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Lo siento, padre. (MinKey). por Connie0912

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Notas del capitulo:

Perdóooooooooooooooooooooonenme la vida. Había estado ocupada en demasía y cuando quería actualizar, me quedé sin internet unu.

Lo siento muchísimo, y espero disfruten.

Capítulo 4

El sudor cubría su cuerpo, su respiración se encontraba agitada y su corazón palpitaba con tanta fuerza que sentía que en cualquier momento se le saldría del pecho.

Todo había sido un sueño, pero el sueño más caliente de todos.

Una gran erección sobresalía de su bóxer y demandaba por atención. Su niño se hallaba durmiendo como un angelito y se abrazaba con brazos y piernas a su cuerpo, impidiendo cualquier movimiento que quisiera realizar. No le quedaba otra que suprimir su excitación una vez más. Pero hubo un repentino cambio de planes. Su niño inconscientemente comenzó a mover su rodilla brindándole placenteros masajes sobre su miembro que lo hacían suspirar y gemir casi inaudiblemente.

Lo que MinHo no sabía, era que KiBum hacía todo intencionalmente.

KiBum había despertado al sentir los repentinos y sonoros gemidos de su padrastro, y si, el condenado se veía extremadamente caliente gimiendo, y más si este gemía su nombre. KiBum ni en sus mejores sueños imaginó que su padrastro pudiese tener sueños húmedos con él de protagonista, y ahora que sabía que los tenía estaba dispuesto a sacar a flote el lado más pervertido y caliente de su ser.

—Ngh… KiBummie. — Gimió ahora más audiblemente que antes. —

—Daddy, daddy… ¿Qué sucede?— Preguntó este fingiendo inocencia, más al no tener respuesta de su padre sonrió y se adentró debajo de las sábanas con toda la malicia y perversión existente en el mundo— Dios...—Susurró al ver el enorme miembro que poseía su padrastro, y ahí entendió porqué su padre gritaba tanto en las noches donde MinHo aún se lo follaba. Inconscientemente relamió sus labios y liberó de aquella cárcel a aquella deliciosa presa, provocando que esta al salir lo azotara directo a la cara, pero KiBum ni se inmutó, sólo sonrió y siguió con lo que estaba dispuesto a hacer. Lasciva y curiosamente pasó su lengua por la coronilla del glande de su padrastro, y joder, sabía tan bien como se veía.

Lo que KiBum tampoco sabía, es que su padrastro se encontraba despierto,  y sabía bien lo que su pequeño pretendía.

—Uh, KiBum. — Gimió con voz cargada de deseo y excitación. Su pene inexplicablemente había crecido aún más al saber que lo que había estado soñando hace sólo unos segundos ahora se estaba volviendo realidad— Holy shit…— Gimió con fuerzas cuando su niño atrevidamente había comenzado a hacer deliciosos círculos con su inexperta lengua sobre su glande, haciendo que toda la sangre que restaba de su cuerpo fuese directamente hacia su pene y  testículos. Realmente había empezado a desconfiar de la inocencia de su niño, y es que, ¿Cómo él podía brindarle semejante placer si nunca había practicado? Bendito sea el que estuvo antes que él, porque desde ahora sólo él tocaría sexualmente a su pequeño, y sí, quizás los años sin sexo y la creciente frustración sexual le estaba afectando, pero, dios, con semejante dios de las mamadas, ¿Quién no caería en sus garras?

—Daddy, sé que estás despierto —Susurró KiBum triunfalmente sin que su padrastro pudiese escucharlo, se sentía en la gloria y su pene junto al de su padre también había crecido enormemente, pero en consideración al del nombrado, el suyo no era más que un pequeño e insignificante guisante. Sonriendo ladino y triunfal por el descubrimiento que acababa de llevar a cabo abrió su boca dándole la bienvenida a todo el tronco de aquel pene, que sólo alcanzó a llegar a la mitad por la gran longitud que este poseía.

—Si me la vas a chupar, hazlo bien— Dijo MinHo en todo excesivamente grave y excitado, haciendo que KiBum pegara un gran brinco de sorpresa, ¿Su padrastro lo había escuchado? Dios, era hombre muerto, o al menos eso creía, pero fue sacado de sus pensamientos cuando su padrastro con brutalidad y maestría empujó su cabeza tirando de sus cabellos, haciendo que su pene cayera totalmente en su cálida cavidad bucal, llegando esta incluso hasta su garganta, y sólo por curiosidad KiBum llevó sus manos hasta el cuello propio, dándose cuenta de que aquel gran pene sobresalía por aquella extensión. Aquello simplemente lo encendió al triple.

—Daddy… Daddy. — Trató de decir cuando le faltó el aire y pegó pequeños golpecitos en las manos que lastimosamente jalaban de su cabello, las mismas que segundos después lo habían soltado para dejar que sacara su polla de donde la mantenían presa. MinHo pensó que con eso KiBum se asustaría y se alejaría de él, pero fue todo lo contrario. Al liberar el pene de su padrastro por completo, comenzó a lamer y morder lasciva y superficialmente parte de aquella gran máquina de placer.

—KiBum… Joder, ¿dónde aprendiste a hacer esto?— Preguntó el mayor de ambos mientras acariciaba inconscientemente las pequeñas e inmaculadas nalgas de aquel ya no tan niño. — Mereces un castigo KiBum, por provocar a tu padre, provocar extraños y dejar que ese Kim JongIn te penetrara… —Dijo el mayor tomando entre sus manos el cepillo de madera con el que su niño cepillaba cada noche su cabello, según él “para que crezca más lindo y rápido”. — SMACK, SMACK, SMACK, SMACK, SMACK, SMACK. — Dio fuertes y repetitivos golpes en aquellas nalgas que ahora se tornaban rojas acompañadas de pequeños pigmentos color vino. Si su niño deseaba que lo corrigieran y disciplinaran, él pondría en práctica todos sus conocimientos acerca del tema. Después de todo, el pequeño KiBum se parecía bastante a su padre, el cual también rogaba por azotes cada vez que follaban.

—Ngh, ngh, ngh, ngh, ngh, ngh. — Se quejaba por cada fuerte azote que le era propinado, haciendo que su éxtasis creciera hasta lo inimaginable, incitándolo a chupar como dios mandaba aquel gran falo que esperaba ansioso por su atención. — Más… Más daddy. — Dijo mordiéndose el labio cuando dejó de sentir aquellos deliciosos azotes, deteniendo por completo aquel trabajo que llevaba haciendo en la parte baja del cuerpo de su padre.

—Zorra sucia. — Musitó con lujuria acariciando aquel ahora rojo y extremadamente  perfecto trasero que desde hoy sería suyo, suyo y de nadie más. — SMACK, SMACK, SMACK, SMACK, SMACK, SMACK. — El sonido sordo de seis azotes más inundó la habitación, acompañando los gemidos y protestas que pervertidamente su niño soltaba, haciendo que las ganas por follarlo crecieran más y más.

KiBum por su parte había comenzado a engullir majestuosamente la polla de su padrastro, lamiendo toda la extensión del tronco y dándole pequeñas y traviesas mordidas en el glande de este, descubriendo que con eso lograba hacer gemir sonoramente a su padrastro, y dios, sus gemidos eran dignos del más honorífico de los grammy.

¡Amor! ¡Ya he llegado! —Se escuchó un grito emocionado proveniente del primer piso de la casa, y posteriormente el ensordecedor sonido de una persona subiendo las escaleras enérgicamente.

—Mierda, mierda, mierda. — Susurraron ambos al mismo tiempo y procedieron a vestirse al instante. — Hazte el dormido, KiBum. — Dijo con evidente nerviosismo el mayor de ambos mientras tragaba saliva duro producto del miedo a ser descubierto en semejante indecencia con su niño. KiBum como de costumbre sólo acató y cerró sus ojos imitando su dormir, y dios, ese niño sí que sabía cómo actuar.

— MinHo, ¿qué mierda estás haciendo aquí? — Preguntó su esposo pasando a la pieza del menor con su más característica expresión y postura de enfado, exigiendo su justificación.

—KiBummie tenía algo de miedo, así que decidí venir a cuidar un rato su sueño, acabo de despertar cuando te sentí. — Dijo fingiendo somnolencia, al menos así podría explicar porqué se encontraba despeinado, agitado y sudoroso. TaeMin lo miró extraño por unos segundos y luego asintió dedicándole una sonrisa realmente encantadora.

—Te veo en el cuarto cariño. — Dijo con un tono que podría llamarse “seductor”. TaeMin estaba tratando de seducirlo por milésima vez desde que tuvieron aquella gran pelea.

MinHo sabía que esto no terminaría bien.

Y KiBum al sentir que MinHo salía de la cama, se sintió traicionado, usado y la segunda opción de aquel hombre al que tanto amaba.

Las cosas cambiarían a partir de ahora.


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