claro, si se había enamorado. Claramente alterado por estado de Kuroko; Aomine tomo la iniciativa de ir a hablar con Kagami; por supuesto no le diría que su amigo se había enamorado de él, solamente quería preguntarle algo. Dependiendo de su respuesta sabría si ir tras Kuroko o rendirse.

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Ya era tarde, las nubes grises amenazaban con una fuerte tormenta, Kagami pronto se retiraría de la preparatoria. Cuando podía se quedaba hasta el último, así podría entrenar de manera individual correctamente.

               Mientras corría de un lado al otro con el balón, escucho que alguien entraba al gimnasio: era Aomine. Sorprendido de la repentina visita, no puso atención al camino: resbalo y se lastimo un tobillo.

               — ¡Duele! —Grito mientras sobaba su tobillo—. ¡Aomine, maldito! ¡Me asustaste! ¿Qué haces aquí?

               —Vine a preguntarte una cosa—El tono era muy serio—. Quiero que respondas honestamente.

Kuroko salía tarde ese día, se quedo ocupado con algunos pendientes de la biblioteca y ayudando a algunos maestros a organizar papelería. Mientras se dirigía a la salida, vio el gimnasio abierto y desvió el camino un poco.

               Sabía que el único ahí era Kagami…

               Aunque le dolió como nunca lo que vio antes, no podía evitar los sentimientos que ya habían nacido desde el principio. Con forme se acercaba logro ver la sombra de alguien más, ¿Quién?

               — ¿Qué cosa? —Kagami también se puso serio—, Tanto misterio me pone de nervios

Alcanzo a escuchar un poco, como parecía algo serio se quedo parado a la orilla de la puerta; era una falta de respeto escuchar conversaciones ajenas pero eso le interesaba mucho. En completo silencio se dispuso a escuchar bien.

               —Sin rodeos—El tono de Aomine se volvió rudo—. ¿Tú tendrías una relación con algún amigo? Me refiero a un hombre

               — ¿Hah? —Kagami se empezó a reír—. ¿De qué hablas? ¡Por supuesto que no!            

Eso ya era el colmo, Kuroko no podía ni respirar. Primero lo de la chica aquella: luego esto. Al igual que la vez pasada se arrepintió profundamente de quedarse a escuchar. Las lágrimas se derramaron sin vergüenza alguna.

               Aomine escucho un sollozo reprimido. Con la mirada busco de donde provenía, solamente para toparse con la sombra de alguien, alguien que conocía bien. Con el rabillo del ojo alcanzo a ver cuando Kuroko salía corriendo de ahí.

               Por puro impulso salió corriendo detrás de él, dejando a Kagami más asustado que sorprendido. Tomándolo como una clase de loco, siguió practicando él solo. En ningún momento se percato de la presencia de Kuroko.

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Se detuvo a mitad de la cancha de tenis. Su corazón latía rápidamente y al mismo tiempo dolorosamente: sentía como si un ataque cardiaco le fuese a dar en cualquier momento. Para su mala suerte, comenzó a caer una tormenta.

               “¿Qué más me puede pasar ahora?” Se repetía mentalmente

               — ¡Kuroko! —La voz de Aomine lo sorprendió detrás de él—. ¡Kuroko!

               — ¿Aomine…Kun?

               — ¿Qué haces?—se acerco a él y lo abrazo para cubrirlo—. Está lloviendo horrores…

En cuanto sintió que era cubierto por los brazos de este, su corazón dejo de latir rápido: de nuevo volvieron las pausas calmadas, aunque aun dolían, eso poco a poco se desvanecía; como si el calor de Aomine lo cobijase.

               —…

               — ¿Por qué saliste corriendo así del gimnasio?

               — ¿Eh? —Se separo un poco mientras alzaba la mirada—, ¿Cómo lo sabes…?

               —Kuroko—La voz de Aomine sonaba tranquila, comprensiva: algo que nunca antes había visto en él, algo que creía imposible—. A ti, ¿Te gusta Kagami, no es así?

               —…

               —Por eso, en cuanto escuchaste la respuesta que dio saliste corriendo

               —…

Kuroko se quedo en completo silencio, las lagrimas caían libremente. ¿Cómo se dio cuenta? ¿Por qué si Aomine lo hizo, Kagami no lo hizo?... Preguntas como esas rondaban su cabeza: comenzó a sentirse algo agobiado por todo aquello. No sabía, ni quería contestar nada. Quería irse a casa y desahogarse de alguna manera: estaba más que claro que con Kagami nunca tuvo una oportunidad…

               Ya no aguantaba, esa sería la segunda vez en la cual lo veía llorando por la culpa de Kagami. Antes estaba lleno de dudas, pero esas pasaron a segundo plano; si aquel cariño que le tenía le iba a causar tanto daño, prefería mil veces que lo escogiese a él: no para causarle daño, sino para cambiarlo por sonrisas… Eso era, quería ver a Kuroko sonreír…

               —Kuroko

               —¿…?

Sin previo aviso, Aomine levanto un poco la barbilla de Kuroko, se acerco hasta quedar a la altura de su cabeza y le dio un suave beso en los labios. Fue corto, pero logro hacer que las lágrimas de Kuroko cesaran y sus mejillas se pusieran coloridas.

               —Ya no llores más… Tetsu

               Un suave beso en la frente.

               Sorprendió por el beso y porque lo llamo por su nombre, Kuroko se quedo sin palabras.

Un helado y fuerte viento comenzó a soplar, obligándolo a acercarse aun más, sus manos se aferraron a su espalda, quedaron pecho con pecho, era algo ilógico… Pero casi podían sentir los latidos del otro.

               “Y tú, ¿Crees en el destino?

               Sinceramente, yo no. Es algo sumamente ilógico….

                ……O por lo menos, eso pensaba…

                …Eso creía hasta que cruce mirada con ese chico…

                …Hasta que un día, tope con esos ojos azules…”

Notas finales:

¿Y bien? ¿Les gusto? ¿Dudas/Comentarios/Sugerencias? Ya saben, dejen RW

Una disculpa por la tardanza, ando muy ocupada estos días… ): Otra disculpa por la personalidad de Aomine: entiendo como es y como la estoy planteando yo, sin embargo, por favor traten de comprender… Es necesario que sea así… Solamente con Kuroko :3 (Otp, Otp Everywhere :3 *~* )

Muchas gracias por los comentarios, realmente me animan a seguir con esta historia :)

Espero actualizar pronto~~~

¡Muchas gracias por leer…Adiosito!


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