Y aquí estoy parado, esperando a que tu aparezcas del brazo de Minho, nuestro mejor amigo, la persona que nos ayudo mas que nadie en nuestra relación y que si no fuera por el esto no estuviera pasando.
Miro hacia enfrente, rostros sonrientes por doquier. Nuestros amigos, nuestros familiares y personas mas cercanas a nosotros están sentados, algunos mirándome sonriéndome con ternura, con orgullo, toda una mezcla de sentimientos y todos positivos en este día.
Otros están esperándote a ti, esperando que hagas tu tan esperada aparición. Que camines por ese corto pero al mismo tiempo tan largo pasillo. Nunca espere que llegara este día.
Y como si fueras un hada cumples mi deseo y te veo caminar despacio hacia mi.
Tu cabello rubio resaltando gracias a los rayos del sol que se cuelan entre las ramas de los árboles. Fue una gran idea el que decidieras hacer todo esto de día, en un campo abierto rodeado de árboles, todo es hermoso y todo porque tu te dedicaste en cuerpo y alma a este día.
El día de nuestra boda.
Te paras al final del pasillo y respiras varias veces antes de levantar la vista hacia mi, aprietas el brazo de Minho y decidido, con seguridad caminas hacia mi en pasos lentos, cada paso que das me hace recordar todo aquello que vivimos, nada fue fácil, nosotros nos dimos cuenta que el enamorarse no es como todas las personas lo pintan, es duro, difícil y esta lleno de situaciones que no siempre son como cuentos de hadas, pero aquí estábamos dispuestos a tomar el riesgo por el resto de nuestras vidas.
No puedo evitar mirarte a los ojos.. Esos ojos que me cautivaron desde el primer momento en que los vi.
Iba a llegar tarde a economía. Maldecía el despertador por no sonar mientras corría por todo el campus de la universidad. Maldecía a todos los estudiantes de nuevo ingreso que se amontonaban en la puerta como vacas y no me dejaban pasar. Maldecía el calor de ese día pues toda mi playera estaba sudada por la carrera. Maldecía a todo el mundo.
Pero no pude maldecir a ese chico que se atravesó en mi camino y me hizo caer al suelo y rodar por el pasillo, haciendo que mi mochila volara por el aire y los libros quedaran regados por todo el pasillo junto a hojas que el traía.
-¡Maldita sea!.-me quejaba mientras intentaba levantarme pero un peso en mi abdomen me lo impedía.
Levante mi cabeza para mirar el extraño peso encima de mi y mire una cabellera rubia chillona, estuve a punto de maldecirlo también pero el levanto sus rostro y me miro, estaba rojo como un tomate y sus ojos llorosos por la vergüenza.
Pero a mi ya no me importaba el mundo, no me importaba el despertador, los nuevos estudiantes que nos veían como unos idiotas, la clase de economía que estaba a punto de reprobar, no me importaba el calor.
Solo me importaban esos ojos de gatito que me miraban pidiendo una disculpa silenciosa.
-Hola..-salude aturdido.
-¡Lo siento tanto!.-dijo el rubio sentándose en el suelo de una manera demasiado tierna.- ¿Te hice daño? ¿Puedes levantarte? ¡Soy un tonto!
-¿Cómo te llamas?.-pregunte ignorando todas sus preguntas.
El me miro aun sonrojado.
-Kibum.-susurro.-Soy de primer año, por favor perdóneme.
-Soy Jonghyun.-le sonreí bobamente y el me miro por unos segundos con sus ojos brillosos, hermosos ojos de gato, hermosos ojos. Hermosos ojos que ahora son mi mundo.- Y me gustas.
Otro paso mas que te acercaba a mi, los murmullos habían comenzado, todos comentaban lo hermoso que te veías, Jinki mi padrino, detrás de mi rio quedamente.
-Tienes mucha suerte Jonghyun.
Y yo sonreí estando muy de acuerdo. Era el bastardo con mas suerte en el mundo, me casaba con la personas mas perfecta de todo el mundo. Casi automáticamente tu sonreíste al verme sonreír también y una vez mas me dejaste atontado, esa sonrisa que ahora solo me pertenece a mi, esa sonrisa que muchas veces me salvo de caer..
Después de mi tonta y seca declaración no volvimos a vernos durante días, hasta que una mañana te encontré sentado en una de las bancas del almuerzo platicando con Minho, quería mucho a mi mejor amigo pero no pude evitar odiarlo y sentir envidia de que el fuera asignado como tu tutor privado y no yo. Que le sonrieras a el, que platicaras con el y que incluso fueras a su casa por las tardes para asesorías particulares.
Pero podía usar todo eso a mi favor, podía acercarme a ti a través de Minho. Así que decidido camine hacia la banca donde estaban ustedes dos.
Al mirarme acercarme palideciste y no apartabas tu vista de mi e incluso me mirabas sorprendido cuando me senté en una de las sillas vacías. ¿Te asusto? ¿Te incomodo? ¿Te doy asco porque te dije que me gustabas? ¿Es porque soy hombre?
-Hey Jonghyun.- Saludo mi amigo con una sonrisa.- El es Kim Kibum o Key, es mi asesorado..
-¡Eres tu!.-gritaste.- ¡Minho es el!
Minho te miro sin comprender hasta que abrió su boca sorprendido.
-¡¿Jonghyun?!.-casi grito y yo los mire a los dos como si tuvieran 3 ojos y 7 piernas. ¿Qué se traían?
Después de su shock al fin hablaron.
-Kibum me hablo mucho de este chico que conoció en su primer día.- explicaba mi amigo.- No puedo creer que te hayas declarado así Jonghyun! Lo asustaste mucho.
-Si lo siento lo digo.- dije encogiéndome de hombros mirando el rubio que estaba absorto en sus manos recargadas en su regazo, no miraba a ninguno de los dos, se veía tan hermoso.. Kibum era precioso.- Kibum me gusta, así incluso sin conocerlo, incluso aunque ambos seamos hombres e incluso aunque el me odie.-sentencie.
-¿De v-ver-dad?.-pregunto tímido y yo asentí.- A-además.. No te odio J-Jonghyun.
Lo mire enternecido y el como pudo me sostuvo la mirada por unos segundos para después volverá a bajar a su regazo, Minho nos miraba divertido apoyando su cara en su mano y su brazo en la mesa.
Era ahora o nunca.
-Key.-dije y el rápidamente levanto su vista.- ¿Salimos el sábado?..
Esta demás decir que nuestra primera cita fue típica pero única a la vez. Vimos una película, fuimos a cenar y después caminamos por el parque, llegue a conocerte tan bien en tan solo una noche y tu conociste todo de mi también.
2 semanas después te pedí ser mi novio oficialmente y tu sin dudarlo aceptaste. Nuestra historia había empezado.
Diste otro paso hacia mi, tus ojos jamás dejando los míos, tu sonrisa nunca se borro de tu rostro, y tus manos sujetando fuerte y nerviosamente el brazo de Minho.. Tus delicadas manos, que me acariciaron y me sostuvieron en muchos momentos.
-Jonghyun te quiero.-dijiste mientras mis manos recorrían tu cuerpo desnudo por primera vez.
Habíamos ido a tu casa a mirar unas películas ya que tus padres se habían ido de viaje y me pediste hacerte compañía, las caricias habían pasado a besos y los besos a algo mas.
No entendía como habíamos terminado en esto pero me encantaba, aun así no estaba seguro si tu lo deseabas si te sentías listo.
-Key..-te llame y tu me miraste a los ojos, tus perfectos y profundos ojos me llamaban, me tentaban pero quería respetarte, quería esperar.. A pesar de tener ya casi un año de relación estaba dispuesto a esperarte 3 más si hacía falta, todo para retenerte a mi lado.
Me miraste y sonreíste enternecido, como siempre eras capaz de descifrar mis pensamientos, asentiste y me jalaste hacia tu cuerpo para poder besarme.
Esa noche nos convertimos en uno de una manera intima, de una manera espiritual. Todo fue perfecto, te amaba mas que a nada en el mundo y estaba seguro de que tu sentías lo mismo por mi.
Me encargue de hacértelo saber con besos, con caricias y con susurros a tu oído y tu respondías con jadeos, gemidos hermosos y muchos te amo.
Y ya estas a algunos metros de mi mirándome aun con una hermosa sonrisa, te la devuelvo y coqueto te guiño un ojo que te hace reír fuertemente provocando risitas en el publico que tenemos, incluso yo me rio, es imposible no hacerlo, verte feliz hace feliz a cualquiera que se encuentre a tu lado.
Pero no siempre fue así ¿Verdad Kibum?
Estamos a punto de casarnos después de atravesar tanto, incluso después de separarnos por un tiempo.
-Se que lo estabas viendo.-digo una vez mas mientras caminamos a tu casa.
-¡Ya te dije que no!.-dices fastidiado y preocupado.
Lo que había comenzado como una hermosa y divertida cita había acabado en una pelea por mis celos, pero es que no lo podía evitar, tenia tanto miedo de que te dieras cuenta de todos mis defectos y encontraras a alguien que te hace mas feliz que yo.
-Deja de fingir ¿quieres?
-Pero es que no estoy fingiendo nada! Jjongie solo te miro a ti, solo te amo a ti ¿Por qué no me crees?
-No lo se Kibum, tu no me das razones para creer que me eres fiel.- y ahí fue donde yo la embarre toda.
Me miraste dolido, mordiéndote los labios y con ojos llorosos, en pocas y diferentes palabras te dije que eras un cualquiera cuando ni siquiera lo eras, pero yo era tan inseguro, tan celoso.
No me di cuenta que te estaba lastimando con todos esos sentimientos, que te lastimaba al negarte mi mano mientras caminábamos hacia tu casa, en negarte mis besos, mis miradas, en negarte todo de mi. Pero aun así tu me seguías tratando de hacerme entender y mi cabeza dura no lo permitía.
Un año y medio de relación y yo ya te había lastimado mas que nadie en tu corta vida.
-Terminamos.-sentenciaste ese día, harto de mi mal trato, de mis ofensas.
-¿Qué?..
-Terminamos.- diste media vuelta y te fuiste.
Estuvimos dos meses separados, dos meses donde me evitabas a toda costa fuera y dentro de la universidad. No contestaste mis llamadas, mis mensajes de texto, no abrías la puerta de tu departamento cuando llegaba tocando. No sabia nada de ti.
Estaba destrozado, no me había dado cuenta de todo el mal que te había hecho, a pesar de que jure protegerte de hacerte la persona mas feliz del mundo, hice todo lo contrario y era tarde para remediar mis errores.
Pero Minho hablo contigo, hablo conmigo y hablo por los dos.
Recuerdo encontrarte sentado en esa banca donde te invite a salir por primera vez ahogado en llanto y sin que me lo pidieras me acerque a consolarte, tu me lo permitiste.
Ese día jure que todas las promesas que te había hecho no iban a ser banales y te retendría conmigo con buenas acciones, te haría feliz esta vez.
Miro hacia el suelo conteniendo las lagrimas, estas tan cerca que puedo oler tu perfume de fresas perfectamente, estas tan cerca pero a la vez tan lejos, un paso mas y puedo apreciarte de mejor manera, tu piel tan joven, tu cicatriz en tu ceja y en tu mejilla que te hacen aun mas hermoso.
Esa pequeña sombra en tu mirada que se te formo hace apenas 2 años atrás, prueba de que fuimos al infierno juntos y regresamos.
Mis lagrimas se desbordan de mis ojos al recordar y tu puedes ver el porqué de mi llanto y te unes a el en silencio. Aun así nuestra sonrisa esta presente, acordamos recordar con una sonrisa.
-Jonghyun.-dijiste seriamente cuando me viste cerrar la puerta del departamento donde vivíamos ahora, yo llegaba recién del trabajo.
-¿Qué sucede Bummie?.-dije acercándome a ti con una sonrisa, la mejor parte de mi día era llegar del trabajo y besarte como si no hubiese un mañana.
Antes de que yo pudiera llegar a ti saltaste a mis brazos y reíste gritaste brincaste, todo en mis brazos contagiándome totalmente, no sabia la razón de tu felicidad pero el hecho de que tu fueras feliz me hacia feliz a mi.
-Jonghyun.-repetiste con una gran sonrisa después de calmarte.
-Dime precioso.-junte tu frente con la mía cerrando los ojos.
-Estoy embarazado.
Abrí mis ojos y me separe de ti, te mire por un eterno minuto, tu me mirabas cada vez mas asustado. Pero cuando reaccione te abrace, te levante y te di vueltas. Esta vez reímos, gritamos y brincamos, todo juntos. En la noche hicimos el amor como si no hubiera un mañana.
El tiempo había pasado y tu pancita se notaba un poco, habías tenido tu primera revisión y todo estaba perfecto, ese bebé crecía perfectamente dentro de ti. Todos los días tomabas vitaminas, te alimentabas sanamente y eras mimado por mi. Yo todas las noches te abrazaba, te besaba y acariciaba tu vientre hasta que ambos nos quedábamos dormidos.
Pero una noche fueron tus gritos los que me despertaron, algo no estaba bien, apenas tenías 4 meses no era el momento para que me despertaras así.
Esa noche entramos al hospital tu, yo y el bebe dentro de ti..
Dos días después solo salimos tu y yo.
No quisiste saber nada. Yo me entere de que era una pequeña niña.
Tardaste meses en dejar de llorar y casi un año en volver a hablarme de nuevo. Muchas veces me plantee el dejarte, extrañaba a mi Kibum, me sentía solitario, triste e ignorado. Se supone que ambos teníamos que apoyarnos pero de ti no recibía nada. Aun así me quede a tu lado, esperando y orando por ti. Hasta que un día mis rezos fueron escuchados y me preguntaste “¿Qué era?” y al saber que era una niña me abrazaste y lloraste pidiéndome perdón.
Hasta ese momento entendí que no querías hablarme porque pensabas que me habías fallado, que no pudiste darme un hijo y que lamentablemente ya nunca podrías. Llore a tu lado y no pude evitar gritarte lo idiota que eras, después te abrace fuertemente y no te solté en toda la noche.
Con el tiempo sanamos juntos.
-Jonghyun..-dijiste.
Ya estabas frente a mi en un hermoso traje blanco, estabas mirándome con los ojos llorosos y un rastro de lagrimas secas en tu mejilla, limpie mi rostro y tome tu delicada mano entre las mías.
-Kibum..
-Pasamos por mucho ¿no es así?.-preguntaste en un susurro. Sabias que había estado recordando todo mientras avanzabas paso a paso e importándome poco que el cura estuviera frente a nosotros te jale y te bese.
-Pero siempre permanecimos juntos.-susurre también.
Me regalaste otra de tus hermosas sonrisas y asentiste abrazándome.
-¿Empezamos?.-pregunto el cura y nuestros seres queridos rieron.
-No.-contestaste sin despegar tus ojos de los míos.- Mejor dicho continuemos..