Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dragon&Human: Más allá del jardín por NPa-Panda

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Espero les guste!

 

Capitulo I

 

En lo más profundo de un bosque apartado de la aldea, se hallaba una casita, se lograba camuflar entre los enormes pinos y frondosos árboles, no era tan grande, en realidad era pequeña pero a YiFan no le importaba, él creía que era la mejor casa que existía ya que sus padres la hicieron con mucho esfuerzo antes de que él nazca. Sus apresurados pasos se escuchaban al bajar las escaleras de madera y antes de bajar completamente, saltó por encima de los dos últimos escalones corriendo directamente hacia una de las ventanas, Yifan pudo ver como su padre cortaba los troncos en leña de un solo intento, su padre era realmente muy fuerte.

-llevó sus dos manos alrededor de su boca e inflando su pecho, gritó-¡Buenos días, papá!-el adulto volteó y alzando la mano, saludó a su hijo de lejos con una enorme sonrisa en su rostro-

Yifan le devolvió la sonrisa y fue en busca de su querida madre. Cuando papá iba en busca de comida y demoraba semanas en encontrarla, mamá cuidaba de él, dormía con él y lo consentía para que no sintiese la falta de su padre, era sin duda la mejor mujer del mundo.

-¡Omma!-gritó el rubio al entrar a la cocina-

-No grites YiFan, aquí estoy- dijo su madre entre risas, pasando su manos por los dorados cabellos de su hijo-

-Omma ¿Puedo salir esta vez? Papá y tú lo prometieron-la mujer se puso nerviosa, su hijo tenía razón se lo habían prometido- Ustedes dijeron que cuando cumpla los once, me dejarían salir más allá de nuestro jardín-Yifan frunció el ceño, sus esperanzas de salir se iban desvaneciendo-Y eso fue hace un año-murmuró

-la mujer iba a decir algo pero calló al sentir una mano sobre su hombro-Tiene razón, cariño, lo he estado pensando y es hora. Yifan ya tiene doce, puede cuidar de él mismo-los ojos del menor brillaron esperanzados-Míralo, amor, nuestro hijo es un muchacho fuerte-la mujer observó a su hijo, su pareja tenía razón, suspiró resignada-

La bella mujer sonrió a su hijo, entonces Yifan entendió. El menor corrió directo a sus padres abrazándolos fuertemente y con un casto beso de su madre en la frente, salió corriendo por la puerta. Se detuvo justo donde terminaba su jardín y sin pensarlo dos veces, siguió. Yifan sentía que nadie lo podía detener, que era invencible. Sentía el fresco viento chocar contra su rostro, el canto de los pájaros hacían eco entre los árboles, lo relajaban tanto que sin darse cuenta había dejado libre a sus alas. YiFan al igual que su padre era un dragón, un joven dragón dorado mitad humano, otorgado por los genes de su madre. Las hermosas alas del menor se extendieron a sus costados, sin sentirlo, Yifan estaba aleteando débilmente; elevándose, es ahí cuando reaccionó y guardando sus alas cayó sobre el suave pasto, agradeció que solo estaba a unos centímetros del suelo. El rubio no sabe cuánto habrá corrido, gracias a sus genes de dragón; poseía una buena velocidad, pero una luz muy brillante se colaba por entre los árboles. El menor caminó hasta ella, curioso.

Yifan no podía creer lo que estaba viendo, salió completamente de entre los árboles y pudo verlo. Era el acantilado del que le habló su madre. El acantilado que hizo su padre para separarlos de los humanos. Su madre le había contado cuando era más pequeño, su historia de amor. La madre de Yifan conoció al que sería su pareja en el bosque, el mismo bosque donde construyeron su actual hogar. Un día, un grupo de aldeanos vieron al padre de Yifan en su forma natural y junto a él, encontraron a su madre, los aldeanos los persiguieron, querían asesinarlos. El padre de Yifan nunca permitiría que hagan daño a su pareja, juntando toda su fuerza e ira contenida; destruyó parte del bosque, formando el acantilado que es hoy en día, separando a los aldeanos de su tierra.

El rubio caminó lentamente hasta quedar en el borde, bajó su mirada. Pobre el que cruce. Pensó, al ver el furioso mar chocar contra las piedras; salpicando.

Una suave brisa lo despeinó, Yifan sonrió orgulloso de sí mismo, afín había salido de casa, el bosque era en verdad muy hermoso y relajante. El menor se sentó en el borde del acantilado soltando un largo suspiro, cerrando sus ojos.

¿Qué fue eso?

Yifan abrió rápidamente sus ojos al escuchar el ruido de los arbustos moverse. Dispuesto a irse; se paró, retrocediendo sigilosamente, sin quitar su vista de los arbustos. Pero todo rastro de miedo se desvaneció, al ver como de entre los arbustos salía un pequeño niño sollozando, frotándose los ojos con ambas manos, lágrimas se deslizaban por sus pálidas mejillas.

-Humano- susurró sin aliento, nunca había visto un humano que no sea su madre-

El pequeño pelinegro se sentó en el borde del acantilado sin dejar de llorar, dejando sus piernas colgando. Yifan no pudo evitar ver las piernas del humano, estaban llenas de moretones y raspados, el rubio sintió pena ¿A caso él no tenía una madre que lo cure? Como su madre hacía con él. El rubio se volvió a sentar como antes, sin apartar su mirada del pelinegro, al parecer este no se había dado cuenta de su existencia. YiFan se quedó callado en todo momento, dejó que el pelinegro se desahogara.

Cuando el menor, por fin dejo de llorar, quitó sus manos de su rostro frotando sus ojitos, sorbiendo su nariz. Elevando su carita se dio cuenta de la presencia de Yifan, ambos se quedaron viendo fijamente, Tao no se podía explicar que hacía aquel niño en la tierra del dragón ¿Cómo fue posible que haya cruzado sin morir en el intento? Mientras YiFan no podía dejar de ver al humano, no se veía como él pensaba, el pelinegro lucía tan inofensivo y de cierta manera agradable.

-Hola-saludó amablemente el pelinegro, su suave voz hacía eco gracias al acantilado-

-YiFan se sorprendió al escucharlo hablar-…Hola-contestó después de unos segundos con una sonrisa inmediata-

-Tao quería preguntarle que hacía al otro lado del acantilado o cómo había llegado, pero calló al ver la sonrisa del rubio, contagiándose, sonriendo por igual- Soy Tao, Huang ZiTao-tímidamente alzo su brazo extendiéndole la mano-

-YiFan, Wu YiFan-el rubio imitó el gesto del pelinegro y ambos apretando al aire entre sus manos, se saludaron moviendo sus brazos de arriba hacia abajo; riéndose de ellos mismos-

.

.

.

 

Ese mismo día, YiFan regresó a casa con una enorme sonrisa en su rostro, ahora tenía un motivo más para salir del jardín. Tao.

- - -

YiFan y Tao se veían diariamente, sin falta. Ambos se habían vuelto muy buenos amigos. Había ocasiones en las que Tao llegaba con heridas llorando, YiFan siempre se quedaba hasta que el menor se tranquilice para luego hacerlo reír con cualquier locura que se le ocurriese. Hasta que un día Tao llegó sangrando, YiFan se preocupó enormemente hasta el punto de tener ansiedad, nunca le preguntaba por qué venía herido porque pensaba que incomodaría al menor pero quería explicaciones y las quería ahora. Ese mismo día supo que el pelinegro era huérfano y vivía con su tía, la muy desgraciada lo maltrataba junto con sus hijos. También supo que Tao siempre iba al acantilado cada vez que lo maltrataban, era como su lugar feliz, por eso aquel día que se conocieron, Tao había sigo herido de nuevo.

Pasaron los meses, y los amigos se hicieron más cercanos que nunca. YiFan cada vez que veía llegar lastimado a Tao, se desesperaba por extender sus alas y volar hasta llegar a su lado para abrazarlo y decirle que él lo protegería, pero no podía, aun no podía decírselo a Tao. Ambos amigos se quedaban hasta la noche hablando y riendo, bromeando e imaginándose como sería estar al otro lado del acantilado. Pasaron sus cumpleaños juntos, YiFan nunca olvidará las deliciosas galletas que Tao le preparó para su cumpleaños y el pelinegro nunca olvidará las exóticas flores que el rubio le trajo.

Los años pasaban volando para YiFan y Tao que ahora eran prácticamente inseparables, su amistad se había fortalecido mucho estos años, ganándose la confianza mutuamente. YiFan y Tao se encontraban en la hermosa época de la adolescencia. El rubio ya con dieciséis años, no podía ignorar en la belleza en que se había convertido Tao, ya desde que cumplió los catorce veía a Tao de otra manera pero por más que el mayor se niegue, él sabía que el pelinegro era su perdición. Tao con catorce años, no podía dejar de desviar su mirada del mayor, comenzaba a sentir ciertas cosas hacia el mayor y la mirada de YiFan se había vuelto una debilidad para él, sin mencionar ese cuerpo que el menor se preguntaba cómo diablos el mayor se volvió tan alto e intimidante.

Un día, ambos jóvenes estaban acostados mirando el cielo, siempre separados por el acantilado, Tao tarareaba una melodía mientras YiFan lo escuchaba, al rubio le encantaba escuchar cantar o tararear al menor, era tan relajante. Era el cumpleaños del pelinegro y YiFan le había regalado una flauta de madera que él mismo hizo, el menor por su parte no tenía ni idea de cómo tocar una flauta, pero no desperdiciaría el regalo de su mejor amigo, así que solo ponía sus dedos sobre los huequitos y tarareaba alguna nota. Tao de la nada dejo de tararear, YiFan frunció el ceño abriendo sus ojos pesadamente, casi lograba quedarse dormido.

-¡Gege!-el rubio sonrió, le encantaba que su panda lo llamase así-

-¿Mh?

-¿Hoy es mi cumpleaños, verdad?-Tao jugaba nerviosamente con sus dedos, levantándose del pasto-

-A YiFan le pareció rara esa pregunta, pero igual contestó-Así es pandita, quince años ya-

-Gege, me hiciste una promesa-y antes de que el rubio dijese algo, siguió- Me prometiste que en mi próximo cumpleaños me dirías el cómo cruzaste el acantilado

Yifan estrujo con fuerza su camisa, nunca debió prometerle eso al menor, lo que más temía YiFan era que el pelinegro lo dejase cuando supiese que era un dragón, prefirió ignorar al menor.

-¿Gege?-Tao sabía que cada vez que hablaba sobre el acantilado YiFan no le hablaba-Gege…-Tao sentía como le picaban sus ojos, no le gustaba que su gege se enoje con él-G-Gege-la voz del menor se entrecorto soltando sin querer un pequeño sollozo-

YiFan al escuchar el débil sollozo de Tao, se levantó rápidamente del pasto mirando al menor, estaba llorando, el rubio se maldijo, era un idiota, había hecho llorar a su pequeño, le estaba haciendo daño al ignorarle.

-L-Lo siento, Y-YiFan-y eso basto para que el mayor se alarmara, el pelinegro lo había llamado por su nombre-N-No volveré a t-tocar el tema-Tao no paraba de llorar, quería que su gege lo perdonase-

-Yifan pensó que ese era el momento, era ahora o nunca, no quería volver hacer llorar a Tao-Pequeño…mírame-necesitaba que Tao lo mirara, quería ver sus hermosos ojos aunque sea por última vez sea el caso que el menor lo abandonase por ser un dragón. Tao levantó su vista hacia el mayor, este estaba parado firmemente mirándolo directamente a los ojos- Prométeme que no desviaras tus ojos de mi-el pelinegro sin entender por qué le pedía eso asintió. Y así pasó, Tao mantuvo su mirada sobre YiFan todo el tiempo, mientras este cerraba los ojos, suspiro lentamente y de un parpadeo a otro Tao veía como las alas doradas que contrastaban con el sol se abrían lentamente y extendían elegantemente sobre los costados de YiFan. Tao miró con adoración las alas del rubio eran tan hermosas, ahora entendía todo. YiFan no solo era un dragón, era hijo de la famosa pareja fugitiva, hijo del mismo dragón poderoso que hizo el acantilado, Tao simplemente no lo podía creer, al pelinegro a diferencia del resto siempre le había gustado la historia de los padres de YiFan la consideraba romántica y para nada horrorosa como ciertos aldeanos lo catalogaban. YiFan abrió lentamente sus ojos, los había cerrado para no ver como Tao huía de su lado pero fue grata su sorpresa al encontrarse con su hermoso pelinegro sonriéndole desde el otro lado del acantilado. YiFan supo que Tao era la persona correcta para él, el menor no lo había abandonado se había quedado y eso nunca lo olvidaría.

.

.

.

-Anda Gege ¿Si?-puchereó el menor ya con dieciséis años-Muéstramelas de nuevo-el pelinegro balanceaba sus descubiertas piernas al borde del acantilado-

-YiFan ya con dieciocho años no podía disimular su mirada de las descubiertas piernas torneadas del pelinegro-¿No quieres tocarlas mejor?-miró divertido a un Tao muy sonrojado-

-¿T-Tocarlas?-Tao no sabía cómo ocultar su sonrojo, prefirió agachar la mirada-

-Sí, podría ir volando fácilmente hasta donde estás tú y-

-¡No!-antes de que el rubio pudiese terminar, Tao lo interrumpió- No, no puedes- Tao tenía miedo de que algún aldeano vea a YiFan y decida hacerle daño-

-¿Qué?- Yifan frunció el ceño algo enojado. El rubio quería acercársele pero el menor lo alejaba- Claro que puedo, observa-YiFan estaba listo para sacar a lucir sus alas pero el grito del menor lo interrumpió-

-¡Espera! Gege…por favor no quiero que te hagan daño-Tao suplicaba-

-YiFan sonrió, su pequeño se preocupaba por él- Nadie se atreverá a hacerme daño, no te preocupes-

-No…no vengas-YiFan se estaba hartando un poco, no le gustaba que el menor lo aleje de su lado-

-Tao-la voz de YiFan estaba ronca, últimamente su carácter se había vuelto más fuerte- Cuando digo que iré, iré-

-Aléjate-

-Y eso bastó para que YiFan soltase un gruñido que hizo eco por todo el bosque- ¿Quieres que me aleje? Bien- Y sin más, extendió sus alas saliendo lo más rápido que pudo de ahí-

-¿Así que la historia se repite, eh?-esa voz tan bien conocida por Tao, se hizo escuchar-Traidor-

Todo se volvió negro.

Notas finales:

¡Haganme saber si les gusto con un review!

 

Byebye :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).