Estaba frente a la puerta, su mano estaba temblando y sentía que estaba por desmayarse en cualquier momento, las nauseas en el estomago se hacían más fuertes. Jaehyo trataba de contener el llanto pero era inevitable. Recordó como Zico le dijo claramente que rompía con él.
Iba a hablar con él de nuevo para que le explicase del cambio repentino. No recordó haber hecho algo malo los días anteriores y luego de una noche inolvidable le dijo que debían terminar.
Respiro hondo y entro al departamento de Zico, por suerte aun tenía las llaves, abrió la puerta y la escena que vio lo hizo sentir más miserable que nunca.
Vio a Zico en pantalones, sin remera y luego a Kyung, el mejor amigo de Zico, en bata. Jaehyo se quedo mudo, era muy obvio ante sus ojos lo que había pasado en ese lugar y solo pensarlo le dolió el pecho.
“¿Por qué?” se dijo Jaehyo. Estaba ahí plantado en la entrada del departamento sin decir ni una palabra.
- Jaehyo… ¿qué haces acá? –Lo miro Zico sorprendido y algo molesto –Creo que debo cambiar las cerraduras de mi departamento –bufo algo molesto.
- Tú… por eso me dejaste –dijo Jaehyo con los ojos abiertos y bajando la mirada para no seguir mirando a ambos, trataba de contener las lágrimas que querían escapar.
Zico miro en la otra dirección, donde estaba Kyung y dijo:
- Kyung, deberías ir a mi cuarto. Puedes ponerte mi ropa mientras tanto.
Jaehyo se maldijo internamente por ser como era, a pesar de que quería hacer un alboroto, gritar y romper todo a su alrededor, no lo hacía. Su corazón se desgarraba en su interior y su mente era un caos. Y ahí estaban solos en la sala, Zico y Jaehyo.
- ¿Para qué has venido?
Jaehyo escucho decir aquello, sin una pisca de dolor y con una total indiferencia.
- Quiero saber…
- Te deje porque ya era la hora de hacerlo –le respondió Zico mientras bebía un vaso de agua con suma tranquilidad.
- ¡No te creo! –grito Jaehyo – ¡mientes! Estábamos muy bien el día anterior y al día siguiente me dejaste sin ninguna razón… ¡¿qué paso?!
Zico lo miro malhumorado y se acerco a él.
- No lo hagas más difícil y vete de una vez. Se nota que estas a punto de llorar, no hagas un espectáculo donde des pena ajena.
- ¡¿Así de fácil te resulta dejarme?!
- Te doy tiempo para que dejes las llaves de mi departamento. Me iré al baño y cuando vuelva espero que te hayas ido –dijo Zico con naturalidad.
Estaba de espalda, para dirigirse al baño, cuando Zico sintió los brazos de Jaehyo aferrase a su espalda. Estaba totalmente sorprendido ante tal acción, apenas ladeo la cabeza para ver a Jaehyo aferrado contra su cuerpo.
- ¡No te vayas! –le suplicaba Jaehyo a Zico, lloraba desconsoladamente mientras se aferraba a su espalda.
Sabía que era patético suplicarle, decirle que no lo dejase pero no sabía qué hacer.
- ¡Déjame Jaehyo! –Zico quería deshacerse de él, pero sabía que si lo hacía le haría daño – ¡Lo nuestro se termino! Entiéndelo de una vez.
- ¡Por favor! Piénsalo Zico –lloraba mientras trataba de que no se fuese de su lado pero era inútil.
- ¡Vete de mi casa Jaehyo! –gritó con dureza Zico. Mientras se deshacía del abrazo de Jaehyo.
Jaehyo no quería rendirse pero era tarde, sabía que todo era inútil incluso su patético acto.
“Doy pena ajena” pensó.
Miró a Zico con el rostro lloroso, suplicando por dentro que lo que pasaba no fuese real.
- ¡Vete de una vez Jaehyo y no lo hagas más doloroso!
Jaehyo abrió la puerta del departamento, dejo las llaves en la mesa cerca de la entrada y al cerrar la puerta, vio por última vez el rostro de Zico, estaba por decir algo pero sabía que sus palabras no harían efecto y se marcho de allí.
Al cerrar la puerta, su corazón se quebró en mil pedazos. Y salió del edificio corriendo, golpeando por accidente a alguien cuyo rostro ni vio, no tenía ganas de disculparse y mucho menos ser considerado con aquel extraño cuando lo que más deseaba eras irse lo más rápido de allí; no quería saber más nada de nada.
Todo término sin saberlo, las palabras de amor de Zico hacia él, era una vil mentira. Lo sabía de alguna manera pero creía que con el tiempo, esas dudas se irían pero no fue así. Sus peores temores se confirmaron, sin previo aviso lo habían abandonado y de la peor manera. Dio un espectáculo de sí mismo perdiendo su dignidad.
“Quiero desaparecer” dijo con la garganta quebrada de tanto llorar. Y de la nada vio un centello de luz frente a sus ojos, luego oscuridad y dolor, mucho dolor.
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Kyung había salido de la habitación de Zico y dijo:
- Creo que fuiste muy cruel con Jaehyo –dijo Kyung, apareciendo luego del alboroto –Se fue hecho un trapo de piso, se notaba que te amaba mucho.
- Me dijiste que debía terminar con él rápido, antes de que las cosas se tornen más serias.
- ¡Y jamás me hiciste caso! ¡Seguiste con él por meses y tus relaciones duran por días!
- Bueno, ya termine con él.
- Pero fuiste demasiado cruel –dijo algo acongojado al escuchar las suplicas de Jaehyo –No sentiste nada al decirle todo eso. Capaz le pase algo malo
- No digas pavadas.
- Él pobre chico pensó algo equivocado de lo que paso acá. Cuando entro se le notó en la cara lo que pensaba. No había necesidad de hacerle creer semejante estupidez.
Zico había dejado de escuchar a Kyung y solo le quedo la sensación de los brazos de Jaehyo alrededor de él. Por un momento estaba a punto de retractarse de todo pero no lo hizo.
- No soy alguien fiel –dijo de repente –le he engañado varias veces y él muy tonto ha seguido conmigo –suspiro –decidí darle un buen recuerdo y luego acabar con lo “nuestro”.
Kyung miró a su amigo con desaprobación.
Se escucho un “tock tock” alguien toco la puerta, Zico se imagino que debía ser de nuevo Jaehyo y estaba dispuesto a sacarlo de allí pero era su amigo Ukwon.
- ¡Ukwon!
Ukwon sonrió al verlo.
- ¿Puedo pasar?
- Claro.
Su amigo pasó y se encontró a Kyung en bata.
- Si los estoy interrumpiendo…
- ¡No te imagines cualquier cosa! Vine a bañarme solamente ya que no hay agua en mi edificio desde hace dos días.
- Ya veo. Bueno que bien estén los dos acá me facilitan las cosas –dijo sonriente –me gane una beca en Japón para terminar mis estudios allá.
- ¡Felicidades! –dijeron al unisonó tanto Kyung y Zico que estaba felices por él, era una oportunidad que ansiaba mucho Ukwon.
Zico y Kyung fueron abrazar a Ukwon.
- Por cierto, hoy vi algo raro. No pude verle el rostro pero creo que un chico le han roto el corazón porque andaba llorando.
Kyung dejo de abrazarlo, bufo molesto y miro a Zico.
- Esculpa de este desgraciado que tenemos como amigo.
Zico chasqueo los labios enojados y haciendo en ademan con las manos.
- No hagas caso de lo que dice Kyung y disfrutemos de tus últimos días en Corea, ya ansió festejar en tu honor.
Kyung miro con total desaprobación a Zico y Ukwon que no entendía nada solo asentía con la cabeza.
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Durante días las palabras de Kyung retumbaron en la mente de Zico, no quería pensar en Jaehyo. Aunque, en verdad le dolió mucho dejarlo, cuando lo vio llorar estaba a punto de retractarse pero debía mantener su postura y dejarlo.
No era un insensible sin razón. Simplemente nunca había sentido la necesidad de aferrarse a alguien y estar con Jaehyo era algo muy nuevo, en cuanto a sentimientos, había experimentado algo que nunca había sentido y eso le asustaba por sobre todo.
Mientras daba vueltas por la cama, recordaba a Jaehyo en la cocina y los días que paseaban en las calles para despejar el aburrimiento. Recordó lo torpe e ingenuo que podía resultar a veces, en esos instantes le daba ganas de abrazarlo y no soltarlo.
- Fue lo mejor… –murmuro amargamente y chasqueando los labios. Miró la ventana de su cuarto y se quedo observado la noche oscura.
Las semanas pasaron y no supo nada de Jaehyo, por dentro esperaba saber de él pero no fue así. Sus días fueron normales y sin noticias que valiesen la pena.
Sabía que Kyung y Jaehyo iban a la misma universidad, ya que así fue como se conocieron, pero ellos iban en distintas carreras y compartían algunas materias. En varias oportunidades le pregunto a Kyung si lo había visto y este le respondió que no sabía nada.
Había dejado de preocuparse y retomo su vida habitual de salidas y bebidas a la cual estaba habituado, y se divertía de lo más bien, pero sentía que algo andaba mal. No sabía cómo explicarse esa sensación que le oprimía el pecho.
Ahí estaba en su casa, mirando el teléfono cada dos por tres, no era la primera vez que vacilaba al querer agarrar el teléfono y saber de Jaehyo.
- Te mueres por llamarlo –le dijo su amigo Kyung – ¡hazlo de una vez!
- Sus padres deben odiarme –dijo temeroso Zico.
- Te lo mereces –sonrió Kyung.
Zico agarro el teléfono y marco el número de los padres de Jaehyo, ya que no lo había podido localizar, decidió llamar a sus padres.
- Hola –dijo una voz masculina. Era el padre de Jaehyo – ¿Hola?
- Hola... ¿se encuentra Jaehyo? Hace varias semanas que no sé nada de él.
- ¿Zico eres tú? –dijo el padre de Jaehyo y su voz sonó molesta.
- Lo soy –respondió con la voz seca, anhelando que pudiera responderle si estaba Jaehyo pero…
- No necesitas saber nada de mi hijo ¡No mereces saber nada!
Y le corto la llamada abruptamente.
Se quedo sorprendido, el padre de Jaehyo era un hombre muy amable y fue la primera vez que lo escucho molesto. Supuso que no quería que hablase con su hijo y obviamente también se lo pidiese Jaehyo.
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Luego de eso, Zico decidió que no debía pensar más en Jaehyo, era lo mejor para ambos. Sabía que no era un buen hombre para él y con la mente puesta en esa idea, decidió pasar vuelta la página, tal vez sin saber que Jaehyo había sufrido un grave accidente dejándolo en coma.
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