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Mi único y gran amor. por Maby de Sagitario

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Notas del capitulo:

Como hoy 10 es mi onomástico, decidí subir dos cap

el otro lo subiré en unas horas.

De igual manera agradezco a Gea de acuario y MioShiinamachi.

Disfrutaba cada segundo del poder percibir cada emoción de Dégel. Sus manos recorrían sin pudor su cuerpo cubierto por un largo y descotado vestido negro que resaltaba sus formas, hacía aquello imaginando que era el vampiro que la tocaba.

No entendía por qué él gustaba de amar a un hombre si ella podía ofrecerle poder,placer y la capacidad de gobernar a su lado.

Miró el retrato de Dégel colgado de la pared de su antigua casa ya remodelada, para conseguir el tono exacto de ojos del vampiro tuvo que recurrir por años a varios pintores de renombre y otros menos conocidos, ninguno dio con el color aduciendo que era imposible que un ser humano tuviese ese extraño color de ojos por lo que furiosa los asesinaba sin remordimiento alguno; sin embargo hubo un pintor jovencísimo, talentoso, su nombre Alone quien acertó con el tono azul-violáceo.

Agradecida lo colmó de regalos y lo convirtió en su más fiel colaborador quién elaboró varios retratos suyos hasta el día en que desapareció del mundo de los vivos quedando sola nuevamente.

—mi amado Kaleth—se acercó al retrato y pasó la yema de los dedos sobre la superficie.

Pero ahora con la aparición de Milo en la vida de Dégel, aceleró más sus planes, pensaba atacar la casa de la noche en la noche de fin de año, más primero debía deshacerse de Milo de la misma forma que lo hizo con Kardia.

Flashback.

—lástima que seas precioso—su uña larga se hundió como un cuchillo en su pecho—pero nadie te mandó a robarme el corazón de kaleth.

Kardia se remordió la boca para no gritar por el dolor, no quería darle el gusto a esa mujer, su largo cabello se pegó en su nuca producto del sudor, su corazón comenzaba a arder como si estuviera envuelto en llamas.

—no dirás nada—retiró el dedo en tanto brotaba sangre de la herida.

—estás loca mujer—murmuró con la garganta seca.

—jajajajaja, eso me lo han dicho muchas veces.

—si me haces daño, Dégel también sufrirá—advirtió.

—eres un simple y desaliñado humano—replicó con sarcasmo.

Él no dijo nada más, no valía hablar con ella, en esos momentos seguramente Dégel estaba sufriendo debido a su imprenta.

Pensó que con esa herida, Kardia moriría más pronto, pero el moreno daba batalla, el vínculo era más fuerte de lo pensado.

—¡NOOOOOO!—aquello se vio interrumpido por un potente grito al sentir el lazo romperse.

Eso significaba una cosa: Dégel se había imprimado con otro.

Montó en cólera, tomó un abrigo de pieles oscuras y encaminó sus pasos hacia la casa de la noche.

                     ************************************

Había salido un momento a contemplar el paisaje nocturno, esa noche las clases eataban suspendidas por lo que también se dedicaría a buscar una ubicación para el próximo ritual.

Gea se sentía privilegiada al formar parte de la casa de la noche de Prís, una de las más antiguas de Europa y talvez del mundo por lo tanto sus paredes guardaban siglos de sabiduría y poder.

Vió un muchacho de cabellos cortos azules colgando de una de las ramas del árbol, más allá Afrodita venía corriendo a toda velocidad mientras se jalaba unos mechones de su cabello ens eñal de fustración.

—¿ QUÉ TE HE DICHO Ángelo?

—NO ME GRITES, NO SOY TU HIJO—refunfuño bajando de la rama con cuidado.

—pero no puedes aparecer aquí cuando hay vampiros presentes—señaló en dirección a Gea.

—parece que no le importa.

—eso es lo que tú crees—murmuró jalándolo de un brazo hacia un rincón más privado.

Ella simplemente negó divertida era un panorama que se repetía, los humanos desafiaban la seguridad de las casa de la noche y escalaban tan sólo para ver al chico o chica de la que estaban enamorados.

De repente los vellos de su brazo se erizaron, una extraña sensación de vértigo la recorrió de pies a cabeza, el mal estaba al asecho....

—¡ Diosa Nyx! no dejes que el mal cause dolor una vez más.

—¡ profesora Gea!—gritó con pánico Afrodita.

—¡ calma Afrodita!—pidió caminando hacia él—tienes que dirigirte hacia el interior de la escuela.

Ángelo tenía los ojos casi salidos por la impresión, si bien era extravagante y algo raro en su personalidad, lo que estaba viendo era siniestro y malévolo.

Antes de irse, Afrodita dejó un camino de rosas para que protegieran a Gea hasta que llegaran los demás profesores. La joven profesora de hechizos y rituales le haría frente a la mujer que analizaba cómo atacarla, en cierta forma Gea estaba vinculada al elemento tierra por eso la razón por la cual escogió el nombre de la titánide madre de los cíclopes, hecatomquiros y algunos más.

No dejaría que el miedo se apoderara de su ser, no permitiría que le infundiera temor, lucharía hasta el final si era necesario.

—¿por que quieres seguir haciendo daño?

La otra mujer se rió como si Gea le hubiera contado un buen chiste, que le importaba si ocasionaba dolor y muerte otra vez si lo único que deseaba era el corazón de Dégel, el resto podía irse al mimísimo Tártaro, sin embargo Seraphine percibía que Gea destilaba lo que ella una vez tuvo, bondad,dulzura y sabiduría las cuales perdió al permitir que la maldad se apoderara de su alma volviéndola un ser oscuro sediento de venganza; quizá aún ahbía un atisbo de su antigua vida en lo más profundo de su ser.

—no eres mala, estás cegada por la oscuridad.

—¿ qué sabes tú de mi?

—lo percibo en ti, veo que no quieres....

De un salto felino, la tomó del cuello elevándola unos cuantos metros del suelo, pretendía amedrentarla, más Gea permaneció con la misma mirada de compresión que irritó a la otra.

—quita esa tonta miradita.

—¿por qué? ¿ vas a matarme?

La soltó cuando vió aparecer a Milo y Dégel seguidos de varios profesores. Pandora apremiante la jaló hacia terreno más seguro mientras los hombres se aprestaban a batallar.

Milo tuvo otra visión apenas vió esa mujer, la recordaba de algunas noches cuando era un niño y en los sueños se veía como un hombre de cabellos azules de facciones fuertes que poco a poco se quemaba.

Dégel empezó a recordar la tragedia que se desató hacía dos siglos, horas después de la muerte de Kardia.

Flashback.

Un barullo lo sacó del ensimismamiento, el joven aún con los ojos llorosos se levantó de la cama y se asomó a la ventana; vió a varios jóvenes vampiros y vampiros entre ellos la sacerdotisa Tepsícore agachados alrededor de lo que parecía cuerpos. Presintiendo que las desgracias aún no acababan, se limpió todo rastro de lágrimas y se dirigió a toda velocidad al lugar.

—¿quién fue capaz de hacer esto?

La pregunta llegó a sus oídos como un lamento inusitado, no era suficiente con perder a Kardia que ahora también perdía a varios de sus compañeros esa misma noche. Tenía la leve esperanza de que por lo menos uno estuviera vivo para que revele al causante de esa masacre.

—quien hizo esto es una bestia.....

Fue el comentario del profesor de esgrima cuya espada permanecía con la hoja lista para cortar a todo aquello que amenazaba la seguridad de la casa de la noche, el vampiro en cuestión lo observó por un buen lapso hasta que negó con la cabeza.

—Dégel.

—¿si?

—es hora de que demuestres tu verdadero poder, muestra que eres un digno guerrero.

Alzó la vista hacia el muro de piedra, quizá producto de su tristeza le pareció ver la imagen de Kardia mirarlo desde ahí, pero era un sugestión, por que el moreno se hallaba en el reino de Nyx y las cuestiones del mundo terrenal ya no le afectaban.

—si no te hubieras ido....

Una suave brisa revolvió sus lacios cabellos, buscó con la mirada la procedencia y notó que se trataba de Eolo, uno de los Hijos de Erebus de su misma edad el cual era el Guerrero juramentado de Tepsícore.

Un leve asentimiento de cabeza fue la respuesta.

—toma una de las armas y patrulla el perímetro, es muy probable que anden por aquí.

Anduvo por todo el perímetro, buscando, palpando y mirando alguna cosa fuera de lo normal, se disponía a regresar cuando algo oscuro se le atravesó en el camino, se trataba de un hombre de horrendas facciones que trató de atravesarle el pecho con una daga, más Dégel fue más rápido y de un certero tajo cortó sus ropas y por consiguiente matarlo. Aquel hombre era enviado por Seraphine que en su afán de destruir todo lo que le impedía tener al deshielo, más encima el rechazo del cambio en masa de algunos de novatos hizo que esa noche fuera la noche oscura de la casa de la noche.

Cuando su misión finalizó Dégel renunció, a pesar de que no era permitido, a su lugar en los Hijos de Erebus, se dedicaría por completo a sus clases y restaurar la casa de sus padres proceso que tomaría años.

—podrías haber sido mi sucesor—fueron las palabras amargas del profesor de Esgrima—pero es tu decisión y la respeto pues estás pasando por un proceso de luto al perder a tu consorte.

—se los agradezco.

—no me lo agradezcas, de todas formas cuando deje este mundo y parta al de nuestra diosa, tú te harás cargo.

—lo haré—dijo mientras escoltaban a Tepsícore que se dirigía a su habitación.

Días después oyó que los pocos conocidos de Kardia entre ellos su hermana acudieron a su funeral, él no pudo asistir, ya que era de día y los vampiros eran sensibles.

Ya en la noche Camille lo llevó al lugar donde fue sepultado, cabe decir que la joven temía que su hermano menor le reprochase el haberse enamorado de Kardia, más no fue así, si ambos lo amaron entonces las cosas se llevaban en paz.

Mantuvieron contacto hasta la muerte de Camille casi cuarenta años después, prometió que volvería pero que se reconocerían....

Fin flashback.

La sangre se le heló cuando vio a Milo dirigirse como zombie hacia la mujer..... aquello no podría estarle pasando, era una pesadilla....

—¡ MILO!

 


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