16.- Epílogo.
" Las historias generalmente tienen finales felices en que cada personaje termina bien, en otras termina triste......"
Milo en vista de que ya había cambiado, decidió salir a probar suerte en el mundo artístico como cantante o actor cosa que para Dégel no era extraño por que mientras estudiaba destacaba en teatro y en música, aparte de que poseía habilidades para ser un guerrero.
—¿cuanto tiempo estarás fuera?
El muchacho se detuvo a las puertas de la casa de la noche y volteó a mirar a Dégel que expectante aguardaba su respuesta.
—no sabría decirte cuanto.
—promete que te cuidarás—se acercó y trazó una línea imaginaria en el contorno de su rostro.
—claro viejo y sólo pensaré en ti.
—respétame...
—tú sabes que es mi forma de decir.
Era difícil no detenerlo.
—tenemos Skype.
—no es lo mismo.....
Milo apretó los labios evitando no sentirse mal, Dégel sin embargo le entregó algo para que la separación momentánea no fuera tan drástica.
—te amo......
—es la segunda vez que me dices eso.
—nunca dudes, viejo.
—lo sé.
Antes de que el silencio cayera como manto pesado, Milo emprendió su camino prometiéndose que regresaría lo más pronto posible.
Para Afrodita, el cambio supuso un giro de 360 grados, ahora veía todo con más claridad, comprendió que el mundo no sólo se limitaba a las cuatro paredes de su antigua casa-mansión, dinero y alta sociedad, el tener a Ángelo le abrió los ojos al mundo verdadero, él jamás pensó que sería tan especial para Nyx.
Ahora como buen amante de las plantas, se dedicaría a cuidar el pequeño jardín de la casa de la nochea a petición de Gea que agradecida por haberla protegido con un camino de rosas lo recomendó a Gorgo que sin chistar lo colocó ahí.
El cambio también le llegó para Shaka, Aioria tan emocionado le tomaba fotos de su tatuaje ocasionando que el blondo lo amenazara con romper su relación si seguía peor que paparazzi, el castaño aceptó no quería quedarse sin él. Días despúes lo acompañó a la India.
Dégel retomó sus clases.
Milo se estableció en Londres, su belleza y talento atrajo la atención de un agente que obviando que era vampiro lo eligió como su estrella en una obra de teatro, muchos lo calificaron como el nuevo galán que tenía a sus pies a hombres y mujeres.
Al estar ocupado no podía hablar mucho con Dégel, pero cuando tenía tiempo libre hablaban hasta los codos.
Hasta que un día.........
—¿ me extrañaste?
—Milo ¿ eres tú?
El guapo joven, estaba de pie en el umbral del aula de literatura con una sonrisa límpida y perfecta. Nuevos novatos se quedaron sin habla al verlo, ignorando claro que ya su corazón tenía dueño.
—me hiciste falta viejo—caminó hasta detenerse frente a sus ojos—la fama es terrible.
—ya te dije que no soy viejo.
—lo eres, tienes canas.
—niñato insolente.
Sonriéndole, tomó asiento en una de las bancas para oír la clase del día que se trataba de las obras de Honoré de Balzac, escritor de la novela realista del siglo XIX. Dégel negó con la cabeza el atrevimiento de su consorte, después de todo agradecía tenerlo nuevamente en su vida.
Al finalizar la clase, y uno que otro comentario, ambos se dieron una escapada hacia las calles de París.
—extrañaba mucho esta ciudad.
—es difícil no extrañarla.
Milo suspiró mientras se recargaba en un árbol ubicado a las afueras de una casa.
—quién diría que en pocos meses pasaron cosas que son increíbles para un ser humano que para nosotros son normales.
—si.
Los ojos violáceos de Dégel brillaban intensamente opacando las luces de la ciudad.
—te quiero mucho.
—yo también.
Le contó todo lo acontecido en Londres, Dégel lo oía atentamente de vez en cuando se reían ruidosamente por algún chiste. Aquel amor que empezó hacía dos siglos, perduraría los siglos siguientes, por que sólo las verdaderas historas de amor traspasan barreras.
" No hay cosa maravillosa que tener a la persona que más amas a tu lado....."