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TONICK DIZAIN por ArkhelismCygnusDeluhi

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Notas del capitulo:

Bieeen, no tengo palabras para anunciar esto, pero bueno. Espero que disfruten mucho de este fic cortito, no voy a prolongarlo porque no me da tiempo, así que… ¡A leer!

Qué detestable era trabajar en un lugar donde borrachos, bailarinas, incluso prostitutas derrochaban su dinero en bebidas, diversión y sexo. ¿Qué tenía de especial ver a esas mujeres de buen cuerpo bailar al ritmo de la música? Sí, ante los ojos de cualquier hombre, la sensualidad que desprendían las mujeres era como derrochar su mismo dinero en aquellos vicios. Yuuto nunca entendería a la gente, jamás, y no deseaba hacerlo por el simple hecho de constatar que ante sus ojos, todo era esparcimiento disfrazado de quimera .

 

"TONICK DIZAIN", era famoso por las bailarinas de esculturales cuerpos, y alguno que otro chico que se transvestia para poder dar un show impecable, sin que los clientes se diesen cuenta de que eran del sexo opuesto; solo así podían vender entradas para completar la noche. Ohmura, era el  compañero de cuarto de Yuuto en ese entonces, él se dedicaba al servicio que brindaba el club luego de una buena sacudida  sobre la pista alta; por no decir que a veces vendía su cuerpo al mejor postor y no solo al regocijo del baile, sino también a los clientes que llegaban con insinuaciones poco atractivas para tener sexo. Según él, era un "bono extra" a su servicio.

 

Yuuto, era solo un joven que trabajaba de mesero en el lugar, había chicas, había chicos, de todo, y ellos repartían bebidas a los clientes que llegaban al establecimiento. Lo que más detestaba de su trabajo, era tener que lidiar con la gente ebria, con los malditos hombres que se le insinuaban con otras intenciones, haciendo remarque de sus facciones... ¿Qué había de malo con su rostro? Era como el de cualquier chico, y le jodía que los hombres fueran los principales en decirle que parecía una chica, que debería estar en el escenario mostrando su cuerpo como una cualquiera y no sirviendo bebidas.

 

Antes, había tenido problemas con su jefe, quien hizo el remarque de sus facciones y había ofrecido mucho dinero para que el menor trabajase como una bailarina más del lugar y él claramente se negó a toda posibilidad, el empleo de mesero lo necesitaba porque era bien pagado, podía sufragar con ello la renta de su departamento compartido y también podía seguir estudiando música en aquella escuela cerca de la cuidad donde vivía. Definitivamente, ser mesero era de los trabajos más detestables y agotadores, pero no podía hacer más nada. En otro lado no le pagaban lo que en el club, y tampoco había cupo en lugares nocturnos, cabía de destacar que el club era un establecimiento ubicado en una buena zona y que personas de la alta sociedad llegaban al lugar para desquitar sus frustraciones y demás problemas personales que eran ajenos a los oídos de Yuuto, la paga era excelente porque la gente era rica y poderosa en su totalidad.

 

Entre un lapso de pensamientos, fue que la compañera  y colega de Yuuto, le dio un codazo para que pudiese despertar del trance: "Hey, chico bonito, no es tiempo de estar soñando. Ve y lleva estas bebidas a la mesa cinco". Como le enervaba que le dijesen "Chico bonito", pero al paso del tiempo se había acostumbrado al mote porque su colega era una buena persona, tan carismática, y poco femenina; "Anna", ese era el nombre de su compañera y barman del sitio, aunque no le quedaba muy bien el nombre "Barman" eso era más dentro del contexto laboral de un establecimiento que regía reglas para llamar así a las personas que preparaban bebidas, para él era "Bargirl".

 

Aflojando su incomodo moño en el cuello, fue que caminó con una charola en mano, la cual por encima llevaba las bebidas en unos vasos largos y perlados con pequeñas gotitas de agua por la temperatura de liquido a fondo. Así pues, dio su servicio con una amigable sonrisa a una pareja de enamorados que solo parecían estar de paso.

 

Esa noche, el lugar estaba a reventar, era fin de semana. Generalmente los viernes eran los días donde habían más personas, pero al parecer se había dado una graduación muy cerca del club, pues jóvenes un poco más grandes que él, llegaban a montones a pedir bebidas, otros tantos iban a la parte donde estaba la diversión, ya que solo iban con morbo a ver a las chicas que bailaban con diminutos trajes. Definitivamente eso era una buen graduación para cualquier estudiante de nivel universitario.

 

—Hey, parece que a Ohmura le irá bien esta noche.

 

Yuuto habló con su querida "Bargirl", quien asintió con una sonrisa al ver al susodicho bailar con osadía sobre la barra alta.

 

—También a nosotros, recuerda que al finalizar la noche nos toca el día de paga. No te preocupes, chico bonito, podrás pagar tus clases de música. — Anna palpó la espalda del menor un par de veces para despejarlo de cualquier estrés venidero por su posible situación económica. —Ahora ve a atender a esos clientes que parecen ansiosos. — Con un ademán hecho con la cabeza, le indicó la mesa a donde debía de ir.

 

A veces los clientes pedían bebidas directamente de la barra para que se les entregase a su mesa, otros se quedaban en donde el Barman solamente y había quienes no tenían la gentileza de pararse y alzaban la mano como unos primitivos para que Yuuto les fuese a tomar lo que llamaban "Orden",  pese a que no estaban en un restaurante. A ese tipo de personas debían ahogarlos con sus propios fluidos...

 

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Finalmente había terminado con el infierno de sus estudios; hoy era el día de su graduación, y como todo adulto, a la edad de 27 años ya tenía una carrera, y claro, un puesto seguro de trabajo. Aquello se lo había ganado por ser un excelente estudiante, más a fuerzas que de ganas había terminado la carrera de abogado, y no cualquier abogado.
Su padre manejaba una de las fiscalías más importantes del país, aunque era de dinero, no le interesaba mucho su posición porque en la vida, desde pequeño, ser baterista estaba en sus planes, pero su sueño había sido truncado por su familia que se empeñaban a verlo como el modelo a seguir de su padre. Entrando en las complacencias de todos, decidió terminar y todo en condición de: "Si te gradúas como abogado, dejaré que te compres tu batería y cumplas tu sueño". El trato era trabajar también en la fiscalía de su padre, pero al mismo tiempo estaría realizando su ambición. Aunque ya era un adulto que podía tomar sus propias decisiones, no lo hacía, por la misma razón de que no quería meter en líos la imagen de su familia, ya estaba lo suficientemente maduro para enrolarse en problemas de adolescentes cuando ya no le competía hacer eso.

 

Ryosuke Andou había logrado quitarse de encima un gran peso al terminar la carrera, y era tiempo de celebrarlo al lado de sus amigos: Manji y Natsu, ambos de buena familia también, ambos con los mismos sueños abnegados de ser bateristas. Podría decirse que ellos eran como los hermanos que nunca había tenido.

 

La graduación ese día no había durado mucho, la noche cayó tan de prisa que nadie notó el pasar del tiempo. Con papeles en mano, con su titulación y todo lo que desglosaba una graduación, fue que sus amigos decidieron acudir al bar que ya era bastante frecuentado por Manji y Natsu, Ryosuke, o más bien, "Sujk" como sus amigos le apodaban, no eran de esas personas que se la pasaba de club en club para ir a ver a muchachitas bailando, aunque... para deleite de sus ojos, una vez por año no le hacía daño. "Tonick Dizain" Era un lugar de prestigio, donde, prostitutas con 'clase', y las mejores bailarinas se hallaban al interior, según sus amigos. Cualquier lugar era el mejor si sabías poner el ambiente.

 

A Sujk, todo le daba lo mismo, no estaba en una situación de pensar las cosas, porque su felicidad estaba desbordándose como cuando alguien apretaba una botella de miel y ésta se derramaba sin parar. Un club, un bar, lo que sea era bueno para celebrar ese día especial.

 

En compañía de otros futuros abogados y abogadas, fue que entraron al lugar, no hubo necesidad de hacer tanta bulla para que les dejasen pasar, pues eran hijos de empresarios importantes y eso les facilitaba las cosas; a veces era bueno usar el apellido para su conveniencia.


El interior del lugar era como estar en un sueño: Había una gran pista de baile en la entrada, un lobby bar al fondo, y subiendo las escaleras de madera bañadas en pintura oro, estaban las bailarinas y la sección privada para algunas parejas y/o amigos. Natsu, Manji y Sujk, subieron a la segunda planta. Grande fue su sorpresa al ver que ese piso era enorme... Al centro habían mujeres que movían sus caderas cadenciosamente al unísono de la música, con vestimentas sensuales que les hacían remarcar los atributos de sus cuerpos, hombres estaban alrededor sentados, armando alboroto por las féminas que danzaban y los dejaban babeando sobre la pista de baile que era alta. Más hacía el fondo estaba el bar más grande del lugar; los meseros atendían a sus clientes y variaba el género de los jóvenes en servicio, sin dudas era un sitio como mucho entorno.

 

Manji no perdió tiempo en apartar lugar cerca de las mujeres aquellas. Natsu y Sujk le siguieron luego de tal escena. Sus compañeros parecían más entretenidos en mirar el show, tan así que Sujk le dio un codazo a Manji para que despertase de ese  trance, en verdad parecía un perro hambriento en una carnicería pese a que tenía una chica que lo pretendía desde hacía tiempo, claro que Andou debía cuidarlo.

—Hombre, pide algo de beber...

Se quejó Sujk al sentir la garganta reseca.

 

Manji hizo caso a la petición de Andou y alzó la mano para que alguien pudiese atenderlos. Sujk no hizo más que llevarse una mano en el rostro para llevarse toda la vergüenza. Debía ir a la barra para pedir directamente, pero no, a su amigo le había parecido más conveniente parecer un completo estúpido para que les atendiesen como reyes. Sujk y Natsu negaron cabizbajos. Al poco rato, fue que un chico se acercó de inmediato y con una sonrisa les dio la bienvenida al lugar. Aquel joven, era Yuuto. Sujk no prestó atención al mesero, pues estaba más que entretenido viendo a sus alrededores y Yuuto tampoco notó a Sujk, solamente a Manji y a Natsu. Un trío de cervezas era lo que habían ordenado.

—Oye, Natsu, no te pongas celoso si Sujk se queda con los ojos pegados en la bailarina de cabellos largos y oscuros...

Manji no perdió tiempo para molestar a Natsu, éste sabía que el mencionado gustaba de Sujk.

—Diablos, Manji... ¡Cállate! Sujk no es de esa clase de personas... — Replicó el otro joven.

 

Y sí, Sujk miraba a la bailarina de cabellos oscuros y era nada más y nada menos que Ohmura. No le miraba porque se le hacía atractiva, le miraba porque realmente se movía bien y porque estaba seguro que ESA no era una mujer. Sujk decidió ignorar todo comentario de Manji y Natsu, a él no le gustaban los hombres, ni Natsu, ni la de cabellos largos y oscuros que simulaba ser una mujer, no le gustaban los de su mismo sexo. No. No hasta que Yuuto hizo acto de presencia esa noche.

 

Ese mesero lo había dejado cautivado y con una mirada de completo idiota, como cuando crees conocer al amor de tu vida por vez primera, jamás había visto a un chico con tales rasgos en sus facciones, habían hombres, como el de cabellos oscuros, que se ponían kilos de maquillaje para verse perfectos y atractivos ante los ojos de inocentes que no indagaban hacia la verdad, pero el mesero que ahora se encargaba de dejar las frías bebidas sobre la mesa, ESE mesero era diferente de todos. No supo cómo, ni por qué, pero no podía quitar la mirada de tal perfección...

 

Yuuto, quien servía las bebidas, y que finalizó con el tarro de cerveza de Sujk, se quedó enajenado cuando la mirada de su último cliente le arrebató la gentileza de su servicio. ¡Carajo! ¿Qué tanto le miraba ese joven tan... Ese joven tan apuesto? Sí, Sujk era la primera persona que se le hacía apuesta, la primer persona con quien cruzaba la mirada de ese modo, ¿cómo dejar de verlo? Si era un hombre que parecía sumergirlo en sus pensamientos sin siquiera haber cruzado palabra alguna,

 

¿Cómo con una mirada se podía transmitir tanto?
¿Cómo la mirada de ese sujeto era el arrebato del orgullo de Yuuto? Éste  se puso nervioso, al borde de... ¿Avergonzarse? ¿Pero qué diablos...? ¡A Yuuto nadie lo avergonzaba! Antes debían pisotear su orgullo y su manera arrogante de ser, y ese joven se estaba pasando, estaba logrando lo que muchos intentaban noche a noche y que inútilmente conseguían...

Notas finales:

¿Qué les pareció? Espero que haya sido de su agrado.

Uhm, no me estaré metiendo mucho en la vida familiar de los personajes, solo fue una leve mención en la parte de Sujk. Todo va a girar alrededor de Sujk y Leda para no abrumar la historia. ¡Nos vemos el otro fin de semana!

PD: Sí, lo actualizaré cada fin por falta de tiempo.


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