[En el hospital]
-¡¡enfermera!! ¡¡¡enfermera!!!- decía gritando un pelirrojo por el timbre que tenia la habitación del hospital, no podía aguantarse las ganas de reírse, -enfer- jajajajaja- termino riéndose, una respuesta se oyó. -<<nos está llamando o ¿se esta riendo?>>- decía una voz molesta de una enfermera cuarentona. No podía dejar de reírse hasta que sanji, se levanto y respondió –estoy vomitando…¿pueden venir?- con mucho esfuerzo pudo decirlo el rubio, aún tosiendo.
Pero otro vomito hizo que kid se callara, esta vez no era igual que antes, ahora había lanzado en su cama sangre, la cosa se había puesto seria y ahora el que empezaba a llamar a las enfermeras con desesperación era el pelirrojo.
Rápidamente se lo llevaron entre 3 mujeres, para bañarlo, había vomitado mucho por intoxicación de alcohol. El pelirrojo se quedó mirando atónito, pero antes que nada se acostó en la cama del rubio y se puso a ver televisión como si no hubiera pasado nada, o solo tal vez no quería preocuparse.
Eran las 11:30 pm de la noche y seguían tratando a sanji, el doctor dijo que no era grave los golpes que sufrió pero por su estado de alcolismo estaba en muy mal estado, de todas formas el rubio pidió que se le dejase llegar a casa ya que podía caminar capaz con un poco de dificultad pero si podía hacerlo. El doctor no lo pensó mucho ya que necesitaban más camas por los recién llegados (a veces las camas no sobraban y los enfermos que llegaban eran sentados en el piso) el rubio le agradeció, pero el doctor dijo que sería más seguro, si iba acompañado.
-¿es en serio?- pregunto sanji, mirando algo molesto al pelirrojo que estaba mirando hacia la nada sentado en una silla, aburrido claro.
-si-afirmo el medico
-bueno- respondió el rubio arrugando su nariz, y caminando hacia donde estaba sentado su transporte a casa
-me tienes que llevar a mi casa- dijo aun desconfiado, y con una mueca en su rostro, aun no le perdonaría por haberse reído, cuando debía ayudarlo.
-si es lo que doctor dijo lo haré- respondió seriamente, sanji elevo una ceja (-lo que yo me pregunto es porque te burlaste de mi antes…-) aunque fueran de la misma universidad y misma clase, no lo conocía mucho, jamás se habían hablado antes, solo con insultos. Además que en una oportunidad el pelirrojo lo había dejado k.o … la única cosa que olvidaba todo el odio que tenía sanji en kid (por ahora) fue cuando lo cargo para llevarlo al hospital, aun con lágrimas en los ojos (-¿cómo alguien así como tu puede lanzar algo como eso?-) pensó el rubio, mientras caminaba afuera del hospital junto con el pelirrojo.
En cuanto sanji subía a las escaleras, para buscar su puerta se encontró con un peliverde sentado, esperándolo, como se había cansado, ahora estaba durmiendo apoyado en su puerta del rubio.
-marimo…- fue lo que dijo en un susurro, entonces se fijó en sus bolsillos si tenía su celular, estaba en vibrador y lleno de mensajes del peliverde.
Sanji, empezó a leerlos pero se detuvo antes de seguir caminando hacia el dormido cabeza de alga. – ¿Kuroashi que pasa?- decía kid mientras alcanzaba la misma posición que sanji.
“¿dónde estás?” “sabes que lo que piensas de mí no es así” “responde cejillas”
“no tenías porque alterarte así” “yo no voy a salir con ella ni nada por el estilo” “responde cejillas”… (- ¿en serio está aquí para hablar conmigo?... que innecesario…-) cerro el celular, puso una mano en el pecho del pelirrojo haciendo la seña de que le dejara a el encargarse del estorbo que estaba en su puerta. Pateando, la pierna del durmiente peliverde, hizo que se levantara, molesto eso sí.
-¿qué crees que haces aquí marimo?- dijo con todo el asco del mundo, haciendo una mueca de desagrado total. –Escuche que había una pelea en el bar de mi tío, supuse que fuiste tú, cuando me llamaron y me contaron que tenía pelo rubio- dijo levantándose, encarando a el rubio siguió hablando
–Por eso fui a buscarte, pero ya no estabas…- dijo dirigiendo ahora su mirada a un pelirrojo que estaba observándolos.
-¿ah sí?, fíjate que no te necesito ya…- diciendo eso, metió la llave en su puerta, la abrió y le hizo otra seña al pelirrojo para que entrara, el cual lo hizo. –Aun debemos hablar- insistió el peliverde hablando antes de que el rubio cerrara la puerta.
-no, lo de antes ya me desquite con otras personas, no hace falta más hablar del tema ¿entiendes?- al terminar de decir eso saco un cigarrillo y dijo –estoy bien- saco su mechero, prendió el cigarro e hizo una pequeña mueca, para formar una ligera sonrisa.
La puerta se cerró, y el rubio no pudo seguir parado, había caído al suelo por el nerviosismo que tenía, las ganas contenidas de mandarlo a la mierda al peliverde, odiaba que siempre le muestre esa parte que tenia de amabilidad, era por ella que las chicas lo seguían o solo es que él es diferente a otros chicos?...lo odiaba, realmente lo odiaba mucho, a pesar de que eran amigos/rivales había diferencias notables entre ellos dos.
(-no necesito tu maldita amabilidad, guárdatela para una chica-) después de pensar eso, volvió en sí, el pelirrojo estaba moviéndolo con un palo que encontró en la apartamento del rubio
-¡oye! Deja de alucinar, ¿dónde voy a dormir?- decía aun cansado, bostezando kid.
-en el sofá, se hace cama…- dijo eso el rubio y se volvió a cerrar sus ojos, realmente este día se había vuelto agotador. El pelirrojo se dio la vuelta y se acostó de una en el sofá, debía pasar este día y volver mañana a la universidad (-malditos sábados…-) refunfuñando se acomodó y se durmió a pierna suelta.
Al día siguiente –
[En el casa de trafalgar]
Los primeros rayos del sol entraban, aunque hubiese cortinas en la habitación. Un ligero quejido, un susurro luego de eso venia un beso en la frente de su amante. Habían pasado literalmente toda la noche con su acto de amor y deseo como toda pareja pero que durara más de 4 horas era un record. Después de todo podían hacer lo que se le cante, pero ahora los sonidos y tonadas de los pájaros del barrio empezaban con su canción matutina, como ahora, como siempre fue tocada cada mañana.
-torao… ya es de ma-mañana?- preguntaba el pelinegro menor refregándose el ojo derecho con su mano.
-sí, pero si quieres seguir durmiendo hazlo yo debo alistarme- diciendo eso empezó a levantarse con dificultad ya que aún seguía cansado, por no dormir bien sus ojeras se resaltaron más que de costumbre, se dio cuenta de ello cuando vio el espejo del baño, pero al recordar el porque estaba así solo se limitó a sonreír. Se sentía lleno, un sentimiento de felicidad y amor, completo pensaba que podía morir ahora si quisiese porque nada más le hacía más feliz que estar con la persona que siempre soñó.
Luffy aun medio dormido miro hacia su derecha para ver el despertador, eran las 12:30 am. El mayor salía del baño vestido y listo para irse al hospital donde trabajaba algunas horas con su tio llamado corazón.
-mugiwara-ya – dijo acercándose al menor, este se levantó sin quejarse rápido de la cama.
-¿sí?- y agarrando su mentón con sus dedos, le dio un profundo beso y se retiró de la habitación. El menor se sonrojo al sentir la lengua del otro entrar en su cavidad bucal. Cuando se fue su pareja luffy se sintió morir, estaba muy débil o solamente estaba más enamorado de su pareja… ni él lo sabía pero no podía quitarse de su mente a trafalgar, lo amaba eso si lo sabía bien.
[En la universidad]
Luffy se estaba sentando junto a zoro y sanji, para comenzar a atender al profesor de matemáticas, dicen por los rumores de los mismo estudiantes que no vino con su usual auto el profe, sino que alguien más le estaba acompañando, un tipo mucho más alto que él, “parecía un gigante” se oyo decir de una compañera que se reía con los demás.
-¿sanji tú lo viste?- el rubio no lo estaba escuchando al pelinegro, porque aun observaba como hablaban las chicas de ese rumor. Un golpe fue a parar en la cabeza del distraído, había sido zoro. –¡auch! ¿Qué te pasa marimo?- decía sobándose la cabeza, mirando con rabia al cabeza de alga.
-¡escucha a luffy cejillas!- decía el peliverde muy enojado, ahí empezó otra riña entre insultos, y golpes, tipo alternándose.
-escúchenme…- decía el menor apoyando su cabeza en su brazos, agallándola hacia la mesa. Aún seguía cansado por lo de anoche, entrecerrando sus ojos empezó a dormirse poco a poco, en lo que llega el profesor flamenco con su típico abrigo de plumas rosadas que a veces por desgaste y el pasar del tiempo se empezaban a caer… poco a poco esas plumas de color cerezo en el suelo.
- hoy tenemos exa- interrumpido por un estudiante, -¡pero profesor! ¡No puede hacer eso, si falto en la clase del repaso!- decía exaltado un peliverde nervioso.
-es verdad sensei, hay personas que no pueden sin el repaso previo, ¿puede hacer algo?- decía un rubio de rizos dorados, mirada serena y ojos celestes cristalinos, su expresión no parecía preocupada, más bien se veía muy confiado.
-¡siii eso!- gritaban todos los demás apoyando más al rubio que al peliverde, eso provoco una mueca en el de ojos rojizos, una sonrisa pícara de parte del confiado.
Con el griterío parecía que el profesor se encontraba con alumnos no con estudiantes, esto le hacía recordar a la primaria…mirando aun con molestia y con los papeles en las mano, solo dejo un quejido y empezó a escribir con la pizarra “cálculos de repaso”.
Entonces los estudiantes empezaron a anotar todo lo que escribía el profesor, 30 minutos después empezó a sonar un celular, algunos alumnos rápidamente se fijaron si era de alguno de ellos pero, al final no era.
El sonido paro, y unos 6 segundos después empezó a sonar de nuevo, la mirada de los estudiantes empezaron a escuchar que venia del celular del profesor, solo que este no contestaba se limitaba a quejarse pero a seguir escribiendo los cálculos.
Una cuarta vez volvió a ser llamado, fue entonces donde se hartó de aquel sonido y lo mando a volar por la ventana. Nadie argumento nada el profesor tiro un bostezo, siguió escribiendo, hasta que termino.
-¿luffy que harás hoy?- pregunto el rubio con una sonrisa en su rostro, ya que faltaba poco para que terminara la hora de matemáticas.