Había sido un contacto extremadamente arrebatado, tan fogoso que a punto estuvo de dejar salir su voz en un suspiro, pero al ser de tan corta duración no alcanzó a hacerlo. Parpadeó, estático.
De todas las cosas que podría haber hecho, haberle pegado, remecido, gritado, lo que sea…
¿Por qué precisamente había sido un beso?
—¡¿Por qué hiciste eso?! —gritó, nervioso.
—Ugh, no actúes como si fuese la gran cosa —replicó, con el ceño fruncido— No es que haya sido agradable para mí tampoco.
Se limpió los labios con el dorso de su mano, haciendo que Newt pasara de la sorpresa inicial a la molestia en milisegundos.
“Y más encima es capaz de decirme algo así y de limpiarse como si yo estuviese hecho de clonc, es que no tiene límites…”
—¡¿Qué te pasa?! — Newt se encabritó aún más— ¡No puedes hacer algo como eso simplemente porque te venga en puñetera gana!
—Te vi con esa shuckface y no sé, simplemente no se me ocurrió nada mejor. O qué, ¿preferías una trompada? ¿Una patada en los bajos?
Sí, definitivamente prefería mil veces cualquiera de esas situaciones a un beso de su parte, definitivamente…
No.
No, no estaba seguro. Bloody hell, ¿por qué tenía que ser así? ¿Por qué Minho había hecho una estupidez como esa?
—¡Pedazo de clonc! —le gritó, lanzándole un golpe con su puño derecho.
Minho le retuvo su ataque sin ningún esfuerzo.
—Tranquilo, Newt —la voz calmada de Minho resonó en los oídos del rubio— Quería quitarte esa ansiedad y lo hice. Todo está bien.
Sí, no… Ya no sabía qué decir. Qué pensar.
Lo único que podía hacer era estar de acuerdo con Minho, aunque no quisiera más que culparle con odio por lo que había hecho.
¿Odio a qué? ¿Odio hacia él por haber hecho algo así sin tener su consentimiento? ¿Odio hacia él por haberlo tomado de una forma tan tranquila, como si hubiese nada más que hacer?
¿Odio a ese agradable escalofrío que le había hecho sentir al besarle?
Maldijo internamente con todas las malas palabras que pudo hallar. No, es que las cosas no funcionaban así, por lógica los sentimientos no podían funcionar de esa forma. Pasar de sentir algo por Alby, a sentir cosas por Minho de forma súbita…
Apoyó la cabeza sobre las manos y masajeó sus sienes con firmeza. Podía sentir el dolor de cabeza aumentar paulatinamente y de forma silenciosa.
—Minho —dijo en voz baja, indicando un rincón de la habitación sin siquiera mirar— ¿Ves eso de ahí? Es un sobre de Alby. Está dirigido a ti.
Intentó enfocar los ojos pero las punzadas de dolor incrementaron súbitamente, impidiéndole siquiera el mirar a un punto fijo. Resopló.
—Quiero saber qué dice —murmuró.
Escuchó el sonido indiscutible del papel desdoblándose y esperó pacientemente ante la demora de Minho. Siendo incapaz de abrir los ojos por el dolor de cabeza que le aquejaba (“subida de presión” pensó), prefirió hablar.
—Minho, ¿por qué te demoras tanto?
—Apenas se puede leer, está lleno de manchones de tinta — su voz sonó apabullada— Espera… creo que ya sé lo que dice.
Esperó un par de minutos más en completo silencio, con sus dedos todavía masajeando los puntos llenos de presión en su cabeza. Dolía. Finalmente escuchó a Minho aclararse la garganta, signo inequívoco que estaba a punto de leer.
—“Cuida de todos, por favor. Intenta sacarlos de acá de cualquier forma posible. Luchen por sus vidas. Sé que no lograré vivir mucho más luego de recordarlo todo, no lo soporto, así que vive tú y logra cumplir mi cometido, por favor. Alby.”
Solamente esas palabras. Newt hundió la cabeza en sus manos. Había sido un tonto por creer que Alby le dejaría algo solamente a él.
Qué se le iba a hacer.
Los segundos pasaron en completo silencio, con el dolor de cabeza de Newt manteniéndose allí de forma molesta.
—Newt por si te lo preguntas —Minho comenzó a hablar de forma apresurada, como tratando de excusarse ante el evidente dolor de cabeza de Newt, como intentando romper ese silencio incómodo que había seguido a la lectura de la carta—No soy nada por el estilo, quiero decir… no soy gay. Así que no te preocupes.
Su dolor de cabeza se incrementó, y ocultó una pequeña sonrisa afligida con sus manos. Sí, era simplemente obvio.
“Minho es demasiado… ugh, normal, para ser gay.”
Normal. No podía encontrar otro apelativo para ello. Todos parecían regirse por el mismo yugo, incluso cuando no habían interactuado con otras personas, incluso cuando habían vivido toda su vida consciente en el Claro… podía sentirlo. Una afirmación tan verdadera que ni siquiera era necesario demostrarlo de forma empírica, así se sentía. Como si alguien dijese “el pasto es de color verde”, no era necesario mirar al suelo en busca de pasto para comprobarlo. Simplemente así era.
Carraspeó un poco, intentando buscar las palabras. Intentando indicar aquello que debía decir. Forzándose a decirlo.
“No te preocupes, nunca hubiese pensado que eras gay. Sí, algo así funcionará, acompañado de una risa bromista...”
Planeó todo cuidadosamente en el transcurso de un par de segundos. La única forma de no lucir sospechoso era actuar rápido para que así Minho no dudase de sus palabras.
Para que no se diera cuenta de cuánto le dolía saber que no tenía posibilidad alguna.
—No es que le tenga asco a la gente como ustedes pero simplemente no tengo esa clase de gustos…
—¿Gente como “nosotros? —Newt respondió molesto, frunciendo el ceño, dándose cuenta por dónde iba el pensamiento de Minho— ¿A qué te refieres?
—Como tú o Alby, gays —replicó levantándose de hombros, sin darle mayor importancia.
Esa actitud desentendida de Minho hizo que Newt se enojara aún más, pero al contrario de lo que creía, su dolor de cabeza comenzó a amainar por sí solo. Era ahora apenas una molestia.
Así que esa era la verdadera cara de Minho. Pero de ser así, entonces… ¿por qué siquiera le había besado?
Sacudió esos pensamientos de su mente y se levantó de la cama, cruzándose de brazos.
—No sé qué te ha hecho pensar que soy gay —exclamó, con la ira borboteándole desde el interior, sintiendo su rostro arder— El que Alby y yo nos hallamos besado no significa que yo lo sea, solo fue algo de una vez. Además…
“Además Alby fue el que me besó, bloody hell, no yo.”
—¿Además? —Minho movió su mano en ademán para que continuase.
—Además… —se mordió la lengua por enésima vez y guardó sus pensamientos para sí. La prudencia era vitalmente necesaria— Ni siquiera he conocido a otra mujer que no sea Teresa, pero el que ella no sea de mi gusto no significa que sea gay. Claro que puede haber alguna que sí me guste.
Mentía. Estaba mintiendo descaradamente, pero qué más daba. Se le revolvía el estómago de tan solo pensar en besar a una muchacha. Ni hablar de hacer cosas más allá…
Se mantuvo impasible ante el desagradable estremecimiento que recorrió su espalda al pensarlo.
—Siento si te molestó eso, shank —una sonrisa de sinceras disculpas asomó por las comisuras de Minho, a lo que Newt respondió con una mera afirmación de cabeza— Entonces cuando salgamos de acá saldremos con algunas, ¿eh?
Se obligó a sonreír por un milisegundo antes que las gentiles manos de Minho se posicionaran sobre su cabello y lo revolvieran con cuidado, de forma juguetona. Sí, ahí sí que sonreía con sinceridad.
No había nada que hacer. Si era heterosexual, entonces adiós a esa percepción que había tenido.
Esa percepción de lo que habían sido ambos besos. De sus diferencias, tan distintivos como el agua y el aceite. Sí, con Alby había tenido su primer beso (al menos desde que esa locura había comenzado, ¿quién sabía si acaso había tenido su primera experiencia antes de estar encerrado en el Claro? ¿Y, más importante, a quién le importaba si resultaba ser así? Las personas que había existido antes del Laberinto ya no existían), y no podía negar el hecho de que había sido un beso memorable por ello.
Pero sincerándose consigo mismo, llevando la honestidad a su nivel más puro y esencial…
Hasta antes de ese momento donde Minho le había besado sin sentimiento de por medio, no conocía la diferencia. La diferencia entre una experiencia significativa y otra que no la era.
Y la verdad había sido que solamente con Minho había podido sentir algo fluir en su pecho. Se había sentido lleno. Feliz.
Pero qué importaba ya aquello, de nada servía. Debía continuar. Dejar los asuntos personales de lado y seguir luchando, para sacar de allí a la gente ahora a su cargo. Así lo había hecho siempre de todas formas.
—Si no tienes nada más que decir entonces —tomó el sobre entre sus manos y se lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón— Voy a intentar quitarle el puesto a ese shuckface de Gally.
—Iré más tarde yo también —respondió Newt, sintiéndose mucho más tranquilo. Sin embargo, sus ojos captaron la desaparición del sobre en manos de Minho— Espera, ¿por qué te lo llevas?
Indicó con su cabeza el bolsillo y lo miró fijamente a los ojos, a lo que el asiático respondió llevando una de sus manos al lugar que indicaba el rubio.
—Porque así recordaré lo que hubiese querido Alby que hiciera. Además, dice que es mí carta, ¿no?
Minho se permitió reír por un segundo antes de desaparecer por la puerta hacia el caótico exterior, no sin antes despedirse con la mano antes posicionada en su bolsillo.
Los ojos de Newt se abrieron de par en par. Ahí, en el suelo, estaba el sobre arrugado que había escrito Alby. A Minho se le había caído al despedirse.
Y sin poder evitar la curiosidad se abalanzó sobre él, no sin antes dar un rápido vistazo hacia fuera como mera medida de precaución. No, Minho no se había dado cuenta.
Con las manos temblorosas logró abrirlo sin estropearlo demasiado, o al menos sin romperlo. Dentro del deteriorado sobre estaba la carta que había escuchado rato atrás, sin ningún rastro de tinta, escrita de forma prolija...
Y había otra página.