Baekhyun detesta las bibliotecas. Éstas no conformes con ser lúgubres y húmedas suelen tener estantes de madera demasiado altos, resguardando los mejores libros en la cima, lejos de su disposición. Baekhyun nunca está dispuesto a subirse en una escalera para llegar a ellos; su temor a las alturas es muy fuerte, siente que en cualquier momento puede caerse y el crujido de los escalones no le ayuda a disminuir su miedo. Por ello, debe resignarse al hecho de tener que ponerse de puntillas y dar saltitos hasta llegar a su objetivo, soportando las risillas de las personas que le observan desde las mesas y se burlan de su pequeña estatura.
«Idiotas. Si supieran que lo mejor viene en frascos pequeños no se reirían»
A regañadientes, Baekhyun sigue tratando de alcanzar un libro en la sección de artes, cuando de repente alguien más se le adelanta tomándolo a sus espaldas sin hacer ningún esfuerzo. Baekhyun se sorprende y está a punto de insultar a ese gigantón por arrebatárselo, sin embargo se detiene al ver que éste le está cediendo el libro con una sonrisa encantadora; una sonrisa mucho más hermosa que todas las obras de arte que ha visto a lo largo de su carrera.
Baekhyun con cierta timidez le agradece y se sienta para iniciar su lectura, sintiéndose un tanto incómodo cuando aquel desconocido se sitúa a su lado, dispuesto a leer también. Al cabo de unos minutos Baekhyun no resiste la curiosidad y comienza a detallarle por el rabillo del ojo. Debe admitir que aquel gigantón es bastante atractivo, a pesar de su odio irracional por las personas altas. «Incluso sus orejas son enormes», piensa asombrado, comenzando a mirarle de manera poco disimulada. El sujeto al poco tiempo se da cuenta de que está siendo observado por él y sonríe. Baekhyun le devuelve la sonrisa con nerviosismo; un nerviosismo del cual ya no queda rastro dos semanas después, luego de repetir la misma rutina. Todos los días en el mismo lugar, a la misma hora.
Baekhyun ya se ha acostumbrado a su presencia. Incluso ya no intenta alcanzar los libros por su propia cuenta, pues sabe que aquel gigantón llegará y lo hará por él, cómo lo ha hecho todo este tiempo.
Sin embargo, pese a que las horas pasan y la biblioteca muy pronto cerrará, él no aparece.
Baekhyun mira por última vez su reloj y se levanta de su asiento. Se siente estúpido por haber esperado a un extraño que probablemente ya no piensa regresar más. «Quizás ya no necesita hacerlo». Recoge su bolso con decepción y está por marcharse. No quiere seguir desperdiciando su tiempo. Sin embargo se detiene al verlo entrar en el último momento, deteniéndose frente a él con la respiración agitada. Baekhyun le mira sorprendido, mientras éste intenta recuperar el aliento.
—Lamento la tardanza...
Aunque ambos están conscientes de que sólo podrán estar allí por cinco minutos, poco les importa. Pero, ¿por qué habría de importarles cuando han ansiado este momento todo el día?