ANTERIORMENTE.
Mi entrada comienza a contraerse, lo sé por como siento su miembro. No puedo dejar de gritar su nombre, estoy entregado a la excitación y el deseo que me produce. No lo soporto más y eyaculo sobre su mano. Al parecer que mi culo se contraiga a hecho que el pervertido se excite más, sale de mi interior para besar mi nuca.
CAPITLO 6. Calificaciones I
Dios esto es malo, muy malo. Tengo un citatorio del mismo director, ese maldito viejo regreso. Todas estas semanas no había estado. No sé si lo hayan pensado pero si, se fue por mi culpa. Verán lo que paso es una historia muy larga que no es TAN larga:
Hace unas semanas yo salí corriendo de la hora de castigo, que como claro la daba Erika, todos estaban por irse a sus casas. De hecho todos estaban escuchando una plática motivacional del director, eso es lo único que lo separaba de este infierno y la libertad. Todos estaban cansados y aburridos… hasta que… yo llegue. Sin darme cuenta le di una tacleada al director pues la maldita de Erika me venía siguiendo. Al taclearlo, no solo salió disparado la peluca que tenía por cabello, sino también una dentadura postiza.
Después de las risas de mis compañeros y los maestros también el director solo dio la vuelta, se encerró en su oficina y no volví a saber de el hasta hoy.
Ahora tengo que traer a mi tutor para que vean mis calificaciones, que son un asco, también deben firmar todos los reportes. Dios ¿Por qué es tan difícil portarse bien? Si no fuera por mi carácter y comportamiento tendría las mejores notas ¡Pero no! tengo que llegar y echar todo a perder.
¿Qué debo hacer? ¿A quién debo llevar? Mis padres están en otro lugar, mi abuelita les dirá lo que sucede por lo que me obligaran a mudarme… no puedo hacer eso, por lo menos no ahora, no quiero que el pervertido me deje ¡¿En qué carajos estoy pensando?! Maldito orgullo que no me deja pensar tranquilo.
Han pasado varias horas desde que el director me dio el citatorio, sigo sin saber a quién le pediré que valla a ayudarme. Por un momento se me paso decirle a Mari pero es da más miedo que mi familia entera, quizá pueda pedirle a algún adulto que conozca que me haga el favor o quizá pueda chantajear a mi vecino, el muy caliente mete a su casa a una “señorita” y dudo que sea para tomar un café.
Sé que Mari está afuera, siempre viene a recogerme desde que estamos juntos de la manera romántica, lo cual es muy raro ya que ambos tenemos lo romántico metido por el culo. Si nos preguntan que preferimos entre una cena romántica en la playa o dormir escogería dormir sin titubear. Odio lo lindo y lo romántica, es absurdo y fastidioso, si algún día el intenta hacer algo romántica será ir al parque o algo así, además estoy seguro que terminaremos en algún lugar en donde no se oigan mis gemidos.
Como sospeche, Mari está esperándome, espero que no se entere. Normalmente puedo engañar a las personas. Menos a Jesy porque incluso sea una mentira para ella si es verdad es verdad. Pero a Mari jamás le he ocultado algo, hay cosas que no le digo pero nunca le he tratado de ocultar algo. Espero poder hacerlo, el me da más miedo que mi madre, y miren que ella da miedo, solo ver sus ojos sientes una muerte segura. Pero ahora el, no sientes que morirás, sientes que te torturan y pides morir, es la forma en la que lo puedo describir aunque me parece algo ambigua.
Estamos caminando hacia su casa, espero que no intente follarme, sería raro acostarme con mientras trato de ocultarle lo del citatorio. En el peor de los casos seguro que le grito lo del citatorio, las calificaciones y los reportes mientras me penetra sin piedad –¿tienes algo?— me pregunta a lo que yo me tenso un poco.
—claro que no ¿porque lo preguntas?— me asusto, me dio miedo ser obvio pero parece que no lo soy.
–estas muy callado— me dice con obviedad –solo recuerda que puedes contar conmigo para lo que sea— toma mis mejillas, guía mi cara a la suya para unir nuestras labios, no dura tanto como quisiera, aunque yo soy quien lo ha roto.
--idiota no quiero que mis amigos se enteren de esto— se lo digo, no es que me moleste que nos vean, pero por ahora no quiero que se enteren. Será demasiado molesto que me señalen, no soy de las personas que les gusta hacerse notar aunque no soy tímido.
El me mira de manera doliente y también parecía molesto –¿acaso no quieres que sapan que somos novios?— me pregunto de manera juguetona, él aunque es serio también bromea de vez en cuando.
Llegamos a su casa, me tiro al sillón mientras prendo la TV, parar este momento ya eh olvidado lo del citatorio. A pesar de mi edad parezco un niño pequeño, hago berrinches, como dulces, no me gustan los vegetales, veo caricaturas y sobre todo… amo el chocolate.
Mari está haciendo sus tareas en la mesa. A pesar que le eh dicho que yo puedo venir solo, el insiste en que soy su novio, no es que me moleste pero no es buen que posponga sus tareas por mi ¿Qué pensaron? Ya sé que yo no cumplo con mis deberes escolares, pero eso es por culpa de la flojera, si no fuera por ella yo tendría calificaciones perfectas. Quizá incluso mejores que las de Mari.
Ahora mismo la TV es aburrida, estoy pensando seriamente en lanzarle un cojin al pervertido, lo miro con sigilo, tomo el cojin… –¿Qué te pasa idiota?— me pregunta malhumorado, es una lástima que alla estado tan concentrado cuando y estoy aquí, en su casa y aburrido. Espero que esto no me salga mal o podría terminar debajo del…
--estoy aburrido— le sonrío, tomo el otro cojin y se o lanzo a la cara. Noto que se levanta, el juego ha empezado, toma el primer cojín que le lancé, se acerca a mi dándome un golpe con el sin que lo pueda evitar. Me levanto rápidamente y lo golpeo en sien, antes que me regrese el golpe comienzo a correr en la pequeña sala. Hasta que tropiezo con mi mochila causando que todos mis libros y cuadernos salieran, susurro una maldición sin que lo note. Como buen novio me ayuda a levantar mis cosas –¿Qué es esto?— pregunta aunque más para el que para mí, al notar lo que era casi me cago en ese lugar, en sus manos está mi citatorio.
Realmente en estos momentos quiero que la tierra me trague –nada, no te preocupes— le digo muy alterado, Lévano sospechas. Me ignora mientras lee el maldito papel de la muerte. Mientras lo lee me mira de reojo con notoria molestia en su cara. En estos momentos solo puedo pensar “estoy muerto”