Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Corazón Debil por Nozomi17

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien…

Una disculpa por la tardanza, digamos que la escuela no me deja respirar mucho estos días ¬¬

Sin más, que disfruten de este capítulo y ¡A leer se ha dicho…!

Los días transcurrían con singular tranquilidad, como era de esperarse, la relación de Kuroko y Kagami se hizo muy cercana.

Platicaban mucho en los tiempos libres, iban a entrenar juntos, regresaban a casa juntos e inclusive, iban a comer juntos. Con forme su relación crecía y crecía, las dudas de Kuroko también lo hacían.

                Pero, ¿Por qué dudas? Era simple: estaba sintiendo algo más por su amigo, y ni siquiera comprendía que era. Su corazón se aceleraba cada vez que se acercaba mucho, cada vez que le llamaba por su nombre y lo tomaba por sorpresa, cuando lo elogia, cuando le sonríe… No. No entendía nada en absoluto.

                Aunque esa tarde regresaba a casa solo; Kagami tenía que verse con alguien. Aunque trato de disimularlo lo más que pudo, dentro de él mismo no podía estar más molesto, ¿Con quién se quería ver? ¿Era incluso más importante que él, ¡SU amigo!?

                …Amigo…

La sola mención de esa palabra en su cabeza le causo un dolor punzante en el pecho. Como le estaba pasando continuamente, el dolor fue tan insoportable que tuvo que ingerir una pastilla. En el hospital le brindaban una caja que contenía diez pasillas, normalmente, le duraban todo un mes… Pero, no iban ni siquiera a la mitad de mes y solamente le quedaba una…

                Eso ya era algo sumamente preocupante para él y sus padres, porque, además, estaba el hecho de que su condición no mejoraba. Según las palabras del doctor, si seguía todo lo que se le recetaba, en cuestión de un tiempo su corazón estaría normal… Pero eso lo dijo cuando nació… Habían pasado 16 años y no mejoraba…

                En cuanto llegó a su casa, le comento lo de las pastillas a sus padres y de inmediato partieron al hospital.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El chequeo fue de lo más normal… O por lo menos eso parecía. El doctor en ningún momento hablo, parecía que estaba preocupado por algo.

                El consultorio quedo en completo silencio al término de la revisión. La atmosfera se sentía sumamente pesada; el doctor tenía ambas manos cruzadas buscando las palabras exactas. Soltando un suspiro bastante pesado, poso levemente las manos en su escritorio y se levanto. El lugar era algo espacioso; en la entrada, a un costado de la puerta, se encontraba el escritorio con dos sillas junto adelante (en esta ocasión tres), detrás de ellas había un gran ventanal y al lado izquierdo una camilla donde acababan de revisar a Kuroko.

                El doctor camino hasta el ventanal, dándole la espalda a la familia.

                —Me temo—Dijo—, tengo malas noticias.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

De camino a casa, ningún integrante de la familia habló. Ambos padres hacían lo posible por contener las lágrimas que comenzaban a asomarse por sus ojos. Kuroko, por su parte, miraba por la ventana en completo silencio, seguía sin captar lo que acababa de suceder.

                —Madre—Dijo Kuroko—. ¿Puedo invitar a Kise-kun a dormir?

                —C-Claro

Una vuelta a la derecha y ya estaban prácticamente en casa. Apenas bajaron del coche, Kuroko se apresuro a entrar y llamar a Kise. Los padres, por su lado, salieron de “compras”, o por lo menos eso le dijeron a Kuroko para que no sospechase que, en realidad, no querían que él y su mejor amigo los descubrieran llorando. Realmente; aquello los afecto mucho.

**********Comienza la Llamada**********

                — ¿Hola? ¿Kise-kun?

                —Oh, ¿Kurokocchi? —Se escucho la voz  de Kise a través del celular; sonaba alegre, como siempre—, ¿Qué sucede? Es raro que me llames…

                —Disculpa, pero, ¿Podrías venir a pasar a noche en mi casa?

                —…

                —…

                — ¿¡Enserio!? —Kise estaba gritando—. ¡Claro! ¡Voy para allá!

                —Bien, te espero. Adiós

                —Adiós.

**********Llamada Finalizada**********

Kuroko se encontraba en su habitación, sus padres se acababan de ir, estaba solo, por lo menos hasta que llegara Kise. Se recostó en su cama con ambos brazos tras su nuca mientras miraba fijamente el techo. Era extraño pero, no pensaba en nada.

                …”Kagami-kun”…

                Se sorprendió a si mismo pensando en él. No sabía porque, pero eso fue lo primero que se le cruzo: lo único malo era que su corazón se había acelerado con ese simple pensamiento. Tratando de sacarlo de su mente, solo logro empeorarlo; de inmediato vinieron a él recuerdos de cuando le sonreía o elogiaba. Su corazón se acelero aun más.

                Rápidamente se levanto de su cama y se dispuso a ir a la cocina, le estaba dando un poco de hambre. Estando dentro, saco una rebanada de pan, le unto un poco de mermelada y se la llevo a la boca. Aunque, eso no sacaba a Kagami de su mente.

                …“Buen pase, Kuroko”… Recordó aquel cumplido que le dio con una sonrisa. Sin esperarlo si quiera, comenzó a sentir que sus mejillas se calentaban, los latidos irregulares que estaba teniendo ya lo estaban asustando, y aun más por lo que recién había dicho el doctor. Casi inconscientemente llevo una de sus manos a su pecho y apretó con fuerza la camisa.

                —“¿Qué…?—Pensaba Kuroko con algo de miedo—. ¿Qué me está pasando…?”

Comenzó a sonar el timbre, haciendo así que se librara de todo pensamiento sobre Kagami: poco a poco sus latidos se hacían más regulares.

                Con un marcado alivio, se dirigió a la puerta con pasos pesados y la abrió. Era Kise, quien había llegado en menos de cinco minutos. Cuando abrió, Kise lo miraba fijamente, sin pronunciar ni una sola palabra. De la nada, saco su celular y le tomo una foto a Kuroko.

                — ¿Qué haces?

                — ¡Kurokocchi! —Dijo Kise emocionado—, ¡Ojala vieras la expresión de tu rostro, es adorable!

                Kuroko permaneció en silencio mientras Kise tomaba fotos sin parar. Realmente, él tenía razón, la expresión en su rostro era adorable con sus mejillas sumamente rojas y la ropa algo arrugada. Tenía la expresión de una persona enamorada.

“¿…Enamorado…?—Pensó Kise con duda, sin dejar de tomar fotografías—, Necesito hablar con él seriamente sobre esto”

Después de otras veinte fotos, entraron a la casa.

                Caminaron a la habitación de Kuroko, dejaron las cosas de Kise ahí mismo y se dirigieron a la sala para jugar un rato con la videoconsola. Pusieron un juego de carreras; algunas veces ganaba Kise, otras Kuroko. Con forme pasaba el tiempo la temperatura comenzaba a ascender un poco: pusieron pausa al juego y fueron a cambiar sus ropas. Ambos tenían unas camisas ligeras que dejaban al descubierto sus brazos y unos shorts algo holgados. Una vez listos, volvieron a jugar.

                Sonido de unas llaves, los padres habían vuelto.

Como Kise y Kuroko se conocían de hace años, era totalmente normal que estuviese en su casa y que sus padres lo vieran ahí. De hecho, les extrañaba no verlo. Sin lugar a dudas, su actitud animaba bastante el ambiente; esta vez no fue la excepción. Con juegos o alguno que otro comentario tonto, las sonrisas por parte de todos comenzaron a hacerse presentes, se olvido casi por completo el pesar que la enfermedad de Kuroko traía consigo.

                El momento de la cena llegó. Todos se sentaron a disfrutar la comida de la madre. La cena estuvo llena de risas; cada comentario animado de Kise y contestación cortante de Kuroko sacaban una sonrisa a ambos padres. Ver la relación tan cercana que mantenían ambos les hacía pensar que realmente tenían dos hijos en vez de uno solo. Por esa misma razón, pensaban que era lo correcto contarles de la situación en la cual se encontraba su hijo.

                —Hijo—El padre llamo la atención de Kuroko—. ¿Crees que sea correcto hablar con Kise de lo que paso esta tarde, en la revisión?

                Le sorprendió bastante que su padre le pidiese permiso, más sin embargo le entendía, sería una falta de respeto andar contando cosas como aquella así como así.

                —Si, pero preferiría hacerlo yo más tarde—Kuroko comenzó a comer nuevamente—. Por ahora, quiero cenar tranquilamente.

                Una vez más, el ambiente se volvió un poco pesado, pero poco a poco se normalizo, nuevamente: gracias a Kise.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

                No importaba si el cuarto era enorme, no importaba si los Futones que utilizaban estaban sumamente separados uno de otro, siempre terminaban durmiendo juntos en el mismo. Era algo que ocurría desde niños, ya se había hecho una costumbre, y, como era de esperarse, Kuroko no se quejaba.

                Siempre que se quedaban juntos se la pasaban hablando, sean cosas triviales o no, sentados uno enfrente del otro, con las piernas cruzadas y poniendo mucha atención a lo que se contaban. Esta vez no fue distinto, lo único que cambiaba era que Kise estaba serio. Normalmente nunca lo estaba, siempre animado viéndole lo bueno a todo.

Sabía que por la expresión de toda la familia esto era algo muy delicado, no se podía dar el lujo de estar como siempre.

                —Entonces, ¿Qué sucede, Kurokocchi?

                —… Las pastillas que me dan en el hospital me duran hasta un mes… Pero ahora ni siquiera ha pasado un mes y ya solamente me queda una…

                —¿¡…!?

                —Les dije a mis padres y me llevaron esta tarde al doctor… Y lo que nos dijo no fue exactamente bueno

                — ¿Po-Porque?

                —Se supone que mi corazón debería mejorar con todo los medicamentos y siguiendo lo que dice el doctor; pero no. En vez de avanzar, me estoy retrasando.

                — ¿Cómo es eso?

                —Para resumir lo que dijo el doctor; mi corazón tiene la misma frecuencia que el de una persona de sesenta o sesenta y cinco años… Las posibilidades de que sufra un infarto son mucho mayores que cuando nací o era más pequeño.

                — ¿¡QUÉ!? — Kise se comenzó a alarmar—. ¿¡Como demonios puede ser eso posible!? ¿¡Porque no mejoras con todo lo que has hecho!? ¡Esto no es justo!

                —Kise-kun, cálmate por favor—Desvió un poco la vista—, además esto no es algo que sea Justo o Injusto, naci con esta deficiencia y esto es lo que conlleva.

                Pasaron algunos minutos antes de que Kise volviera a hablar, necesitaba pensar bien todo lo que acababa de escuchar… Tenía que mentalizarse de que algún día recibiría una llamada donde le dirían que su mejor amigo se había ido para siempre.

                —Y…Y, ¿Cómo es que te diste cuenta lo de las pastillas?

                —Oh, eso—Kuroko puso un dedo en su barbilla y comenzó a pensar—. Bueno, recientemente me ha dado por tomarlas mucho; el corazón se me salta como loco algunas veces.

                — ¿Por qué?

                —…—El sonrojo en las mejillas de Kuroko se volvió a hacer presente—, es una historia larga.

                —Tengo todo el tiempo del mundo, Kurokocchi

Sin detenerse ni un momento; comenzó a contarle desde el primer momento en que conoció a Kagami, cuando lo vio bajo los Cerezos, como se sentía cuando lo elogiaba, cuando le sonreía… De poco a poco, la alegría de Kise volvió al darse cuenta de que su amigo había caído en las garras del amor.

                Una vez que termino, comenzó a reírse.

                — ¿Qué es gracioso, Kise-kun?

                —Disculpa—Trataba de recuperar el aire—, Es que es gracioso

                — ¿Qué es lo gracioso? —Esta vez estaba molesto, un aura oscura comenzaba a formarse tras él—. Dime, Kise-kun

                —Gah…—Trago saliva y, de la nada, la risa desapareció—. Bueno, lo gracioso es que no te has dado cuenta de que te enamoraste a primera vista de ese Kagami

                —… ¿Qué?

                — ¿O me equivoco? —Paso una mano por su nuca—. Mira, la manera en la cual reaccionas con él, como te brillan los ojos o como tus mejillas se ponen coloridas al hablar o recordarlo, me hace estar seguro de eso.

                —Dirás lo que quieras—Kise miro la pequeña mesita que se encontraba a un costado de la cama, vio que ya era algo tarde. Se estiro un poco mientras bostezaba—, pero eso es lo que te pasa… Ya me voy a dormir, no pienso seguir discutiendo con alguien que, no acepta sus sentimientos o ni siquiera se ha dado cuenta de ellos.

                Lo último lo dijo de broma, pero con algo de verdad. Se dio la vuelta, tomo el cobertor y se cubrió casi completamente. Kuroko se quedo mirando su espalda pensando lo que acababa de decirle su amigo. No. Eso era algo imposible. Él no se podía enamorar de su amigo. Era imposible. Completamente imposible...

                Con esa idea rondando en su cabeza, apago la luz y se acostó a dormir. Y, al igual que Kise, le dio la espalda: quedando así, espalda con espalda. De manera casi inmediata cayó dormido.

La noche estaba en completa calma, la calle en la cual se localizaba la casa no transitaban mucho los autos. Ningún animal emitía sonido alguno, todo estaba apacible; ambos chicos durmieron muy profundamente.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

A las seis en punto de la mañana, ambos se levantaron para comenzar a prepararse para la preparatoria. Para la sorpresa de Kuroko, Kise no había amanecido en la misma “Posición” que hace siempre que se quedaba a dormir: no le importo mucho. Desde un poco antes, la madre se había levantado para hacer el desayuno y calentar el agua para que todos se bañasen.

                Seis con diez minutos; toda la familia (Incluyendo Kise) estaban en la mesa disfrutando su comida, la cual constaba de un poco de pan tostado con mantequilla o mermelada según su gusto, un café (Oscuro para el padre, con leche para Kuroko y Kise) y un guisado sobrante de la noche anterior.

                Como ambos jóvenes necesitaban bañarse rápido para irse, entraron juntos a la ducha… Hubiesen terminado como se tenía planeado, su no fuese porque Kise comenzó a jugar. Como siempre, Kuroko ya estaba acostumbrado.

                Seis con veinte minutos; salieron del baño y se dirigieron a la habitación, donde ya se encontraban sus uniformes ya listos.

                Seis con treinta minutos; los dos salían de la casa con dirección a sus escuelas. Cada uno con un Obento que había preparado previamente la madre de Kuroko.

                Siete de la mañana; cada uno entraba a su respectiva institución.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Ese día, Kuroko estaba mucho más callado que de costumbre, ¿La razón? Lo que había dicho Kise la noche anterior lo puso a pensar mucho.

                Extrañado por ese comportamiento, Kagami trato de llamar su atención de todas las maneras posibles y por haber, después de todo lago estaba ocurriendo con su amigo.

Para él era algo de lo más normal, pero para Kuroko solamente le daba armas necesarias para hacerle entender a si mismo que, en efecto, Kise tenía razón. No bastaron muchas llamadas de atención de Kagami para que lo comprendiera…. Vaya que su mejor amigo tenía razón con respecto a sus sentimientos.

                Terminando clases se dirigieron a entrenar. Una vez finalizado esto, acordaron salir a comer algo juntos, a Kuroko le agradaba muchísimo esta idea… Pero, para su mala suerte, Kagami, a último minuto le termino cancelando, ¿Por qué? Tenía otros compromisos que, según él, había olvidado por completo, ¿Con quién? Aquel amigo con el cual siempre se veía.

Aquello fue la gota que derramo el vaso: su corazón comenzó a doler mucho, realmente estaba enamorado de Kagami, lo estuvo desde el primer momento en que lo vio. Esa última pastilla que le quedaba, ya no existía más.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Caminaba solo con dirección a su casa: se sentía algo aturdido por todo lo que acababa de pasar ese día. Tal vez irse sin compañía fue lo mejor, así podría meditar bien todo.

                Sumido en sus pensamientos, sin darse cuenta, se metió en una calle antes a la suya. No existía problema. Esa calle lo conducía al parque donde conoció a Kise, era cuestión de dar una vuelta en la esquina y ya llegaba a casa.

Cruzo los juegos para niños pequeños y, antes de llegar a las canchas de Basquetbol se detuvo. Algo… Algo lo estaba esperando en ese lugar. Aquella sensación fue la misma que tuvo cuando conoció a Kagami, pero de alguna forma también era diferente. Ese “algo” lo llamaba con una fuerza casi magnética, como si lo necesitase para vivir.

                Sacudido un poco la cabeza mientras se repetía “No puede ser posible. Solamente imaginas cosas”. En su hombro derecho traía colgado su bolso para sus libros, con la misma mano la subió un poco y la dejo ahí para sostenerlo.

                Mientras se acercaba a las canchas de Basquetbol logro escuchar que alguien estaba jugando. Alzo un poco la vista y lo comprobó; eran dos chicos jugando uno a uno… A uno de ellos lo conocía… Con un paso algo rápido, se acerco al cercado y se quedo ahí parado viendo como jugaban Kagami y ese otro chico.

                Ambos eran buenos, eso lo notaba cualquiera. Se quedo en ese mismo lugar atontado por como ellos jugaban. Al parecer iban empatados y, como ya querían terminar con el juego, decidieron que el último enceste ganaba. Kuroko estaba tan emocionado con ese “partido” que engancho ambas manos en las rejas solamente para ver mejor.

                …..

Es en ese mismo momento cuando sus ojos cruzaron con los del otro chico. Si, efectivamente, lo había notado. Lo hizo desde hace mucho tiempo. Cosa que lo extraño bastante.

El viento comenzó a soplar, algunas hojas que se cayeron de los arboles se levantaron acompañadas de algo de tierra… Pero eso no importaba. Parecía que, solamente para ellos dos, el tiempo se había detenido por completo.

Ese algo que me llamaba—Pensaba Kuroko—, esa sensación… Era él… Él me estaba esperando…”

                En solo una fracción de segundos sintió como se comunicaba con aquel chico, como si pensaran lo mismo….

                En el mismo tiempo que ellos se miraban, ninguno se percato que el balón se acercaba. Como era de esperarse, golpeo al otro chico, tirándolo al piso semiinconsciente, rompiendo así el momento.

                — ¿¡Aomine!?

Grito Kagami mientras él y Kuroko se acercaban para auxiliarlo. (Cuando Kuroko se acerco a ambos, Kagami se asusto porque en ningún momento lo había notado).

Notas finales:

¿Y bien? ¿Les gusto? ¿Dudas, comentarios, sugerencias? Ya saben, dejen RW ;D

Muchas gracias a todos aquellos que comentaron, en verdad sus comentarios me ayudan a seguir :) Espero actualizar muy pronto :D

De antemano, la personalidad de Aomine se me hace muy… Ruda(? Digamos que será un poco difícil lograr que se exprese (No sé si me explique xD) Así que si no va de acuerdo con él, lo siento como no tienen una idea UnU Aun así, espero que les siga gustando esta historia :D

¡Muchas gracias por leer y adiosito!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).