Londres, 13 de enero de 2015.
La calle estaba oscura, a excepción de la tenue luz procedente de una farola cuya bombilla estaba a punto de fundirse.
Mayfair era un barrio tranquilo de noche, cuando los transeúntes habían vuelto a sus hogares y los turistas dormían plácidamente en las camas de sus hoteles.
Myungsoo se escondía detrás de un arbusto de una de las casas, cubriendo la mayor parte de su cara con el cuello de su chaqueta azul, y esperando a que algo sucediera.
Un coche, negro, con los cristales tintados para que nadie pudiera ver lo que había en su interior.
Myungsoo se levantó de un salto, colocándose justo en el medio de la carretera.
El coche frenó a pocos centímetros de sus pies, y él hizo una mueca.
“Buenas noches.” dijo, saludando al conductor una vez hubo bajado la ventanilla.
Era un hombre entrado en los cuarenta años, con escasez de pelo y un cigarro entre sus labios.
“Buenas noches.” respondió. “¿Desea usted algo?”
“¿Quizás le sería mucha molestia llevarme en su coche hasta mi casa? Verá, no vivo muy cerca de aquí y ya es demasiado tarde para que un hombre apuesto como yo camine por estas horas y completamente solo.”
“Lo siento, pero no puedo llevarlo. Espere hasta que otro coche aparezca.”
Myungsoo levantó su dedo índice para decir algo, cuando un golpe seco con lo que parecía el culo de una pistola fue asestado contra la frente de aquel hombre, dejándolo completamente inconsciente y con un reguero de sangre manchando el volante.
“Chist, tu gracia y elegancia a la hora de maniobrar requieren un aplauso, mi querido Woohyun.”
“Gracias, Myungsoo.”
El chico, quien se había ocultado debajo de la puerta del coche hasta encontrar el momento adecuado para dejar inconsciente al conductor, esbozó una pequeña sonrisa.
Myungsoo abrió la puerta del coche, sacando el cuerpo inerte del conductor y arrastrándolo hasta la acera.
“Pobre hombre.” dijo, levantando su labio superior en una pequeña mueca. “Me pregunto si sabrá que es la antítesis de un ser lampiño y que existen tratamientos para ello.”
Woohyun, por su parte, ya se había sentado en el asiento del copiloto y había dejado la puerta del conductor abierta para Myungsoo.
“Gracias.”
Una vez estuvo sentado, se giró hacia atrás, solo para encontrar a dos muchachas con la boca tapada y atadas de manos y piernas. Vestían poca ropa, la cual estaba rasgada y manchada de sangre, y presentaban moratones y cortes por todo su cuerpo.
“No se preocupen, ahora están a salvo.” dijo Woohyun, moviéndose hacia la parte de atrás, mientras Myungsoo arrancaba el coche y él comenzaba a liberarlas.
Ninguna de las dos chicas pudieron parar de sollozar durante el resto del viaje, no importa lo mucho que Woohyun intentara calmarlas, y aquello le estaba dando dolor de cabeza a Myungsoo.
Suspiró aliviado cuando por fin llegaron a Scotland Yard, donde había una patrulla de policía desplegada esperando por ellos.
“¿Habéis conseguido rescatar a las chicas?”
“Sí señor.” respondió Woohyun cuando abrió la puerta del coche, y ayudó a las muchachas a bajarse, puesto que aún se encontraban algo inestables.
“¿Se encuentran bien?”
“Están drogadas y presentan numerosas laceraciones en la piel, probablemente debido a numerosas violaciones. Una de ellas, por cierto, parece haber tenido lugar no hace más de una hora, dado al color de ese moratón.” Myungsoo señaló el cardenal en la cara de la muchacha con el pelo rubio. “Y a que todavía posee algún que otro rastro de semen por sus muslos. Recomiendo, obviamente, que un psicólogo se haga cargo de ellas después de que los médicos las examinen. Por suerte, hemos podido salvarlas antes de que algo peor sucediera, probablemente su muerte.”
“Gracias, Myungsoo.” un hombre, más o menos de la misma edad que ellos, quizás un par de años más, bajó por las escaleras del recinto, aproximándose hasta ellos. “Una vez más, vuestra ayuda ha sido requerida y es ampliamente agradecida.”
“Meh.” Myungsoo hizo un gesto con la mano. “Últimamente no tengo nada mejor que hacer. Además, cómo iba a poder negarme si este muchacho de aquí no parece poder callarse ni un segundo hablando de-”
Sus palabras fueron interrumpidas por la mano de Woohyun.
“Del tiempo. Y eso le aburre inmensamente.” dijo Woohyun, respondiendo por él, y luciendo ligeramente nervioso.
El policía jefe frunció el ceño, pero no le dio más importancia.
“¡Se puede saber qué coño haces!” exclamó Woohyun, una vez el policía hubo desaparecido detrás de las puertas de cristal. “¿¡Qué pensabas decirle!?”
“Que el tiempo me aburre seguro que no, eso te lo puedo asegurar.” Myungsoo sonrió mientras caminaban de vuelta a Baker Street. “Pues no lo sé, quizás que no parabas de decirme que Scotland Yard me necesitaban a mí y a mi intelecto supremo. O quizás que todas las noches te masturbas pensando en el policía, gritando su nombre mientras introduces varios dedos en tu interior y..”
“¡Cállate!” Woohyun gritó, pero incluso a la luz de la noche se podía ver que estaba furiosamente sonrojado. “Y-yo....No es culpa mía, ¿¡vale!? Es culpa suya por ser tan....atractivo.”
“Quizás deberías pensar en pedirle salir.”
“¿Estás de coña?” Woohyun resopló. “No es gay.”
“Tú tampoco lo eras hasta que lo viste.” respondió Myungsoo, haciendo que Woohyun se callara instantáneamente.
Myungsoo introdujo su llave en la puerta, la cual hizo un sonido quizás demasiado ensordecedor debido a que la calle se encontraba sumida en un completo silencio, y subieron las escaleras despacio, con cuidado de no despertar a la dueña.
“Mijoo nos va a reprender mañana.” susurró Woohyun. “Prometimos ayudarla a mover el sofá de su salón y hemos estado desmantelando una banda de prostitución clandestina toda la tarde y parte de la noche.”
“Seguro que lo comprende.” Myungsoo se dejó caer en el sofá, desabrochándose su abrigo y quitándose los zapatos. “¿A dónde vas?”
“A ducharme.” respondió Woohyun mientras cogía ropa interior limpia e iba hacia el cuarto de baño.
“Intenta gemir el nombre del policía más despacio esta noche, ¿si? Quiero dormir.”
Woohyun cogió uno de los cojines del sillón más cercano y se lo tiró a la cara, sonrojado de nuevo.
****
Londres, 14 de enero de 2015.
Knock, knock.
Knock, knock.
Myungsoo se cayó del sofá al cuarto golpe, y apoyó las manos en el suelo, entreabriendo los ojos.
Woohyun salió de su cuarto también algo desorientado, chocándose con una de las mesas por el camino y clavándose el pico en el muslo, lo cual dejaría seguro una marca. Abrió la puerta, bostezando, y en ella apareció una muchacha, de pelo castaño, largo y liso, que les miraba con ojos llorosos.
“Oh, ¿es demasiado temprano? Lo siento.” dijo ella, más bien en un susurro.
Woohyun hizo un gesto con la mano para quitarle importancia.
“Tranquila, no se preocupe usted, son solo....las 5 de la mañana.” Woohyun hizo una mueca y Myungsoo se dejó caer contra el suelo, intentando volver a dormir. “¿Qué necesita en esta mañana tan encantadora?”
“Pues verán, necesito su ayuda con algo.”
Woohyun le hizo hueco para que pudiera pasar.
“Soy todo oídos.” otro bostezo interrumpió su frase, y poco después los ronquidos de Myungsoo también comenzaron a escucharse.
“Verá, mi gato desapareció hace cuatro días. No vivo en un barrio muy grande, así que lo busqué por todos sitios. Hace un par de días, sin embargo, un restaurante chino abrió justo en frente de mi acera, y los dueños me sonríen demasiado amistosamente cuando me ven pasar, y pronuncian algo que suena a mâo mâo, pero la verdad es que no sé nada de chino. Así que he pensado que quizás...”
“Señora.”
Myungsoo la sujetó del brazo, agarrándola con fuerza para poder tirar de ella hacia arriba, y la arrastró hacia la puerta.
“Somos detectives, no rastreadores de animales.” Woohyun se levantó, intentando frenarlo antes de que fuera demasiado tosco, pero llegó demasiado tarde. “Lo más probable es que tu gato esté en el estómago de uno de los dueños de ese restaurante.”
Y, dicho esto, cerró la puerta, recostándose contra ella.
“Tengo mucho sueño.” dijo, volviéndose al sofá.
“No tienes delicadeza ninguna.” Woohyun puso los ojos en blanco. “Quizás esta parte de los casos deberías dejármela a mí.”
“Esto no es un caso, es una bazofia.” Myungsoo se colocó una mano en la frente, dramáticamente. “Hace tanto tiempo que no siento la adrenalina de una persecución, creo que voy a desfallecer.”
“La has sentido hace 6 horas.”
“¡Demasiado tiempo!”
Woohyun no tuvo fuerza para volver a su dormitorio, así que simplemente se dejó caer en uno de los sillones, no sin antes ser previamente advertido por su mente de que al día siguiente su cuello iba a lamentarlo.
Fueron despertados, una vez más, por un golpe en la puerta, y esta vez fue Myungsoo quien se levantó a abrirla.
“Mira, si vas a decirnos que tu perr- oh, Mijoo. Buenos días.” saludó, haciendo una pequeña reverencia.
“Buenos días.” saludó la muchacha, adentrándose en la cocina con varias bolsas de repostería en la mano. “Os he traído el desayuno, ya que ayer fuisteis tan amables de brindarme vuestra ayuda con mi casa, como os pedí.”
Myungsoo dejó escapar un quejido mientras se sentaba en uno de los taburetes, abriendo una de las bolsas para sacar una napolitana de chocolate.
“Lo sentimos, Mijoo. Surgió un caso inesperado y ya sabes que Woohyun no puede resistirse si se lo pide su querido policía.”
“No es mi policía.” refunfuñó Woohyun, quitándose una legaña del ojo mientras sacaba una torta de la bolsa.
“Todavía.” añadió Myungsoo, en un susurro, y Mijoo le guiñó un ojo, cómplice.
“¿Algún plan para el día de hoy?”
“Espero que surja algo más interesante que un restaurante chino raptando gatos ajenos para usarlos en su sopa.” replicó Myungsoo, con la boca llena de napolitana.
Mijoo hizo una mueca, y Woohyun no sabía si se debía a lo cerdo que podía ser Myungsoo, o al restaurante chino.
“¡Policía!”
La puerta recibió varios golpes, que sonaban como si quisieran tirarla hacia abajo, y Myungsoo puso los ojos en blanco.
“Un día de estos nos vamos a quedar sin puerta.” dijo, mientras observaba cómo Woohyun intentaba tragarse el trozo de torta a toda pastilla y se pasaba una mano por el pelo, intentando peinarlo. “Y dile a tu noviete que relaje la agresividad.”
“No es-”
Pero Myungsoo ya no lo estaba escuchando, porque se había dirigido a abrir la puerta.
“¡Policía!”
“Te he escuchado la primera vez que lo has vociferado, no hace falta que lo repitas.” respondió Myungsoo, bostezando. “¿A qué debo su presencia, querido Sunggyu?”
“Ha habido una denuncia sobre un depósito de droga en esta casa.” respondió, aunque no lucía muy contento con aquella declaración . “Tengo órdenes para registrar el apartamiento y llevarlo a prisión de ser encontradas.”
“Un momento.” Myungsoo levantó las manos al aire. “No hay drogas en esta casa, simplemente son mis experimentos y-”
Uno de los policías sacó una jeringuilla del congelador, en cuyo interior había un líquido de color verdoso. Otro de los policías abrió el frigorífico, dónde había diferentes bolsas de sangre y una pequeña planta de marihuana.
“Como dije, es todo parte de mis experimentos y para mi salud.”
“No me queda más remedio que detenerle, Myungsoo.” dijo Sunggyu, sacando las esposas.
Myungsoo se dio la vuelta, gesticulando con la cabeza hacia Woohyun para que hiciera algo.
“S-Sunggyu.” dijo, acercándose hasta ellos, y Myungsoo puso los ojos en blanco, impaciente, y temiendo porque el chico vomitara allí mismo. “Usted sabe que Myungsoo no es un drog- que, no usa esa droga para traficar ni para fines que no sean sobre salud. No entiendo por qué debe arrestarlo.”
“Son órdenes de fuera, Woohyun. No tengo voz ni voto aquí.”
“Oh.” Woohyun hizo un pequeño puchero, sacando su labio inferior hacia afuera. “¿Le gustaría ir a una cita conmigo después de meter a Myungsoo en prisión?”
Myungsoo abrió la boca, terriblemente ofendido, y Sunggyu parecía haber visto un fantasma.
“¿U-una cita? ¿Está usted loco?”
“Loco por usted, sí.” respondió Myungsoo, con sorna. “No hace falta más qu-”
“Que ver el buen día que hace hoy, ¿verdad, señor policía? No me dirá usted que no le apetece tomarse una taza de café conmigo.”
“La verdad es que odio el café.”
Woohyun chasqueó la lengua.
“Pues una taza de lo que sea que a usted le guste.”
“Me lo pensaré.” respondió Sunggyu, colocando las esposas alrededor de las muñecas de Myungsoo y arrastrándolo hacia afuera. “Nos vemos más tarde, Woohyun.”
“¿¡Eso significa que ha aceptado a la cita!?” exclamó, pero la puerta se cerró tras ellos.
Woohyun se acercó hasta la ventana, observando cómo Sunggyu metía a Myungsoo en el coche de policía y se lo llevaba hasta Scotland Yard.
“Mierda.” murmuró, pasándose una mano por el pelo. “Me va a tocar ir a pie hasta allí.”