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Un Paciente Complicado por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

Los primeros pasos de un noviazgo siempre son complicados e inseguros, a ver como lo lleva nuestra parejita ^^

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

 

14. Los primeros momentos de noviazgo.

(Rody)

Estaba delante del espejo mirándome de arriba abajo, hoy tenía que estar muy guapo para Erick.

Primero iría a recogerlo a su casa, luego lo llevaría a cenar a un restaurante muy romántico en el que ya había reservado mesa, y por último, iríamos a la fiesta de Laura a la que nos había convencido para asistir.

Con un poco de suerte acabaríamos la noche en mi casa, en mi cama para ser más concretos. Ya añoraba hacer el amor con él y hoy no se me iba a escapar.

Pantalones negros ceñidos, botas de igual color, camiseta de cuello de pico en color rojo y una cazadora negra completaban mi look. Mi pelo había crecido un poco, pero aún me era imposible peinarme de ninguna manera. Había decidido dejármelo largo para Erick, en alguna ocasión había comentado que le gustaban los chicos con un bonito pelo e iba a demostrarle que yo también podía tenerlo bonito. Aunque eso supusiera tener que pelearme todas las mañanas para mantenerlo en su sitio, por desgracia tenía un pelo muy rebelde.

- No te mires más al espejo que te vas a desgastar – Me sorprendió Laura entrando a mi habitación. Ella también iba muy guapa, tenía una noche complicada de trabajo que pare ella empezaba mucho antes y acababa mucho después que para Erick y para mí – Estás muy guapo Rody, Erick va a caer rendido a tus pies.

- ¿Tú crees? – La miré con una sonrisa – Quiero que me vea guapo.

- Pongas lo que te pongas siempre estás guapo, pero hoy estás deslumbrante – Se acercó a mí para darme un beso en la mejilla – Te veo muy ilusionado con Erick.

- Cada vez que paso más tiempo con él, más me gusta – Me sinceré – Sé que puede llegar a tener un carácter difícil, pero cuando lo controla es un encanto.

- Estás completamente enamorado – Comenzó a reírse – Siempre te pasa igual, te ilusionas demasiado rápido, espero que esta vez no acabe como las demás.

- He tenido muchas desilusiones y lo sabes Laura, no voy a permitir que con Erick pase lo mismo – Me puse serio – Intentaré no agobiarle demasiado y que vaya a su ritmo.

- Para que no te deje diciendo que necesita espacio como hizo Johnny – Murmuró apenada.

- Sabes que no me gusta hablar de Johnny – Comenté yo también apenado – Con él no pudo ser, espero que con Erick las cosas vayan mejor.

- Johnny fue un estúpido – Sabía que no íbamos a poder dejar de hablar de él, cuando el tema salía Laura no podía dejarlo a un lado.

- Tomo una decisión Laura, no podemos culparle por ello – Johnny era amigo de Laura, a través de ella le conocí ya que iba a buscarla a la universidad antes de que Laura la dejara, ella seguía sintiéndose culpable de que no funcionara lo nuestro – Por cierto ¿Cómo está él? – Yo sabía que Laura se seguía viéndose con él, cosa que no me molestaba ya que eran amigos de toda la vida.

- Como siempre, viviendo la noche y disfrutando del día a día – Refunfuñó.

- Pues me alegro, eso era lo que quería ¿No? – Y por eso me dejó.

- Algún día se arrepentirá te lo aseguro – Me abrazó con fuerza – Si te viera ahora, tan guapo, seguro que te pedía de rodillas volver contigo.

- Pues ahora llegaría tarde porque ya estoy con alguien más – Sonreí – Y debo irme si no quiero que mi pequeño y tierno novio me tire algo a la cabeza por llegar tarde.

- Anda Romeo, ve con tu príncipe y demuéstrale de lo que eres capaz – Bromeó – Y luego os quiero ver en la fiesta si no queréis que me enfade.

- Que si Laura, que pasaremos un ratito, te aviso cuando vayamos para que nos acompañes a la sala vip – Ella tenía que acompañarnos y ayudarnos a entrar con Erick, con su silla de ruedas no iba a ser fácil e intentaríamos entrar por una puerta trasera.

- Eso está hecho – Laura comenzó a prepararse para irse ella también.

- Y recuerda que Jessica y Hugo irán con sus parejas, y también vendrán los amigos de Erick Maite y Germán, trátalos bien – Me despedí de ella y salí por la puerta.

Esta vez tendría que ir en taxi, Laura necesitaba su coche ya que iba demasiado arreglada como para ir en moto, así que no me quedaba más remedio que ir en taxi. Busqué uno por la calle principal y en cuanto vi uno libre lo llamé para subirme a él.

A los pocos minutos ya estábamos frente a la casa de Erick, hice que el taxista me esperara fuera mientras entraba a buscar a mi chico.

- Buenos días, pase mientras aviso al señorito – Lucila me abrió la puerta y me hizo pasar, esperaba encontrarme a Erick ya preparado pero aún no estaba listo.

- Gracias Lucila – Pasé y esperé en el salón.

Al poco rato bajó Erick en el ascensor preparado para él, cuando lo vi entrar en el salón, solo pude pensar en que estaba guapísimo.

- Erick, estás muy guapo – Llevaba unos pantalones pitillo tejanos arremangados hasta media pantorrilla, unos zapatos tipo Oxford pero muy modernos sin calcetines y en la parte de arriba una camiseta gris oscuro con unas letras formadas por unas tachuelitas negras brillantes. Su bonito pelo castaño lo llevaba alisado con su largo flequillo hacia un lado, no me había fijado antes en que tuviera el flequillo tan largo, quizás se debía a que se había estirado el pelo. Debo reconocer que me había dejado con la boca abierta.

- Tú tampoco estás nada mal – Me miró con una sonrisa – Te sienta muy bien el rojo – “Y a ti el gris” Quise decirle, pero me callé para que no pensara que me tenía babeando, lo que era cierto. El gris de su camiseta hacía resaltar sus verdes ojos.

- Gracias – Agradecí el cumplido – ¿Nos vamos?

- ¿Has venido en taxi? – Preguntó un sorprendido Erick cuando al salir de la casa pudo ver el taxi esperando.

- Si, Laura necesitaba el coche y tú no puedes ir en mi moto, así que no tuve más remedio – Le informé.

- Pero te va a costar mucho dinero – Murmuró.

- Pero vale la pena – Me acerqué a él y le di por fin el beso que llevaba rato deseando darle.

Subí a Erick al taxi con la ayuda del taxista para guardar la silla de ruedas, una vez todo en su sitio yo también subí al taxi sentándome al lado de Erick y dándole la dirección de nuestro destino al taxista.

- ¿Dónde vamos a ir? – Erick siempre era muy impaciente y siempre preguntaba a donde iríamos antes de tiempo.

- Ya lo veras – Y como siempre, a mí me gustaba dejarle con la intriga.

- Aún no tengo muy claro que debamos ir a esa fiesta, estaré fuera de lugar – Comentó Erick.

- Yo me encargaré de que te sientas a gusto – Cogí su mano para que ganara confianza, y también porque necesitaba tocarle.

- Pero si hay mucha gente, mi silla de ruedas estorbara y puedo fastidiarle la fiesta a Laura, no quiero causarle problemas – Seguía preocupándose.

- Laura quiere que vayas Erick, a ella no le fastidiaras la fiesta, es más, creo que se enfadaría más si no fueras – Y la pagaría conmigo, de eso estaba seguro – Solo estaremos un rato, y si vemos que realmente hay mucha gente y es incomodo para ti, nos iremos.

- Hace mucho que no voy a una discoteca – Comentó apenado – Antes me gustaba mucho ¿Dónde se hace la fiesta?

- Según me comentó Laura no es bien, bien una discoteca, es más bien un pub pero muy animado, se llama “Open Mind” y es un local de ambiente ¿Habías ido antes? – Me interesé.

- ¿Un local de ambiente? – Se extrañó – No, es la primera vez que lo escucho.

- Sí, creo que es una fiesta de una revista gay – Yo me había enterado esa misma mañana cuando le pregunté a Laura donde teníamos que ir.

- Madre mía, Maite y Germán me van a matar, los voy a meter en un local de ambiente – Comenzó a reírse.

- No serán los únicos heteros, Jessica y Hugo también irán con sus respectivas parejas – Me di cuenta de que quizás tenía que haberles comentado que tipo de fiesta era.

- Supongo que se lo pasaran bien igualmente – Murmuró.

- Seguro que si – Afirmé.

Al poco rato habíamos llegado al restaurante donde íbamos a cenar, nada más llegar bajamos del taxi y una vez en la puerta Erick me miró sorprendido.

- ¿Vamos a cenar en el “Bistró”? – Preguntó.

- Si, tenemos mesa reservada – Comenté orgulloso.

- Pero… es uno de los restaurantes más famosos de la ciudad tiene listas de espera de meses, y además es carísimo ¿Cómo lo has conseguido? – Se veía encantador tan sorprendido.

- Tengo mis contactos, conozco al dueño – Sonreí.

- Tú conoces a mucha gente – Entrecerró los ojos molesto.

- Por mi trabajo acabo conociendo a gente de todo tipo, el hijo del dueño fue mi paciente y siempre ha querido agradecérmelo de alguna manera – Comenté – Así que cuando le comenté que quería llevar a alguien especial a cenar estuvo encantado en ayudarme.


Entramos al restaurante y en seguida nos llevaron a nuestra mesa. Nos habían acomodado en una mesa algo arrinconada para que no molestara la silla de ruedas de Erick, pero el lugar era espectacularmente romántico, con velas y flores que le daban al ambiente un aire bohemio. Tras leer la carta pedimos nuestra comida y yo pedí un vino para amenizar la espera. Entre copa y copa mantuvimos una charla.

- Nunca había venido a cenar a un sitio tan fino – Comentó Erick emocionado mirando a su alrededor.

- Pero tu familia tiene dinero ¿Nunca te han llevado a un sitio así? – Pensé que seguramente había estado en sitios espectaculares y por eso quise poner el listón muy alto.

- Ellos no son de presumir dinero – Me explicó – En realidad antes yo si presumía de él y mis padres siempre me regañaban por eso, decían que no debía creerme superior por tener dinero – Sus palabras me extrañaron un poco, sobre todo si tenemos en cuenta de que su familia me había ofrecido pagarme para estar con su hijo.

- Entonces son buena gente – Aseguré – El dinero no hace mejor ni peor a nadie.

- Yo antes si lo creía – Me sorprendí al escucharle hablar de sí mismo, Erick siempre acostumbraba a estar a la defensiva pero hoy se le veía muy relajado – Reconozco que no era un buen chico, siempre presumía del dinero de mi familia y creía que lo podía tener todo.

- Al menos ahora reconoces que eso no era lo adecuado – Sonreí – Lo importante es rectificar, cuando somos jóvenes todos tendemos a creernos que lo tenemos todo o que somos mejores que otros.

- Hablas como si fueras un anciano de setenta años – Comenzó a reírse.

- Supongo que tuve que madurar antes que otros chicos – Murmuré recordando mi pasado.

- Nunca hablas de tu familia ¿No te llevas bien con ellos? – Sabía que tarde o temprano preguntaría algo así.

- Ni bien ni mal, simplemente ellos prefieren que este lejos de sus vidas, les he dado demasiados disgustos – Reconocí – Ellos son muy religiosos, cuando se enteraron de mi bisexualidad no lo aceptaron, me dijeron que no les importaba siempre que no tuvieran que verme con un chico, y por supuesto, siempre que sus amigos de la iglesia no se enteraran. Así que decidí marcharme para que no tuvieran que ver mi depravada forma de vida. Elegí una Universidad lejos de casa y esa fue la excusa perfecta para distanciarme, a ellos no les importó mucho, de vez en cuando voy a visitarles, evidentemente no les hablo de mi vida privada, y ellos encantados. Ya sabes, ojos que no ven…

- Corazón que no siente – Acabó la frase por mí.

- Exacto – Le sonreí.

Un camarero interrumpió nuestra charla al traernos la comida que habíamos pedido, todo tenía muy buena pinta.

- Esto está delicioso – Comentó Erick al empezar a comer.

- Por algo es uno de los mejores restaurantes de la ciudad – Me sentía orgulloso de poder traer a mi novio a un sitio de tanta categoría.

Cenamos disfrutando de la deliciosa comida y acompañándola con un buen vino, luego compartimos un postre y brindamos con un poquito de cava, cuando acabó la velada ambos estábamos completamente satisfechos.

- Ha sido una cena deliciosa – Comenté mientras salíamos del restaurante e íbamos caminando hasta la fiesta. Otro de los motivos de haber elegido ese restaurante era que quedaba cerca de donde se celebraba la fiesta y así podíamos ir paseando – Y en la mejor compañía posible.

- Ahora entiendo porque eres tan grandote, no has dejado ni una migaja en el plato, eres un tragón – Que tierno es mi novio – Mantenerte tuvo que ser muy costoso para tus padres.

- Oye, estos noventa kilos de carne magra hay que cuidarlos – Bromeé – No te quejas tanto cuando disfrutas de este poderoso cuerpecito que tengo.

- ¿Noventa kilos? – Preguntó sorprendido – Madre mía, un día voy a morir aplastado – Suspiró.

- Hoy si quieres puedes estar encima – Susurré a su oído con coquetería. Erick se sorprendió, ya que iba detrás de él empujando la silla y no me vio venir.

- Sabes que no puedo – Comentó apenado – No podría moverme en condiciones.

- Eso ya lo veremos – Sonreí aún a sabiendas de que no podía verme.

- No hace falta que vayas detrás empujando la silla, ponte a mi lado y ya la llevaré yo – Protestó.

- Me gusta ayudarte Erick, no me molesta – Aseguré.

- Pero a mí sí – Se molestó – Quiero un novio, no un enfermero que me cuide las veinticuatro horas del día.

- Perdón, supongo que tienes razón – Me entristecí.

- Anda ven a mí lado y paseemos juntos – Me animó – No quiero decir que no me guste que me cuides de vez en cuando, sobre todo cuando no hay más remedio, pero las cosas que puedo hacer por mí mismo, déjamelas hacer a mí.

- Tengo que acostumbrarme Erick – Me puse a su lado y comenzamos a pasear juntos – Estoy acostumbrado a ayudar a la gente, me sale por instinto.

- Eres patéticamente bueno – Protestó – Supongo que yo también debo acostumbrarme.

Seguimos paseando, no había mucho rato de camino pero teníamos tiempo y la noche era perfecta para pasear con tranquilidad. Me sentía a gusto con Erick, incluso me gustaban sus momentos de “insultos”, de alguna forma me hacían sentir especial por la forma en que los decía.

Aún nos quedaba mucha noche por delante e iba a disfrutar de cada minuto a su lado, de nuestros primeros momentos de noviazgo.

(Erick)

La cena romántica con Rody fue estupenda, nunca me han gustado ese tipo de cenas, hacen que me sienta como una damisela y no lo soy, pero con Rody fue diferente.

El restaurante era impresionante, uno de los mejores de la ciudad, la comida estaba deliciosa y en ningún momento me sentí incomodo por mi silla de ruedas. Incluso puedo decir que me olvidé de ella.

Ahora paseábamos de camino al pub donde se hacía la fiesta a la que nos había invitado Laura, bueno, en realidad casi nos había obligado a ir.

Tenía un poco de miedo de sentirme fuera de lugar, un pub no es el mejor sitio para un chico en silla de ruedas, y menos si el local está a tope como iba a ser debido a la fiesta. Pero Laura me había prometido que estaríamos en un lugar reservado y que me sentiría a gusto. Yo no las tenía todas conmigo, pero no quería que Rody no fuera a la fiesta por mi culpa, y sabía que sin mí no iría así que acepté.

A penas habíamos comenzado nuestra relación pero ya era como si lleváramos meses, aunque aún se notaban ciertas incertidumbres en algunos momentos, era una sensación muy extraña. No era el primer chico con el que salía, estuve muchos meses con Max, unos pocos con Elías y también había tonteado con algún que otro chico, pero con Rody me sentía como si fuera un novato en esto de las citas y me dejaba llevar por él.

Cosa que me recriminaba continuamente a mí mismo, no quería que Rody pensara que era como una chica, que me tenía que llevar de aquí para allí, yo también quería tomar la iniciativa en la relación, pero Rody siempre se me adelantaba.

Era algo a lo que tenía que darle la vuelta, proponer una salida y sorprenderle con algo que no esperara, aún estaba pensando en lo que podía hacer.

Pero ahora tenía que disfrutar de nuestra cita sin darle más vueltas a la cabeza y eso estaba haciendo, incluso intenté controlar mi mal carácter para no estropear la velada, esperaba que Rody se hubiera dado cuenta y reconociera mi gran esfuerzo.

Cuando llegamos a la puerta del local, Maite y Germán ya nos estaban esperando fuera, y según tenía entendido Jessica, Hugo y sus respectivas parejas ya estaban dentro.

- Hola chicos, podíais haber entrado ya si queríais no hacía falta que nos esperarais – Fue el saludo de Rody.

- Preferíamos esperaros, no conocemos a nadie y nos daba vergüenza – Comentó Maite mientras nos saludaba con dos besos a cada uno – Estáis los dos muy guapos.

- Gracias – Agradecí algo sonrojado por cómo me miraba Maite. Desde que le había contado que había empezado a salir con Rody no paraba de preguntarme como me iba la relación con él, y ahora me miraba con una sonrisa bobalicona.

- Voy a mandarle un mensaje a Laura, ella me dijo que nos ayudaría a entrar a la zona Vip – Comentó Rody al tiempo que sacaba el móvil para enviarle un mensaje a Laura – Espero que esté pendiente del móvil.

Por suerte Laura había estado pendiente del móvil, poco después de que Rody le hubiera mandado el mensaje ya la teníamos con nosotros. Nos saludó a todos con un par de besos y nos acompañó a la entrada.

- Chicos tenemos un pequeño problema – Comentó antes de entrar – Iremos a la zona Vip, allí se está bastante más tranquilo, pero el problema es que la zona Vip está en el primer piso, y hay que subir por unas escaleras.

- Eso no es ningún problema – Aseguró Rody – Yo subo a Erick en brazos y que Germán se ocupe de la silla de ruedas.

- Ningún problema – Aceptó Germán. Yo me moría de la vergüenza de solo pensar que Rody me llevaría en brazos delante de todo el mundo.

Entramos al pub y la sala principal estaba llena a rebosar, no cabía un alfiler. A base de empujones, Germán y Rody, nos fueron abriendo camino al resto hasta las escaleras que subían al primer piso. Una vez allí, Rody me cogió en brazos para subir las escaleras, Germán iba detrás de nosotros con la silla de ruedas y las chicas estaban pendientes por si necesitaban su ayuda.

Me avergüenza reconocer que para Rody no fue ningún problema subirme en brazos, creo que le costó más a Germán subir la silla de ruedas.

Una vez arriba, ya en la sala Vip, efectivamente se estaba más tranquilo, aunque no dejaba de haber mucha gente. Jessica y Hugo estaban con sus parejas sentados en un apartado, cuando nos vieron llegar nos llamarón la atención para que fuéramos con ellos.

Laura se despidió de nosotros y se fue ya que tenía trabajo que hacer al ser ella la que organizaba la fiesta, antes de irse nos prometió que se escaparía cada vez que pudiera para estar con nosotros.

En cierta manera estar en el pub me gustó, pero al mismo tiempo me sentía mal por no poder salir a la pista a bailar con Rody. Las demás parejas se iban levantando de vez en cuando para bailar, mientras que Rody y yo no podíamos hacerlo y nos conformábamos con estar en la mesa tomando algo y charlando a voz en grito con los que estuvieran allí.

- Los chicos se han tomado bastante bien que la fiesta sea en un pub gay – Comenté para entablar conversación con Rody. Todos habían ido a hacer algo y nos habían dejado a los dos solos – Ni siquiera les ha molestado a los chicos recibir alguna que otra caricia en su trasero – Había sido gracioso ver cómo mientras los chicos, Germán, Hugo y el novio de Jessica, bailaban en la pista con sus chicas, algún que otro chico había aprovechado para sobarles el trasero.

- Me he reído un montón cuando Hugo ha venido todo ofendido porque le habían pellizcado el culo – Comenzó a reírse Rody – Me reiré mucho de él en el trabajo.

- No seas malo, encima de que ha venido engañado – Intenté apaciguar a Rody para que no se metiera con el pobre Hugo.

- No ha venido engañado, yo no tenía ni idea de que era la fiesta de una revista gay – Se defendió – Aunque reconozco que ahora me lo estoy pasando pipa.

- Siento que no podamos salir a bailar – Confesé al fin lo que me tenía algo preocupado durante toda la noche.

- No te preocupes por eso, me conformo con estar aquí contigo – Me sonrió – Cuando ya puedas bailar me resarciré. Además me lo estoy pasando muy bien viendo las cosas desde la barrera, no sé si soportaría que algún listillo te metiera mano.

- No seas tonto, seguro que al que meterían mano sería a ti – Me reí – A mí no se acercarían por miedo a que un mastodonte de dos metros les arrancara la cabeza – Bromeé.

- No dudes que lo haría – Aseguró con algo de chulería.

- ¿Te gusta bailar? – Quise conocerle un poco mejor, la verdad es que soné un poco incrédulo, no me lo imaginaba meneándose en la pista.

- Aunque por mi altura parezca que tengo que ser torpe no lo soy, ya te lo demostraré – Me miró ofendido por mi incredulidad al darse cuenta de mi tono – Aunque lo que más me gustaría es poder presumir de novio agarrándote bien pegadito a mi cuerpo – Dijo con coqueteo.

- Yo también quiero tenerte pegadito a mi cuerpo ¿Qué te parece si nos vamos a tu casa y bailamos de forma horizontal? – Quise seducirlo y por su cara yo diría que lo conseguí – ¿A dónde vas? ¿No esperaba que reaccionaras así? – Rody se había levantado como si tuviera un muelle en el culo y se iba dejándome solo.

- Voy a buscar a Laura para decirle que sintiéndolo mucho nos vamos – Comentó – Nos despedimos de los chicos y nos vamos a mi casa – Una sonrisa tonta se puso en mi cara al comprobar que, efectivamente, si había conseguido seducirlo, aún era capaz de seducir a un hombre.

No pude evitar reír al ver como Rody buscaba a Laura desesperadamente, cuando la encontró vi como le decía algunas palabras al oído, palabras tras las cuales Laura me miró desde la distancia con una sonrisa en la cara.

Ambos se acercaron a mí, supuse que Laura quería despedirse antes de que nos fuéramos.

- Así que ya os vais, voy a pensar que soy una pésima organizadora de fiestas – Fueron las primeras palabras de Laura al llegar hasta nosotros.

- Nada de eso, me lo estaba pasando muy bien pero creo que Rody quiere bailar un poquito a solas – Bromeé.

- ¿Y no podéis bailar aquí? – Preguntó Laura con picardía.

- No el tipo de baile que queremos hacer – Contesté con una sonrisa.

- Ya veo – Comenzó a reírse Laura también – Llamaré a los chicos para que os ayuden a bajar.

- No hace falta que los molestes Laura, ya me encargo yo – Rody la detuvo antes de que fuera a buscar a los chicos – Ellos se lo están pasando bien, no hace falta que los vayas a interrumpir ahora, luego les dices que nos hemos ido y ya está.

- Pero alguien tendrá que ayudarte a bajar a Erick y la silla – Murmuró Laura.

- Acompáñame Laura y yo me encargo de todo – Aseguró Rody. Yo no estaba muy seguro de que él pudiera con todo.


Nos fuimos hacia las escaleras y una vez allí Rody miró a su alrededor, Laura lo miraba con curiosidad.

- ¿Qué haces? – Preguntó al fin.

- Estoy buscando a alguien que pueda ayudarme – Será mastodonte, pero si ya le decíamos que él no podría bajarme con silla incluida.

- Eres un caso – Suspiró Laura.

- Ehhh tú, perdona – Llamó la atención de un camarero muy guapo que pasaba a nuestro lado – Necesitamos ayuda para bajar las escaleras ¿Podrías ayudarnos?

- Eso está hecho – El camarero se acercó a nosotros y tras dejar la bandeja que llevaba con un par de copas en el suelo, se dispuso a ayudarnos – Hola monada ¿Necesitas ayuda? – Me guiñó el ojo consiguiendo que me sonrojara por completo. Era un chico muy guapo, muy alto, no tanto como Rody pero bastante, un cuerpo bien marcado, que con su ajustada ropa destacaba aún más. Y lo más impresionante de todo, unos enormes ojos azules que destacaban aún más con su piel morena. En otras palabras, un ejemplar al que hubiera perseguido hasta acostarme con él, si fueran otros tiempos y si no estuviera con Rody.

- Solo necesitamos que nos ayudes a bajar las escaleras, pero mantén las manos lejos de mi chico pulpo – Rody estaba celoso, y eso me encantaba.

- Tranquilo guapo, no voy a robarte al novio – Bromeó el chico – A no ser que esta belleza quiera – Me miró de nuevo y de nuevo volvió a guiñarme el ojo.

- Sabes qué, ya bajo yo solo la silla – Protestó Rody.

- Es broma guapura, vamos a ello – Se rió el chico.

Entre Rody y el camarero me bajaron de las escaleras, cada uno sujetando uno de los lados de la silla. Una vez en la parte baja ya no había más obstáculos.

- Gracias ahhh… – Intenté agradecerle aunque no sabía su nombre.

- Tristán, pero tú puedes llamarme Tris – Se presentó el camarero.

- Gracias Tris – Le sonreí, me pareció un chico muy alegre.

- Si, gracias y adiós – Rody se puso detrás de mí y comenzó a empujar mi silla sin darme tiempo a seguir hablando con Tris.

- Es divertido verte celoso Rody – Comenzó a reírse Laura – Aunque has hecho bien en alejar a Erick de ese chico, lo he estado observando toda la noche y es todo un peligro.

- Solo quería ser amable – Protesté por lo mal educados que habíamos sido con el chico que nos había ayudado.

- Si claro, ser amable hasta conseguir llevarte a la cama – Protestó Rody – A la única cama a la que vas a ir esta noche es a la mía – Susurró a mi oído erizándome toda la piel.

- Bueno chicos, creo que mejor os dejo ya – Se rió Laura – Gracias por venir – Nos dio un beso en la mejilla a los dos y se alejó dejándonos a los dos solos en la puerta.

No sé como lo hizo Rody, pero al salir ya estaba el taxi esperándonos en la puerta. Llegué a pensar que el taxista también era un antiguo paciente de Rody agradecido, era increíble la cantidad de gente a la que conocía.

Ahora ya íbamos en el taxi camino a su casa, debo confesar que estaba bastante nervioso, aunque ya habíamos hecho el amor anteriormente, no podía evitar los nervios por lo que venía.

Había sido un día estupendo, la cena deliciosa y muy romántica, la noche en el pub divertida, ahora tocaba acabar la velada a lo grande, yo solo deseaba poder estar a la altura. Ahora que me había acostumbrado a Rody, no quería perderle por no poder satisfacerle por completo.

Aún tenía mis miedos y mis dudas, y me iba a costar mucho superarlos.

***
Notas finales:

¿Os gustó el pequeño cameo de Tristán? XD

Recordad que esta historia se sitúa antes que Open Mind, por lo tanto Rody aún no conocía a Tristán XD Ya hemos visto que su primer encuentro no fue muy bueno XD

Tenía ganas de hacer algo así, siempre me ha gustado entremezclar un poco mis historias, aunque en este caso se quedará en algo anecdótico. Quizás más adelante sepamos algo más de Tristán pero siempre será superficialmente ^^

Ahora mismo no recuerdo si ya había salido el nombre de Johnny…

Como siempre, agradezco sus reviews a PelucheTaiwan y Cry Baby ^^ Echo de menos a algunas personitas, echaré la culpa a las fiestas ^^

Un beso

Yaonita


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