Desafío por kuroqorra

El gran salón estaba atiborrado de todo tipo de gente, al igual que las enormes puertas que conducían hasta ese lugar. La gente estaba apresurada, una gran cantidad de periodistas, curiosos y empresarios que luchaban por entrar a donde habían sido invitados o, en algunos casos, en donde no los llamaban.
La secretaria del joven se acercó  – ya… ya es el momento – le dijo entre tímida y ansiosa a este. La secretaria no era ni más ni menos que una de sus grandes amigas, claro, no solo por ello era su secretaria, ella era muy capaz.
Tranquila Hinata-chan, todo irá bien – decía aquel  rubio de ojos impresionantemente hermosos, como un zafiro en pleno esplendor, o el mar y el cielo fusionándose a la espera de la atención de algún Dios.
Lo- lo se Naruto-kun, e-es solo que…. Ahh, esto me pone nerviosa – decía la hermosa  azabache con el ahora pulso agitado - espero que todo salga bien, espero que los medios te acepten bien… al igual que tus futuros aliados... y-y contrincantes…
Ne, tranquila!!,  soy Naruto Uzumaki, el futuro presidente de una de las ramas importantes de la familia Namikaze .
Hai! confío en ti…Termina de arreglarte Naruto-kun, pronto tienes que salir– dijo suavemente la chica de ojos similares a una perla, haciendo ademán a la hora, y caminando ansiosa por el Salón privado del blondo.
Ok… oye, he estado pensando en un nombre para autodenominarme y que la gente me reconozca por el - decia el rubio mientras se miraba en el espejo para corroborar que todo estuviese bien con su presentación -....  y de repente leí una historia de unos ninjas pertenecientes a un lugar llamado Konoha, y bueno - decía mientras posaba su mano un su nuca -  ¿Qué te parece Hoka-? – decía el rubio, pero fue interrumpido por un estridente -  Ya es hora Naruto-kun!! – de parte de Hinata.
Ahh, ok… - decía mientras inhalaba y exhalaba, todo aquello lo ponía nervioso, a pesar de que no lo demostraba, su pulso se aceleraba.
Finalmente el chico rubio se retiró de aquella sala  para  dirigirse al salón de estar de la compañía, en el que se encontraban todos expectantes esperando la llegada de la noticia del momento.
El rubio bajó e inmediatamente llamó la atención de los presentes, el joven era guapo: varonil y a la vez con facciones delicadas, su cabello rubio como los destellos del sol y algo desordenados a pesar de la situación, su piel color canela, tersa, sus ojos zafiros tan llamativos, y su porte promedio. Era esbelto y delgado, aun así con un poco de músculos, pero en la medida exacta, sin exagerar. Tenía una mirada desafiante.
El rubio se dispuso a hablar, tenía que demostrar que era capaz de manejar todo ello, pero antes la voz de otra persona se hizo presente - Buenas tardes a todos los invitados, me alegro que hayan asistido, lo hemos convocado, como ya saben, para hacer oficial un acontecimiento muy importante para nuestra familia – comento el rubio mayor – hoy mi hijo tomará la presidencia de una de la ramas más importantes del negocio familiar, y se trata de no más ni menos que la compañía Bijū , una compañía manufacturera muy importante, que probablemente, y con la ayuda de un buen mandato, logrará llegar hasta áreas provechosas y distintas a la que ahora maneja–mencionó Minato, el padre de Naruto - debo decir que estoy muy orgullo de mi hijo y deseo que triunfé en su vida, a pesar de sus escasos 20, él es muy capaz - dijo esbozando una sonrisa cálida y honesta.
 
Gracias Oto-san, y gracias a todos los presentes, estoy muy emocionado, espero que nos podamos llevar bien todos. Como muchos sabemos, este trabajo es uno que te mantiene en constante contacto con la mayoría de los aquí presentes – dio una pequeña reverencia el rubio menor  –  es un gusto conocerlos –dio una pausa - También debo dejar en claro que me encargaré de que las cosas salgan bien, que se respeten a los trabajadores y a nuestros colegas, y que nuestra empresa ascienda cada vez más, por ello, será un placer trabajar con unos, y competir con otros, eso es principalmente todo, muchas gracias por su atención.
 
Luego de un corto momento de silencio, los aplausos se oyeron en el salón, ese joven al parecer sabía manejarse con las palabras, había que respetarlo, a pesar de tener esa apariencia extrovertida, traviesa y a la vez algo inocente, había que tener cuidado, su mirada era desafiante.
 
La familia de Naruto era muy una que se mantenía muy ocupada, eran reconocidos internacionalmente, pero, a pesar de todo ello, eran bastante unidos, y cabe recalcar esto ya que aquellas familias generalmente no son así. A diferencia de lo común, en ellos se notaba desde lejos esa unión.
 
-el público presente en esa sala comentaba todo tipo de cosas acerca del rubio, que era bastante llamativo, que parecía capaz, o que solo era un mocoso mimado, pero realmente esos eran comentarios vacíos, ya que no lo conocían, así que solo chismorreaban sobre él. El rubio estaba consciente de que eso podía pasar, pero no le importaban tanto los malos y buenos comentarios, claro que solo en lo personal, ya que debía tener buenas relaciones con ellos para los lazos de la compañía en el futuro, nada más que eso, la opinión de desconocidos (personalmente) no le importaba.
 
 
En el salón, atento, indiferente y prepotente, se hallaba  un joven azabache, pensativo, con sus inescrutables ojos color ónix, profundos.
…La competencia...mmm… Itachi se equivoca, no será un gran desafío – decía en un susurro el ojinegro,  con los ojos cerrados y los brazos cruzados, apoyado en una pared mientras miraba de soslayo a aquel chico rubio, a pesar de sus palabras, un sentimiento de rivalidad nacía en él, quería competir, mostrarse victorioso.