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Lux et Tenebrae por Gaeyang

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Notas del capitulo:

Espero que os guste <3

Estaba sentado en la parte trasera del coche de Kris mirando por la ventana. Había decidido mirar hacia afuera en el momento en que sus ojos se encontraron con los del rubio a través del retrovisor. La sensación de nauseas no se iba y el castaño volvía a sentirse como lo había hecho las últimas semanas. Intentó concentrarse en el paisaje para controlar sus ganas de vomitar. Sabía que a sus amigos les hacía mucha ilusión salir para celebrar el fin del instituto y el no quería estropeárselo, por muchas ganas que tuviera de irse a casa, meterse dentro de las sábanas y no salir en un año. O hasta que cierto rubio apareciera, aunque eso no lo iba a admitir.

 

Tardaron una media hora en llegar al sitio donde iba a ser la fiesta. Sería en una zona adinerada lo suficientemente alejada de la ciudad para que no llegara el bullicio de esta. Avanzaron por las cuidadas calles hasta llegar a la última casa que se encontraba un poco alejada de las demás y era claramente la casa más grande y lujosa de todas. Un muro de piedra rodeaba el enorme y cuidado jardín que enseguida llamó la atención de Luhan.

 

A él, como a sus padres, le encantaba la naturaleza. Estar en medio de los árboles, oyendo los animales y el sonido del aire lo hacia relajarse. No podía esperar a salir de allí y respirar el ambiente de aquella zona.

 

Kris aparcó lo mas cerca posible de la salida, no queriendo acercar mucho a su bebe a los adolescentes bebidos. Luhan fue el primero en bajarse, importándole poco dejar a su amigo con la palabra en la boca, necesitaba aire. Respiró hondo varias veces mientras los otros se bajaban también. Esperó a que el rubio cerrara el coche antes de caminar hacia la entrada. Los otros dos lo siguieron poco después, cogidos de la mano.

Al lado derecho de la puerta estaban sus amigos, agitando sus manos en el aire para que los vieran. Luhan les devolvió el saludo y avanzó mas deprisa hasta juntarse con ellos.

 

-¡Por fin llegáis! Llevamos esperándoos un buen rato- dijo el de las mejillas grandes juntándose de brazos.

-Min-Hyung, no llevamos aquí ni cinco minutos- dijo Lay inocente.

-Ya, pero eso ellos no lo saben- rodaba los ojos el mayor- Por cierto ¿Este quien es?

-Soy Kris, amigo de Tao- respondió el rubio simple.

-Claaaaro su amigo...- decía el chenmin lanzándoles miradas significativas a las manos entrelazadas.

-Bueno, ¿Entramos o no?- Preguntó el de mirada felina ligeramente sonrojado.

-Let's go chavales, follow the leader~~

Todos rieron por la personalidad brillante de blandito hyung, incluso Kyungsoo, que parecía algo preocupado aquella noche. Luhan le preguntaría más tarde.

 

Algo captó la mirada del castaño. Un coche plateado que el podría reconocer en cualquier parte aunque solo lo hubiera visto una vez. ¿Podría ser que....? Nah... más gente tendría ese coche ¿no?

-Luhan, ¿te encuentras bien? Pareces mareado- una mano se colocó encima de su frente, sacándolo de su ensoñamiento.

Se giró rápidamente, conectando su mirada con aquella negra y penetrante. En ese momento se sintió como si le hubieran metido un puño en el estómago y se lo hubieran revuelto todo. Comenzó a sudar frío y las rodillas le temblaron.

-¿Qué pasa cariño? ¿Te sientes mal?

Y se lo dijo cerca, mucho, rozando sus labios con el lóbulo de su oreja.

-Kris, Luhaniee ¿venís?

Tao los sacó de la situación y el castaño aprovechó para deshacerse del agarre del rubio y caminar a paso rápido hasta la puerta, pasando por el lado de un pelirrojo confuso.

La fiesta estaba en alza. La música sonaba alta en los grandes altavoces que habían repartidos por toda la enorme y lujosa sala, la gente, en parejas o en grupos, bailando y bebiendo celebrando el fin del curso, definitivamente era una buena fiesta. Luhan le preguntó a un chico de su clase si habían visto a sus amigos y este le respondió que los había visto irse por el pasillo todo recto. Aunque más de uno le pidió que se quedara con ellos a bailar, este solo se excusó y avanzó en la dirección que le habian indicado.

Los encontró al fondo del pasillo, en la cocina. Minseok y Jongdae estaban recargados en la enorme isleta de mármol blanco hablando con un chico de pelo negro que Luhan reconoció como el chico del Haneul.

 

Se acercó a ellos, apoyándose también en la superficie dura. Chen le rodeó los hombros con su brazo pasándole un vaso con un líquido de procedencia misteriosa.

-¡Hey Luhan!¿Te acuerdas de mi?- le preguntó el de ojos dorados al verlo

-Aha...Hoseok ¿verdad?- le respondió con una sonrisa.

-El mismo. Pero llamame J-Hope, Hoseok es demasiado de viejo para este cuerpo sexy.

Todos allí rieron y Luhan se sintió un poco mejor estando rodeado de sus amigos.

 

Miró a su alrededor y pudo ver a su inocente amigo Lay hablando en susurros con un chico de pelo rubio y cejas oscuras. Se notaba a distancia la atracción que había entre ellos y el ciervito se sintió feliz por él. Poco después el rubio cogió de la mano al pelinegro y lo arrastró al salón para bailar.

-Y parecía inocente- dijo el castaño que tenia el brazo alrededor de sus hombros.

-Mi primo Junmyeon y Lay ya se conocían de antes. Aunque nunca lo había visto tan valiente como para invitarlo a bailar.

-Por cierto ¿Y soo?- preguntó el mayor después de un rato- no lo he visto desde que hemos llegado.

-La verdad es que no lo se, se ha perdido nada más entrar- el de las mejillas contestó encogiéndose de hombros.

 

Pasaron un rato más así, hablando, bebiendo y bailando. Luhan se olvidó de sus problemas y se dedicó a disfrutar de la noche como no pensó lo que lo haría.

Cuando ya llevaba los vasos suficientes como para reírse de por todo lo que pasaba a su alrededor – hasta el hecho de que el cachetón y el jodido dinosaurio se estuvieran comiendo la boca - pensó que a lo mejor estaría bien parar de beber y salir a tomar un poco el aire antes de que se mareara más y vomitara  en las hermosas -y caras- baldosas del rubio. Le dijo a un Jhope algo ebrio que saldría fuera y se dirigió a la salida.

 

Cruzó la cocina, echándoles una mirada a aquellos dos por el rabillo del ojo, y salió por la doble puerta al jardín trasero. Cuando estuvo fuera pensó que tal vez caminar un poco rebajaría el mareo, así que lo hizo, siguiendo un sendero de piedra hasta una zona donde la música se oía apagada. Se recargó contra la pared, oyendo los sonidos de una noche de verano, intentando controlar sus pensamientos.

 

No quería admitirlo, pero en esas semanas había pensado demasiado en el rubio. ¿Dónde estará? ¿Qué estará haciendo? ¿Se acordará de mi? Luhan no podía parar de repetirse esas preguntas. Aunque se lo estaba pasando bieny casi casi se había olvidado de él, sin querer volvió a pensar en él. Sehun se le había metido fuerte en el sistema y parecía no querer irse nunca.

Gruñó frustrado. Se sentía mareado y ya no sabía si era por costumbre, por el rubio o por todo lo que había bebido esa noche. Cerró los ojos, envolviéndose con la oscuridad, intentando menguar el dolor en su cabeza y las ganas de vomitar que le habían llegado de repente, con fuerza.

 

-Cariño, no deberías estar aquí solo. Alguien podría venir y aprovecharse de ti.

Luhan levantó la cabeza, abriendo sus ojos y maldiciendo porque aquel rubio parecía tener un radar para encontrarlo.

Tenía las manos metidas en los bolsillos de sus caros pantalones de diseñador y una sonrisa maligna en la cara. Miraba a Luhan con intensidad, como si se lo quisiera comer. Un escalofrío le recorrió la columna.

-¿Que coño quieres ahora?- Le gruño, intentando ocultar lo nervioso que lo ponía.

-A ti, pero creo que eso ya lo dejé claro la otra noche.

El alto se acercó y el castaño se puso todo lo recto que su mareo le permitió, apoyando su espalda en la pared.

 

Luhan había aguantado acosadores antes. Sus rasgos delicados y su personalidad brillante lo habían llevado a meterse en algún que otro aprieto con gente que realmente nadie desearía. Aquello, sin embargo, era algo diferente a lo que el castaño hubiera experimentado antes.

El rubio parecía saber exactamente donde encontrarlo en cada momento y, aunque hubieran tenido a penas dos encuentros, el castaño estaba seguro de que el tipo ocultaba algo más grande que una simple obsesión por él.

 

-No tengo ganas de aguantar tus idioteces ahora mismo. ¿Porqué no me dejas solo?

-Simplemente porque no quiero- se encogió de hombros acercándose- Eres mio, no te olvides de eso cariño- le dijo cuando estuvo a pocos centímetros del castaño.

-Apartate imbécil- Le dio un empujón en el pecho, sin conseguir realmente apartarlo-Debería decirle a Tao la clase de escoria que eres- escupió con asco, volviéndolo a empujar esta vez con más fuerza.

 

El alto cogió sus manos y las estampó contra la pared, aprisionándolo con sus brazos a cada lado de su cara. Le sujetaba fuerte las muñecas y el castaño supo que le estaba dejando marca en su delicada piel.

 

-¿Y entonces porque no lo has hecho?¿Porque no le has dicho a Tao la clase de escoria que soy?

 

Luhan no podía contestar a eso, tenía razón, ¿porqué no lo había hecho? ¿Porque no se lo había dicho? Todo hubiera sido mucho más fácil si le hubiera dicho “Mira Tao, que tu novio es un acosador con intento de playboy de quinta”. Si, hubiera sido mucho mejor eso que callarse.

 

-¿Sabes porque creo yo que no se lo dices?- continuó el rubio, sacándolo de sus pensamientos.-Porque en el fondo eres una pequeña zorra y te encanta tenerme así ¿Me equivoco? Te encanta tener al novio de tu mejor amigo poniendo su peso encima tuya sujetándote de esta forma. Pequeña puta...

El rubio acariciaba la suave piel del cuello del más bajo mientras hablaba. Cada palabra que salía de su boca era una daga para Luhan. Una daga que lo desgarraba por dentro.

 

-Apartate- Le respondió sin poder soltarse de su agarre- Me das asco ¡Apartate!- gritó. Las lágrimas acumulándose en sus ojos.

 

Luhan no era una persona extremadamente fuerte, pero tampoco se consideraba tan débil como en ese momento. Sus músculos no reaccionaban y dejó de poner resistencia en el momento en que el rubio pegó sus labios con los suyos, callando sus gritos. No respondió al beso, se mantuvo muy quieto, con los ojos fuertemente cerrados, esperando a que se apartara.

 

El alto pasó la lengua por su labio inferior, humedeciéndolo, antes de separarse de él.

-Ahora, cariño, vas a venir conmigo- le dedicó una sonrisa de victoria, pasandole el pulgar desde su labio inferior hasta su mejilla, donde dio una pequeña caricia suave que estremeció al castaño.

Bajó su mano y lo cogió de la muñeca guiándole por el lateral de la casa hacía su coche.

 

No puso resistencia, tampoco podía ponerla. El beso lo había dejado más débil que antes, como si le hubieran sacado todos los huesos del cuerpo y solo quedara un pequeño y manipulable muñeco de trapo. No oía nada y apenas veía lo que pasaba a su alrededor a causa de las lágrimas que no sabía en que momento había empezado a soltar.

 

Caminaron un par de minutos, el castaño obedientemente siguiendo a su captor. Las lágrimas le impedían ver lo que había en el camino causando que se tropezara más de una vez. Esas mismas lágrimas fueron las que le impidieron ver como un puño se dirigía, rápido y fuerte, hacia la nariz del rubio. Este gruñó llevándose las manos a la zona afectada soltando a Luhan que cayó al suelo. Unos brazos lo rodearon, levantándolo y sujetándolo para que no volviera a caer. Giró su cabeza y se encontró con los ojos cálidos de un Kyungsoo preocupado. Se oyó un gruñido más fuerte y un “Hijo de puta” que resonó en sus oídos.

 

Giró su cabeza para encontrarse con el de los ojos dorados encima del rubio. Luhan no podía quitar la mirada de aquellos dos. Sus músculos tensándose con cada movimiento y un aura de poder y peligro envolviéndolos. Como un par de leones luchando, peligroso y horriblemente hermoso.

 

Se movió, tenía que parar aquella locura. No obstante, los brazos que tenia alrededor se apretaron más, impidiéndole movimiento alguno. Intentó soltarse varias veces, susurrando un “por favor” una y otra vez.

El rubio más alto se encontraba tumbado en el suelo, inconsciente, mientras el de los ojos dorados seguía repartiendo puñetazos. En ese momento alguien agarró a Sehun por la espalda, levantándolo en el aire, apartándolo así del cuerpo inerte del otro rubio. Este se intentaba soltar, gruñendo y maldiciendo.

Cuando se hubo calmado un poco, el moreno que lo tenía sujeto lo soltó, dejando sus pies en el suelo. La camisa blanca manchada de sangre se expandía al ritmo de las respiraciones aceleradas del rubio. Sus pupilas dilatadas y sus ojos oscuros mientras miraba al cuerpo tendido en la hierba. Luhan, por primera vez desde que lo conoció, sintió miedo de él.

 

El alto gruñó intentando volverse a acercar al tipo sobre el suelo, siendo parado una vez más por el moreno que lo cogía con fuerza del brazo.

 

-Sehun dejalo- el otro chico forcejeaba con el para soltarse, sus ojos dorados perdidos en la nada- ¡Joder Sehun para ya!- el más bajo de los dos le dio un puñetazo al rubio que lo dejó estático, con la cabeza girada, respirando agitadamente.

Luhan ahogó un grito de sorpresa y se tapó la boca con las manos al ver como un reguero de sangre se escurría desde su labio hasta su barbilla.

El pelinegro le acariciaba el pelo en un intento de tranquilizarlo y detener sus lágrimas que habían vuelto a salir como locas.

-Kyungsoo, llevate a Luhan de aquí. No creo que el idiota este quiera que lo vea de esta manera.

El moreno asintió abrazando más al castaño, que aún temblaba en sus brazos, y lo sacó de allí.

 

Caminaron hasta salir de la propiedad, se sentaron en un banco iluminado por la luz amarillenta de una farola. Luhan dejó que el más joven lo envolviera en un abrazó apretado y rompió a llorar, dejando salir todo lo que había guardado en esas últimas semanas. El azabache le tarareaba canciones bajito en el oído mientras le acariciaba la espalda en un intento de calmarlo.

Unos minutos después comenzó a separarse lentamente del calor que le proporcionaba el cuerpo de su amigo. Kyungsoo le rodeó la cara con sus pequeñas manos y le limpió las lágrimas que aún salían.

-Debes de estar muy confundido ahora mismo ¿No es cierto?- le dijo con voz calmada acariciando sus mejillas- Todo se aclarará pronto, lo prometo.

 

El pelinegro lo volvió a abrazar, rodeándolo fuertemente intentando darle todo el apoyo que el mayor no sabia que necesitaba. Estuvieron así, sumergidos en su propia burbuja, hasta que oyeron un carraspeo. Se separaron lentamente, el mas joven aún con sus brazos rodeando al castaño, y se encontraron con el chico moreno y labios gruesos que había separado a los dos rubios. Este llevaba cogido al alto de la manga que miraba al suelo como si fuera lo más interesante de esa noche.

 

-Sentimos interrumpir, pero el idiota que tengo aquí tiene que hablar contigo

El más alto levantó la mirada por fin, encontrándose con los brillantes ojos del ciervito que no podía quitar la mirada de él.

-Bueno, os dejamos solos para que habléis- le dio una palmada en la espalda al de ojos dorados para hacerle saber que estaba todo bien-Vamos Soo.

El mencionado se separó del castaño completamente, soltando su agarre. Le dio un suave apretón en la rodilla antes de levantarse. Juntó su mano con la del moreno y se giró dedicándole una última mirada de apoyo antes de irse.

 

Se quedaron en silencio mirándose a los ojos, tratando de averiguar que estaría pensando el otro. Luhan se puso nervioso. Había deseado tanto tenerlo frente suya otra vez que, ahora que lo tenía delante con su dorada mirada puesta sobre él, no sabía que hacer. ¿Debería decir algo o simplemente dejar que el alto hablara primero?

 

El rubio fue el primero que apartó la mirada, rompiendo los pensamientos del menor que se había quedado perdido en el color dorado de sus ojos. Se acercó, sentándose a su lado. Ambos se quedaron así por unos momentos, mirando al frente sin saber que hacer. El mayor suspiró fuerte unos momentos después, como queriendo darse ánimos para lo que estaba apunto de hacer. Se giró encarando al ciervito, mirándolo a los ojos por unos segundos antes de estirar sus brazos y envolverlo en un abrazo apretado. Enterró la cara en el cuello del más bajo respirando su suave aroma.

 

El castaño sintió como su hombro se iba humedeciendo y supo que el alto estaba llorando. Rodeó el cuerpo contrario con sus brazos y no pudo resistirlo más. Las lágrimas cayendo una vez más por su rostro, recorriendo los surcos que habían dejado las que había derramado momentos antes. El ciervito no supo cuanto tiempo estuvieron de ese modo antes de que el alto se separara juntando sus frentes. Sus labios separados a penas por unos centímetros y sus alientos mezclándose, convirtiéndose un uno solo.

 

-Lo siento, lo siento mucho- Susurraba- de verdad Luhan, siento todo lo que ha pasado. Siento haberte dejado solo, siento qu...-El más bajo lo calló con un quedo shhh

-No te preocupes ¿si? Todo esta bien ahora. Simplemente no me dejes solo otra vez.

No sabía si había sido el alcohol que se había bebido o tener esos brillantes ojos dorados sobre los suyos lo que lo había llevado a decir aquello. No le importó realmente y simplemente se dedicó a sentir como las manos del mas alto acariciaban sus húmedas mejillas.

 

Se quedaron así hasta que el rubio se separó por completo, dedicándole una sonrisa antes de levantarse. Le tendió una mano para que se levantara también.

-Sehun, estoy confuso y de verdad necesito que alguien me responda antes de que me vuelva loco- le dijo cuando ya estuvo de pié.

El rubio suspiró cansado y se pasó la mano libre por la nuca.

-Lo haré, pero no aquí. Vamos, dejame que te lleve a mi casa, allí te responderé a todo lo que quieras.

-¿A... a tu casa?- tragó nervioso ¿lo iba a llevar a su casa?

-Bueno, son las tres de la mañana, no creo que a tus padres les haga mucha ilusión verte llegar conmigo a estas horas. Además creo que necesito una ducha.

 

El rubio le dedicó una sonrisa tímida y Luhan cayó en la cuenta de que de verdad necesitaba esa ducha. Pequeños rasguños sangraban levemente en su cuello enmarcado el amago de moratón en su mejilla derecha. Se había lavado la sangre seca de la barbilla pero la herida aún seguía latiendo en su labio. Su camisa estaba rasgada y manchada de sangre y hierba por la pelea. Tenía un aspecto horrible.

Asintió sonrojado por no haberse dado cuenta antes del estado en el que estaba el chico delante suya. Sehun entrelazó sus dedos con los suyos, creando un agarre fuerte, antes de comenzar a caminar de vuelta a la mansión.

 

Esquivaron algún que otro adolescente borracho de camino al volvo plateado de Sehun. El de ojos grises se encontró pensando en sus amigos y en que al día siguiente tendría que pensar en una excusa por haber desaparecido. Obviamente no les iba a decir que se había ido a pasar la noche en casa del rubio, eso sería un suicidio teniendo unos amigos como los suyos.

Sonrió un poco al ver como un coche plateado hizo luces cuando Sehun presionó el botón de desbloqueo. Sabía que era el suyo cuando lo había visto antes.

El rubio le abrió la puerta del copiloto y soltó su mano a regañadientes para que se pudiera subir. Cerró la puerta y rodeó el coche para subirse el. Encendió el motor y busco la mano de Luhan para entrelazarla con la suya. Le dedicó una pequeña sonrisa antes de arrancar y salir de la propiedad de camino a la ciudad.

 

 

*-*-*-*-*-*

 

Luhan sentía el calor del alto en su mano. Este le acariciaba la palma con sus dedos, trazando líneas imperfectas que enviaban corrientes eléctricas por todo su cuerpo. Era una sensación diferente a lo que estaba acostumbrado. No era que nunca le hubiera gustado nadie, ni que lo hubieran tomado de la mano antes, simplemente lo que sentía cada vez que el rubio lo tocaba era algo que no había sentido antes. Lo abrumaba y confundía dejándolo completamente mareado. No lo entendía y tampoco le dio tiempo a entenderlo en lo que duró el viaje.

 

-Ya hemos llegado- dijo el rubio mientras apagaba el motor- Vamos Lú- el rubio le dedico una pequeña sonrisa antes de soltar su mano y salir del coche. El ciervito suspiró, calmándose, y salió también. Fuera, Sehun le esperaba teniéndole la mano que el castaño aceptó sonrojado, entrelazando sus dedos.

 

Cruzaron por el paso de cebra hacia la otra acera y entraron a un edificio de aspecto antiguo con un gran portón de madera. Sehun saludó al portero con un cabeceo antes de dirigirse hacia el ascensor. Mientras esperaban que llegara Luhan pudo evitar echarle un vistazo al edificio donde vivía el otro. El suelo era de mármol claro y hermosas molduras se repartían por las paredes y techos. El rubio debía tener mucho dinero para poder vivir allí.

El ascensor abrió las puertas con un pequeño piii y ambos entraron.El mayor comenzó a acariciar sus nudillos, lentamente, en un intento de calmarlo. Se giró para mirarlo y el mas bajo se sonrojó al darse cuenta por fin de a dónde se dirigía.

 

Seria la primera vez que pasaría de la noche en casa otra persona que no fueran sus amigos y eso lo hacía sentir nervioso. No hubiera pasado nada si aquel fuera cualquier otro chico, pero no. Aquel que tenía al lado, acariciando su mano lentamente era Oh Sehun, el chico que lo había vuelto loco desde su primer encuentro con aquella dichosa moto. El chico que le estaba sonriendo de una manera que a Luhan le pareció terriblemente sexy. Bufó acalorado, sintiendo como las pareces de metal se hacían más pequeñas. Apartó la mirada antes de hacer algo estúpido como estirar de su mano entrelazada, estamparlo contra la pared y besarle.

 

Tres segundos después el ascensor se paró, abriendo sus puertas. El alto lo condujo hasta una puerta de madera oscura con el número en dorado. Sehun soltó su mano para coger las llaves que tenía en el bolsillo trasero de sus pantalones. Luhan no quiso seguir la dirección de su mano con la mirada, pero no pudo evitarlo y posó sus ojos en aquella redonda y dura parte trasera. Levantó la vista y se encontró con el mayor que lo miraba divertido. Se puso tan rojo que fácilmente podría haberse confundido con un tomate.

El alto negó divertido y abrió la puerta, empujándola un poco con la mano dejando al bajito entrar primero.

 

La boca se le abrió la boca en una perfecta y redonda “o”. Era mucho más bonito de lo que hubiera esperado para ser el piso de un estudiante de universidad. Todo tenía un aspecto antiguo sin llegar a ser cargante ni pesado. Los muebles de madera clara elegantemente distribuidos sobre el suelo oscuro le daban un aspecto de casa de revista de decoración. Todo allí eran colores claros combinados, dándole calidez al espacio.

Luhan avanzó un poco hasta una foto colgada en la pared del recibidor. Una mujer con el cabello gris por la edad sujetando a dos bebes idénticos, ambos rubios y hermosos.

-Lú, por aquí- le dijo el rubio señalando con su barbilla el pasillo de la izquierda.

 

El alto lo hizo pasar a su habitación, sentándolo en la cama enorme cama de madera clara y sabanas blancas, antes de ponerse a rebuscar en su armario. Se levantó unos momentos después con una camiseta gris y un pantalón elástico en sus brazos. Se acercó al castaño dejando las prendas encima de la cama.

 

-Toma, esto debe valerte por esta noche- le dedicó una sonrisa antes de agacharse entre sus piernas y colocarle una mano en la frente-¿Aún te sientes mareado?¿Crees que puedo dejarte solo mientras me ducho?- le preguntó dándole una mirada preocupada.

-Si, tranquilo. Me encuentro bien- le sonrió con seguridad.

 

Se daba cuenta ahora de que ya no sentía malestar. Había dejado de sentirlo en el momento en que el rubio lo había abrazado, limpiándole las lágrimas con esas suaves manos. Ni siquiera notaba ya los efectos del alcohol. Simplemente se sentía bien. Se sentía bien con Sehun entre sus piernas acariciándole las rodillas en un movimiento reconfortante.

 

-Bien, voy a ducharme,- dijo después de un rato, levantándose de su escondite- quedate aquí ¿vale? Si necesitas cualquier cosa estoy detrás de esa puerta de ahí- señaló una puerta en la pared izquierda de la habitación.

Luhan asintió, ganándose otra sonrisa de parte del alto. Se quedó mirándolo mientras recorría la poca distancia hacia el baño.

 

Cuando estuvo solo el castaño comenzó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior. Esta estaba sudada y manchada de sangre -no quería saber de quien- así que la dejó tirada en el suelo mientras se cambiaba lo más rápido posible. No quería que el rubio lo encontrara así si se le ocurría salir del baño en ese momento. Podía oír el agua de la ducha correr y se lo imaginó dentro de ella. Tragó fuerte antes de sacudir su cabeza intentando disipar las imágenes que le llegaron.

Recogió la ropa del suelo y la dobló, dejándola encima de la cómoda que había en la pared contraria a la cama. Una cadena de plata con un pequeño zafiro azul llamó su atención. Estaba colgado de un marco de color dorado. Quitó la cadena con cuidado sosteniéndola con su mano y cogió el marco con la otra. La foto mostraba a un pequeño bebé regordete sostenido por dos niños rubios. Sonrió por la imagen y pasando sus dedos por el cristal.

 

-Lo se, era tremendamente guapo con dos años.

Luhan se giró sobresaltado encontrándose con un Sehun aún húmedo por la ducha. De sus caderas colgaba un pantalón de pijama de color gris, dejando a la vista su delgado pero musculoso pecho. Pequeñas gotas de agua resbalaban por aquellos marcados músculos y Luhan tragó saliva ruidosamente sonrojándose por las vistas.

Sehun le sonrió coqueto y se le acercó lentamente, como un león a su presa. Le quitó la foto de las manos, rozando sus dedos tal vez demasiado lentamente, sin apartar los ojos de los suyos. Giró la mirada concentrándose en la imagen.

 

-Aquí tendrías unos cinco meses- sonrió levemente- Casi no tengo recuerdos de cuando era pequeño, pero me acuerdo perfectamente de cuando nos hicieron esta foto. Era nuestro segundo cumpleaños y ambos pedimos poder cogerte en brazos por lo menos un rato. Mi madre nos hizo esta foto, le gusta mucho la fotogr...

-Espera un momento- Luhan lo cortó, cayendo en un pequeño detalle- ¿Has dicho que tenía cinco meses? ¿Quieres decir que yo soy ese bebe rechoncho?

-Si, antes de mudarte a tu nueva casa cuando vivías en el invernadero con nosotros- Sehun dejó la foto en su sitio de nuevo- Y por cierto estabas adorable con tu grasita de bebe.

Le cogió la mano y sacó la cadena de plata, dejándola en su lugar correspondiente mirándola con una sonrisa que al castaño le pareció triste.

 

Cogió al más bajo de la mano otra vez y se giró, guiándolo hasta la cama. Soltó su agarre y se sentó en la mullida superficie, su espalda contra el cabecero. Le indicó con su mano que tomara lugar a su lado y así lo hizo.

-Bien Lú- suspiró el rubio- ya puedes preguntarme lo que quieras. Prometo responderte a todo.

-De acuerdo- el castaño se acomodó abrazando una almohada y recargando más su espalda contra la madera- ¿De qué conoces a Kris?¿Quien es en realidad? Y no me digas que el trabajador de la librería porque esa versión ya me la contó Tao

Y tal vez había sido demasiado directo por la cara que puso su acompañante, pero de verdad necesitaba saberlo.

-Bueno, lo conozco porque antes vivía conmigo, con nosotros- lo miró un momento y suspiro- Luhan, Kris es mi hermano. Más precisamente mi hermano mellizo.

 

El castaño se había quedado un poco parado. Había esperado un millón de respuestas excepto esa. Pensaba que le diría que era un loco violador que andaba suelto o un ladrón que se aprovechaba de la inocencia de los pandas. Lo que no se esperó era que aquellos dos tuvieran algún parentesco, y menos que fueran hermanos.

 

-¿Es el otro niño de la foto?

-Si, y de la foto de la entrada también. A mi madre le gustaba sacarnos fotos juntos, ya sabes por el royo de ser tan guapos y eso.

El rubio bromeó un poco, chocando sus hombros en un intento de calmar el ambiente.

-Ya veo,-dijo el castaño metido en sus pensamientos- ¿Tienes alguna idea de porqué está tan obsesionado conmigo?

-Kris tiene una obsesión insana por ti desde que era niño. Cuando eras pequeño Kris y yo peleábamos, literalmente, por tu atención. Las discusiones llegaban al punto en que nos pegábamos por ti. Créeme no es algo de lo que esté orgulloso.

 

No se miraban, ambos tenían la vista fija en la pared de enfrente, asimilando las palabras del alto.

 

-Entonces...¿Porqué sale con Tao?

-La verdad es que no lo tengo muy claro. Puede ser porque quiera acercarse a ti o simplemente porque le guste enserio tu amigo. Con el idiota ese nunca se sabe.

-Hay algo que no entiendo ¿Porque mis padres nunca me habían dicho que habíamos vivido en el invernadero con vosotros? Tampoco entiendo porque nunca me dejan que vaya a verlos al trabajo ni que conozca a nadie de allí.

-Supongo que por protección. Después de lo que pasó no me extrañaría que no quisieran que te acercaras al invernadero, o a mi, nunca.

-¿A ti? Sehun... ¿Qué pasó?

-Te mudaste por mi culpa- Luhan lo miró sin entender nada- quiero decir, por las peleas entre mi hermano y yo- El castaño se quedó mirando el perfil contrario mientras hablaba- Tus padres tenían miedo de que pudiera pasarte algo mientras nosotros peleábamos, así que nos prohibieron ir a verte.Pero eso no nos detuvo y un día nos colamos en tu habitación. Estabas tan guapo ahí tumbado en aquel sofá blanco que yo solo quería tocarte. Estiré de tu pijama para acercarte a mi y poder abrazarte.  El problema fue que Kris tuvo la misma idea. Estiramos de ti, cada uno hacia un lado, hasta que caíste. Tu madre entró corriendo al oír como llorabas y nos echó de allí. En ese momento tus padres pensaron que sería mejor alejarte de nosotros y mudarse a una casa. No los culpo, tuviste la espalda morada durante semanas. Aún me siento mal por aquello.

 

El rubio tenia la mirada perdida como si estuviera viviendo otra.vez lo que pasó. Luhan no pudo resistirse al ver como sus ojos se humedecían y estiró su mano para tocar su mejilla del contrario. Sehun se giró hacia él y le sonrió. Una sonrisa triste cargada de sentimiento. Se quedaron así, sus miradas conectadas y sus caras acercándose poco a poco.

-Creo que ya es hora de que vayamos a dormir, es tarde- Le dijo el mayor a escasos centímetros de su boca.

 

El castaño asintió, separándose de él sin saber que hacer. Se levantó, quedándose parado al lado de la cama. ¿Debería ir al sofá... o.. o quedarse y dormir con él...? ¿Qué debía hacer?

 

-Luhan, ¿Qué haces ahí de pie? Ven, vamos a dormir.- el rubio le solucionó las dudas antes de que pudiera formularlas.

Con cuidado abrió las sabanas y se tumbó al lado del alto, mirando ambos hacia el techo. El rubio se estiró y apagó las luces, volviéndose a colocar poco después en la misma postura que el más bajo.

Pasaron unos minutos y, aunque Luhan pensó que debía estar dormido por su respiración calmada, no pudo evitarlo y le llamó.

 

-Sehun ¿estás despierto?

-Uhum...

-¿Puedo preguntarte algo más?

-Claro- el rubio bostezó girando su cara para encontrarse con la del castaño- preguntame lo que quieras.

-¿Porque Kris y tu os lleváis tan mal?- preguntó-¿Es por lo del accidente cuando yo era bebé?

-No, tranquilo, no tiene nada que ver contigo-le respondió con una pequeña sonrisa. Luhan no le creyó mucho pero aún así lo dejó de lado para continuar con su interrogatorio.

-Entonces... ¿Porque es?

 

Esta vez el rubio tardó un poco más en contestar. Su mirada perdida en algún punto muy lejos de aquella habitación.

-Digamos... digamos que me traicionó de alguna manera y lo mando todo a la mierda.

 

Luhan vio como una lágrima valiente y solitaria rodaba por su mejilla. Estiró la mano y la secó, dejando su piel en la suya quizás demasiado tiempo. Sehun se recargó contra su toque, envolviendo aquella cálida mano con la suya, sintiendo la suave piel del menor y todas las sensaciones que comportaba aquel ligero toque. Los ojos aún brillantes del rubio se cerraron y Luhan por primera vez en toda la noche no tuvo miedo, vergüenza o nervios por lo que iba a pasar. Cerró los ojos, notando los suaves labios del rubio en los suyos.

 

Fue un beso dulce y tranquilo, sin lenguas, simplemente un roce de labios que envió escalofríos por ambos cuerpos. Cuando se separaron, Sehun lo rodeó con sus brazos y lo atrajo hacía si, apoyando su barbilla en su cabeza. El mas bajo lo abrazó también, enterrando su cara en el pecho desnudo del rubio, respirando el olor masculino que emanaba.

-Duerme pequeño- le dijo, dándole un ligero beso en la parte alta de su cabeza.

Se acurrucó un poco más en esos brazos, notando sus parpados pesados.

 

Y se durmió, sintiendo por primera vez que estaba en el lugar al que realmente pertenecía.  

Notas finales:

Nos leemos <3<3<3<3<3


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