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Hoy tengo ganas de ti por Riniita

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Notas del fanfic:

:D (?)

 

Notas del capitulo:

¡FELIZ CUMPLEAÑOS SHUMIII! (?)

Dudas por si no describo bien, Ruki va como en el Pledge y Reita como en No[666] (?)

dicho eso a leer y espero que os guste.

P.D: Espero que te guste Shumi ♥ 

P.D: Si tengo alguna falta de ortogrefía no me lo toméis encuenta... Es que es muy tarde y escribir con sueño es peligroso (?

   Reita presionó el cuerpo del más bajo contra la pared del baño, uniendo sus labios con los de él en un profundo beso. Ruki llevó las manos al pecho del mayor mirando a esos oscuros ojos que de un momento a otro le tragarían. Se separó dejando un piquito en los labios del mayor, sonriéndole.

-Vamos a llegar tarde a clase, iguanita -rió con levedad sobre sus labios, pues estaba tan pegado al mayor que por cada palabra que él decía inevitablemente sus labios se rozaban, lo que le hacía más difícil la tarea de tener que apartarse.

   Ruki se fijó cómo iba hoy Reita. Su cabello corto era toda la parte de adelante, es decir, la del flequillo, rubio; mientras que lo restante era todo negro, como sus ojos. El flequillo lo tenía largo, hasta los labios, y de lado, hacia el lado izquierdo. Además llevaba un trapo en la nariz, como solía decirle siempre el menor, que era negro. El uniforme escolar, tanto de Reita como de Ruki, consistía en una camisa de manga larga blanca con una corbata negra, mientras que los pantalones eran negros.

   Ruki tenía los ojos castaños pero eran oscuros, su cabello era rubio y corto, tenía ondulaciones hechas en el cabello menos en su flequillo, el cuál estaba puesto hacia la derecha, que estaba liso. Era una bonita combinación que a Reita le gustaba mucho. El más alto sonrió de medio lado y negó con la cabeza.

-Es que hoy no quiero ir a clase… Hoy quiero estar con un enano precioso -sonrió con suavidad mirando a Ruki que le miró mal, siempre le miraba de la misma forma cuando el mayor se metía con su estatura.- ¿Recuerdas el día que me empezaste a llamar iguanita? -preguntó sonriéndole ahora con ternura, acariciando la mejilla de su compañero con los nudillos de sus dedos índice y corazón.

-Claro que sí, ahí fue cuando quise seguirte y no separarme de ti nunca más… Fuiste muy bueno conmigo -dijo asintiendo con la cabeza, sonriente.

 

   ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

   Reita caminaba con tranquilidad por la calle de vuelta a su casa, siempre pasaba por el mismo parque y le pareció extraño no ver a aquel niño pequeño que siempre estaba abrazado a un osito de peluche. Todos los días estaba allí y poco a poco Reita pudo establecer conversación con él, era un niño realmente bonito, pero el menor le había contado que su familia había muerto en un accidente de tráfico cuando él era bien pequeño y desde ahí solo estaba en el orfanato porque nadie quería adoptarle, ya que era un niño que no podía estar con las personas porque les tenía miedo. Aquello le llamó la atención al mayor, se sentía afortunado por el hecho de poder hablar con él, que le permitiera hablar bien. Pero ese día no estaba, no le podría dar la bolsita de caramelos que le daba todas semanas y darle la gran noticia que tenía que darle. Como le pareció extraño se acercó al parque y vio que unos niños salían de un callejón riendo con la cabeza de un osito en sus manos. Ese osito era… Se le congeló la sangre al reconocerlo y fue corriendo al callejón.

-¡Ruki! -alzó la voz llegando al callejón y lo primero que vio fue al menor en una esquinita abrazando el cuerpo roto de aquel osito mientras que lloraba desconsolado por lo que esos niños le habían ello. Se acercó al menor y Ruki se pegó a la pared asustado, no era justo, el menor tenía miedo a la gente y con esas cosas lo único que conseguían era que temiera más.- Hey, está bien, soy, Reita… No tengas miedo… -susurró en un tono tierno para que no se asustara más de lo que ya estaba.

-R-reita… -le miró con los ojos llenos de lágrimas, aquella imagen le dañaba a Reita porque le había cogido mucho cariño desde que lo había conocido y verlo llorar no le gustaba en absoluto. Reita le cogió el muñeco roto y lo miró apenado.

-¿Por qué te han hecho esto esos niños? -preguntó dudoso.

-Se estaban metiendo con una niña… -susurró el menor acongojado y triste por su osito.- Esa niña no tenía culpa y se estaban portando mal con ella… -empezó a llorar de nuevo y Reita le cogió la cara con las manos haciendo así que le mirase a los ojos.

-Eres el niño más bueno que he conocido, Ruki, pagarán por lo que han hecho… Pero no llores, ya no te van a dañar más -Ruki asintió con la cabeza mirándole pero miró su osito y lloró de nuevo cogiéndolo triste, era el único recuerdo que conservaba de su familia ahora en el cielo y se había roto…Ya no había nada que le uniera a sus padres.

-Mi osito… -Reita se quedó pensativo y sacó de su mochila un peluche de una iguanita que llevaba ahí, que había comprado porque le gustaban mucho las iguanitas y quería que el menor tuviera una.

-Bueno… En realidad esto te lo iba a dar cuando llegarás a casa pero… -le ofreció la iguanita al menor que la miró con los ojos llorosos, dudoso.- Así podrás crear nuevos recuerdos conmigo, chiquitín, no tienes que llorar…Porque los recuerdos siempre los tendrás en el corazón, no en el peluche.

-¿Es para mi? -preguntó mirando al mayor que asintió con una bonita sonrisa. Ruki sonrió emocionado cogiendo el peluche y mirándolo con los ojos brillantes.- ¡Es muy lindo! A partir de ahora te llamaré iguanita -afirmó mientras una dulce sonrisa decoraba la suya propia, porque las sonrisas de ese niño a Reita se le antojaban muy tiernas. Pero, en ese momento, la cara de Ruki pareció reflejar confusión por lo que Reita le miró con curiosidad.- ¿Por qué has dicho lo de casa, Rei-chan? 

-Ah, sí, mi madre te va a adoptar -asintió con una hermosa sonrisa y Ruki abrió los ojos como platos ante tal noticia, era genial, simplemente era lo mejor que le había pasado desde que había perdido a sus padres. Le abrazó llorando y Reita lo apretujó sonriendo, contagiándose de la felicidad del pequeño.

 

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-Esos chicos sí que se arrepintieron de no ser buenos contigo -rió suave mirándole y le colocó un mechón de cabello tras la oreja cariñoso. Ruki le miró sonriente.

-Vamos a llegar tarde a clase, Rei-chan…

-¡Que le den a la clase! Hoy tengo ganas de ti -resopló haciendo que el menor se sonrojase y juntó sus labios de nuevo dándole un beso más pasional que el anterior al menor que lo correspondió sin rechistar.

   Las manos del mayor se pasearon por las caderas del menor y empezó a desabotonar los botones de su camisa dejando su torso al aire. Reita se separó de los labios del menor y se relamió los suyos propios al ver la blanquita piel del menor frente a sus ojos. Ruki se sonrojó mirándole con algo de duda.

-R-rei-chan… ¿aquí? -preguntó dudoso porque le daba mucho apuro tener que hacer eso en un sitio público.

-Sí -sonrió dulce y le acarició la mejilla con dulzura.- ¿Qué pasa peque? ¿No quieres? -preguntó dejando un casto beso sobre sus labios, uno muy dulce. Ruki se destensó por aquel tierno beso y negó con la cabeza sonriente.

-No, Reita… Es que me da vergüenza… -reconoció mirándole a los ojos por lo que Reita rió sin poder evitarlo, acariciando ahora los costados del menor.- ¿Y si alguien nos escucha?

-¿Qué más da? -respondió Reita comenzando a dar besos en el cuello a su pareja que cada vez le costaba más negarse a aquello.- Lo que importa en este momento somos tú y yo… Y yo tengo unas ganas de comerte que no puedo contener, lo siento chiquitín -susurró contra la piel de su cuello donde dejó una mordida y una marca. El menor dejó de oponerse suspirando con levedad.

   Entonces Reita dio besos por las clavículas hasta que llegó a uno de sus pezones y pasó la lengua por él haciendo que se endureciera cuando lo cogió entre sus labios y tiró de él. Ruki llevó sus manos a la cabeza del mayor y enredó sus dedos en su cabello, jadeando por ese dulce tacto. Reita hizo lo mismo con el pezón restante haciendo que se endureciera como el otro. Tras eso le quitó la camisa al menor dejando que cayera al suelo y comenzó a repartir húmedos por el torso del menor y, cuando llegó al ombligo de él, metió su lengua divertido, haciéndole cosquillas al menor que le miró riendo bajito.

-Deja eso bobo -sonrió acariciándole los labios al mayor que los tenía húmedos. Reita le dio un mordisquito en su dedo y desabrochó los pantalones del menor haciendo que cayesen al suelo.

-Ahora quítate los zapatos para que te los pueda quitar -dijo mirando divertido al menor que se sonrojó por tal comentario por parte del mayor.

   Asintió con la cabeza y se quitó los zapatos dejándolos a un lado, al igual que los pantalones que le había quitado el mayor anteriormente. Ahora Reita miró a la entrepierna del menor que estaba cubierta por su ropa interior. El mayor dejó un beso sobre el bultito que había, haciendo que el menor suspirara con suavidad, nervioso. Llevó las manos a los bordes de la ropa interior del menor empezando a bajarlos de una forma lenta, divertido mientras liberaba el miembro del menor. Ruki hizo lo mismo que antes dejando su ropa interior a un lado mientras veía que Reita se levantaba de nuevo y le miraba de arriba a bajo detenidamente. Pues Ruki era la persona más bella sobre el planeta a ellos de Reita, de hecho no creía que nadie pudiera ser tan hermoso como ese niño que le parecía tan tierno. Ruki notó que le miraba de aquella forma y bajó la mirada sin poderlo evitar, siempre que le miraba el mayor notaba cómo una mirada le atravesaba el cuerpo entero, como si pudiera ver realmente lo que era su alma.

-D-deja de mirarme así… -susurró realmente acongojado de aquella mirada penetrante que poseía su compañero.

-¿Por qué? Hago como buen ser humano y admiro la belleza que no pertenece a este mundo -dijo con tranquilidad haciendo que los colores de la mejilla del menor se volvieran realmente rojos. Como su piel era pálida aquello destacaba más y al mayor le daba mucha ternura el tenerle de esa manera frente a sus ojos y más desnudo, luchando por no saltar sobre él y poseerle de una vez.

-Deja de decir tonterías Rei-chan -rió dulce, enternecido por aquellas palabras que, quieras o no, te suben el ego.

-Ruki… -susurró de una forma atrayente captando al completo la atención del menor, por eso y porque Reita le había cogido del mentón y se lo había alzado con cuidado para que le mirara a los ojos y, una vez lo hizo, le dio un beso dulce en los labios, demostrando aquel amor que sentía con verle, porque amaba a ese pequeño como nunca amó a nadie. Al separarse el menor le miró con sorpresa, porque siempre había entendido lo que quería decirle el mayor con aquellos besos. Eran muestras de amor, en un beso se pueden decir muchas cosas sin tener que recurrir a las palabras y, si estabas con tu alma gemela, te iba a entender a la perfección. Ruki y Reita eran almas gemelas, el menor estaba completamente seguro de sus palabras porque lo sentía.- Eres la persona más hermosa que estos ojos han podido ver nunca… -susurró contra sus labios tierno.

-Pero… Al final conseguirás que me lo crea -suspiró dándole un besito en sus labios y Reita suspiró riendo con levedad.

-Es que es verdad, para una vez que digo la verdad…

-¿Cómo que para una vez? -frunció el ceño mirándole mal y Reita rió porque realmente estaba bromeando con el menor, siempre le gustaba meterse con él, por lo que no había problema alguno.

-Que es broma, enano… -susurró contra su oído y antes de que pudiera quejarse Reita llevó la mano al miembro del menor que comenzó a acariciar para que se estimulara. Ruki desvió la mirada al sentirlo, mordiéndose el labio inferior con levedad. Reita cubrió el miembro del menor con su mano y empezó a moverla a un ritmo lento, acariciando el glande del menor con lentitud al notar que se iba endureciendo y escuchando los jadeos que salían de la boca del pequeño que había llevado sus manos al pecho del mayor, cogiendo entre sus puños la tela de su camisa. Cuando notó que estaba endurecido movió la mano con más velocidad arrancando de la boca del menor suaves gemidos y notando que aparecía un problema en sus pantalones por culpa de los gemidos de Ruki.

-R-reita… -el menor le miró a los ojos y Reita sonrió dándole la vuelta al menor, poniéndole contra la pared del baño, donde apoyó las manos Ruki.

-Dime… -susurró agachándose y sacando de la mochila gel lubricante. Se puso un poco en sus dedos y en la entrada del menor, que como estaba frío hizo que se tensase el pequeño. Reita sonrió e introdujo un dedo con facilidad gracias a aquel gel pero sentía la estrechez del menor por lo que no iba a hacerle daño. Hizo lentos movimientos para dilatar la zona a la vez que el menor se tranquilizaba y así pudiera meter el segundo dedo. Lo hizo. Entonces movió los dedos con cuidado y buscando dar con el punto débil del menor para así hacer que se dilatara mejor y, de paso, que sintiera más placer.

-T-tú… no te has… -se interrumpió porque el mayor consiguió dar con su punto débil, así que gimió sin poder evitarlo llevándose una mano a la boca para acallarse y que no se escuchara nada de aquello porque Reita, ahora que lo había encontrado, había comenzado a dar embestidas en él.

-¿Yo? ¿Qué quieres decir, Ruki? -el menor notó el tono de burla con el que pronunciaba aquellas preguntas, porque era obvio que si estaba dándole en su punto no iba a poder hablar bien, pero eso parecía darle igual al mayor, es más, apostaba a que se divertía.

-L-la ropa…. -susurró entre gemidos y Reita entendió que se refería a que él todavía tenía la ropa puesta y eso siempre le molestaba al menor. Porque Reita siempre desnudaba a Ruki cuando quería, era su peluchito y era fácil de desnudar… Su cuerpo le llamaba, eso, técnicamente, no era culpa suya, ¿no?

-Ya, ya… -susurró cuando notó que ya estaba listo el menor, por lo que sacó sus dedos y se incorporó. Se desabrochó la camisa, se quitó los pantalones y la ropa interior, antes los zapatos para poder quitárselos. Una vez ya quitados no hizo fácil hacer nada con su entrepierna pues ya estaba lista desde hace rato, sin más preámbulos llevó su propio miembro a  la entrada del menor, allí frotó el glande contra ella y lo dejó apoyado mientras echaba más gel de ese en su miembro, no quería causarle ningún dolor al menor, más bien lo contrario.- ¿Listo? -preguntó dándole un besito en la nuca que hizo que el menor sonriera animado.

-Listo -respondió asintiendo.

   Entonces se escuchó la puerta del baño abrirse, como ellos estaban en uno de los cuatro que había dentro del baño no se veían. Pero se tensó de igual forma porque de daba muchísima vergüenza pero no le dio tiempo a avisar al mayor Reita le tapó la boca con su mano y apoyó la mano libre en la cadera del menor entrando de una vez en su interior. Ruki cerró los ojos muerto de vergüenza y de ganas porque siguiera moviéndose, que tampoco le hizo falta decírselo porque empezó a hacerlo sin necesidad de pedírselo. Cómo tenía su mano apoyada en la boca del menor no gimió pero sí que se le escapaban ruiditos contra su mano que hacía que Reita embistiera con más fuerza el cuerpo de su pequeño.

   Se escuchó la puerta avisando de que ya se había ido el chico que había entrado al baño. Reita salió del interior del menor rápido y le dio la vuelta sonriéndole con diversión, viendo la cara de confusión que tenía su pequeño.

-Cógete a mí -le ordenó. Ruki no desobedeció porque quería más embestidas como las que estaba recibiendo anteriormente por lo que sonrió suave y se abrazó al cuello del mayor mientras Reita le alzaba.

   Rodeó con sus piernas las caderas del mayor ajustando así su agarre en la cadera del mayor. Reita dirigió su miembro dentro del menor de nuevo y, nada más sentir las paredes del menor de nuevo apresar su miembro debido a su estrechez, retomó las embestidas que tenía anteriormente haciendo que el menor mordiera su hombro mientras que gemía. Buscó el punto del menor cambiando la dirección de sus embestidas cada pocos segundos hasta que consiguió dar con aquel punto. Lo notó porque Ruki clavó las uñas en la espalda del mayor gimiendo fuerte, por encima de la tela de su camisa. Siempre le había gustado esa sensación de tener las uñas de Ruki en su espalda, le excitaba. Aceleró sus embestidas dando todo el tiempo en el mismo lugar deleitándose con los gemidos que le regalaba su pequeño y gimiendo él también de vez en cuando por lo bien que se sentía al entrar y salir del menor.

   A los minutos el baño se convirtió en un sitio con un ambiente sexual, por lo que se escuchaban gemidos y la pelvis del mayor chocar con el trasero del menor con fuerza, aquel sonido volvía loco a Reita que le daba embestidas con más fuerza. Poco después Ruki no pudo aguantar más por todas aquellas sensaciones que su cuerpo estaba recibiendo en ese momento y se corrió en el vientre del mayor que sonrió con suficiencia. Unas cuantas embestidas más fueron suficientes para que él también se corriera en el interior del menor inundando su interior con una cálida esencia. Ruki dejó el cuerpo tranquilo, recobrando la respiración que había perdido por aquello que mantenían ambos. Cuando volvieron a la normalidad Reita salió del interior del menor dejándole en el suelo con mucho cuidado, siempre le cuidaba y el menor agradecía aquello.

-Ay -se llevó las manos a su traserito y lo acarició con suavidad haciendo un lindo puchero que Reita no tuvo más remedio que besar.- Mira que eres cuidadoso para algunas cosas pero para otras… -susurró mirándole fingidamente mal.

-Ah, pero si te gustó, a ti y a tu traserito -asintió volviéndose a colocar la ropa porque iba a tocar en breve la campana avisando que se habían acabado las clases, pues estaban a última hora ya. El menor le imitó y se puso la ropa con tranquilidad. Cuando ya estaban vestidos sonó la campana avisando de que ya era hora de volver a casa y Ruki puso morritos porque le tocaría andar como un patito porque le dolía el traserito. Salieron del baño y sintió que le alzaban, Reita le cogió al “estilo princesa”. Le miró sorprendido.

-¿Reita? ¿Por qué me llevas así?

-¿No quieres? -rió con suavidad robándole un beso cariñoso. Ruki le correspondió y sonrió avergonzado.

-Me gusta cuando me llevas así cogidito -admitió mirándole contento.

-Y a mi llevarte -sonrió mirándole y le dio un besito en la sien cuando el menor se acomodó en su pecho, agustito.- ¿Volvemos a casa, mi princesa hermoso?

-Sip -asintió contento y Reita rió porque le parecía una forma muy adorable su forma de decir “Sí”.

-Te amo, mi pequeño… -susurró mientras salía al pasillo y Ruki sonreía enamorado, dándole un besito en la mejilla.

-Y yo a ti, mi iguanita hermosa. 

Notas finales:

¿Os gustó? Desde luego admito reviews (??)

Un besooo ♥ 

Shumi, la quiero <33


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