Junto a la fuente de un bosque se oye llorar
A un joven pastor que un día perdió su único amor
Cuando anochece se acerca hasta el lugar
Se sienta a esperar por si ella regresa a verle en la oscuridad
Hongbin observaba a Hyuk, desde la esquina más oscura de la habitación. El menor descansaba acostado en la cama que un día compartieron. Esa misma cama que tantas noches se entregaron al amor más allá de lo espiritual, donde sus cuerpos fueron los instrumentos para demostrar pasión.
Ahora solo lágrimas cubrían las sabanas, solo lamentos se escuchaban en la habitación. Nunca más habría esas noches en que desbordaban pasión, nunca más se devorarían con cada beso. En ella ahora solo su amado yacía destrozado con el corazón hecho añicos.
Hyuk lloraba, como lo había hecho desde que recibió esa llamada. Maldita aquella noche que le había arrancado el corazón y no conforme con eso lo había pisoteado, sacando hasta la última gota de esperanza.
Lo extrañaba. Extrañaba todo de él. Extrañaba sentir sus brazos alrededor de su cintura y la ternura de sus labios cada vez que lo besaba. Extrañaba escuchar su voz cada vez que decía su nombre y como sus ojos lo veían cuando creía que estaba distraído.
Extrañaba despertar a su lado cada mañana y ver sus ojos por última vez cada noche, dormir acurrucado en su pecho escuchando el latir de su corazón.
Esta noche Hyuk no dormiría, era tal vez la cuarta en esta semana, pero simplemente, el sueño se resistía llegar, porque su mente se distraía con memorias. Recuerdos de cuando era feliz, de cuando no había tristeza en su vida, de cuando la razón de su vida estaba a su lado
Hongbin pasó a su lado, como cada noche desde que había partido. No podía irse, no podía dejarlo así.
-Hyuk, perdóname- al parecer no escucho. Hongbin se acercó a la cama. Viendo como el amor de su vida se consumía en depresión. Levantó su mano para acariciar su mejilla y limpiar sus lágrimas, pero no pudo, su mano simplemente traspasaba e rostro del menor.
Y ella le ve, se sienta con él
todas las noches hasta el amanecer
Le habla al oído, le roza la piel
y cuando se va le pide en silencio que vuelva otra vez
Hongbin sabía que no podía tocarlo, desde esa noche él no había podido hacer que Hyuk lo escuchara simplemente el menor no oía sus palabras. No sabía tampoco que hacía en ese lugar, se suponía que había muerto por ende debería haberse ido.
No quería seguir viendo a Hyuk desmoronarse, sabía que no comía bien y apenas dormía, su salud se dañaria. Cada día Hyuk perdía su viveza, su personalidad ya no estaba ahí, ni siquiera había un ápice del antiguo Hyuk. Quería que volviera hacer lo que era antes.
Tal vez por eso aún no se había ido, tal vez por eso seguía ahí. Tenía que hacer que Hyuk volviera hacer el de antes. Era muy complicado hacer que Hyuk lo olvidara pero al menos intentaría que el menor lo recordara pero siguiera con su vida como antes.
Lo complicado seria como le haría para que Hyuk lo viera, y en caso que lo hiciera, eso lo asustaría. Estaría viendo a alguien que había muerto, un fantasma. Si lo escuchaba Hyuk creería que se estaría volviéndolo loco al escucharlo en su mente. Y no podía tocarlo. Esto sería frustrante.
Fue una noche de invierno cuando él se durmió
que ella le habló y en sueño profundo su voz escuchó
Sé que mi muerte te ha roto el corazón
pero has de vivir pues viéndote así mi amor, sufro por ti
Hyuk escucho el timbre de su casa, acostado en su cama, con lágrimas secas en su rostro. No quería levantarse y atender a la persona que estaba en su puerta. Desde aquella fatídica noche donde Hongbin había muerto no quería saber del mundo.
Sentía que todo lo que estaba detrás de esa puerta seguía siendo como si nada hubiera cambiado. Pero para él, todo era diferente, Hongbin ya no estaba, no tenía una razón para seguir una vida que no estaba completa.
No quería una realidad donde Hongbin yacía bajo tierra, prefería seguir en su mente donde Hongbin estaba junto a él, como si nada hubiera sucedido. Sabía que se estaba engañado, pero por ahora era lo único que le daba consuelo.
Pero el timbre seguía sonando, sabía quién era y no quería abrir la puerta. Sabía que esa persona le diría que se pusiera en pie y siguiera adelante, pero Hyuk no podía, no podía dejar a Hongbin.
Sabia también que esa persona detrás de la puerta no se iría hasta que al menos se dejara ver. Todos sus familiares y amigos creían que él podía causarse daño, y no era para menos, Hyuk lo había considerado.
Por fin se puso de pie y fue hacia la puerta, era solo una sombra de lo que era antes del accidente en el que murió Hongbin. Donde antes había dorada piel, ahora solo había palidez, el brillo que antes adornaba sus ojos simplemente se había ido. La delicadeza de sus cabellos habían sido reemplazados por desordenados trazos en su cabeza.
Al abrir la puerta no se sorprendió de quien estaba parado en su portal. Taekwoon era su mejor amigo, había estado con él desde que podía recordar, pero ahora no quería que estuviera ahí.
Taekwoon venía a su casa cada día desde que Hongbin ya no estaba, se sentaba con él o le hacía comer o simplemente lo veía dormir, pero no decía nada, simplemente lo acompañaba.
-No has dormido. ¿Verdad?- pregunto el mayor.
-No he podido hacerlo- respondió Hyuk, su voz áspera carente de emoción, simplemente hablaba como si susurrara. No tenía con quien usarla, así que eso no era su culpa.
-Pues ve a bañarte, ponte el pijama y ve a dormir- Su amigo lo reprendía, sabía que Taekwoon lo hacía porque lo quería pero él se negaba a querer avanzar. Aun así obedeció a su amigo.
Después del baño no pudo negar que se sintió más relajado, y aun así no evito sentirse culpable por la simpleza de un acto que Hongbin nunca más podrá sentir. Por ello evitaba sentirse feliz, su corazón lo traicionaba volviendo a pensar en Hongbin y en las cosas que no podrá hacer de nuevo.
-Ahora duerme, estaré aquí acompañándote- le dijo Taekwoon.
Hongbin veía como Taekwoon intentaba sacar a Hyuk del foso en el que el mismo se había sumergido. Nunca entendió la relación que tenía ellos dos, pero sabía que sus celos eran lo que impedía ver las cosas con claridad.
Cuando Hongbin comenzó a pretender a Hyuk, Taekwoon le advirtió que el también lucharía por el amor del menor. Pero pronto Taekwoon se dio cuenta de los sentimientos de Hyuk por Hongbin y lo dejo ir, sabiendo que Hongbin se encargaría de hacer feliz a Hyuk. Ahora Hongbin estaba seguro que Taekwoon seguía enamorado de Hyuk, sabía que estaba en buenas manos.
Y él comprendió que debía ser
Su última noche hasta el amanecer
Pues al despertar tenía con él
sus ropas, su anillo y el fino olor de su piel
-Hyuk, despierta- Hyuk escuchaba que lo llamaba, conocía esa voz.
-Por favor amor, despierta- lentamente Hyuk abrió sus ojos, encontrándose con la persona que había querido ver aunque sea solo por un momento.
Vio a Hongbin parada al pie de la cama, no pensó en nada, simplemente se incorporó y lo abrazo. Sentirse en los brazos de la persona que había amado desde hacía mucho era una sensación maravillosa. Sentir su aroma inundar sus sentidos era increíble.
-Te extrañé Hongbin. Te amo. No me dejes de nuevo por favor- Hyuk se deshacía en lágrimas, por fin había visto de nuevo los ojos de Hongbin, esos hermosos ojos que había añorado tanto.
-Yo también te amo. Pero debes volver hacer el de antes Hyuk. No puedes deprimirte- Le dijo Hongbin.
-No, ya no lo hare, estás conmigo otra vez- le respondió Hyuk con una sonrisa que poco a poco se fue borrando al ver la tristeza en los ojos de Hongbin.
-Debes prometerme que volverás hacer el muchacho lleno de energía que siempre fuiste, que seguirás tu vida como antes del accidente- Le dijo Hongbin.
-Porque debo prometerte eso- dijo Hyuk cada vez más desesperado, no entendía nada.
-Hazlo por mí, por favor- le dijo Hongbin en un susurro tratando de convencerlo.
-Está bien Hongbin, mi vida seguirá siendo igual que antes- por fin dijo el menor.
-No me olvides Hyuk, recuérdame en los momentos más felices que compartimos. Taekwoon estará contigo, él siempre te ha amado, incluso antes de conocerme él ya te quería- le explico Hongbin.
-Te recordare Hongbin, como la persona más importante de mi existencia, como el amor de mi vida.
Hyuk cerró los ojos y sintió los labios de Hongbin posarse en sus labios para luego sentirlos en su frente. Se dejó invadir por la sensación de sentir de nuevo los labios de Hongbin sobre su piel, era la última vez que lo sentiría.
-Te amo Hyuk…
El menor abrió los ojos y Hongbin ya no estaba frente a él, solo la sensación de los labios del mayor sobre su frente. Seguía en la misma habitación, en la misma cama, pero sabía que ya no estaba dormido.