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Correspondencia (Maze Runner - Minewt) por Kuromitsu

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por todos sus lindos comentarios. Gracias por la infinita paciencia ante mi demora de un nuevo capítulo, pero ahora con las vacaciones de verano en las que acabo de entrar me es mucho más fácil escribir. Considérenlo como un pequeño regalo de navidad ligeramente atrasado, si gustan (?)

Sin más preámbulos, acá está la quinta parte <3

Ninguna de las dos estaba emborronada de tinta. Se quedó ahí, estático, temblando de pies a cabeza debido a la sorpresa súbita que había atravesado su cuerpo como un rayo. En cuclillas, no pudo mantener su propio peso y terminó cayendo de espaldas, alcanzando apenas a sostenerse con su mano libre para no golpear su cráneo contra el duro piso.

Dos páginas. Dos.

—Minho… —masculló, con la voz a punto de quebrarse. ¿Rabia, impotencia, tristeza? No lo sabía.

Solo existía un pensamiento completamente claro en su mente.

“Minho me mintió. Minho me mintió.”

Tragando saliva para intentar calmar su seca garganta, intentó concentrar su mirada en la primera línea de la extensa carta, incluso a pesar de su corazón que le gritaba que no lo hiciera. Que dejase todo como estaba y simulara que todo estaba completamente bien, que era lo mejor, que ya basta de sufrir.

Pero su cerebro, terco, le obligó a concentrase en las hojas de papel. Necesitaba respuestas, necesitaba algo que le indicara que, tal vez, Alby le había querido. Porque después de entender instantáneamente que Minho había sido un mentiroso de primera categoría, bloody hell… solo el repudio era una alternativa viable. No más cariño, no más melancolía, no más pensar en ese horroroso beso… no.

Frunciendo el ceño e intentando aplacar su corazón desbocado, como si intentase escapar de su pecho, comenzó a leer.

 

“Minho, sé que te sorprenderá que te haya dejado esta carta, pero con la estricta observación en la que me han puesto los mediqueros me es imposible estar contigo a solas. Aunque como supondrás no es tan estricta, porque ni siquiera se han dado cuenta de que me desperté unas horas atrás y además logré traer estas hojas de papel desde mi escondite. Tampoco Teresa se ha dado cuenta.

Maldita sea, me cuesta mucho mantener mi mente fría. Si supieras todo lo que recordé gracias al antídoto… preferirías mil veces haber muerto, créeme. Seré conciso porque siento que la locura me gana segundo a segundo.

Minho, gracias. No puedo agradecerte lo suficiente por todo lo que has hecho por Newt, y por lo que sé, harás por él en el futuro…”

 

—Así que aquí estabas escondido.

Se sobresaltó y por poco logró mantener la carta en sus manos. Con un gesto casi imperceptible escondió las hojas de papel detrás de su cuerpo, arrimándose en la pared más cercana en un intento de pasar desapercibido.

Pero cuando se fijó en esos ojos suspicaces, con ese brillo que delataba el hecho de que había encontrado algo en lo que regodearse, supo que había sido en vano. Apretó su mandíbula.

—Gally —murmuró entre dientes.

Bloody hell, de todas las personas posibles tenía que ser él. El niño que jugaba a ser hombre sublevándose y arrastrando a medio mundo consigo en una locura sin fundamentos. Una locura donde encerrar a la persona que había realizado el mayor avance desde que estaban en ese agujero parecía la mejor idea del mundo. Sí, vamos a matar todas nuestras posibilidades de escape.

De todas formas Thomas seguía probablemente inconsciente en el pozo, y no era nada útil así. No, no era eso lo que le molestaba especialmente, sino…

—Alby está muerto así que yo estoy al mando.

Esa actitud, horrorosa, insensible; digna de un estropajo humano como él. Nunca le había agradado en lo absoluto, sin embargo había intentado al menos tolerarle ya que Alby parecía ver en Gally cualidades de líder que sinceramente jamás había podido notar. Era el líder de los constructores, pero eso… ¿qué importaba ya? La vida en el Claro probablemente nunca volvería a ser la misma porque con un poco de suerte lograrían finalmente huir de esa ratonera.

Sin embargo… sin embargo todavía sentía esa urgencia de mantener el Claro bajo control. Procurar el bienestar de todos, mantener la calma, guiarles. Y Gally interfería con todos aquellos objetivos.

—Repítelo, shuckface —frunció el ceño ante la falta de tacto de Gally.

—Alby. Está. Muerto. —sonrió despectivo.

Ya está, eso era suficiente, no podía aguantarlo más. Se acercó hecho una furia y levantó rápidamente su mano derecha para golpearle (como tantas veces había querido). Su puño quedo impreso durante un momento en el rostro de Gally, dejando una marca en su anatomía y haciéndole sonreír ligeramente.

—¡Ahora tú también estás muerto! —vociferó, y la sonrisa de Newt se desvaneció en el aire al percatarse de la cruda honestidad con la que Gally había gritado aquello.   

Intentó volver a atacarlo para dejarle fuera de combate, pero en apenas una décima de segundo sus intentos fueron destruidos por completo ante la instantánea acometida de Gally quien utilizó una de sus piernas para golpearle justo en el estómago. El menudo cuerpo de Newt chocó contra la pared situada justo detrás de él y sus piernas cedieron, cayendo sobre sus rodillas con un golpe seco. Un débil quejido resonó en la habitación.

—Vamos a ver, ¿qué tenemos aquí? Por algo te escondes, ¿eh? ¡¿Qué ocultas?!

Intentó respirar pero el aire no entró a sus pulmones de la manera en que debía hacerlo. Desesperado, a duras penas logró en el tercer intento el ventilar apropiadamente  mientras el sudor frío se deslizaba por su espalda. Jadeó con sus recuperadas fuerzas.

Ese desgraciado de Gally…

—Suelta… eso… —masculló con el dolor punzante de sus costillas remitiendo de forma lenta pero segura. Con los ojos vidriosos se fijó iracundo en la forma en que el contrario sostenía dos límpidas hojas de papel. Se estaba regodeando por completo.

Era un ser más que despreciable. ¿En qué estaban pensando todos cuando decidieron mantenerle en el puesto de líder durante tanto tiempo? Bloody hell, no se necesitaban dos dedos de frente para saber que el mejor lugar en el cual podía estar Gally era en el Laberinto de noche. Desaparecer de la vida de todos.

—¿Por qué lo soltaría? —los vellos se le erizaron al ver que esa imponente figura mucho más alta que él se aproximaba a pasos lentos, como una víbora acercándose campante a su presa— Dime, ¿qué escondes? Recuerda que estoy al mando, Newt.

—¿Acaso olvidas que Alby me nombró su segundo al mando? —respondió, agazapándose de forma instintiva.

—¡Ese es el problema! —su voz se alzó burlona, y mirándole directamente a sus ojos prosiguió— ¡Ese nombramiento murió con él! Ve a los demás, ¡todos están de mi lado!

Frunció el ceño. Claro que los demás estarían de su lado, después de todo no había tomado las riendas inmediatamente después de todo el caos producido y eso claramente había constituido una oportunidad para esa sanguijuela. Además, sabía que Gally utilizaba el terror de los demás para mantener su posición de poder. Probablemente ya les había manipulado…

—¡Te dije que sueltes eso! —gritó apenas, con la voz como un hilillo debido al dolor de su pecho. 

Ante la nula respuesta de Gally la rabia se le acumuló por dentro, remeciéndole como un oleaje de luna llena. Sí, una cosa era que le golpease y lo humillara, de cierta forma lo podía soportar (¿De qué servía el orgullo después de todo? ¿Acaso le daría de comer o le sacaría de esa ratonera gigante en la que estaban envueltos? No), sin embargo existía algo que le hacía temblar en cada una de las células de su ser. Temblar de ira.

Era el hecho de que a Gally parecía no importarle en lo más mínimo el leer esas últimas palabras de Alby antes que el mismo. Arrebatarle de su lado esos últimos pensamientos, anhelos, deseos, tristezas y sensaciones, arrebatarle lo que en estos momentos le importaba más que nada. Porque necesitaba saber qué realmente había pensado Alby durante todo el último tiempo.

Era lo único que pedía.

Armándose de fuerzas logró lanzar una patada hacia la pantorrilla de Gally, pero justo cuando creía haberle alcanzado su objetivo le esquivó rápidamente. Antes de siquiera poder levantarse sintió una fuerte mano levantándole del cuello y posteriormente empujándole contra la pared.

Unos dedos aprisionándose alrededor de su garganta, implacables en la fuerza ejercida.

—Escúchame bien Newt, no quería llegar a este punto pero no me dejas alternativa —habló rápido— Por algo me quieres esconder estos papeles a toda costa, ¿eh? ¿Es que acaso encontraste la manera de irte de aquí? ¡¿Eh?!

Abrió la boca para responder pero de ella no emergió ningún sonido, ni tampoco entró aire alguno. Casi podía sentir su tráquea siendo machacada por ese shuckface, partiéndose en mil pedazos gracias a la enorme presión recibida.

Intentó alzar sus manos y logró lanzar algunos golpes, pero fue inútil; Gally parecía no querer detenerse, el tacto ante su cuerpo se sentía como luchar con una pared. El miedo se apoderó por completo de su ser, viendo cómo los ojos de Gally parecían demostrar lo que realmente sucedía en su mente.

En sus ojos solo había desesperación. Desesperación por encontrar una forma de salir de allí que no fuese la indicada por Thomas.

Desesperación por sobrevivir, lo mismo que deberían de denotar sus propios ojos.

Ojos que comenzaron a llenarse de fogonazos de luz, signo inequívoco de que estaba a punto de perder la consciencia. Una ligera brisa de alivio sacudió su corazón, al menos así Gally dejaría de estrangularle al verle tendido en el piso…

Pero, ¿qué pasaría en caso contrario? Si seguía estrangulándole producto de la demencia transitoria que parecía haber tomado lugar en su ser. El pánico le atravesó raudo e intentó con más ahínco liberarse de ese férreo agarre, pero ni siquiera con toda su fuerza restante logró detener la brutalidad con la que el otro le estrangulaba. Sus patadas fueron inútiles, sus intentos de retirar esas manos alrededor de su cuello también.

Los oídos comenzaron a pitarle y la visión a nublarse. Alcanzó a ver cómo la frenética mirada de Gally seguía cada una de las palabras de la carta, alcanzó a sentir cómo esos dedos se enterraban más en su garganta, como si pudiesen realmente atravesarle.

Ya nada importaba. Sonrió apenas. Había sido testigo de la locura de Alby y no había podido hacer nada. Y ahora estaba siendo testigo de la locura de Gally. Sonrió aún más, con los ojos fuertemente cerrados, no quería seguir viendo el rostro de la demencia a la cara. ¿Qué cosas había recordado Alby para caer en ese pozo insalvable, si ya todo lo que habían vivido era demasiado?

El Laberinto los había destrozado a todos. ¿Qué más importaba? Nada.

Y así, dejó de forcejear. 

Notas finales:

¿Qué les ha parecido? Espero sus comentarios aquí, me ayudarían muchísimo <3

¡Nos vemos! 

 


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