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Quidam. [EXO] por Annie_Park

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Notas del fanfic:

circus!au ; romance ; comedia.

 

transcurre en san francisco, california, ee.uu.

 

el título no sólo hace referencia a uno de los espectáculos del circo du solei, sino que tiene su por qué¿

Capítulo 1.

 

Park ChanYeol y Kim JongIn, dos muy buenos amigos de la infancia, están en busca del regalo perfecto para entregarle a Oh SeHun, el tercer y reciente miembro de su extraño trío de mejores amigos abiertamente homosexuales para toda la vida; este obsequio es una muestra de compresión ya que Sehun se enteró hace unos días que su novia norteamericana, Miranda Kerr, lo engañó con un inglés llamado William ApellidoExtraño que conoció en un bar y que, al parecer, tiene músculos, dinero, sonrisa encantadora y es universitario. Chanyeol y Jongin le advirtieron a Sehun que la perra…es decir, su novia iba a meterle unos cuantos cuernos y que mejor no se haga ilusiones con que volvería de su viaje al extranjero sólo por Sehun. Tras enterarse, Sehun se deprimió y juró al cielo que no volvería a estar con una mujer y experimentaría el lado gay de sus dos amigos.

Al final de todo, Chanyeol y Jongin tenían razón, Sehun se terminó enfadando con ellos por eso y ahora los dos amigos deben buscar por Westfield San Francisco Centre un regalo que a Sehun le gustará (tal vez algún calzoncillo de corazones) y, de ese modo, le pedirán perdón por quinta vez en la semana. Ah, y también el domingo es su cumpleaños, pero no podrán asistir a comer el mejor pastel echo por la señora Oh si el deprimido de Sehun no los persona.

—Estoy cansado de que nos miren tanto —dice repentinamente Jongin, cruzándose de brazos y observando a todos los transeúntes que lo miran con curiosidad—. Es decir, somos coreanos, sí, lo sé, mis ojos pueden confirmarte eso, amigo, ¡pero tampoco mires tanto! —frustrado, el chico de cabello negro y labios bastante gruesos le manda una ojeada amargada a una niña pequeña que se queda segundos de más observándolo; éste se asusta y corre a su mamá.

—Tal vez piensan que somos lindos —opina Chanyeol con una inocente sonrisa adornando su boca y Jongin lo golpea en la cabeza.

—Mejor sigamos buscando un regalo para Sehun, ¿vale? —Chanyeol asiente y Jongin pone ambos ojos en blanco, irritado porque el otoño está llegando y él odia las hojitas que se caen, los días fríos mezclados con un caluroso sol mientras va a clases.

Definitivamente, Jongin odia esa maldita ciudad, hasta el mismo estado de California. No hay chicos lindos para su gusto, todos lo miran raro (o eso cree Jongin) y el clima está siempre en un estado aleatorio que lo confunde y lo hace enfermarse, o hasta el miedo de alguna otra falla de San Andrés, también el hecho de que a Jongin le gusta mirar películas y en las que ha visto, todas tienen un único destino para el puente Golden Gate y esa es una absoluta destrucción (Jongin recuerda El Origen del Planeta de los Simios, X-Men 3 y The Core) y él visita ese puente seguido.

Jongin vuelve a irritarse al pensar en eso, pero Jongin siempre se irrita por cualquier tipo de cosas que lo involucra o no; la verdad es que él es alguien muy fácil de irritar y normalmente no tiene paciencia para absolutamente nada. También tiene un agrio humor que Sehun detesta y suele enojarse por los chistes que hace, cosa que fascina a Jongin porque adora hacer enojar a Sehun. Sí, Sehun es similar a Jongin, sólo que éste se enoja fácil y tiene una tendencia a enamorarse de personas que lo hacen sufrir, tal el caso de Miranda y el inglés William QuiénSabeEseDifícilApellido. Y, sobre todo, Sehun no sabe lo que quiere, por lo que toma decisiones terribles y actúa según su indecisa cabeza para luego arrepentirse y enojarse con los demás por no enojarse consigo mismo. También tiene un crush por Eminem, lo cual es extraño, ya que quiere aprender a rapear y…bueno, no lo hace tan bien como cree.

Chanyeol, por otro lado, es torpe. Bueno, Jongin y Sehun siempre le dicen que es torpe, pero él es tan bueno y amoroso con todo el mundo que le genera una imagen de alguien inocente y medio idiota. El chico alto es tierno, un poquito despistado, enamoradizo y, cuando se trata de amor, entrega su corazón por completo, lo que le genera un similar sufrimiento al de Sehun, porque elige personas engañosas y termina lastimado, aunque se recompone rápido, a diferencia de Sehun que suele sufrir por días cuando se trata de chicas que lo dejan (y próximamente, chicos).

Dentro del Westfield Center puede que haya un poco de todo, millones de ascensores que los envían a diferentes pisos con distintos locales, pero mientras más pasa el tiempo, más convence Jongin a Chanyeol de que deberían irse de allí porque no encontrarán absolutamente nada para Sehun.

—Podríamos comprarle un disco de Eminem —opina Chanyeol y mira la disquera a pocos metros de ellos. Jongin sabe lo caro que están esos discos, su billetera llora al pensar en ellos, además, existe la descarga ilegal de canciones, ¿por qué el maricón de Sehun querría un disco que sale cien dólares? Compra un disco virgen a dos dólares y ¡ta-dah! Discografía completa de Eminem.

Ilegal pero barato. La billetera de Jongin vuelve a encontrar confort.

—Deberíamos ir a Chinatown —Jongin sugiere por décima vez—. Es el barrio chino más antiguo de este continente y la comunidad china más grande fuera de China, ¿no crees que allí encontraremos algo adecuado para nuestro desgraciado amigo descendiente de coreanos?

Chanyeol resopla y deja de mirar el disco llamativo de Eminem en la vidriera, girándose hacia Jongin para mirarlo unos segundos mientras piensa.

—¡Espera! Tal vez podremos conseguir algo allí, a Sehun le encantan las cosas chinas. Podemos comprarle alguna marioneta de teatro chino, o un cuaderno para que practique caligrafía en agua, ¿no crees? —el más alto se encuentra en un estado de emoción que lo transporta a otra galaxia y Jongin niega, empujando el pesado cuerpo de su amigo afuera.

Finalmente, ambos salen del Westfield Center y emprenden una caminata hasta la parada del tren ligero, a pesar de que Chinatown está a unas diez cuadras, ninguno de ellos tiene ánimos de caminar con el viento (sobre todo Chanyeol y su inexistente condición física, aunque Jongin ha encontrado un salvavidas en su estómago hace unas semanas cuando terminó de ducharse y se vio al espejo).

Tardan alrededor de cinco minutos en llegar al barrio chino en la avenida Grant y no esperan mucho más en adentrarse en él por la famosísima Puerta del Dragón; Chanyeol es el más inquietado y curioso cuando están allí porque, aunque lo visita varias veces a la semana con Sehun, siempre le genera los mismos sentimientos el estar en aquel barrio tan extenso.

—¿Nos separamos?

—¡No!

—Bien —con los labios fruncidos, Jongin sigue a Chanyeol de un local a otro. Sorprendiéndose por la cantidad de colores rojos y amarillos, los millones colgantes rojos que decoran la parte superior de las calles, los distintos negocios con diferentes mercancías y la enorme cantidad de asiáticos, al igual que mexicanos con bigotes chistosos que hacen reír a Chanyeol.

De un momento a otro, Chanyeol conduce a Jongin hacia un sitio llamado Feng Shui y allí hay una variedad de objetos que el moreno denomina ‘misteriosos’; colgantes de la suerte, algunas cosas del taoísmo, plantas, cuadros del Yin Yang y hasta tazas de porcelana con esos mismos símbolos.

Un encargado chino se presenta con un extraño acento y Jongin se adelanta a decirle un estamos viendo y luego toma a Chanyeol del brazo para llevarlo hacia un lugar con recortes de papel chino, tazas, cometas, abanicos tradicionales y trajes espirituales.

—¿Crees que le gustará que le demos una taza roja con el Yin Yang? ¿O una plateada con el Yin Yang? —en la cabeza de Chanyeol se forma un debate científico al pensar en cual le gustará más y Jongin se encarga de inspeccionar el precio.

—Cada una vale veinte dólares. Ni loco gastaré eso por un pedazo de porcelana.

—¿Y qué tal un recorte? —Chanyeol toma una caja donde hay diez diferentes tipos de recortes de papel chino con diversas formas y Jongin se asegura de que el precio valga la pena.

—¿Cincuenta y seis dólares por un montón de papeles inservibles? Por favor, esto es un robo.

—Jongin, por favor, baja la voz.

—Estoy indignado, no bajaré la voz.

Chanyeol suspira y deja la caja en su lugar, entonces se dirige a la zona con nudos chinos y se fija el precio antes de que Jongin lo haga; diez dólares cada nudo. Luego mira hacia las pequeñas estatuillas, donde hay una promoción de Los Tres Puros, la trinidad taoísta más alta, por cien dólares. Tampoco es un precio razonable, así que va más allá mientras Jongin sigue quejándose atrás suyo y mira los recortes.

Instrumentos musicales. ¡Sí!

Con una sonrisa, Chanyeol inspecciona los instrumentos y sus precios con un ojo profesional (él ama la música) y queda encantado con un pequeño Xiao que está seguro que Sehun adorará y aprenderá a tocar en su superación y su reciente incorporación a la comunidad gay.

—Jongin, Jongin, ¡Jongin! ¡Encontré el regalo adecuado! —el llamado levanta la cabeza y se acerca al más alto, posicionándose a su lado mientras ambos miran el instrumento musical con diferentes tipos de intención; para Jongin, es caro y absurdo, pero para Chanyeol es perfecto y no se discute.

Él lo comprará, aunque la billetera de ambos llore cuando comiencen a sacar billetes.

Y realmente duele, aún más cuando Chanyeol agrega una marioneta del teatro chino de sombras con el rostro de uno de los dioses del taoísmo; el precio final es de ciento cincuenta y dos dólares, pero Chanyeol pone cien dólares y Jongin lo que falta. Jongin jura oír un llanto proveniente de su billetera cuando quita los billetes y los deja en la mano de Chanyeol, pero peor aún, su billetera sufre una puñalada cuando el hombre chino les dice cambio, cambio con el acento “chino de mercado que da caramelos en lugar de billetes” y Jongin sufre al sacar de su billetera cincuenta dólares y dos billetes de dos dólares porque su cambio acaba de irse al mismísimo carajo.

El chino les agradece con sus párpados pegados y Chanyeol sale alegre y rebosando felicidad por el regalo a su deprimido amigo, y Jongin…bueno, él está destrozado por su falta de cambio en el interior de su billetera.

—Bueno, no estuvo tan mal, ¿verdad? Logramos conseguir un regalo para Sehun —el más alto sonríe con una bolsa de papel que contiene el obsequio tan tradicionalmente chino y positivo— Vamos, ¡choca esos cinco! —Chanyeol se mantiene con la mano levantada un buen rato y Jongin bufa, comenzando a caminar lejos del local donde le acaban de robar descaradamente.

Chanyeol chasquea la lengua y baja la mano, cuidando de no golpear la bolsa de papel con nada que pueda romper su contenido. Llega al lado de Jongin y se dispone a decirle algo acerca de la tarea que no pudo terminar para la clase de Historia Americana con el profesor Bullshit (Jongin y Sehun gozan llamarlo así porque el hombre ese es una mierda según ellos, pero Chanyeol siente lástima y simpatía por el aburrido profesor), pero alguien logra golpear a Chanyeol en el hombro y la bolsa que se aferra en sus dedos da una tenebrosa vuelta.

Jongin abre sus ojos, observando la bolsa de papel, y suspira de alivio al ver que los cincuenta y dos dólares están intactos. Gracias, Dios agradece aunque él sea ateo, se encuentra lo suficientemente feliz como para agradecerle a un inexistente hombre barbudo allá arriba entre las nubes o donde sea que los cristianos crean que esté Dios.

El moreno mira al causante de su casi deficiencia cardiaca y luego a los acompañantes, percibiendo los rasgos orientales en cada uno de ellos.

—Que imbécil —murmura el chico que golpeó accidentalmente a Chanyeol, Jongin lo mira con una ceja en alto, observando su cabello corto color negro, su ceño demasiado fruncido, sus ropas holgadas y ridículas que lo hacen ver más pequeño de lo que resulta ser, sus pies cubiertos por una venda que oculta la planta y parte del tobillo. Y se prepara para responderle algo por haber empujado a su amigo, pero el segundo chico junto a él, vestido de la misma manera y con el pelo igual, pero aún más azabache, sonríe con nerviosismo.

—Kyungsoo, por favor —le dice el segundo chico y lo empuja hacia atrás, junto a dos chicas bonitas que no logran llamar la atención total de Jongin, a diferencia del cretino que insultó a su amigo, ya que ese le resulta bastante interesante por la forma de su rostro—. Lo siento mucho por el inconveniente, espero que puedan perdonar a mi amigo.

—Sí, bueno, como sea —Jongin mastica las palabras y las escupe, luego se percata de Chanyeol junto a él que parece estar en otro mundo con la boca abierta, los ojos exclamando asombro y un ligero sonrojo en sus mejillas.

Chanyeol no puede dejar de observar a aquel chico.

Con unos pantalones blancos un poco ajustados y una camisa a cuadros de un azul Francia y un rojo carmesí, Chanyeol siente que su boca se seca. Hay vendas blancas y sucias que cubren ambos pies y unos cuantos moretones en sus brazos, pero su rostro está limpio; piel intacta de hematomas y una maravillosa sonrisa que combina con el brillo de sus pupilas. Y cuando el chico gentil se quita las gafas de sol, sus miradas logran conectarse y ambos olvidan lo que hay a su alrededor.

Chanyeol hace años que admite al mundo y a sí mismo que es gay, hace años que ve a los chicos y se sonroja cuando sus ojitos se desvían al trasero de algún chico bonito. Pero hay algo peculiar en aquel muchacho que lo mira con tanta intensidad y eso no ayuda, porque las piernas de Chanyeol tiemblan como nunca antes temblaron y su corazón de cristal late muy fuerte mientras que su respiración se torna irregular y pesada. Y siente una ráfaga de aire cálido acariciarle las mejillas cuando el muchacho le muestra una sonrisa de vuelta.

Jongin quiere vomitar. En serio. Puede sentir el incómodo ambiente que se forma y nadie dice nada, por lo que se hace el doble de incómodo.

Una de las chicas se aclara la garganta y toma a la otra chica para que se acerque hacia Chanyeol y el chico gentil con una sonrisa comercial. Ambas llevan una similar ropa que consiste en remera larga y ajustadas calzas negras con vendas en los pies, pero una de ellas tiene el cabello corto y castaño, y la segunda chica tiene pelo largo y de un color rojo exótico.

—Mi nombre es Kim Tae Yeon y ella es mi compañera, Hwang Mi Young —la castaña habla y señala a la segunda chica, sin dejar de comprar con su sonrisa—. Y ellos son Do Kyung Soo—esta vez hace un movimiento de cabeza hacia el cretino que se traga sus palabras y sonríe levemente— y Byun Baek Hyun —el chico gentil que llamó la atención de Chanyeol también sonríe y estos dos ya no están mirándose como si no hubiese un mañana—. Ellos son acróbatas, mimos, payasos, y yo la presentadora, del circo coreano que llegó a la ciudad hace una semana, no sé si han oído hablar —la llamada Taeyeon continúa hablando y ante sus últimas palabras, Chanyeol y Jongin se miran unos segundos y niegan—. Bueno, es ‘Quidam Circus’ y la entrada sólo cuesta diez dólares. Estábamos repartiendo volantes por Chinatown y en modo de disculpa por el inconveniente, esperamos que puedan aceptar estas invitaciones para la función de esta noche. Habrá fabulosos espectáculos y nada de animales. Tengan, por favor —Jongin acepta dos tarjetas de presentación bañadas en un rojo oscuro y mira hacia la chica con una expresión confusa.

—Está bien, gracias —agradece y se guarda las tarjetas en el bolsillo del pantalón—. Intentaremos ir —termina diciendo y sonríe.

—Eso espero —Baekhyun, el chico que hizo babear a Chanyeol, murmura demasiado alto y sonríe vergonzoso. Chanyeol chilla interiormente.

Los cuatro circenses se despiden, cada uno con una sonrisa diferente, y Jongin le echa una última al cretino llamado Kyungsoo, luego a su trasero. Nada mal su mente reflexiona y asiente en modo de aprobación. Cuando se quiere dar cuenta, Chanyeol ya no está a su lado y, al buscarlo con la mirada, lo encuentra trotando hacia el joven circense gentil.

No sabe con qué coraje sus piernas comenzaron a moverse, pero cuando toma con delicadeza a Baekhyun del brazo y lo arrastra hacia atrás, su cuerpo se llena de una positiva energía que lo hace sonreír.

—Perdón, y-yo…quería saber si podía tener su número de teléfono —dice torpemente y el chico abre sus ojos sorprendido, sus compañeros de circo se detienen y observan la escena; las chicas sonríen, pero Kyungsoo resopla aburrido.

—¿Mi número?

—Sí, es sólo para que…—comienza a ponerse nervioso y aclara su garganta para que la voz le salga más varonil así logra impresionar al acróbata—. Pensé que sería bueno tener tu número para que puedas decirme dónde queda la función y bueno, ya sabes, esas cosas —intenta sonar indiferente, pero Baekhyun comienza a reír radiante y Chanyeol no puede evitar derretir su máscara de chico malo.

—¡Claro que sí!

 Luego de anotar el número telefónico en su celular, Chanyeol se despide de Baekhyun con un beso en la mejilla como suelen hacer los norteamericanos, pero una mueca de incomodidad se forma en su rostro y Chanyeol debe pedir disculpas y luego correr para encontrarse con Jongin.

Ambos caminan en silencio hasta que Chanyeol larga una bocanada de aire y tira una mirada fugitiva hacia atrás mientras sonríe como un idiota.

—Jongin, creo que estoy enamorado —confiesa con las manos sudadas y el rostro sonrojado.

—¡Oh por Dios! —exclama el moreno y pone ambos ojos en blanco—. Siempre terminas obsesionándote con un chico que apenas conoces, dices que te enamoraste de él y a las semanas repites lo mismo pero con otro chico.

Chanyeol frunce el ceño y niega, mirando a su amigo con furor.

—No es verdad —sí, es verdad—. Bien, es verdad —se retracta y sacude sus pensamientos para que sus palabras siguientes suenen reales y sinceras, salidas recientemente de su corazón—. Pero este chico es diferente, Jongin. Créeme, él es especial —Jongin bufa y se abstiene a seguir escuchándolo, pero Chanyeol sigue sumergido en su fantasía.

El más bajo observa la bolsa de papel, y las tarjetas guardadas en su bolsillo comienzan a picotear su curiosidad cuando una forzada sonrisa en forma de corazón invade sus pensamientos.

—Iremos esta noche al circo —informa tranquilo y truena sus dedos con la comisura de sus labios levantada. Los ojos de Chanyeol brillan al igual que su sonrisa—. No iremos al burdel porque es muy caro y además la sección gay es mucho más cara.

—Yo nunca quise ir a un burdel.

—No te hagas el inocente, Yeol, sé que tú quieres mostrarle tu weenie* al mundo —la broma de Jongin molesta a Chanyeol, por lo que el moreno apresura a tomarlo del hombro y zarandearlo con una carcajada—. Es broma, hombre, no te enojes.

—Como tú digas —rueda sus ojos y resopla, no continúa hablando cuando el tren ligero llega a la parada. Ambos suben tras dejar que un grupo de señoras mayores lo hagan primero y apenas ven asientos libres, apoyan sus cansados traseros en ellos—. ¿Tú crees que Sehun quiera ir al circo? —cambia de tema cuando el tren se mueve y Jongin se encoge de hombros y su mirada al frente se torna hacia su amigo alto.

—¿A quién le importa lo que quiera Sehun? Él irá, le guste o no —sentencia el moreno y su mirada vuelve a ver hacia el frente.

Sonríe y una pizca de emoción se esconde en esa sonrisa al pensar en el tal Kyungsoo y la forma redonda de su trasero. Jongin ama los traseros y el trasero de Kyungsoo es tan tentador…

Notas finales:

¡Glosario!

*weenie: hace referencia al miembro masculino ósea Jongin alega que Chanyeol quiere mostrarle su pene al mundo.


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