Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Aquí llega un capítulo que seguro que mucho/as esperabais ^^

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

 

11. Borrando unas huellas para dejar otras.

(Erick)

Cuando decidí ir a casa de Rody sabía que iba a tener que esforzarme para que me perdonara, para que entendiera porque le había rechazado cuando me besó. Lo que no imaginé, era que acabaría contándole parte de mi historia, una parte oscura y vergonzosa que muy poca gente sabía, y que yo no le había explicado a nadie.

Aunque no había podido contárselo todo, me había guardado ciertas partes dolorosas que jamás podría olvidar.

Ahora me llevaba entre sus brazos, con tanta delicadeza y ternura que me hizo estremecer. En otra situación, me habría alejado de él protestando y diciéndole que no era una damisela para que me cargara como tal. Pero ahora, después de compartir con él un momento intenso y delicado, me dejaba llevar sintiéndome seguro entre sus brazos.

- ¿A dónde me llevas? – Susurré en su oído no queriendo alejarme mucho de su pecho y del calor que este desprendía.

- Apuesto a que ese desgraciado de Elías fue el último chico con el que estuviste ¿No has estado con nadie más verdad? – ¿De verdad era tan obvio para él?

- No, no he vuelto a estar con nadie – Confesé apenado.

- Pues va siendo hora de que eso cambie – Sentí una placentera sensación recorriendo todo mi cuerpo. Me llevó a la que supuse que era su habitación y me tumbó a la cama con mucho cuidado – Borraré las huellas que ese desgraciado dejó en tu cuerpo Erick, déjame que te ayude a borrar todo rastro que pueda recordarte alguna vez lo que pasó – Se tumbó a mi lado con ternura y me cogió la mano para acariciarla con sus dedos. Me estaba pidiendo permiso.

- No sé si estaré a la altura – Murmuré avergonzado sin quererle mirar – Hace mucho tiempo que yo… además, aún no puedo moverme con total libertad.

- Yo te ayudaré – Me sonrió para que me tranquilizara – ¿Me dejas hacerte el amor?

Le miré emocionado, me había quedado sin palabras, pero realmente deseaba hacer el amor con él, deseaba que borrara mi última experiencia, desastrosa y vergonzosa, que tocara todo mi cuerpo y dejara sus huellas en él. Asentí sin palabras, no hacía falta más.

Rody comenzó a acariciar todo mi cuerpo por encima de la ropa mientras me miraba con adoración, entonces, se inclinó sobre mí y comenzó a besarme, se sentían tan bien sus besos. Sus labios eran dulces pero también podían ser descarados y posesivos cuando el beso se encendía, yo no quise solo dejarme llevar e intensifiqué el beso.

Una mano traviesa comenzó a meterse por debajo de mi camiseta, yo pasé mis brazos por el cuello de Rody acercándole cada vez más a mí. Hasta que recordé algo…

Mi cuerpo se tensó de sopetón y aparté a Rody con demasiado brusquedad, él me miraba entre enfadado y sorprendido.

- ¿Qué pasa ahora? – Preguntó

- Es que… yo… – No sabía que decirle.

- Erick, ya hemos hablado de esto, ya te he dicho que no tienes que tener miedo – Su rostro se suavizo después de la sorpresa inicial.

- No es eso, es que… me avergüenzo de mi cuerpo – Reconocí al fin completamente avergonzado.

- ¿Qué te avergüenzas de tu cuerpo? – Me miraba completamente incrédulo – Pero si estás buenísimo – Sus palabras me provocaron una sonrisa.

- ¿Cómo puedes asegurarlo si todavía no me has visto desnudo? – Murmuré.

- No me hace falta verte desnudo para darme cuenta de que estás como un queso – Aseguró – Puede que estés demasiado delgado renacuajo, y sé que eso se debe a todo lo que te ha pasado últimamente, pero aún así me gustas – Me sonrió.

- Es que… no quiero que toques mi espalda – Insistí.

- ¿Tu espalda? – Se quedó perplejo – Tu espalda… ya veo ¿Tienes una cicatriz no?

- Una cicatriz no, una horrible cicatriz – Exploté con enfado.

- Vamos Erick, no voy a asustarme por una cicatriz por horrible que sea – Bromeó – Esa cicatriz es la señal de que sigues vivo, que ese accidente no pudo contigo, así que adoro esa cicatriz – Me dio un besito en la nariz ¿Cómo podía ser tan cursi?

- Me has convencido – Le sonreí. Y no tardó en volver a retomar lo que estaba haciendo con anterioridad.

Volvió a besarme, su traviesa mano volvió a meterse por debajo de la camiseta, subió por mi espalda sin duda notando la cicatriz, pero no dijo nada. Llegó hasta los pezones, allí pellizcó uno de ellos provocándome un repentino brinco, yo mordí ligeramente el labio de Rody en respuesta.

- Eres muy travieso – Susurré después de haberle mordido.

- Y tú eres un niño malo – Protestó por el mordisco.

Su mano siguió subiendo por mi cuerpo hasta quitarme la camiseta del todo, yo no quise quedarme atrás y bajé mis manos, de su cuello a su cintura, para quitarle su camiseta al tiempo que paseaba mis manos por toda su enorme y musculada espalda. Me sentía tan pequeño a su lado, Rody se mantenía a un lado para no aplastarme.

Ya ambos sin camiseta, continuamos un rato más saboreando nuestros labios y acariciando la piel que había quedado al descubierto. El calor se apoderaba cada vez más de la habitación, y los ligeros gemidos acompañaban nuestros movimientos.

Estaba completamente perdido y rendido a sus pies, podía hacerme lo que quisiera que no me quejaría.

- Mi niño, eres tan delicioso – Susurró sobre mi ombligo. Le había dado por llamarme “mi niño”, eso me hacía sentir especial para él, me gustaba, si fuera otro le hubiera partido la cara – Te deseo tanto – Comenzó a desabrochar mis pantalones, yo solo podía mirarle con deseo y un placer anticipado de lo que sabía que vendría.

- Rody… ahhh – Gemí al sentir su mano sobre mi polla.

- Estás duro – Sonrió.

- Tú también – Podía sentir su dura polla chocando con mis piernas.

- Tú lo provocas – Comenzó a bajar mis pantalones junto con mi ropa interior – No estás nada mal dotado para lo renacuajo que eres – Se rió mientras miraba mi polla con curiosidad.

- Espero que tú no la tengas chiquita – Bromeé – Puedes ser muy grandote pero…

- Soy grandote en todos los sentidos – Me interrumpió con una sonrisa torcida.

Acarició mis piernas, haciéndome sentir un placer que tiempo atrás creí que no volvería a sentir jamás. Antes de la operación no hubiera sentido nada de nada en mis piernas, con Elías no sentí nada, pero con Rody los bellos de mis piernas se erizaban al contacto de las yemas de sus dedos. Su mano subió por todo mi costado, piernas, caderas, cintura, espalda, hasta llegar a mi cuello y quedarse allí mientras me besaba de nuevo.

Mientras disfrutaba de un nuevo beso, comencé a desabrochar sus pantalones. Ahora iba a comprobar si realmente era grandote en todos los sentidos.

Bajé su pantalón junto con su ropa interior todo lo que pude, desgraciadamente mis problemas de movilidad estaban ahí. Pero Rody entendió enseguida lo que me pasaba y me ayudó a acabar de desvestirlo.

Ahora ambos estábamos ya completamente desnudos, podía sentir su piel contra la mía, su respiración acelerada, sus labios devorando los míos, su mano acariciando todo mi cuerpo, en definitiva podía sentirle a él.

Si bien había tenido miedo a entregarme, miedo a volver a sufrir lo que sufrí con Elías, ahora me había lanzado al vacío y no había marcha atrás. Solo el futuro diría si esto era lo correcto, si Rody era el indicado, si podría llegar a soportar mi carácter.

Mis ojos bajaron a su polla y una sonrisa se escapó de mis labios, ohhh si, la tenía bien grandota.

- Abre las piernas Erick, quiero estar entre tus piernas – Susurró a mi oído.

- Sabes que no puedo – Dije avergonzado.

- Si puedes, vamos, solo tienes que hacer un poco de fuerza y abrir las piernas para que yo me pueda encajar entre ellas – Hasta en momentos así tenía que ejercer su trabajo.

- Te odio – Rechisté al tiempo que con algo de esfuerzo movía mis piernas para hacerle un hueco a Rody.

- Lo sé – Se rió y se colocó encima de mí, entre mis piernas como había querido – Así mucho mejor.

Comenzó a besar mi cuello, luego bajó por mi pecho y se puso a juguetear con su lengua en mis pezones, yo a duras penas podía contener mis gemidos. Después de estar un buen rato torturando mis pezones, siguió bajando y se detuvo un rato más en mi ombligo. Yo dividía mi trabajo entre controlar mis gemidos y acariciar su pelo con mis manos.

Levantó la vista de mi ombligo y me dedicó una sonrisa traviesa.

- Voy a probarte – Se relamió los labios y bajó hasta mi polla.

- Ahhh… si – Mi polla, que ya estaba completamente excitada, era lamida y degustada por Rody y yo a duras penas podía controlar mis gemidos – Si… sigue.

- Chúpalos – Rody me había acercado sus dedos para que pudiera lamerlos, y eso hice.

- Rody… ahhh – Pegué un brinco al notar como introducía uno de sus dedos lubricados con mi saliva. Hacía tiempo que no había tenido relaciones y sabía que me iba a resultar algo doloroso, pero no importaba.

- Céntrate en esto – Comentó Rody al tiempo que continuaba con su mamada. Sin duda el placer causado por su boca en mi polla, de alguna manera opacaba el dolor o la incomodidad de sus dedos en mi agujero. Ya no era uno, sino dos los dedos que se movían libremente en mi interior.

- Si sigues… ahh… no aguantaré mucho más… ahhh – Estaba a punto de correrme, no tardaría en dejar salir todo el placer que me estaba provocando Rody.

- Córrete, no te controles – Y tras decir estas palabras, siguió con su trabajo.

- Ahhh… siiii – Y como era lógico me corrí. Rody no se había apartado a pesar de mis intentos por avisarle, no dudo en hacer desaparecer los restos de mi orgasmo en su boca. Yo le miré entre sorprendido y excitado.

- No suelo hacer estas cosas, pero tú eres especial – Me sonrió y comenzó a subir de nuevo por mi cuerpo, acariciando y lamiendo, dejando pequeños mordisquitos en mis zonas más erógenas, hasta tenerle de nuevo cara a cara. Puse mis manos en sus mejillas y le besé aún recuperándome del reciente orgasmo.

- Ahora me toca a mí – Susurró sobre mis labios. Sabía lo que venía, Rody había acabado de prepararme y era el momento de recibirle en mi interior. Se estiró para sacar algo del cajón de su mesita, era un condón. Después de ponérselo, subió una de mis piernas hasta su cintura, poniendo su brazo en la parte trasera de mi rodilla, se colocó mejor sobre mi cuerpo y poco a poco comenzó a penetrarme – Dime si te duele – Susurró sobre mis labios.

- Despacio… ahhh – Me dolía un poco pero no iba a decírselo, no quería que se detuviera – Si… ahhh… no te muevas – Ya lo tenía completamente dentro de mí, mi cuerpo había sido duramente invadido y el sudor comenzó a perlar mi piel.

- Me siento como en el cielo – Dijo de forma entrecortada. Se le notaba que le costaba mucho esfuerzo mantenerse quieto.

- Muévete – Y no tardó en hacerme caso.

Comenzó a moverse con pequeñas embestidas, lentas pero cada vez más profundas, su cuerpo sobre el mío encajaba a la perfección. Con mis brazos le rodeaba la espalda, aprovechando para acariciar y reconocer cada músculo, cada pequeña tensión provocada por el esfuerzo.

Rody sostenía con uno de sus brazos una de mis piernas alrededor de su cintura, para tener un mayor accedo a mi agujero, el otro brazo lo tenía apoyado sobre el colchón, seguramente tenía miedo de aplastarme si se apoyaba completamente sobre mí. Me hubiera gustado gritarle que no se preocupara que no era tan delicado, pero apenas si podía gemir como para hilar una frase entera.

Mientras las embestidas ganaban en velocidad, nuestros labios comenzaron a devorarse de nuevo, y nuestras lenguas comenzaron a jugar a enredarse la una con la otra. El sudoroso cuerpo de Rody se mecía sobre el mío igual de sudoroso.

Y ese momento llegó, el momento en que Rody alcanzaba un punto en mi interior que provocaba escalofríos por todo mi cuerpo, que provocaba que una ola de placer apunto estuviera de provocarme otro orgasmo. No lo provocó pero mi polla se irguió como el mástil de una bandera.

Rody lo notó, como no iba a notarlo si seguramente había puesto una cara estúpida, y con una sonrisa en sus labios dio una y otra vez en ese punto. Le odio.

Cogió mi polla con una de sus manos y comenzó a masturbarme al tiempo que embestía una y otra vez en el mismo delicioso punto. Yo estaba tan excitado y extasiado que apenas podía verlo todo borroso.

- Erick… ahhh… eres increíble – Fueron sus palabras entrecortadas las que hicieron que me diera cuenta de que estaba a punto de correrse.

- Ahhh… Rody – Un fuerte gemido fue la señal de que yo me había corrido por segunda vez. Y un fuerte jadeo por parte de Rody la señal de que me había llevado conmigo al sexto cielo a Rody.

- Erick – Se dejó caer con cuidado sobre mi cuerpo al tiempo que se deshacía del preservativo – Ha sido increíble – Me besó con ternura y me acarició con delicadeza.

- No ha estado mal – Le pegué un mordisquito en el labio al romper el beso.

- ¿Cómo que no ha estado mal? – Protestó en broma – Si he sido todo un campeón – Comenzó a reírse.

- Siempre se puede mejorar – Me reí yo también – Además, llevaba mucho tiempo sin sexo así que no tenías el listón muy alto.

- Maldito criajo del demonio – Comenzó a hacerme cosquillas por todo el cuerpo – Retira lo que has dicho, retíralo.

- No puedo – No paraba de retorcerme bajo su cuerpo, por la risa provocada por las cosquillas – Tienes que mejorar para que retire mis palabras.

- Está bien – Dejó de hacerme cosquillas y apoyó su cabeza en mi pecho – Te prometo que me esforzaré por mejorar.

- Así me gusta – Dije orgulloso – Uno nunca debe de conformarse con lo que hace siempre debe querer mejorar.

- Vale, vale, ya te he entendido – Se abrazó más fuerte a mi cuerpo – Estás muy delgado Erick.

- Es lo que hay, si no te gusta ya sabes… puerta – Si no le gustaba físicamente nadie le obligaba a estar conmigo, me había dolido el comentario.

- No lo he dicho en ese sentido – Se tensó – Me gustas mucho tal y como eres, pero me preocupa tu salud, se te marcan mucho los huesos.

- Antes del accidente no estaba así – Reconocí con tristeza – Pero supongo que con todo lo que ha pasado he perdido un poco el apetito.

- Pues no te preocupes, ya me encargaré yo de que recuperes el apetito – Me dio un mordisquito en uno de mis pezones.

- Va a pasar un tiempo antes de que te deje hacérmelo de nuevo – Protesté poniendo morritos – Me duele todo el trasero.

- Se me olvidó que tenía el lubricante en el cajón…

- ¿Me estás diciendo que tenías lubricante y no lo has utilizado? – Pregunté completamente enfadado – Ahora tengo que aguantar este dolor por tu culpa, espero que me compenses como es debido.

- No te preocupes, ya encontraré la forma de compensarte – Me sonrió y volvió a esconder su cabeza en mi pecho. Con sus dos metros de altura y parecía un niño chico.

- ¿Rody? – Murmuré muy flojito.

- ¿Sí? –Preguntó sin levantar la cabeza de su cómodo lugar.

- ¿Qué ha significado esto?, ¿Qué somos ahora? – Pregunté con miedo.

- Creí que eso era evidente – Levantó la cabeza de mi pecho y me miró con una sonrisa – Ahora eres mi novio, y yo soy el tuyo.

- ¿Somos novios? – Sonreí. Rody me beso y luego afirmó sin palabras – No pienses ni por un segundo que porque seamos novios va a cambiar mi carácter contigo, yo soy como soy y punto.

- Eso no lo dudaba – Comenzó a reírse – No lo dudaba – Seguía riendo sin parar – Y no quiero que cambies.

A pesar de la hora que era, nos quedamos dormidos sintiendo la respiración del otro. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan a gusto.

No quise pensar en nada, ni en la rehabilitación, ni en la silla de ruedas que me esperaba en el salón, ni en el pasado que volvía una y otra vez para torturarme con su recuerdo… nada. Solo éramos él y yo, y eso me bastaba para ser feliz.

Luego ya vendrían los problemas, y ya los afrontaría a su debido tiempo.

***
Notas finales:

Ayyyys con el carácter que tiene Erick y lo adorable que puede llegar a ser ^^

Por fin un poquito de acción entre estos dos, ahora son novios a ver cuánto duran XD

¿Qué os ha parecido el lemon?

Me gustaría mucho que me lo hicierais saber, ahora hacía tiempo que no escribía ninguno y estaba oxidada XD

Agradecer sus reviews a Yamazqui , AngeloGermanotta , Anónimo, Psychoneko , Pepi, ItouMiyu, Ari Y Grace ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).