Jinki no sabía cuándo se fue Minho o cuando sus ojos finalmente decidieron cerrarse esa noche; sus interminables lágrimas nublaron su cerebro y convirtieron todo en una bruma difusa. Sin embargo, lo último que recordaba era haber visto los primeros indicios de la luz matutina filtrándose ligeramente a través de la ventana.
No hace falta decir que él día siguiente fue duro.
Se despertó con el sonido penetrante de su alarma, lo que sólo sirvió para agitar las insoportables palpitaciones en su sien. Dolía el simple hecho de estar despierto. No solo por las pocas horas de descanso que había conseguido sino también porque el sueño parecía ser el único verdadero alivio que era capaz de tener en la montaña rusa emocional y mental en que estaba actualmente.
Gimió para sus adentros, temiendo la sola idea de dejar sus mantas calientes. Temía el día lleno de horarios que tendría que sufrir, pero sobre todo, temía tener que afrontar a Jonghyun. Lo mataba tener que ver al menor agobiado por el remordimiento sabiendo que todo era culpa suya. La única cosa peor que la posibilidad de afrontar a su compañero vinculado era no ver a Jonghyun en lo absoluto. El pecho de Jinki, literalmente, dolía por estar cerca de él, verlo, abrazarlo. Podía sentir la presencia de Jonghyun cerca y todo dentro de él le rogaba que eliminara esa brecha física y emocional, para dejar que el menor disipara el dolor dentro suyo porque Jonghyun era el único que podía hacerlo.
Con un triste pero decidido suspiro, Jinki salió de la cama. Haciendo una mueca cuando sus pies descalzos se encontraron con los fríos paneles de madera. Se reajustó los pantalones de pijama que se habían deslizado demasiado bajo para su comodidad, exponiendo sutilmente los huesos de su cadera que sobresalían. Se tropezó ligeramente con el poste de madera de la cama, ya que estaba tratando de caminar mientras seguía medio dormido, e intentó enderezar la tela que estaba torcida de manera incomoda alrededor de sus piernas debido a su sueño irregular. Nunca había sido bueno haciendo varias cosas a la vez. Cuando finalmente logró enderezarse pudo sentir el hematoma formándose sobre la delicada piel de su rodilla, pero en consecuencia estaba mucho más despierto. Con una maldición entre dientes y un tirón rápido de su cabello, procedió a dejar la comodidad y soledad de su habitación.
Jinki trató de actuar normal; trató de fingir que todo estaba bien, pero sus hinchados ojos rojos no dejaron nada a la imaginación. Podía sentir la tangible tensión que se cernía pesadamente sobre todo el dormitorio y eso sólo hacía las cosas todavía más difíciles.
Odiaba hacer que sus miembros se preocuparan, pero incluso más que eso, odiaba ser una decepción. Eso era justo lo que era, una decepción. Le falló a quienes se suponía debía guiar y le mataba por dentro tener que ponerlos en tal situación. Las emociones reprimidas de los cinco miembros eran palpables. Jonghyun obviamente le había dicho a los otros dos betas lo que había pasado, dejando una división no oficial dentro de su pequeño espacio de vida.
Forzó una dolorosa sonrisa en su cara, tomó su asiento normal al lado de Jonghyun en la mesa y se concentró en no hacer esto más difícil de lo que debía ser. Sólo le hizo peor sentir tanto alivio por estar al fin cerca de Jonghyun. Era inquietante lo mucho que su estado emocional dependía del menor ahora. La presencia de su compañero vinculado tenía ese perturbador y fácil efecto calmante en todo su ser.
“¿Tienes hambre hyung?” preguntó Kibum respetuosamente. Jinki podía ver la ira ardiente detrás de sus ojos y esto sirvió para herirlo un poco más profundo. Una mirada fugaz hacía el maknae le dijo que los betas del dormitorio estaban en la misma página.
Por supuesto que Taemin y Kibum lo culparían de todo este suplicio a él. Ambos sabían lo que era perder el control y entendían y empatizaban con la postura de Jonghyun. Ambos confiaban en que Jinki era mejor que otros alfas impulsados por las feromonas y él tuvo que defraudarlos. Ni siquiera pudo encontrarse sintiendo resentimiento hacía ellos. Era su culpa. Lo sabía bien. En definitiva no merecía que le ofrecieran el desayuno como si sus acciones no amenazaran con destrozar la estructura misma de la dinámica grupal.
Jinki asintió, dando un pequeño, “Gracias,” mientras se servía una pequeña porción del estofado que estaba a fuego lento en la cocina. Para ser honesto, la idea de la comida estaba lejos de ser atractiva para él pero sabía que necesitaba comer si quería sobrevivir al día lleno de reuniones y sesiones de fotos que inevitablemente tenían.
El silencio era casi sofocante mientras tomaba asiento una vez más.
“Así que, ¿cómo se ve nuestro horario hoy?” preguntó Jinki a nadie en particular, mientras tomaba su arroz y revolvía la sopa mecánicamente.
Hubo una pausa embarazosa antes de que Minho finalmente hablara, llenando el silencio.
“Tenemos que grabar una promoción para Etude y luego una pregrabación para…”
Jinki se desconectó, simplemente agradecido de que por fin se estuviera levantando el peso del silencio. De todos modos, le resultaba difícil concentrarse en nada más con Jonghyun sentado tan cerca de él. Se encontró siendo muy consciente de cada movimiento, cada pequeña singularidad suya. Como la forma en que de inmediato notó que Jonghyun estaba bebiendo jugo de naranja en vez de las habituales uvas. ¿Estaban fuera? ¿Quizá Jonghyun sentía que podría resfriarse y por tanto estaba tratando de aumentar su ingesta de vitamina C?
También notó que el menor estaba comiendo con su mano izquierda hoy, notó una pequeña venda en el dedo índice derecho. Si bien claramente no era nada de lo que preocuparse, probablemente sólo un corte menor, Jinki no pudo evitar querer entrar en pánico. ¿Qué había pasado? ¿Estaba bien? ¿Dolía? ¿Utilizó antiséptico como se suponía que debía? Sabía que estaba siendo irracional pero eso no le impidió querer acunar la mano herida en su pecho o intentar besarla para alejar el dolor.
¿Realmente esta era su vida ahora? ¿Luchar contra el impulso irracional de proteger a su compañero vinculado de los cortes de papel? En un instante había pasado de sentirse consolado por la presencia del menor a una mamá gallina con la necesidad de proteger a Jonghyun de él mismo. Jinki reprimió un suspiro, jugó con su comida mientras esperaba que los otros terminaran de comer para que todos pudieran prepararse para otro largo día.
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Jinki había pensado que al vincularse sería más fácil para él estar cerca de Taemin y Kibum, al no tener que reprimir sus instintos alfa; sin embargo, ahora era más difícil ver a los dos por razones completamente diferentes. Ambos habían comenzado a tratarlo tan fríamente; no había emoción ni nada de su habitual gracia cuando hablaban. Era como si hubiera una pared de vidrio separando a Jinki del resto de los miembros. Se sentía aislado. Excluido. Sabía que se lo merecía pero no lo hacía menos doloroso. Los miembros siembre habían sido su santuario lejos de las presiones de la carrera que habían elegido. Los miembros entendían porque estaban todos juntos en esto y le hacía daño que ese refugió le fuera tan brutalmente arrebatado cuando más lo necesitaba.
Kibum estaba haciéndole la ley del hielo descaradamente, una habilidad que el menor había pulido y perfeccionado a una forma de arte a través de los años. Solo hablaba cuando era necesario y sus palabras eran cortas y encriptadas, hacienda obvio que preferiría estar haciendo cualquier cosa antes que darle a Jinki la hora del día.
Kibum y él nunca habían tenido una relación fácil; Kibum siendo dolorosamente directo y Jinki un poco demasiado sensible para que pudieran volverse realmente cercanos, pero siempre había pensado que ambos habían encontrado una entendimiento cómodo a lo largo de los años. Sin embargo, todo eso parecía estar destrozado, dejando detrás una pesada nube de amarga incomodidad que quedaba estancada cuando los dos estaban juntos en una habitación.
Las cosas eran incluso peores con Taemin. Desde sus días de entrenamiento Jinki había sido cercano con el más joven. Sabía cómo Taemin se mantenía admirándolo y obviamente se había caído de su pedestal en la mente del maknae. Siempre se esforzó por ser un buen ejemplo para él y trató de ser un poco digno de las miradas de adoración que recibía, pero todo era en vano ahora. Deseaba tanto solucionar todo y unir de nuevo al grupo como lo eran antes, pero era imposible. Simplemente no era solucionable.
Estar cerca de Jonghyun era obviamente mucho más difícil para él. Sentía esta consumidora urgencia de estar cerca de él, abrazarlo. Era como si su propio ser solo estaría en paz si Jonghyun estaba en sus brazos. Y dolía más que nada saber que no podía hacerlo. No se le permitía. Y era completamente su culpa sentirse y seguir sintiéndose de esa manera por el resto de su vida. Solo podía esperar que el dolor disminuyera con el tiempo.
Había un dolor sordo en donde su corazón solía estar. Sólo le hacía peor ver la culpa en los ojos del más joven. Jonghyun parecía tener cierta inclinación hacía el tipo de dolor que causaba la situación en Jinki y se sentía mal por ello, aunque nada de ello era su culpa.
De cualquier manera, Minho parecía ver toda la dura experiencia de otra manera, su temperamento explotaba rápidamente, tomaba como una ofensa personal cualquier indicio de acusación hacia Jinki. Era agotador por decirlo menos. Jinki comenzó a apartarse a cualquier habitación que no contuviera a los otros miembros. Hacía las cosas más fáciles. Cuando estaba solo no tenía que fingir estar bien; no tenía que fingir no tener emociones. Cuando estaba solo no tenía que ocultar su quebrantamiento por el bien de los demás.
Jinki pasaba una considerable cantidad de tempo en línea, investigando su dilema recientemente descubierto. No estaba muy seguro de cómo hacer para encontrar una solución que no involucrara a Jonghyun, estaba bastante seguro de que no había ninguna. Era raro que los alfas se vincular a alguien con quien no iban en serio puesto que el vínculo no era algo para tomarse a la ligera. Generalmente, la idea de estar eternamente unido a alguien que no te gustara era un factor decisivo para convencer a un alfa de mantener su nudo bajo control. Era simplemente demasiado fácil perderse en las feromonas abrumadoras, tanto que alfas y betas debían aferrarse a su ingenio hasta que estuvieran listos para algo serio.
Sin embargo, su búsqueda resultó infructuosa porque lo más cercano que pudo encontrar eran cuentas personales de alfas cuyos betas habían fallecido. Las historias eran dolorosas de una manera similar pero completamente diferente de la propia situación de Jinki. ¿Hacía más fácil o difícil hacerle frente sabiendo que su compañero vinculado estaba vivo y muy bien?
Jinki rápidamente borró el historial del navegador, no quería que Minho se enterara de lo que estaba haciendo ya que el más joven había tomado la determinación de estar atento a Jinki. Después se arrojó a su cama para reflexionar profundamente. Podía sentir a Jonghyun cerca y las delgadas paredes de su departamento permitían que su voz flotara libremente, lo cual le daba a Jinki cierto nivel de comodidad. Esto alivió su mente lo suficiente para dejar que se hundiera en sus propios pensamientos.
Jinki sabía que iba a estar destrozado mientras Jonghyun lo rechazara. Era un hecho. Bien podría aceptarlo para poder trabajar en seguir adelante. Bueno, tanto como se pudiera seguir adelante en este tipo de situación. Así que en lugar de enfocarse en lo terrible que se sentía por dentro, trató de pensar en qué podría hacerlo feliz, algo que pudiera ayudar a equilibrar la miseria que estaba contaminándolo por dentro, amenazando con rebosar en cualquier momento.
Jonghyun.
El hecho de que no estuviera con Jonghyun no significaba que el más joven tendría que dejarlo fuera de su vida por completo. Seguían siendo amigos. Seguía viendo a Jonghyun a diario. Podría ser peor.
Talvez podría encontrar algún grano de felicidad en saber que Jonghyun era una parte de su vida, simplemente sabiendo que Jonghyun era feliz. Seguía provocándole una congoja dolorosa en el pecho pensar en Jonghyun siendo feliz sin él pero la apartó. Sentía como si estuviera aferrándose desesperadamente a cualquier esperanza, pero realmente, era lo único que le quedaba.
Se levantó de la cama con rapidez, negándose a revolcarse en la pena por más tiempo. Decidió finalmente hablar con Jonghyun. No podía evitarlo para siempre, no quería, por lo que bien podría hacer un esfuerzo para aligerar su relación.
Reprimió un gruñido cuando al entrar a la sala encontró a Jonghyun y Kibum sentados demasiado cerca mientras charlaban durante una repetición de Star King. Hizo que su estómago se torciera dolorosamente y sus arraigados instintos alfa gritaban que le mostrar a Kibum su lugar, sin embargo, Jinki era el líder por una razón. Respiró profundo, cerrando los ojos con fuerza mientras apartaba sus pensamientos con fuerza tratando de mantener la compostura. Lentamente abrió sus ojos otra vez, un muro mental ahora colocado con seguridad para bloquear sus emociones, impidiendo que volvieran a estallar.
“Jonghyun, ¿podemos hablar?” Preguntó Jinki con calma, su rostro una máscara indiferente mientras observa la escena delante de él.
“Estamos ocupados,” respondió Kibum con frialdad, evidentemente fulminándolo con la mirada.
“Kibum,” murmuró Jonghyun, su tono molesto y sus palabras claramente simbolizando una advertencia. Se volvió hacia Jinki y le dio una débil sonrisa, “Claro hyung.”
Jinki intentó devolver la sonrisa antes de girar sobre sus talones para adentrarse en su habitación, dejando la puerta abierta para que Jonghyun lo siguiera. Le facilitó la silla de su escritorio para que pudieran enfrentarse entre sí. Se sentó en la cama porque no creía poder manejar la imagen mental de la pálida piel de Jonghyun contra sus sabanas. Esos no eran pensamientos con los que necesitara entretenerse en un momento como ese.
Jonghyun cerró la puerta tras él pausadamente, se sentó en la silla con rigidez antes de girar sus grandes e inocentes ojos hacia Jinki.
Jinki tomó una profunda inspiración, deseando que su acelerado corazón se calmara mientras se enfrascaba en el discurso que tenía mentalmente preparado, “Jonghyun, sé que la situación es difícil para los dos de nosotros pero de verdad no quiero que arruine el grupo o nuestra amistad. Lo siento mucho, sé que esto no es lo que querías y yo— Puesto que estoy vinculado, es obvio que sabes mis sentimientos hacia ti y no puedo evitarlo, y sé que no correspondes esos sentimientos y está bien; es comprensible. Yo solo— solo necesito saber que una vez que la incomodidad desaparezca vamos a volver a la normalidad. Todavía te considero uno de mis mejores amigos y no quiero que eso cambie, no creo que pueda soportar si eso fuera a cambiar también,” Jinki coloca una almohada en su regazo, apretándola protectoramente contra su pecho, sus nervios en alerta máxima mientras levanta la vista hacia el joven, tratando de leer su postura.
“Lo sé hyung. No quiero que esto cambie nada tampoco. Y sabes que no te culpo, ¿verdad? Fue un accidente; no es culpa de nadie. Entiendes, ¿verdad? Porque no puedo— umm— De todos modos, trataré de hablar con los chicos de nuevo, sé que siguen portándose como unos idiotas contigo y no es justo,” dijo Jonghyun honestó, sus ojos esperanzados.
“No te preocupes por eso,” intervino Jinki, “Entiendo por qué están molestos y con razón.”
“Aun así no deberían tratarte de esa manera. Espero que podamos barrer todo esto bajo la alfombra y olvidarnos de ello pronto, ¿bien?” La sonrisa de Jonghyun hizo a Jinki tragar dolorosamente. Pintó una expresión coincidente en su rostro mientras su corazón era arrancado de su pecho con las palabras. La idea de que el hombre del que estaba inexplicablemente enamorado quisiera simplemente olvidar lo que había pasado dolía más de lo que podría haber imaginado.
Con dolor, Jinki carraspeó algo que sonaba como una afirmación pero entonces Jonghyun le dio esa sonrisa, la única que ponía su cabeza a dar vueltas y su corazón se sintió como si fuera a volar fuera de su pecho y Jinki se olvidó incluso de lo que lo hirió en primer lugar.
“Gracias hyung,” dijo Jonghyun dulcemente, su tono lleno de sinceridad; “Sé que esto debe ser muy difícil para ti así que gracias por la compresión.”
Jinki únicamente asintió, sabiendo que su voz lo traicionaría si intentaba hablar. Esto iba a ser mucho más difícil de lo que jamás imaginó.