Luhan despertó como cualquier otro martes, cayendo al suelo por culpa del ruido de su despertador. Lo apagó lanzándolo contra la pared porque estaba enfadado con él. Si, todos los martes lo mismo.
Se dirigió al baño y después de una ducha rápida se vistió con unos jeans, una camiseta y sus zapatillas converse favoritas y bajó a desayunar. Entró en la cocina y lo que vio le sacó una sonrisa. Su padre llevaba un delantal de color rosa donde ponía “Hago las mejores comiditas” y estaba cubierto de harina. Su madre estaba regañándolo por haberle dejado la cocina hecha un asco.
Luhan estaba muy agradecido por su familia, los tres eran muy unidos. Aunque era hijo único nunca se sintió solo. Sus padres trabajaban para el negocio de la familia, un jardín botánico en el centro de la ciudad. El castaño en realidad no había estado nunca, pero al ser de la familia les permitia pasar mucho tiempo juntos.
-Papá, deberías hacerle caso a mamá y dejar la repostería, no es lo tuyo- dijo con una sonrisa apoyándose en la puerta.
Ambos padres dieron un salto por el susto, su padre, ruborizado, se quitó el delantal.
-Buenos días Luhan ¿has dormido bien?-dijo su padre carraspeando mientras se sentaba en la mesa intentado evitar el hecho de que no había servido de nada levantarse a las 6 para que no lo pillaran haciendo de las suyas en la cocina. Le habían pillado con las manos en la masa, literalmente.
-Sí, aunque los mosquitos se han dado un banquete conmigo. Quiero que vuelva a hacer frío-
Dijo con un puchero mientras iba a la alacena y cogía sus cereales, un bol y la leche para ponerse a desayunar.
-Ah, por cierto, llegaré tarde del instituto. He quedado con Tao para estudiar matemáticas.- dijo mientras dejaba los platos sucios en el fregadero cuando acabó.
-Vale cariño, pero ten cuidado y portate bien.
-Si mamá-Le dijo mientras le daba un beso en la mejilla- ¡Adiós papá!- Le saludó con la mano, cogió las llaves y salió de casa.
Desde que se había mudado a esta casa hacia unos años Luhan tenía la sensación de que alguien le seguía a todas partes, aunque nunca se lo dijo a sus padres, eran un poco protectores y no quería que se preocuparan por él. Ese día no fue diferente. Un escalofrío le recorrió la columna nada mas poner un pié fuera de la casa. Luhan miró a todas partes como hacía todos los días, esperando ver a alguien o algo mirándolo. Era su rutina, salía de casa, un escalofrío, una mirada a todas partes y al instituto.
Llegó al edificiounos 15 minutos después perdido en sus pensamientos. Al oír el ruido de muchas personas levantó la cabeza y se dio cuenta de un enorme agujero en el semi-muro de ladrillos que rodeaba el instituto. Había un cordón de plástico “cerrándolo” y un circulo de personas alrededor. Luhan se acercó para intentar enterarse de que había pasado.
-¿Que ha pasado?- Le preguntó a un chico que recordaba de la clase de Kyungsoo mientras intentaba mirar por encima de los hombros de la gente, como le gustaría ser tan alto como su primo MinHo.
-La verdad es que no lo sé.
El chico se encogió de hombros y Luhan pensó que ya se enteraría mas tarde, seguramente fuera un árbol o algo que había caído y destrozado el muro.
Fue a su taquilla a coger las cosas que necesitaba para las horas de la mañana y después se dirigió a su clase.
-Hey Hannie- Le saludó su mejor amigo en cuanto cruzo la puerta.
-Hola Taozi. Hola chicos- Saludó al resto con una sonrisa brillante.
-¿Os habéis enterado?- dijo el mas mayor del grupo nada mas Luhan se sentó en su silla.
Los amigo se sentaban en dos filas de dos, una delante de la otra, así que hicieron corrillo y se reunieron mas cerca para oír al pequeño de mejillas pronunciadas.
Minseok era todo un chismoso y si algo pasaba en ese instituto él lo sabía a los 3 minutos, lo cual era muy útil. Una vez Luhan le preguntó cómo lo hacía y este solo le respondió que tenía sus contactos. El ciervo no quiso preguntar mas.
-¿De qué?- preguntaba curioso el unicornio.
-¿Habéis visto lo del muro cuando entrabais?- todos asintieron- Bueno pues dicen mis contactos que ayer por la noche el conserje y el director estaban hablando en dirección, cuando oyeron algo fuera y miraron hacia la puerta. Allí estaba un chico rubio y alto. Este pasó sin más dentro del despacho y atacó al director y al conserje dejándolos a los dos K.O.
-Oh Em Gi ¿Y que pasó después?- preguntó Tao metido de lleno en el asunto.
-Cuando el director recobró el sentido oyó un ruido en el patio así que miró por la ventana ¿Y sabéis que dicen que vio? Dicen que el chico pasó por el muro destruyéndolo y dejando el agujero. Aunque puede ser que sea verdad o no ¿Quien sabe? Después de todo el director estaba aturdido.
-¿Para que querría entrar en el despacho del director?- preguntó Luhan
-Supongo que para robar algo ¿no?- dijo Tao- El caso es ¿El qué?
No pudieron continuar con las suposiciones porque en ese momento entró el profesor de Lengua para comenzar con una preciosa clase de comentario de texto.
Tres horas después llegó el descanso. Con el calor las clases se hacían cada vez mas pesadas y eternas. Salieron al patio y se sentaron en una mesa tipo picnic bajo de un árbol enorme que les hacia sombra. Luhan amaba la naturaleza, pero el calor hacía que los mosquitos le picaran y a el no le gustaban los mosquitos.
-AAARRGG...! Estoy tan harto de todo. Me aburre tener que aguantar al odioso de matemáticas - Dijo Tao mientras sacaba su almuerzo- ¿Al final vienes esta tarde?
-Si, ya se lo he dicho a mis padres.- respondió Luhan simple mordiendo su sándwich de queso.
-Bien, porque no entiendo una mierda. De todas maneras ¿Para que me va a servir todo esto? Me da igual la puñetera sucesión de Fibonacci...
-Hola chicos.- Antes de que Tao siguiera poniendo las matemáticas como la causa de la futura tercera guerra mundial, el menor del grupo saludó a sus amigos.
-Hola Soo, ven siéntate,- le dijo Luhan con un movimiento de mano- ¿Qué tal el examen?
-Bien, era fácil- contestó Kyungsoo encogiéndose de hombros. Normal, Soo era el mejor de su clase y casi del colegio entero- ¿Habéis oído lo del director y ese chico?
-Si, el bollo chismoso nos ha puesto al día.
Todos se giraron a ver al chico despistado que seguía comiendo sus fresitas como si nada. Las pocas frases de Lay siempre les dejaban aturdidos.
-¿Os ha dicho que quería el chico del despacho?- Continuó Kyungsoo a lo que todos negaron- Bueno, pues resulta que ha robado unos cuantos expedientes de alumnos.
Kyungsoo trabajaba de vez en cuando con el conserje para ayudarlo con los papeles y esas cosas y de paso ganar algo de dinero para su curso de cocina por lo que siempre tenía información de primera mano sobre los asuntos del instituto.
-¿Y sabes de quien?- Preguntó Luhan a lo que el de pelo honguito negó.
-De todas maneras se lo he dicho a Kai...
-A tu novio- soltó el bollo con una gran sonrisa antes de que el pequeño pudiera continuar.
-¡No es mi novio!- contestó el ojón sonrojado- Bueno, el caso es que se lo he contado, por si conocía el chico de algún lado. Dice que si se entera de algo me lo dirá.
-Es bueno tener un novio con contactos en la calle- Molestó el panda.
-¡Que no es mi novio!- protestó de nuevo haciendo un puchero mientras Luhan le acariciaba la espalda a modo de apoyo.
-Bueno, bueno, calma bebés. Mejor vamos a clase que ya es hora y si te enteras de cualquier cosa ya sabes.
-Eso, pon al día al bollo chismoso- dijo Tao ganándose una colleja de parte del de las mejillas y carcajadas de todos los demás.
Pasó el día con ganas de clavarse las tijeras especiales para niños de Tao en los ojos de lo pesadas que se le hacían las clases. El curso se estaba acabando y comenzaba a hacer mucho calor. Veinticinco personas en clase, sin aire acondicionado a finales de primavera le hacia pensar a Luhan que cualquier día se derretiría y lo harían helado de ciervito.
El panda y el ciervo se juntaron después de clase en casa del mas alto para intentar que a T-nulo para las mates-ao supiera hacer por lo menos la mitad de los ejercicios que entraban para el examen.
No llevaban ni una hora cuando el menor comenzó a quejarse.
-De verdad que no entiendo nada. Vamos a hacer otra asignatura porfaaa~ dijo el panda mientras hacia aegyo con sus mejillas hinchadas.
-Vale, pero deja de hacer eso.- Dijo mientras ponía cara de asco extremo poniéndose una mano en la boca como si fuera a vomitar.- Dame tu agenda a ver de que hay deberes.
Luhan se levantó de la cama a por la agenda que le tendía Tao que ahora estaba más centrado en su móvil que en él. Cuando la cogió un papel se cayó de ella. Se agachó y lo recogió. Sonrió al ver lo que tenia escrito.
-¿Un número de teléfono? ¿Enserio Tao?¿Que estamos, en el 2000?
Tao se levantó corriendo para quitarle el papel de las manos con los ojos abiertos como platos. Pero Luhan no iba a dejárselo tan fácil. Ambos cayeron forcejeando en la cama con Tao intentando quitarle el papel a puñetazos mientras Luhan lo leía.
-...cuatro, dos, dos. Ahh, oye no me pegues que sigo siendo tu Gege. Kris, uuuhh que sexy... vale vale, ya paro, cosquillas no, no, para ¡PARA!
Después de unos forcejeos Tao consiguió quitarle el papel a Luhan.
-Ni una palabra sobre esto a los chicos- tao se separo un poco de él- o le enseño a Minseok hyung la foto tuya que tengo en la fiesta de Chen.
-UUHHH...No serias capaz.- Luhan se levantó y se quedaron cara a cara sentados en la cama del panda.
-Ponme a prueba venadito.
Ambos se estaban sosteniendo la mirada como hombres que eran cuando entró la madre de Tao.
-¿Que hacen mis pequeños?- Dijo Victoria sentándose en la silla del escritorio mirando a ambos chicos.
-Nada.-respondió su hijo rápido antes de que Luhan usara la reciente información en su contra.
-¿Porque ya no me cuentas nada? ¿Qué pasa, que eres demasiado mayor para tu madre?- Victoria tenía los ojos brillantes de las lagrimas de cocodrilo. Tao rodó los ojos.
-Mamá controla el drama pls.
-Luhannie, ¿te quedas a cenar?- Si, reina del drama ante todo, ¿Cómo puede ser tan bipolar? pensó Tao
-No puedo, pero gracias- miró la hora en su teléfono- De hecho es bastante tarde, debería irme a casa ya.
Tao acompañó a su mejor amigo a la puerta.
-A veces creo que mi madre te quiere mas a ti que a mi.
-Eso no es verdad, tu madre te adora.- Entonces Luhan sonrió y Tao sintió miedo de su Gege- No te creas que se me ha olvidado lo del chico este. ¡Me lo tienes que contar todo!
-Buff... ya te lo contaré vieja chismosa.
-Yah!
-Eres mas cotilla que Minseok hyung.
-Ahh. Que ataque más gratuito... Me voy que aquí no me quieren- Luhan se iba fingiendo indignación.
-Quee nuuu~~Yo te quieru muchuu- el menor le aplastaba las mejillas mientras ponía cara de señora mayor con sus nietos.
-Me das miedo, enserio. Me voy antes de que te de por hacerme un jersey de punto o algo.
-Ok, vete, abandoname a mi suerte.- “Dramaqueen.. Despues te quejas de tu madre” pensó Luhan.
El mayor movió la mano en señal de despedida mientras iba hacia el ascensor.
Luhan iba caminando solo por la calle y comenzó a sentirse nervioso. Llevaba todo el día sintiendo como si algo muy importante le fuera a pasar. Sacó el móvil para intentar quitarse esa sensación de encima.
Iba perdido en los mensajes del grupo de clase cuando el ruido de un motor lo hizo levantar la cabeza. No se había dado cuenta de que el semáforo estaba en rojo y que una moto iba dirigiéndose hacía él. Se quedó congelado, sin poder mover un sólo músculo de su cuerpo, con la mente completamente en blanco mientras la moto se acercaba cada vez más, Luhan estaba seguro de que iba a morir, ese era su fin, seguro. Miles de pensamientos se juntaron en la cabeza del ciervito en ese momento. Sus padres, sus amigos, su royo con el chico del Tacobell.
Se cegó con las luces y cerró los ojos. Pensó en esos ciervos que son atropellados en mitad de la carretera y casi se ríe por la ironía. Sintió como la moto estaba cerca, veía blanco por la luz de la moto y se dejó llevar.
Algo tiró de él y Luhan pensó que debía ser el demonio que se lo llevaba por ser idiota o algo así. Se oyó un ruido fuerte y después de lo que a Luhan le parecieron horas, abrió los ojos lentamente. Pero no se encontró sangre, ni vísceras, ni cuerpos ardiendo, si no unos brazos fuertes que lo sostenían. Miró con miedo hacia arriba encontrándose con unos ojos dorados que lo miraban preocupados.