Capítulo 1
“Transformción.”
Vivir ocultando mi verdadera yo es algo duro.
Con quince años de edad, yo, Takahashi Nanami, tengo muy en claro mi sexualidad, completamente heterosexual; o sea, solo me atraen los hombres sin duda. OK, hasta ahí todo está genial, lo complicado y extraño llega cuando admito que me gusta el romance gay. Esa es la parte que me obligo a mantener dentro de mí, y a veces siento que en una vida pasada fui uno de los primeros homosexuales y este reencarnó en mí. Esto último solo lo saben mis amigas más íntimas y, bueno, tú que lo estás leyendo.
El propósito de todo esto es para poder contar que fue lo que sucedió que me hizo mostrar como soy y quiero ser.
---Hace seis días…---
Estaba recién salida de la ducha. Después de tres horas de baile, dos de canto y una de videojuegos, necesitaba refrescarme. Me puse mi pijama para luego acostarme en la cama a chatear por WhatsApp y leer yaoi en la tablet.
Sakura-chan: Oye, ya leíste en nuevo capítulo de Their Story?
Claro que sí nwn
Rena: Ay, yo adoré eso de la carrera de la nieve, pero eso del laberinto de la fábrica me encantó.
Sinceramente, a mi me gusta cuando se la pasan flojeando y descansando *cofcof*
Aoyagi: Oh, vamos. no pueden mantener eso en silencio? falta una semana para entrar a clases, ya tendrán tiempo para hablar.
Igual, yo ya me voy.
Rena: A donde?
A leer yaoi~ Bye!
Apagué la conexión del celular me concentré en uno de los miles de fanfics que usualmente leo, haciendo los diálogos del protagonista en voz alta a la vez que me meto en el personaje. Después de llegar al último capítulo publicado apagué todo y me acosté a dormir.
Esa noche soñé con una escena deseada. Nagisa --mi mejor amigo-- y yo en una cita, como siempre había querido. Un paseo alrededor de la fuente del parque, unos pasteles en un café rodeado de árboles de sakura… Algo muy hermoso que obviamente se desvanece al momento en que abro los ojos.
Bostecé fuerte pero sin ganas de levantarme, tenía sueño y no quería despertar después de lo visto en mi cabecita durante el sueño, pero la vida me odia y ya no conseguía el sueño. Me removí en la cama siento algo duro contra mi vientre, quizás era mi celular o la pelota del perro que suele dejar en la cama por sí mismo para que jueguen con él. Cuando busqué debajo de las sábanas noté que estaba por debajo de la ropa. Ahora sí me alarmé y me senté en la cama. ¿Qué podría ser y cómo llegó allí?. Quité las sábanas y bajé los shorts de la pijama para ver bien. Por un momento mi mente se quedó en blanco.
Era un maldito p-e-n-e.
Un miembro, entrepierna, aparato reproductor masculino, y estaba adherido a mi cuerpo --además de erecto--. Me toqué el pecho con fuerza y no sentí dolor. Palidecí al no ver mi senos donde se suponía que estaban. Acomodé otra vez mis shorts y me levanté para verme en el espejo, mi cabello estaba corto por encima de la oreja --antes estaba más abajo de los hombros--, ondulado como lo es naturalmente. Chillé y oí mi voz distinta., a pesar de seguir siendo suave, era más grave, levemente más gruesa y profunda.
A punto del desmayo, mi madre entró al cuarto y se desplomó en el suelo por mi aspecto. Mi padre vino a su rescate y casi le sucede lo mismo de no ser por mi hermano que le apuraba para ayudar a mi madre.
Salí del cuarto disparada al baño. Me calmé un poco y me dí una ducha para luego salir. Los tres me vieron boquiabiertos, y sabía demás el porqué. Un chico que es idéntico a su hija despierta en su cuarto mientras ella no está en ninguna parte. Creo que fue más que obvio.
Desayunamos. Ellos pendiente del televisor mientras yo me revolvía en el asiento porque no acostumbraba a tener ese estilo de glande en mi entrepierna. Es algo molesto.
Aunque creo que… ¿Debería hablar de mí en masculino a partir de ahora no?