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The... por JHS_LCFR

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3­_The Voice

 

Baekhyun trota toda la hora de gimnasia con la cabeza baja, tosiendo cada tanto y fijándose en la suciedad de los cordones de sus zapatillas, en cómo se le ha deshilachado el short por dentro al ver que faltan tres puntadas y en la manera que arde el rozar constante de sus piernas mientras avanza, producto de Jongin, que corre con media vuelta de ventaja y la cabeza en alto, ojos perdidos y enfocados en la nada, rostro serio y amenazante, filoso.

Perfecto.

Byun pasa un mal momento a la hora de agacharse para hacer las flexiones: no sólo que tiene que juntar las rodillas, sino que luego debe acostarse, sintiendo fuertes tirones en su baja espalda y en sus glúteos, pero no hace caso y sisea con los dientes apretados, haciendo fuerza con los brazos y mirando con rabia el piso.

Los dorsales se vuelven más fáciles, los abdominales también.

Cuando va por el decimoquinto lateral izquierdo, dos grandes y gentiles manos le toman de las rodillas, acariciándolo de paso, metiéndose bajo el short y siendo acompañadas de una cara conocida, de sonrisa amplia y casi ruidosa, porque cuando Park Chanyeol se acerca a su propiedad, no puede evitar sonreír, sentirse el hombre más feliz y afortunado del planeta.

-¿Necesitas ayuda?—le pregunta, pellizcando la piel descaradamente bajo la tela del short, sin importarle que la gente los mire—. No estás juntando las rodillas.

-Estoy…bien—bufa Byun mientras cuenta sin cesar, bajando y subiendo su tronco a medida que inhala y exhala exageradamente, en cuanto Park sigue metiendo sus manos hasta llegar a los bordes del calzoncillo, Baekhyun da un respingo y para, avergonzado, ofendido, presa del miedo—¿Qué haces? No me toques así.

Con un manotazo logra liberar sus muslos de las manos de Yeol, que sigue sonriendo como un maniático mientras se disculpa y se siente frente a él, piernas cruzadas y dedos prácticamente ahorcando sus tobillos, juntándolos lo más posible mientras se hamaca para atrás y para adelante.

-¿Sabes? Hoy pensaba llevarte al cine…dicen que la nueva de Transformers está muy buena, incluso actúa ese chino de Super…

-Hoy no puedo—le corta el más bajo mientras estira, moviéndose torpe y lentamente, cuidándose de no gemir de dolor o dejar escapar la verdad, algo, lo que fuese—. Mañana, ¿Sí? Y no me hagas puchero ni me pidas por favor, porque tengo que hacer cosas de la escuela que no pude hacer en toda la semana.

Baekhyun sigue estirando mientras Yeol apaga sus enormes ojos y mira al suelo, serio, entristecido.

-Andan diciendo cosas tuyas y de Kim en el colegio—suelta entonces, con cara y aires de querer hacerle saber que le duele, aunque Baekhyun sabe, sabe que no es así.

Baekhyun se detiene, no se atreve a mirar a su chico.

-Andan diciendo…—continúa—…están inventando que me engañas, que lo quieres más a él. Que te acostaste con él, que Kim te trae loco—Y antes de que nada suceda (porque Baekhyun no sabe cómo reaccionar), Yeol levanta la cabeza, firme, inmutable, no triste…pero tampoco feliz—. Le he golpeado, Baek. Le he golpeado para que sepa que no debe meterse contigo.

Baekhyun inspira: ¿Acaso no agarró el teléfono? ¿Jongin le había mentido? Si él no agarró el teléfono, ¿Quién fue?

-Le he dejado bien en claro que tú me perteneces—sigue Park, metiendo miedo a medida que se inclina contra su novio, hablando en susurros…en un suspiro aterrador—. No tengo problema en matarlo o hacerlo polvo, ¿Sabes? Si te molestan los rumores…sólo dímelo, y lo haré pedazos.

Byun parpadea violentamente, buscando algún punto de distracción, lo que sea, algo: Chanyeol ya ha golpeado a otros chicos, ya ha terminado suspendido y casi lo echan del colegio la última vez. Y todo porque el joven alto y tonto no quiere ver que Byun se ha cansado, que ya está. Listo, finito.

-¿…Quieres que haga lo mismo que hice con Taeyeon noona? ¿Quieres?—Park lo incita, es un pequeño (enorme) cachorro que mueve la cola y atiende a todo lo que diga su amo: Baekyhun traga saliva y cierra los ojos con fuerza. No quiere recordar—. Sabes que sólo quiero que seas feliz, Baek. Y si por culpa de esos rumores no puedes dormir o comer…yo…

El silbato del profesor suena, Yeol levanta automáticamente la cabeza sacudiendo sus rizos y Baekhyun exhala, las costillas doliéndole por el miedo, el cuerpo temblándole por el pavor. Sin pensarlo, se levanta y camina (trota, corre) a las duchas, pues la hora ha terminado y ya no quiere saber nada. Nada de nada. Sólo quiere bañarse, encontrar la forma de deshacerse de Park y vivir en paz.

Baekhyun no quiere que Kim termine como Taeyeon.

Porque Taeyeon era tan bonita…Taeyeon no merecía que la encerraran. No. Taeyeon no merecía ese trato, porque la culpa era de Baekhyun, que prácticamente busca engañar a su novio con cualquiera a propósito, porque ya no aguanta, no lo soporta, no quiere más.

Pero justo tocó Taeyeon el año pasado. Y ella era tan bonita…

Las imágenes florecen una a una y estallan en su cabeza, el agua no puede quitarlas, la ducha no ayuda para nada.

…Pobre Taeyeon…

…Dos semanas enteras yendo a la escuela con la cara tajada...

…Pobrecita. Ella, que era tan bonita.

 

 

“Eres un idiota”.

El trazo es fino, la letra es clara: Kim Jongin sonríe de lado sin separar sus labios gruesos y mira a un costado, disimulando, cuidándose de que ninguno de los amigos de Park esté en la misma clase que ellos, porque con el incidente del teléfono ya ha sido suficiente.

“El idiota eres tú…Ese tipo de conversaciones por el teléfono se borra”, escribe rápida y desprolijamente, sin terminar de cerrar bien las consonantes, sin terminar bien de escribir cuando vuelve a doblar y lo pasa para su derecha, brazo extendido, aprovechando que el profesor sigue hablando de las muy buenas notas recolectadas a base del último examen.

Justo a tiempo, Byun toma el papel cuando el profesor se da vuelta para recalcar el esfuerzo y la sorprendente claridad en las respuestas de Kim, que agitando dos veces los hombros sonríe, malévolamente feliz.

“No tuve tiempo, él está todo el día encima mío… ¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Qué carajo hago?”

“Corta con él”, raya Kim mientras se encoge de hombros al notar que Baek lo mira con duda, con resentimiento.

-Sabes que no puedo hacer eso—murmura el otro.

-Sí que puedes…lo que sucede es que aún no lo has lastimado correctamente.

-¿Eh?

-No le has herido lo suficiente a la hora de cortar. Con Park no puedes cortar por las buenas.

-¿Y cómo rayos sabes eso?—espeta Baek pispiando el pizarrón constantemente, atento a cualquier movimiento.

-No te voy a decir que tuve algo con él… - rió Jongin entre dientes, ignorando el último dictado del día del profe—. Pero…digamos que no es la primera vez que Park me golpea públicamente—Baekhyun entrecierra los ojos, confundidísimo, y Jongin sonríe con tanta maldad que se le erizan los pelos antes de que suene la campana—: Sus parejas…siempre me prefieren a mí.

 

La persona de la que estamos hablando ahora sabe, sabe todo… y lo sabe bien.

Recuerda su vieja relación con Chanyeol y su separación ante la inminente aparición y muestra de deseo de Jongin, sabe de los viejos sentimientos que tenía Byun hacia Park en ese entonces (que le sirvieron de bote de rescate y salvavidas) y recuerda el suspiro de alivio secreto de Jongin, magullado, golpeadísimo, al ver la nueva pareja que prácticamente no duraría…porque Jongin siempre ansiaba las parejas de Park, y siempre que Park caía con alguien nuevo, ese alguien era lo que Jongin automáticamente pasaba a desear y quería.

Para esta persona, Jongin, a pesar de todas sus virtudes y de su cuerpo y sexo salvaje y escultural, era un imbécil quisquilloso que amaba buscarse problemas. Problemas con los más maniáticos y violentos de la escuela, problema de ‘polleras’ que se resumían en encontronazos secretos y heridas de infidelidad en la piel, floreciendo orgullosas, refregándose, orgullosas, en la cara de esta persona, que sabía, sabía porque lo había vivido, y ahora observaba cómo Park había aparecido de vuelta y de la nada para golpearle. A Jongin, no a él.

Por suerte no le ha pegado a él. Pero sí lo ha llamado aparte en la última hora, hora que Byun y Kim comparten sin él y sin Park, y casi olvidando todas las antiguas peleas y palabrotas y amenazas.

Park. Park, que mete miedo. Park, que es enorme y tiene las manos enormes, gigantes. Y ojos gigantes, y sonrisa enorme.

Park le da miedo, Park son malas noticias, y cuando lo llama aparte él sinceramente no sabe qué hacer, porque podría matarlo, podría tirarlo contra los vestidores sin problemas y hundirse en él como las primeras veces y ordenarlo que era suyo de nuevo.

Por suerte, nada de eso sucedió. Por suerte, todo ha terminado, y ahora se dirige a su casa tranquilo. Puede ver a Jongin desde mitad de cuadra, está descansando con pereza sobre el poste de la parada de bus, ojos entrecerrados para ver venir el ómnibus y la música de sus auriculares probablemente al mango.

Esta persona le hizo escuchar y conocer a The Neighbourhood. Antes, Kim sólo escuchaba a alemanes gritar “puta” a las mujeres y a yankees romperse la garganta con covers de temas de las grandes divas…él le hizo conocer a una nueva banda.

Es decir, o podría decirse entonces, que él…en cierta forma…se metió en la vida de Kim.

Sí.

Sí, eso suena bien.

Por eso cuando llega a la parada, no puede evitar sonreírle y dejar que el moreno se acerque y le robe un beso, una pasada de mano por la cadera bajando hasta su glúteo izquierdo. Porque, en realidad, la cosa no está tan mal.

No está tan mal.

Do Kyungsoo definitivamente se ha metido en su vida.

 

 

-¿Qué haces este fin de semana?—le pregunta mientras se levanta de la cama. Ya han dormido demasiado tiempo, ahora tiene que mandar todo a lavar.

-Tengo que ir a una fiesta—le explica el moreno, levantando la cadera y la espalda de la cama y luego volviendo a tirarse sobre el colchón sin sábanas que le tapen, que le protejan, que le oculten. Aunque Kyungsoo también está desnudo, y él se ve mejor y más bonito.

-Ah…yo pensaba llevarte al cine, ¿Sabes? Están dando esta peli de robots que sé que te gusta.

-¿Transformers? Nah, ya me aburre—farfulla el otro mientras come algo raro, algo que Kyungsoo no recuerda haber comprado para esa… ¿Cita?

-¿Qué estás comiendo?—ríe con confusión oculta, porque los dientes de Kim mastican algo con fervor y sus ojos están clavados al techo, como si su presencia y su evidente desnudez post-sexo no importasen.

No importan.

-Bombones—le contesta.

No importan para nada.

 

 

-¿Ya sabes a quién vas a invitar?—pregunta Luhan con una sonrisa mientras caminan el jueves con Byun por el supermercado: por suerte, Park le teme a la zona de pescadería y si ve algún marisco no puede dormir, si no, los acompañaba.

-Sí y no. Aún no sé—Byun toma las cosas que están escritas en su lista, cada tanto Luhan agarra cosas para llevar a su casa, pero no termina de entender el idioma y entonces Byun va y lo ayuda, le despeja las letras que no son y le resalta las vocales que van—. Tú te vuelves en dos semanas a China, ¿Verdad?—Luhan asiente—. Aish, quería que te quedaras un poco más…sinceramente necesito tu ayuda.

-El problema con Kim puede resolverse en un solo día si así te lo propones—expresa el otro sin vergüenza ni culpa mientras saca cuentas mentalmente, el dinero de China podrá valer más que el de Corea o al revés, nunca se acuerda, por eso es mejor ser precavido—. Es más, ahora mismo puedes mandarle un mensaje y mandarlo a la mierda. Pero no, porque eres cobarde. Hace un año y medio ya que no te animas a cortar con Park, porque eres cobarde.

Byun suelta todo y pierde agarre, casi deja caer la canasta con productos al suelo.

-No seas así. Ayúdame.

-Yo no puedo ayudarte. Eso está en ti.

-Sabes que con Chanyeol no se puede.

Y Luhan toma una tira de pan recién horneado para olerla, cerrando los ojos.

-En realidad sí…sólo necesitas llevar a Kim a tu fiesta…después de eso, tienes dos opciones.

 

 

Dos opciones, recapacita.

Dos opciones, una más peligrosa que la otra…pero las dos, al fin y al cabo, son posibles de llevar a cabo. Las dos, si se hacen con cuidado, se pueden hacer.

Y quizás me libre.

Quizás pueda librarme de Park…y de Kim también.

Es en ese momento que el celular de Baekhyun suena en el vacío y la inmensidad de su casa: el chico ya no lee, ya ni siquiera toca o mira sus libros. Tampoco ha hecho los deberes, incluso hay momentos en los que no tiene ganas de caminar, de dormir o de comer.

“¿Park está ahí?”, dice el mensaje.

Y Byun, inmutable…

“No”.

…responde.

 

 

-Te ha golpeado por mi culpa, ¿Verdad?—la culpa le carcome, no puede no preguntar, más allá de que sabe que la respuesta es un “sí”.

-No pasa nada—responde mientras se lame la herida, la lengua atorada entre las encías y el interior de su labio—. No es la primera vez que me golpean.

Baekhyun quiere protestar, quiere pedir sinceras y vergonzosas disculpas, pero las manos de Jongin tienen un poder para aplicar sumisión inimaginable, por lo que simplemente cierra los ojos y jadea. Jadea, gimotea y suspira, porque los labios de Jongin son una tortura, son una maldición, un pecado y una delicia.

En cuanto la boca gruesa y curva succiona la punta, Baekhyun ya sabe que no puede más.

Que se esfuma su autocontrol, su lucha, su existencia.

Jongin bombea y ahueca las mejillas mientras le acaricia la cara interna de los muslos, que sanan poco a poco.

Ése día no hay penetración.

Después de todo, Jongin es un poco gentil.

Un poco.

Sólo un poquitito.

 

 

Do Kyungsoo suspira mientras junta sus rodillas en su cama, en su casa.

Las sábanas ya están limpias y la noche lo abruma, le aterra.

Le hace falta el cálido y tostado cuerpo de Jongin.

Le hace falta su hombría entre las piernas.

Dijo que tenía algo que hacer, recuerda mientras separa sus pies y mueve sus caderas.

Dijo que estaba ocupado, que lo disculpara, que lo siente mucho.

Cerrando los ojos, Kyungsoo posee la capacidad de recordar todos y cada uno de los toques que Jongin ha ejecutado sobre su cuerpo: cada golpe, cada tirón, cada mordisco. Todo, lo puede recordar absolutamente todo. Y no le da vergüenza, porque en la escuela podrá ser un pequeño imbécil y un nerd enanito, pero en su casa o en cualquier otro lado es una fiera.

Cuando hay hambre de sexo, Do Kyungsoo se transforma.

 

 

Kim Jongin no lo sabe. Bah, no lo sé, quizás lo percibe.

Es bueno, muy bueno.

Quizás es demasiado bueno en lo que hace.

Porque esa tarde, ya entrando la noche, logra eyacular llevando al orgasmo a otros dos seres.

Uno en cada punta de la ciudad.

Uno con él, otro sin él…simplemente acostado en la cama.

 

 

 


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