Los cascos de los corceles se escuchaban fuertemente, el simple relinchido del animal, del cual se especifica como una bestia tan oscuro como la noche, hacia dar a entender una clara advertencia. Todo ser cuerdo corría a esconderse, por desgracia en ese momento, Thor no era un cobarde y con cada relinchido, que cada vez se escuchaba más cerca, agarraba con más fuerza su martillo y espero a por la bestia. Después de todo, él era “el magnífico Thor, hijo de Odín” y no huía por nada en el mundo. Ni el frio insensible, el cual estaba haciendo que sus músculos dolieran, le haría detener y mientras esperaba ansioso por el enfrentamiento, en su mente vino el recuerdo del pedido de su padre.
Flashback
- Thor, cuando termines de comer necesito que te embarques a una misión… - confeso el padre de todo mientras engullía un pedazo de carne.
- ¿A dónde? – preguntó, mientras ignoraba olímpicamente a la pelinegra, la cual no dejaba de tratar de coquetear con él de forma vana.
- A Jötunheim…
Ese simple pedido le confundió completamente al menor y a la bella doncella que le acompañaba esa mañana, ¿Algo habia hecho Jötunheim? Entonces le llego a su mente el rostro de la difunta Frigga, ella también los habia nombrado, ya eran muchas coincidencias. Thor dejo despacio su presa que se encontraba engullendo anteriormente y la cual la agarraba con sus manos, después de todo, aunque era un príncipe, él seguía siendo más un luchador, un guerrero que una persona con diplomacia de hacer todo perfecto y de forma recatada. Eso no iba con él. Lamió su labio inferior sintiendo el dulce sabor de la salsa que contenía su carne y haciendo que la mirada de la doncella Sif se tornara roja, esa simple acción hizo pensar e imaginarse al dios del trueno haciendo esa mueca y con una mirada de deseo que posiblemente nunca vería, porque Thor no la amaba ni mucho menos deseaba.
- ¿Para qué?- Su mano se dirigieron a sus labio y de forma menos apropiada, lamio sus dedos manchados como si aún fuera un menor. Odín estuvo a punto de recriminar algo, que irónico, ahora que no estaba su reina, él parecía convertirse un poco más sensible hasta el punto de querer reprender a su hijo por todos los malos modales que tenía.
- Heimdall me avisó que Jötunheim desapareció de su vista, algo sucede y quiero que vayas a averiguar…- Algo en el interior de Odín le gritaba que debería tener precaución, no quería perder a su único hijo y aun así, otra parte sabía que el destino de Thor ya habia sido elegido por las Nornas y una de esas pruebas era ir a ese lugar.
- Está bien padre.
Y vaya sorpresa que se llevó cuando se encontró en el mundo de los gigantes de hielo, Heimdall lo habia dejado cerca de lo que parecía el trono y las antiguas ruinas, pero todo estaba desolado. Parecía un reino fantasma, como de esos cuentos que describía a perfección su madre cuando se los contaba en su infancia en los momentos de tormenta. Decidió retirarse cuando una pequeña luz le habia llamado la atención y sin pensarlo se adentró en lo que parecía un templo. Varias pinturas de una forma muy distinta a la de Asgard adornaba la pared, él no era fanático de la pintura, muchas veces no llego a comprender pero, estas eran diferentes… Y mucho más cuando “Loks”, el nombre de su hermano, en la lengua materna de los Jotun, debajo de lo que parecía ser un bebé durmiendo en brazos de lo que parecía su madre ¿sería lo más lógico, no? Toco suavemente la pintura y este simple hecho hizo que una luz cegadora se extendiera.
Cuando la luz se desvaneció, se vio parado en el mismo templo pero algo le decía que ese cuadro le estaba mostrando algo… Y entonces lo vio. Un Jotun corrió a esconderse a donde estaba él, apretó su martillo con fuerza dispuesto a pelear pero cuando quiso golpear al gigante, solamente lo traspaso. Ahora sabía que solo era un recuerdo. Un llanto muy conocido ¿Cómo olvidarlo? No, aunque llegara el momento de morir, él seguiría distinguiendo el dulce llanto de su hermano cuando era un bebé, pero ¿Qué hacia ese bebé Jotun en los brazos de Laufey? No entendía nada y todo se complicó al ver como entraba su padre, aun con su ojo sano, y ambos gobernantes se miraron con un profundo odio. La lucha de miradas hubiera seguido interminable si no fuera porque el llanto regreso, llamando la atención de los dos. Laufey en un movimiento rápido se posó enfrente de su hijo y se puso de forma defensiva.
- Ni te atrevas a tocarlo, Odín.- gruño una tercera persona apreciando a la izquierda, Thor no dejo de preguntarse << ¿Cómo habia entrado?>> Y cuando la luz de una luna sangrienta ilumino el rostro del nuevo integrante, resulto ser el guerrero Jotun más temido en todos los tiempos… Farbauti.
La lucha se dio de forma rápida, ambos hombres eran dos guerreros que difundían temor pero en un descuido de la familia real de Jotun hizo que el bebé le fuera arrebatado de los brazos de forma cruel a su ¿padre? ¿Laufey era hombre, no podía ser nadie más que su padre, no? Sí, era lo más seguro. Un guerrero asgardiano agarro sin cuidado al bebé Jotun -que era totalmente pequeño a los de su tamaño normal- sin ningún cuidado. Sabía que su padre habia hecho matado a muchas personas en las guerras pero nunca pensó que llegara al punto de chantajear al enemigo con un menor… eso no era algo noble. Al final ambos Jotun fueron heridos, no sin antes que Farbauti lograra a sacar el ojo de su padre en un acto de odio y desesperación… ¡ahí fue cuando se sintió horrible de ser un asgardiano! Laufey gimoteaba tratando de agarrar a su hijo que estaba en manos de Odín, mientras el padre de todo se encontraba fascinado en como ese pequeño ser, cambiaba gradualmente a la apariencia Æsir con un solo toque, el cual de forma extraña y maravillosa no llego a provocarle una quemadura. Con una sonrisa en los labios del menor, que era inocente a lo que sucedía, la sangre ceso y la herida de Odín se curó. Odín se fue de ahí, dejando a la tierra helada sin su reliquia más importante y sin su príncipe; ese bebé seria en el futuro quien diera la paz entre sus dos reinos.
La ilusión se desvaneció mientras los gritos del gobernante Jotun resonaban aun en su cabeza, era desgarrador como pedía a su hijo mientras el guerrero Farbauti solo gruñía terminando con un grito de impotencia y que juraba venganza.
No habia palabra alguna para describir lo que acababa de ver, ¡Ese bebé era Loki! No podía ser… Loki no era su hermano. Loki, era “Loks, el príncipe de Jötunheim perdido”. Estaba tan perdido en su nuevo descubrimiento que un relinchido de un caballo hizo espabilarse del susto, alguien se acercaba y ese lamentador relinchido no podía ser el causante de muchas de sus pesadillas de cuando era pequeño después que su madre le contaba una historia, Helhest era llamado ese animal infernal. Fuera lo que fuera, Thor lo estaría recibiendo sin temor alguno, algo le decía que ese ser extraño le despejaría sus dudas.
Fin FlashBack.
Cuando lo vio no pudo sorprenderse, no era de color negro como en las leyendas, era de un brillante, atrayente y hermosos color blanco. No mentiría si dijera que, como cualquier otra persona, su cuerpo sentía algún síntoma de sentir miedo y es que aquella visión lo habia dejado aturdido como para después tener que enfrentarse al ser más temido entre los nueve reinos y èl lo sabía. En la tierra se habia aparecido, “jinete de cabeza” lo llamaban, no obstante… su jinete si llevaba cabeza. Hela mayormente lo cabalgaba.
<< Cuando la luna está en su mayor esplendor en el cielo, brillando de una forma tan hermosa como nunca, él sale. Su relinchido es tan horrible como si te clavaran mil agujas en lo profundo de tu cuerpo, una sensación escalofriante que cualquiera que se lo topó prefirió estar muerto a que tener que ser devorado por eso. No grites, no hables y si es mejor, trata de contener lo más posible tu respiración… No sientas miedo, él puede oler el mido a miles de kilómetros y eso solo hace que desee más tu muerte… Que los dioses te ampare si llegas a escuchar al temible Helhest>>
Un Helhesten era un «caballo de los infiernos, un caballo de la diosa del inframundo» es, un caballo de tres patas asociado con el reino de los muertos, Hel. Sin duda era un motivo para temerle a tal criatura.
Se sentía como si aún fuera un menor de apenas 8 años y que temía cuando tenía que ir al baño, aunque ésta se encontraba en su propia recamara. Ser hijo de Odín y futuro rey de Asgard no significaba que llegara a sentir el odiado sentimiento del temor, pero él era una persona que luchaba, que no dejaba vencerse por nadie y, ese enfrentamiento con una de las bestias más peligrosas no sería la excepción.
El semental a lo lejos lo visualizo, era un asgardiano y de su hocico salió un relincho furioso pero no dejo de seguir las ordenes de su jinete quien con el pie le dio a entender que se detuviera enfrente del asgardiano. Thor se puso en forma defensiva cuando vio descender a quien llevaba el caballo, no podía saber si se trataba de la diosa de los muertos o era alguien más, su cara la cubría una capucha. De forma suave, quien fuera, se fue quitando la capucha de su rostro dejándolo al descubierto. Era una mujer, una muy bella.
Los ojos azules de Thor analizaron la forma de quien tenía enfrente y era capaz de montar al corcel más indomable. Una cabellera corta o más bien podría ser larga, pero los leves rizos hacían que se viera corto, caían por sus hombros; contenía unos hermosos ojos de un café claro, casi un color miel y sus labios, eran de un vivo color rosado.
- Hijo de Odín, tenemos de hablar.- Ambas miradas se encontraron, chocando de forma seca, algo hacia que ambos no confiaran por el otro. Ella podría ser una belleza y él un hombre atractivo pero, era obvio que nunca se llevarían bien. Algo les gritaba que aquel que tenía enfrente era un rival. Thor estaba con el ceño fruncido iba a negarse, después de todo ellos no tenían nada de qué hablar.- Es sobre el príncipe perdido, hermano de mi señor Helblindi.- La mención de su hermano, aunque fuera llamado por sus verdaderos orígenes, hizo reaccionarla de una forma más calmada, aunque aún se encontraba sin bajar la guardia y por dentro se moría de ganas de reclamarle. Loki era su hermano, solo suyo.- Sígueme.
Con un chasquido de dientes, no le quedo de otra que seguir a esa insufrible mujer. ¡¿Quién se creía para llegar y hablarle de esa forma?! ¡Qué mujer más detestable!
- Por cierto, mi nombre es Sigyn, servidora de la familia real y exdiscípula de Loki.
OoOoOoOoOoO
Midgard. Era y sería un reino considerado inferior a otros y es que en cierta forma la naturaleza de los seres humanos -“su complejidad física”- era inferior. La mayoría de los reinos eran basados en la fuerza física y Jötunheim no era la excepción. Aun así, ese fue el reino más seguro por el momento.
Todos los gigantes de escarcha, sobre todo la familia real, sabían que si desaparecían misteriosamente todos serían extraños pero, ellos tenían una ventaja. Laufey contenía una piedra únicamente de su reino. La magnífica l7;lk2;k9;lml9;m0;m l2;k4;km0;l2;k2; (Flor transparente), hacia cambiar de forma y ocultarse de la mirada del portero del Bifrost, usarían ese método, después de todo, nadie más que ellos sabían de ese tipo de piedra. Eso sería hasta que Loki llegara a una edad adulta para volver a su reino, donde nunca debió salir. Aurgelmir, su creador, le habia dado a la familia real una segunda oportunidad. Loki, habia sido un descendiente predilecto, un elegido para un destino que bien podría marcar una paz eterna o el inicio del Ragnarök, a eso se debía su tamaño tan pequeño.
Una leyenda que se creía un invento. Una profecía olvidada, eso fue Loki para muchos de los gigantes de escarcha.
La familia real junto a su pueblo no tardó en dejar de andar como nómadas. La antigua Inglaterra les pareció más adecuado para ellos, era un lugar con una temperatura adecuada para su cuerpo, encontraron un pueblo que cada vez pintaba a ser muy pronto una ciudad y de forma tranquila comenzaron a comprar o crear sus propias viviendas, después de todo, ellos y su gente se caracterizaba por ser fieles y en andar en grupos, siempre unidos.
Laufey observo como su pueblo, disfrazado con apariencia humana, se organizaban en el extenso territorio que su esposo habia comprado. Todo marchaba bien, el Cofre de los Antiguos Inviernos era el problema, su poder podía delatarlo pero les era necesario porque a pesar de que la temperatura era baja, ellos estaban acostumbrados a una ambientación bajo 0°C por ejemplo, el polo sur ¡oh! ¡Qué hermoso se veía el continente antártico! Toda una hermosura con ese color blanco en todas las extensiones y la poca luz eran perfectas a sus ojos… por desgracia, Hela, hija de su Loki, quería un lugar que le abriera más oportunidades de estudiar y aprender cosas. Después de todo ella sabía la ambición de su padre por aprender.
Todo en su entorno era tranquilo, muchos pueblerinos venían a visitar su pequeño pueblo, su gente hasta habían construido negocios de acuerdo a la época o de sus habilidades. Ya se habían camuflajeado y aprendido la forma de ser de un humano. El problema del cofre fue resuelto gracias a su ingenio y el poder de Sigyn. Y el gran terreno que le pertenecía a ellos se fue extendiendo poco a poco. Vivir entre humanos no era tan malo, y entonces entre 1939 y 1945, todas las naciones se vieron envueltas en un conflicto militar.
La segunda guerra mundial daba comienzo.