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Intemperie por Vientoyhielo

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Capítulo dos: Petricor

La confusión es desesperante. No es para nada agradable sentirse desubicado en medio del tiempo y el espacio, justo ahora ni siquiera sabía distinguir bien si se encontraba con vida o si había muerto en combate junto a sus otros camaradas —que no hacía mucho vio como caían uno tras otro—. Él, la esperanza de la humanidad, sumido en un ambiente grotescamente extraño y muy difícil de describir. ¿Acaso ése era el "otro mundo"?

Decían que cuando mueres dejas de sentir dolor, pero ahora estaba dudando sobre qué tan verídica era esa premisa, pues le dolía mucho el pecho al igual que la cabeza, sentía que los pulmones estaban trabajando de más, como si se estuviese...

Ahogando.

¿En agua? Tal vez, pero se veía de una manera inusual, creyó por un momento en que por obra de sus fantasías y sus más profundos deseos, su mente lo había transportado al tan ansiado mar que veía en esos fantásticos relatos en el libro de su mejor amigo, pero a diferencia de éste, el agua donde se sumergía era rojo.

Un mar teñido de un fuerte y estremecedor carmesí.

Este cuadro no hizo más que incrementar la confusión y la jaqueca que estaba sufriendo, incluso inquietarle, de hecho. El libro de Armin decía que el color del mar era tan celeste como el manto que arropaba al mundo cada vez que el sol salía, pero no había ni una sola porción azul en ese tan ansiado panorama; sólo alcanzaba a ver el rojo traslúcido que lo envolvía ahora, haciéndole sentir tan acalorado y helado a la vez, un sentimiento febril y desagradable. Y en medio de esos pensamientos en laguna sólo pudo pensar en algo… ¿Qué había pasado con el…?

“¿Capitán Levi?”

Ruido de gotas chocando contra la superficie llenaron sus oídos, y luego eran sonidos de golpes secos lo que logró captar entre los distorsionantes zumbidos que lo torturaban. Tomando un poco de fuerza, el castaño soportó el dolor tanto como pudo para abrir los ojos aunque sea un poco. Una punzada en su cabeza lo golpeó y cayó en cuenta de que se encontraba colgando desde algún sitio y que por eso sentía el cuerpo frío, pero a la vez la cabeza hirviendo; a punto de querer estallar. El goteo era la lluvia que ya no era tan fuerte pero aún así hacía ruido contra los troncos y el suelo.

Ruidosos gruñidos… Notó al poco tiempo que era un titán que sólo lo miraba hambriento, como si ese ser de nula inteligencia irónicamente planeara devorarlo en algún momento, cuando tuviese la guardia baja.

Más dolor y mareos, apretó los ojos tratando de respirar un poco más, no podía, sus pulmones estaban siendo aplastados. Entre los zumbidos en sus oídos logró identificar cuchillas clavándose contra la madera de esos enormes árboles, y el incómodo apretón en su pecho no era más que esas ataduras que aplastaban sus pulmones. Alguien lo estaba ayudando a subir para que estuviese en un sitio lejos del gigante, seguro, para poder recuperar fuerzas. Ah, sí… Él era Eren Jaeger: la esperanza de la humanidad. Uno de los soldados —por no decir el soldado— más importante, un arma humana que debían cuidar para utilizar a su antojo. De no ser así, lo más seguro es que hubiese acabado de la misma manera que sus otros compañeros.

Más gruñidos y alaridos, más de esos ruidosos goteos, zumbidos, golpes, rugidos, chasquidos… En pocas palabras una tortuosa orquesta que parecía querer destrozar su cabeza en mil pedazos, e inevitablemente Eren perdió la conciencia. No obstante, logró ver como el titán alcanzó su cuerpo arrancándole carne y hueso de su pierna. El dolor tan indescriptiblemente fuerte fue el último golpe que lo hizo desmayarse de nueva cuenta.

Pero… ¿Esa de ahí era Trina?


Muy sorprendente era el contraste que había ahora, después de aquella tormenta estaban en calma. Quizás era una tranquilidad fugaz, una paz tan efímera como un parpadeo.

Terminó de cubrir la laceración con los vendajes, apretando fuerte para que se guardaran tantas gotas de sangre como fuera posible. Era inútil y Levi lo sabía muy bien. De todos sus subordinados sólo quedaban Trina y Eren, pero rayaba a lo obvio que la primera sería la próxima en caer. Había perdido sólo una pierna, pero increíblemente era la que más sangraba de los tres, quizás Eren no continuaba con las hemorragias gracias a su condición de regenerarse, o mejor dicho, estaba seguro que era gracias a ese detalle. Ya la chica perdió mucha sangre, aunque ya haya hecho un torniquete fuerte y hasta por más que intente rehidratarla, su final iba a ser inevitable. Los intentos del capitán era que la chica sufriera lo menos posible por cada paso adelante hacia su muerte; esa era la razón por la que le suministraba morfina.

La muchacha seguía consciente, pero el profundo ardor en los desgarrados tejidos de su extremidad perdida la tenían muda. Donde el único sonido que salía de sus labios era por el esfuerzo de continuar respirando.

Levi, después de varios minutos, quitó la cantimplora de la rama para revisarla, se había llenado un poco más por el agua de lluvia y luego de ese rápido chequeo se arrimó un poco más hacia la chica para deslizar el agua por medio de esos labios resecos, luego de unos segundos la muchacha apartó un poco el rostro.

— Usted debe beber — La voz de vidrio se hizo presente. Débil y moribunda.

— No eres la persona indicada para decir algo así.

— Para Eren entonces…

El de cabellos negros ladeó el rostro hacia su lado izquierdo, donde Eren yacía también recostado en la maciza rama que lograba aguantar el peso de varias personas. ¿Quién diría que la naturaleza les daría este beneficio? La verdad si no hubiesen entrado en el bosque de árboles gigantes, lo más seguro es que ninguno de ellos tres estuviesen robando el aire del ambiente. El castaño no llevaba torniquetes puestos, Levi al notar que Eren se estaba regenerando sólo se limitó a atender a Trina que estaba más grave, lo único que hizo con el castaño fue colocarle trozos de tela mojados en la cabeza, cuello y parte del pecho. La regeneración de Eren tomaba mucha energía de este, y le hacía subir la temperatura corporal drásticamente, casi a niveles inhumanos y que podrían atentar con su vida. Ahora observándolo bien, notó que la tela ya estaba casi seca y que lo mejor era tener que humedecerla de nuevo. Y así lo hizo luego de acercarse al castaño de nueva cuenta.

Llevaban así alrededor de dos horas y media, según los cálculos de Levi. Era más que lógico que ya la tropa se había ido. Era increíble que el regreso fuese un transcurso mucho más corto que la ida, lo más seguro es que lo que quedó de la Legión de Reconocimiento ya estuviese a punto de llegar al interior de la muralla Rose. Quizás al alinearse se den cuenta que ya la línea de soldados —valga la redundancia— no es tan ancha como la de la mañana al salir de la seguridad de los muros.

Lo que más llevaba claro en este entonces era que forzosamente tendrían que arreglárselas para pasar la noche allí, y luego en primera hora de la mañana idear algo para volver, siempre y cuando puedan sobrevivir esa noche allí. ¿Intentar irse sin la luz del sol? Ya se había demostrado que algunos titanes estaban activos de noche gracias a la luz de la luna, y pese a que en esa misma noche no había luna llena, esta estaba lo suficientemente grande para darles energía a algunos titanes. Además que los menos beneficiados serían ellos que tendrían la vista muy limitada por la oscuridad.

Estaban simplemente jodidos.

No era la primera vez que estaban fuera de la muralla de noche, pero en esas ocasiones llevaban armamento, gas de reserva, agua, provisiones, en esas ocasiones se habían preparado para esto, fueron estrategias premeditadas y calculadas con sumo cuidado. El momento actual era un daño colateral, algo inesperado al momento en el que se sale de control la situación en medio de la batalla contra titanes, ya a muchos les había tocado quedarse en la lista de “desaparecidos” y tener que aferrarse a su vida por más tiempo fuera de las murallas, y ese día les tuvo que tocar a ellos. Tenían que ahora organizar ideas, mantener la serenidad y administrar los pocos recursos con los que se valían.

Chasqueó la lengua de una manera muy poco perceptible y apoyó la espalda en el tronco, observando como las gotas de lluvia se hacían escasas al igual que la iluminación. Entre las hojas de los frondosos árboles Levi lograba ver unos suaves esbozos de unas montañas al fondo de estos, donde el sol se ocultaba penosamente poco a poco, empujándolos a la oscuridad.

Al cabo de una hora más dejó de llover, sólo unos pocos rayos de sol acompañaban a los dos soldados. Sí, dos, porque ahora que Levi se acercó de nueva cuenta a la chica, notó que Trina ya no tenía pulso.


Un frío estremecedor calaba hondo en sus huesos, parecía querer fragilizarlos, lo dejaba aún más inmóvil de lo que ya se encontraba. Esta vez —luego de despertar— sentía un poco más de vitalidad que antes, tan sólo en una mínima expresión, pero allí estaba. La pesadez de sus párpados le dio un poco más de trabajo el tener que abrir los ojos, los cuales cedieron en un par de segundos para dejar entrar luces, formas y colores a sus pupilas. Parpadeó una y otra vez, tratando de enfocar la vista, pues al principio veía muy borroso, y cuando lo hizo lo primero que notó fue al capitán Levi frotando una rama con sus manos, intentaba encender una fogata, supuso Eren.

— ¿Capitán? — Su voz salió rasposa, demasiado para su gusto. Símbolo del cansancio y de la deshidratación quizás.

Levi dejó de frotar la rama por un instante para ladear el rostro donde estaba el primero que rompió el silencio, luego volvió la vista a lo que hacía y siguió con su trabajo.

— Ya despertaste. — No sonó a una pregunta, sino a una afirmación.

Seguía desorientado, necesitaba saber…

— ¿Qué… pasó? ¿Por qué esta…? — ¿Para qué era la fogata? ¿No estaban volviendo como en muchas otras ocasiones? Eren entonces empezó a moverse un poco para hacer el intento de reincorporarse y observar mejor su panorama. No obstante Levi se encargó de hacerle desistir de la idea.

— No hagas eso; quédate ahí. — Ordenó aún sin dejar de hacer fricción con las pocas hojas secas que logró conseguir. Eren parecía insistente, quería entender — Te explicaré, pero quédate así como estás.

Eren entonces no se movió más. Le hizo caso a su mandato, relajando los músculos de nuevo. Segundos después fue que notó el cómo estaba abrigado, llevaba la capa verde de alguien más e hizo la observación a Levi de nuevo dándose cuenta de que este era el dueño de esa capa que llevaba puesta sobre su cuerpo. Tenía algo de tela húmeda colocada en la frente y en su cuello, pero lo que más lo dejó atónito fue notar que aún faltaba parte de su mano y también uno de sus pies. Intentó hacer memoria y su cabeza dolió. Seguía un poco mareado. Aunque su regeneración había avanzado mucho ya, el acaparamiento de energía hacia esa actividad era evidente.

Al más joven no le tomó mucho más tiempo para notar donde estaban. No había una carreta que los llevara a casa, no estaban regresando de la misión como muchas otras veces, su ubicación actual era en un árbol gigantesco que sería su único refugio por ahora. Contra los titanes, contra el frío, contra la muerte.

El capitán por su parte dejó de frotar la rama contra las hojas, al notar un poco de humo salir entre las ramas secas, comenzó a soplar la pequeña zona. Exitosamente logró encender algo de fuego, que luego fue creciendo hasta ser una fogata. Estaban en una rama de un árbol, sí, pero la humedad del ambiente era suficiente como para evitar que las llamas se propagaran y que acabaran hechos cenizas.

— Ya está. — Escuchó al capitán hablar — El ambiente sigue demasiado húmedo, por lo que sugiero que aproveches de este calor limitado. No creo que pase más de una hora encendido, pero algo hará.

El castaño no comentó nada, sólo observaba, pensando… ¿Qué harían entonces?

— Bien, ¿Ya recordaste algo? — Los ojos de Levi le observaron.

Recordar… Tragó grueso cuando las imágenes de lo que pasó hace rato llegaron a su cabeza: muerte, gritos acompañados de la fuerte lluvia que dio lugar esa misma tarde. Los demás estaban muertos, todos. No, espera, Trina estaba con ellos también, ¿no? él estaba seguro de haberla visto. Ladeó el rostro un poco a la izquierda, encontrándose con la chica quien portaba una expresión moribunda y de serenidad a la vez, inhumanamente pálida y a la poca distancia se notaba la resequedad en su piel. Una imagen tan delatante de su verídico estado.

— ¿Está…? — No se sintió del todo capaz de acabar la pregunta. La frustración y la rabia eran demasiado aplastantes en este momento, como en muchas otras ocasiones, tanto así que se aglomeraba en su boca haciéndole atragantarse con sus propias palabras. A leguas se notaba que ese cuerpo cerca del suyo se encontraba sin vida.

— Sí.

Silencio.

Un año de avance y los resultados eran los mismos. Ellos sacaban mejores armas, mejores estrategias e igualmente eran sorprendidos por los titanes, de un modo u otro éstos contraatacaban con algo que los dejaría en esas condiciones devastadoras. Eren apretó la mandíbula, con enormes ganas de gritar una sinfonía de insultos a aquellos seres detestables, teniendo en cuenta incluso su desgracia de pertenecer a ellos. No, en realidad no pertenecía a ellos.

“Soy humano”

Esa fue su respuesta cuando buscaron ejecutarlo ese día en el que todos supieron que él era un titán, y su visión no sería distinta. Él es humano, está  de parte de la humanidad, no importa que él pudiese regenerarse, volverse una criatura gigante, él seguía siendo humano.

Nuevamente una ola de calor cubrió su cabeza, con unas punzadas tortuosas en su cráneo, como si se fuese a agrietar desde adentro hacia afuera. Apretó los ojos y su mandíbula se juntó más al maxilar. La frustración y rabia se aglomeraban nuevamente en una jaqueca que parecía interminable. El frío caló en sus huesos y en forma de agujas en su piel. De repente su respiración no era tranquila como la de antes, trató de tranquilizarse pero era como si los sentimientos fueran los que aplastaban sus pulmones, y era más difícil tomar aire.

— Ya te lo había ordenado, ¿no? Si estás en tu límite no te estés sobre esforzando inútilmente. — El capitán se acercó y apartó la tela de su frente. Sintió los dedos fríos del hombre níveo en su frente — Tch, tienes más fiebre ahora. Acabarás muriendo deshidratado si continúas así.

Vio como el capitán Levi cogía la cantimplora y mojaba un poco la tela, todo bajo la atenta mirada de Eren. La mirada del de cabellos negros era igual de fría que siempre, su rostro igual de apático, pero… aun así, con su aura intimidante, ese hombre era amable. Malhumorado pero gentil a su manera. No fue mucho tiempo transcurrido para sentir el frío trapo en su frente de nuevo, el cual intentaba descender su temperatura y que ayudaría con ese dolor de cabeza que parecía querer matarlo. Fue algo que extrañamente lo calmó, la cercanía de Levi no era desagradable y hasta sintió que ya no había tanta de esa opresión en su pecho que le daba más trabajo la inspiración y espiración. Pasaron otros minutos más en silencio y Eren giró un poco el rostro a la derecha —ya más calmado—, viendo algunas cúspides de las montañas a la lejanía, los últimos halos de luz se estaban extinguiendo finalmente.

— Está anocheciendo. — Comentó Eren.

Levi también observó esos rayos de luz desaparecer, en silencio.

Todo estaba claro para Eren, no hubo necesidad de una larga charla de parte de su superior ni mucho menos instrucciones. Pasarían la noche allí, en esa rama alta del enorme árbol. Decir que no había ni pizca de temor en su cuerpo era una falacia, una terrible mentira. Pero al menos estaba allí con el capitán Levi, a quien le entregaba su confianza muy ciegamente. Si él estaba a cargo de esta experiencia de supervivencia, lo más seguro es que lograrían salir vivos de allí. A pesar de los escasos recursos y de las pequeñas gotas de esperanza, confiaba en él.


Un par de horas transcurrieron después de eso, y Levi no se había equivocado cuando dijo que en una hora la pequeña llama que les daría calor se iba a extinguir. Por suerte el pelinegro logró calentar algo de pan con ella, era una fortuna que aún quedara un poco de comida en la mochila de supervivencia que logró rescatar Trina, lo que hace un poco más amarga la partida de esta; se esforzó por recuperar algo que les serviría a los sobrevivientes, y ella al final no contaba con estar en esa lista. Finalmente Eren se regeneró por completo, su fiebre había bajado, logró recuperar algo de energía, ya podía mantenerse sentado para poder comerse la pequeña porción de comida que Levi le entregó.

Y allí se hallaban, en un profundo silencio solamente roto por los sonidos salvajes del bosque, el crujir de las ramas y el zumbido de algunos insectos, a pesar de que la fogata estaba apagada aún las ramas conservaban el sonido chispeante al agrietarse junto algunas diminutas piedras. No habían acabado de comer a pesar de que la pieza de alimento era tan pequeña, ¿Por qué? Pues trataban de racionarla bien para lo que sería el resto de la noche, claro, si es que se trataba de sólo era una noche. El ambiente se había tornado frío, uno que hacía tiritar el cuerpo de los dos soldados que se encontraban solos a la intemperie.

Eventualmente Eren acabó recordando todo lo que tuvieron que afrontar ese día; una excursión bien planificada, no con resultados fructíferos, muy pocas son las ocasiones en las que los tienen, pero por cómo iba el día no pensaron que este sería el final de tan prometedor desenlace. Otra ocasión en la que pierde a sus camaradas. Sus ojos esmeraldas se fijaron ahora en el níveo hombre frente a él, que no paraba de observar al fondo de las ramas, donde la luna seguía emergiendo entre las densas nubes. ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo se mantenía tan sereno después de todo? No sólo hoy, sino desde que lo conoce, en todo esos largos meses bajo su mando ha percibido que a pesar de todas las muertes se mantiene tan recto y hasta con indolencia y dejadez.

Luego de otro pequeño bocado a su diminuto pan respiró profundo y observó al cuerpo inerte que estaba ahora un poco más alejado. Le faltaba la pierna, sólo la pierna. Intentó hacer memoria, tenía una muy leve noción de que ella pudo haber sido salvada quizás.

A posteriori, se halló a sí mismo recordando las imágenes de su sueño, donde se ahogaba en un colosal lago de color rojo.

En aquél mar carmesí.

— ¿Capitán? — Consiguió la atención de Levi, quién se mantenía en silencio aún y en espera de lo que sea que Eren le fuese a decir — ¿Alguna vez escuchó sobre el mar?

Levi de nuevo apartó la vista de Eren, estampándola donde estaba fija antes. Eren de cierta forma se sintió ofendido, ignorado. Estaba menospreciando sus intentos de romper el hielo, de eso estaba seguro.

— Algo así. — Espera, sí respondió. ¿Entonces se había colocado a hacer memoria sobre eso? Quién sabe.

De nuevo silencio, pero uno mucho más incómodo.

— ¿Y?

— ¿“Y”, qué cosa?

— ¿No tiene ni un poco de curiosidad de saber cómo es realmente el mar?

Vio al mayor suspirar, aparentemente fastidiado.

— No es como si me quitara el sueño. No pienso en eso, es algo muy difícil de creer. Sólo oí algo de eso y ya.

Otro silencio nació de los dos soldados presentes. Ya no era incómodo como el anterior, sólo había un poco de calma en ese estado de crisis en la que se encontraban. Pero ese silencio no duró más de diez minutos, porque Eren nuevamente atentaba contra este.

— Yo… desde que supe de la posible existencia creo que no dejo de pensar en ello. — Elevó un poco el rostro para mirar el cielo estrellado. Se veían unas pocas porciones de éste, pues la vegetación era tan abundante que casi se cubría por completo, pero habían unas zonas huecas que dejaban contemplar la belleza de la noche — Cuando estuve inconsciente soñé con el mar, — No apartó la vista del cielo nocturno — sin embargo era muy distinto a como lo narraban.

— ¿Distinto?

— Sí, siempre pensé que sería azul. Es lo que dicen, ¿no? Pero yo mientras que dormía lo vi rojo.

Levi no comentó nada, pero esta vez se veía pensativo.

— Supongo que es extraño.

Y allí llegó el fin de la conversación, pero Eren podría jurar que el hombre frente a él, frío y serio como era, esta vez se encontraba nuevamente inmerso en sus pensamientos, como si quisiera revivir algunas memorias que estaban sepultadas en el fondo de su cabeza. El castaño sabe muy bien que Levi no se caracteriza por ser conversador, o bien, la palabra exacta debería ser elocuente, pues si el mismo capitán se consideraba a sí mismo hablador era por algo, el punto es que relacionarse con personas no era su fuerte. Hasta se llegó a preguntar sobre si alguna vez el capitán Levi tuvo alguna novia, le costaba algo de trabajo creer en algo así. Si en verdad le dijeran que el capitán estuvo casado o con pareja sería algo bastante… inverosímil.

Divagando mentalmente llegó a un tema importante, ¿Qué sería de ellos para después?

— Capitán Levi, ¿Qué pasará mañana?

Escuchó al mayor suspirar. Nuevamente se quedó callado, pensativo, hasta que le contestó:

— Es algo difícil de saber. No tenemos gas, no tenemos armas, ni caballos para siquiera pensar en huir. Cualquiera de esos hijos de puta podría devorarnos de un dos por tres al poner un pie en el suelo.

— Sí, eso lo comprendo. — Arrugó las cejas con frustración. Segundos después habló de nueva cuenta — Apropósito, capitán,  — Miró el cadáver de su camarada repentinamente — creo que ambos estábamos en peligro en ese momento. — Guardó silencio esperando algún comentario de su superior, respuesta que nunca llegó. Prosiguió: — ¿A quién rescató antes?

El próximo silencio llegó a estremecer a Eren. Tenía una muy tenue idea, una turbia imagen de cuando se hallaba parcialmente inconsciente y cerca de las fauces de la bestia; y ese cuadro borroso que tenía era donde Trina se acercaba a ayudarle y entonces…

— A ti. — Fue su corta respuesta.

Así que era eso…

Se preguntaba ahora si esas imágenes formaban parte de su sueño o si eran recuerdos nebulosos.

— No sé si recuerdo mal, pero creo que el que estaba más próximo a morir era yo.

Sudaba frío de tan sólo pensarlo. Él era la esperanza de la humanidad, pero su camarada ¿qué era? ¿sólo eso? ¿otro soldado más?

Casi creyó que Levi cambió de expresión, no supo si era un efecto visual de la poca iluminación o si de hecho lo hizo, pero parecía que su rostro se hizo más sombrío. El rostro inalterable de su capitán se llegó a ver minúsculamente perturbado. Nuevamente algo inverosímil, muy difícil de creer.

— Creo que sabes bien cuáles son mis instrucciones, y también deberías tener muy en claro que debo organizar prioridades.

Prioridades… eso era, ¿no? Lo único que lo hacía especial, la sola cosa que lo ponía por encima de los demás era ese maldito poder de titán que tenía corriendo por sus venas.

— Joder… — Eren apretó los dientes con rabia.

No era en sí por la chica, la verdad no había compartido mucho con ella. Era prácticamente alguien que conoció muy recientemente al igual que le resto del pelotón. Lo que lo ponía furioso era que todos estaban dispuestos a perder la vida por él. ¡Por él! ¡Estaban dispuestos a renunciar a sus metas, sus sueños, a dejar de ver a sus familias y a dejar de respirar solamente por mantenerlo respirando!

— Eren, tranquilízate.

No se había dado cuenta de cuando empezó a jadear ruidosamente por tener que contener la ira. Podría pasar por alguien que está enfermo o agonizando. Nuevamente esas sensaciones de ira y frustración se aglomeraban junto al agrio sabor de la bilis que subía por su garganta.

— No me pida que me tranquilice… gracias a mí está muerta. Todos lo están por mí. — Fue un susurro gutural, casi como el gruñido de una bestia furiosa.

— Fui yo quien tomó la decisión. — Dijo severo e impávido.

— ¡Exacto! — Gritó furioso levantándose de manera violenta — ¡Usted no tenía porque hacerlo!

— Sabes bien que sí lo tengo, así que cállate y quédate donde estabas. — Contraatacó en voz de mando.

— ¡¿Para qué?! ¡De todos modos iba a morirme si yo fuese cualquier otro soldado! ¡¿En verdad deja morir así a sus subordinados por una maldita misión?! En verdad en todo este tiempo tenía una visión muy distinta de usted. — Gruñó desafiante.

— Te acabo de dar una orden. — Expresó con molestia.

— ¡Qué importa! ¡Ni siquiera sabemos si saldremos vivos de esta, por lo tanto pudo haber sido en vano su maldita decisión! ¡Está más que claro que nos jodimos!

Notó como el hombre más bajo se colocó de pie, segundos después ya se encontraba en el suelo después de que Levi lo cogiera del cuello de la camisa para hacerlo caer acostado. De nuevo la punzada en su cabeza, era penoso ser derribado con tal facilidad, además de humillante.

— Dije que cerraras la puta boca. Si no nos mata un titán gracias a tu escándalo nos matará algún animal nocturno. Ya basta. — Casi rugió entre dientes, mirándolo fijamente a los ojos.

Un ambiente afónico los envolvió, se respiraba una tensión incluso entre ambos hombres. Se miraban fijamente con dureza y ambos respiraban profundamente en busca de refugiarse en la calma. Era un malgasto de energía y ambos lo sabían.

Cuando Eren se calmó Levi le soltó.

— Ni siquiera has recuperado la fuerza suficiente, fue demasiado fácil derribarte. En ese aspecto no has cambiado mucho.

El castaño se abstuvo a responder, seguía furioso, pero también sentía la amarga impotencia de no poder hacer nada.

Un suspiro de resignación se escuchó de parte del castaño, que volvió a dirigir su mirada verdosa a Levi. El hombre apático volvía a fijar la vista en el panorama. Eren lo observó minuciosamente y fue cuando notó algo. El capitán estaba herido, pues su siempre pulcro pantalón blanco no sólo se había manchado de tierra, también había sangre saliendo de su pierna, el líquido escarlata manchaba la tela y también los vendajes.

— Capitán…

— ¿Qué quieres ahora?

— Su pierna…

Levi desvió la mirada al sitio indicado.

— Eso fue hace horas. Gracias a todo el puto desastre de esta tarde.

— No lo sabía…

— No es algo importante ahora.

— Claro que lo es, no se ve muy bien. Creo que perdió mucha sangre…

— ¿Qué más da? Ya es algo que sucedió y no hay marcha atrás. Lamentándonos no vamos a resolver nada.

Eren no respondió, en realidad el capitán tenía razón.

El momento de tensión de antes se fue extinguiendo junto con la calidez que sus prendas les prestaba. La temperatura del ambiente se tornaba fría mientras que el tiempo avanzaba. Eren no supo calcular bien cuánto había transcurrido en todo ese rato, pues los minutos se transformaron en eternas horas para él. Sentía la noche más larga que cualquiera de esos duros días, ni siquiera fue así cuando estuvo con los refugiados después de la caída del muro María. Escuchaba claramente la respiración de su acompañante y la suya propia, mas también había un constante castañeo de dientes que al principio había reconocido como suyo pero minutos después supo que no era el único en ese estado.

Sus ojos esmeraldas se dirigieron a Levi. Apostaría lo que sea  para decir con certeza que el capitán se había puesto más pálido de lo normal. Su piel antes porcelana se veía de un blanco fantasmagórico, y las gotas de sangre que salían de las diminutas cortadas de su frente se veían de un rojo más brillante gracias al mencionado contraste. Esto de cierta manera le angustió, no podía decir que estaba en un buen estado, está seguro ahora de que aunque no fue el primero en morir de los tres en ese árbol, fue él quien estaba en peores condiciones, pero tal como se ven las cosas, había invertido su estado con el del de cabellos negros.

Nunca pensó en verlo en ese estado, se veía débil, incluso frágil, no obstante como un hueso difícil de roer. A pesar de que Levi poseía una expresión de desgaste y de fatiga, parecía luchar con el querer cerrar los ojos. Con cada elevación del pecho al respirar de sus labios ahora secos se deslizaba un vaho que resaltaba con la luz de la luna que estaba en un punto un poco más alto, esto lo sabía porque entre las ramas que les servía de techo se derramaba la luz blanca azulada.

Estaban vivos y el sólo permanecer allí a lo que podría ser la media noche tenía pinta de ser una gran Odisea.

— Cap-pitán… —Su garganta estaba cerca, por lo que la voz le salió temblorosa y ronca a la vez

— Mierda, Eren. — El capitán con ahora su piel fantasmal respondió — Pensé que ya t-te habías dormido…

Por la manera en que se escuchaba su voz, también debía tener la voz seca. Era raro oír al capitán Levi tartamudear, pero el frío no le dejaría hablar con claridad a alguien. Incluso él mismo sentía que se congelaba por dentro.

— ¿Por qué no descansa? — De nuevo se oyó casi asfixiado.

— No creo que sea el momento. — Los dientes de Levi castañearon con más fuerza. Se encontraban como a medio metro de distancia y los escuchaba chocar con fuerza.

— Es peligroso que siga así. Ust-ted mismo lo sabe. — Un silencio que sólo era roto por el sonido de los dientes de los dos soldados, quienes temblaban de aquel frío que podría acabar con sus vidas en cualquier momento — Se nota que ha sangrad-do demasiado… Por eso tiene más frío que yo…

Ojos mercurio ahora le observaban, lo estaban detallando y lo sabía. A pesar de que la mirada grisácea estaba puesta en él, Levi parecía idear alguna clase de plan, no estaba seguro si era eso o si era una clase de mirada que expresaba sorpresa porque esta vez Eren tenía razón en lo que expresaba.

Nuevamente los jadeos por el esfuerzo de respirar y el choque de los dientes de ambas arcadas, el ojigris asintió luego de esos segundos que al castaño se le hicieron eternos. Efectivamente Eren tenía razón en lo que decía, necesitaba sobrevivir.

— Creo que sé qué hacer… capitán… — Hablar le resultaba cada vez más difícil, como si se fuese a congelar la saliva que pasaba por su garganta cada vez que deglutía, todo por abrir la boca en cada sílaba — Acérquese.

Levi pareció entender a qué se refería y no se veía para nada ofendido. La ocasión lo ameritaba, ¿no? Sin más con que abrigarse, o sin poder encender algo de fuego, el calor humano era la mejor opción para evitar que la hipotermia acabara con sus vidas.

El mayor tardó en llegar a pesar de tan corto trayecto, eso fue lo que a Eren le indicó que en realidad estaba más débil de lo que pudo llegar a pensar. Los movimientos de ese hombre eran torpes, parecía tener las articulaciones averiadas y casi podía escucharlas crujir con el movimiento de su dueño. Mientras que Levi se acomodaba junto a él hubo un leve roce entre las pieles de ambos, y en ese instante Eren notó lo baja que era la temperatura de Levi. Temblaba muchísimo y su respiración era muy forzada, además de ruidosa. Quizás nadie creería que el hombre más fuerte de la humanidad sedería de esa forma no ante un titán, ni siquiera a una persona o animal, sino ante el estremecedor viento helado que los raspaba minuto a minuto, estaba debilitado por el frío de la noche de ese verano tan próximo al otoño. En definitiva la época del año no les ayudaba tampoco.

Vio como Levi ahora metía sus manos en el diminuto espacio que había entre ambos cuerpos, protegiéndolas de esas cuchillas frías que parecían llevar el viento. Al tener el rostro de Levi volvió a detallarlo con cuidado, y jamás pensó en poder ver un rostro tan incoloro como el que tenía al frente. Notablemente el capitán seguía sufriendo por el frío, apretaba los ojos con fuerza y el castañeo acompañado de los roncos jadeos de frío seguían envolviendo la afonía de la intemperie. El hombre que antes parecía de hierro, temblaba incontroladamente y se veía tan débil como un cristal. Pensó que Levi por fin se había quedado dormido y que sólo apretaba el entrecejo por obra de la incomodidad, pero en ese instante le escuchó hablar.

— Petricor.

— ¿Q-qué dice? — Cuestionó confundido. En verdad con tanto frío era difícil mantener la concentración.

— Pensé que de alguna forma el agua de lluv-vía se congelaría… y todavía estando lejos del suelo, está ese aroma a mojado. — Contestó Levi aún entrecortado por estar tiritando.

Eren se tomó unos segundos en olfatear el ambiente, y era cierto, aún con lo helado del ambiente, la humedad seguía palpable junto con ese olor característico. El menor asintió dándole la razón al mayor.

— Joder, en verdad no pensé que volvería a sentir tanto frío en mi puta vida. — Se quejó Levi, aparentemente inmerso en algún amargo recuerdo — Pero al menos sé que mi vida no se irá al carajo aún.

¿Cómo podía estar tan seguro? Jamás pensó ver a Levi en tal estado. Es fuerte y lo sabe, pero esa palidez moribunda lo hacía ver demasiado delicado.

— Eres más cálido que cualquier persona. Supongo que es porque eres un tit-tán. — Volvió a tener esa cara de malhumorado, Eren supuso que era por no poder hablar con la misma fluidez de siempre.

— Eso es algo que no sabía, señor…

De repente Eren envolvió mejor a su superior con uno de sus brazos, reparando en cómo temblaba el mayor. Levi no puso contra, ni siquiera se quejó ni protestó a pesar de lo raro de la situación. Posterior a eso, después de lo que posiblemente sería media hora —no estaba seguro, aún se le hacía el tiempo demasiado lento— el castañeo de Levi más esos jadeos de esfuerzo por respirar habían disminuido notoriamente. Contempló entonces su rostro y lo notó un poco más tranquilo.

Era la primera vez que veía a Levi tan distinto. ¿Alguien alguna vez lo vio así? No lo creería, sin darse cuenta no paraba de contemplar el rostro del mayor, quien aún no abría los ojos desde hace un buen rato. No supo bien si Levi se quedó dormido o no, pero él con el transcurrir del tiempo acabó cayendo dormido. Tampoco tenía la certeza de si sobrevivirían tan helada noche. Lo que estaba seguro era que a pesar de lo desesperante de estar en plena noche congelándose, extrañamente se sentía tranquilo.


¿Qué era eso? ¿Calidez?

¿Cómo es que luego de sentirse cerca de la muerte por estarse congelando parte por parte estaba sintiendo calidez?

Llegó a pensar que estaba muerto, pero al abrir los ojos logró divisar la luz del día golpearle las retinas, tal como la primera vez que salió de la ciudad subterránea ya hace algunos años. Era una sensación bastante comparable, pues sintió que de hecho llegó a extrañar el calor de los rayos del sol chocando con su piel.

Estaba algo mareado, por lo que tuvo que dedicar algunos segundos para salir del aturdimiento en el que estaba encerrado. Eren aún dormía, su rostro inspiraba serenidad. Vaya, gracias a él había sobrevivido, de no ser por dormir tan apretado a él lo más seguro es que hubiese muerto esa misma noche. Había sobrevivido ya a esta clase de ventiscas que se filtraban a la ciudad subterránea en días de invierno, pero hasta en ese lugar tan miserable había tenido más opciones con las que cubrirse del agonizante frío.

Sin darse cuenta, estaba saboreando las gotas de esperanza. La esperanza es dulce y venenosa a la vez, nunca le gustó aferrarse a esta, porque era como cualquier arma de doble filo. Ya había perdido mucho gracias a ésta, por lo que hizo el esfuerzo de alejarse de cualquier pensamiento optimista que llegara por la sola experiencia de sobrevivir la noche fuera de las murallas, sin tener qué comer ni con qué defenderse. Pues seguían allí, todavía estancados y con nulas posibilidades de salir.

— Eren. — Lo llamó tratando de alejarse del cuerpo ajeno — Despierta, Eren. —  Dijo un poco más fuerte esta vez.

Era extraño, pensó que al amanecer al compartir tanto de su espacio vital iba a sentir una profunda incomodidad, pero esta cercanía no lo perturbaba ni un poco. Sólo… le hacía sentir raro. Levi consideró que esa sensación se debía a que aún quedaba parte de esa esperanza de seguir con vida y volver a las tierras que les brindarían seguridad.

Optó por romper con esa profunda cercanía, en ese instante notó que Eren reaccionaba a su llamado y empezaba a abrir sus ojos, el destello esmeralda de sus ojos al parpadear le indicó que quedó tan encandilado al principio como él. El joven de repente pareció absorto y desubicado de nuevo. También se estaba preguntando cómo es que lograron sobrevivir a tan helada noche.

— Se ve de un mejor color, señor. — Fue el primero comentario que recibió de Eren — La verdad estaba preocupantemente pálido anoche.

Así que sí estuvo tan cerca como lo pensó. Miró el dorso de sus manos, blancas y donde resaltaban un tono azulado de ramificaciones, donde se supone que estaban sepultadas sus venas gracias a su piel.

— Es bueno saberlo. — Se limitó a contestar Levi.

A pesar de sentirse un poco mejor gracias a la calidez del sol sobre su cuerpo, aún seguía conservando la voz muy ronca por tener la garganta seca. Debían pensar en cómo conseguir comida y agua. Él había leído las escrituras del diario de Ilse Lagner, quien relataba sus vivencias fuera de las murallas y cuánto había recorrido valiéndose de sus piernas nada más. Nuevamente la esperanza lo atacaba, pero si ella lo había logrado sola por un tiempo, ¿Quién negaba que ellos pudieran sobrevivir un poco más?

El silencio fue roto por un sonido que los desconcertó a ambos. Quedaron inmóviles ante éste sonido y hasta el mismo Levi sintió que se le erizaba la piel. Creyó que era obra de su imaginación, que su mente estaba jugando con él y que al asomarse vería algún espejismo. Pero…

— ¿Escuchó eso, señor?

Si Eren lo había oído, es porque en verdad no eran juegos sucios que le hacía su mente para matarlo de desesperación.

— Sí. Eso se escuchó como el relinchar de algún caballo.

…Continuará…


 

Notas finales:

N/A: Si en esa última parte creyeron que iba a aparecer algún titán debo decir: ¡Misión cumplida!

Debo disculparme enormemente con ustedes :’D Es irónico, seis meses para el primer capítulo y seis meses para el segundo… en serio sigue siendo mi trauma, hasta me hice autocastigo de no leer fics ni doujinshis hasta tener esto listo ;A; y miren que hubo actualización de mi fic favorito y no lo he leído :’D (“Rolling in the Deep” de Mrs. Rogers-Stark, si eres Stony shipper, lo recomiendo uwu). Sólo espero que no sean seis meses para el tercero ;3; Sip, leyeron bien. Era un Two-shot pero ahora tendrá tercer capítulo –la patean-

Lamento no darles el lemon aún :’D pero sí o sí vendrá en el tercero, de todos modos una historia en canonverse no veo que se le pueda sacar tanto jugo.

En fin, otra cosa más porque una de las lectoras pensó que esto era Riren ;w; y no, de hecho esto es Ereri. Quiero dejarlo en claro desde ahora porque siento que me van a halar las orejas en el próximo capítulo con el lemon QwQ Igualmente aprecio mucho que alguna persona que busque Riren haya disfrutado de esto, pues otra de las cosas que quisiera lograr algún día es escribir algo que puedan disfrutarlo ambos bandos.

Esta vez las canciones que me ayudaron fueron Missing de Evanscence y Vogel im Käfig que es parte del OST de Snk :’3

Creo que me estoy extendiendo mucho, lo siento n_nU Administro las páginas de Rivaille uke y Shingeki no Homo 2.0, por si quieren darse una vueltita por allí. Hay cosas lindas uwu

Cualquier duda, comentario o crítica será bien recibida.

Chaito~


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