-Mierda, Kai. Mierda. Mierda. Mierda-un chico mucho más alto que el nombrado camina en círculos, sujeta entres sus manso su cabello color ceniza frustradamente-. Ese niño no es el que queríamos. El solo es un estorbo. Te has traído al equivocado. ¿Acaso no pusiste atención en los rasgos que te di para que lo identificaras?
-Igual, nos darán la misma plata por el u por el otro-dice simplemente. ChanYeol no soporta la apacibilidad en la voz del contrario, así que a grandes zancadas se acerca al más bajo y le toma irritado de la playera negra que se apega lucra mente en su cuerpo tonificado y esbelto.
-Si es como tú lo dices, entonces tú te harás cargo de ese niñato. En cuanto despierte no parara de llorar y con los trastornos que se carga nosotros no estaremos aquí para ayudarte. Apáñatelas como puedas-sin más, el más alto le soltó con brusquedad logrando que el más bajo golpeara con el muro tras de él, para luego salir hecho una furia del sótano.
-Pero Kim, sí que las has cagado.
-Cierra el puto hocico, Chen-espeto con furia.
-Ya, ya, cálmense ambos. Iré a revisar cómo está la lindura. Solo es de minutos para que despierte-una hermosa chica de pequeños ojos almendra, un cabello ondulado color negro, de piel blanca y pálida como la de KyungSoo, labios pequeños y delgados de un color rosado y con una vestimenta totalmente negra y ajustada, comento.
-TaeYeon-llamo el pelinegro de nombre Kai-, gracias-la chica solo asintió y le regalo una de sus preciosas sonrisas.
Kai sabía que TaeYeon era la chica de ChanYeol y por eso jamás intento algo con ella. TaeYeon era tan su puto tipo que le era difícil estar cerca de ella o no estarlo. Su carácter era fuerte, pero noble, humilde, sencillo y puro. Kai nunca a lo grado tener respuesta a la pregunta que siempre se formula en el: ¿Qué hacia una chica como ella en ese mundo con ellos y sobre todo, con él, ChanYeol un hijo de puta, un cobronazo, un loco? Pero ya da igual, ella lo ama. Se lo ha demostrado miles de veces.
-Ay amigo, esa mujer nunca será tuya, ni mía solo de Park-Chen nuevamente le fastidiaba la vida.
-Me largo a la mierda.
-Uy, pero que asco, Kim.
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Los grandes soles de un color chocolate del pelinegro pesaban. Quería abrir sus ojos. Estaba seguro de que estaba sobre un lugar cómodo, pero demasiado frio.
-lindo ¿te duele algo?-una voz melodiosa le pregunto. El pánico comenzó a invadirlo, odiaba sentirse siempre en peligro, lo odiaba.
Una mano tocos su mejilla. Esta, alerta le llevo a abrir los ojos llenos de temor. Con sus pies se flexiono hacia atrás provocando que chocase su espalda con la pared.
-Ey, no te hare daño, sol-la corto.
-¡No!-grito al ver las intenciones de la chica; tocarlo.
-Enserio lindo, no te hare nada-el pelinegro negó reiteradas veces. TaeYeon temió que pudiera lastimarse el cuello por sus acciones.
Los ojos color chocolate del menor comenzaron a inundarse de lágrimas saladas. Entonces Taeyeon se sintió tan mal por ese niño. Sus piernas pegadas a su pecho, sus brazos cruzados y posados sobre sus rodillas con miedo y por ultimo su cabeza hundida entre ellos mientras se deshacía en llanto.
-Esto sí que va a ser una mierda-dijo con frustración y molestia. Se levantó del costado de la camilla y salió del pequeño cuarto.
KyungSoo levanto la vista al escuchar que la puerta era azotada. La chica había salido. Inspecciono todo a su alrededor pero solo vio cuatro paredes desgastadas, con la pintura cayéndosele, una silla y una mesa y también la cama donde se encontraba. Solo eso.
Esto era una pesadilla para él. Temía. El miedo que según ya había sido curado, regreso con una intensidad inimaginable. Un sollozo ahogado salió de su garganta al percatarse que el solo hecho de recordar como la mano de la chica lo toco, le dio pánico y esto le llevaba a saber que no estaba bien. Que no se había recuperado de nada. Pero había otra cosa aún más preocupante; lo habían secuestrado.
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-Kim, ese niño me teme. Aunque sería algo lógico después de ser traído aquí en contra de su voluntad, pero yo soy la máscara de este grupo, ósea, soy el “Ángel” que se comunica con ellos. Pero el parece tenerme más pánico que nada. Ni si quiera ha soportado que le tocase la mejilla lo cual logro que se pusiese a sollozar. Esto será un caos- la mujer informo.
-TaeYeon ese mocoso tiene algunos trastornos. Es lógico que reacciones así.
-Todo hubiese sido más fácil si hubieses traído al otro chico-dijo inconscientemente, pero rápidamente reparo en ello-. Lo siento, eso solo que será muy difícil lidiar con él.
-No te preocupes. Yo sé que cometí un error. Y lo solucionare-sin decir más, Jongin se levantó de la silla donde estaba y camino hacia el cuarto donde se encontraba un pequeño chico con un temor inimaginable.
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Sus hipidos ya iban disminuyendo. Hace un buen rato que la chica lo había dejado solo. Pero sus manos temblaban. Era prueba del gran miedo que sentía en ese momento.
Sabía que no podía hacer nada más, así que se recostó en una posición fetal, daño la espalda a la puerta.
¿Qué le esperaba ahora? Él no podía hacer nada. Era débil y era un niño miedoso que le tenía fobia a ser tocado. No podía hacer mucho.
Sus lágrimas seguían bajando lentamente. Quería a su mama, a su papa, a hyung.
Unos pasos se escuchaban aproximándose, pero el menor estaba tan perdido entre sus lágrimas que no se dio el tiempo de percibirlas. Y mucho menos cuando la puerta del cuarto fue abierta y una figura entraba por ella.
-Santa mierda-musito Kai al ver ese precioso cuerpo sobre esa pequeña cama. Sus curvas eran una gran burla para la mejor modelo del puto mundo. Esa pequeña cinturita que se alcanzaba apreciar con facilidad era perfecta para sus manos ásperas y duras.
Kim Jongin, Kai, se veía tentado a ese pequeño y delicado cuerpo y eso, era una mierda con la cual tenía que luchar.