Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Continuamos donde lo dejamos en el anterior capítulo, nuestros chicos están viviendo una noche mágica ^^

Para compensar el anterior capitulo cortito este es bastante largo XD

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

 

26. Noche de San Juan II.

(Erick)

Los chicos comenzaron a caminar hacia el lugar pero yo me quedé parado, no podía seguirles, mi silla de ruedas difícilmente rodaría sobre la arena, me quedé triste mirando a los chicos que sin darse cuenta me habían dejado atrás.

- ¿Preparado para caminar sobre la arena? – Rody había vuelto atrás después de dejar nuestras cosas en el lugar escogido, yo le miré con ojos llorosos – Dios mío Erick no llores ¿Pensabas que me había olvidado de ti? – Se acercó rápidamente y se agachó a mi altura – Solo fui a dejar las cosas, jamás me olvidaría de ti.

- No es eso… yo… he estado a punto de seguiros sin acordarme de que no podría ir con mi silla de ruedas por la arena, me ha dolido ver cómo me dejabais atrás – Me sinceré – Pero no es culpa vuestra, es culpa de esta maldita silla de ruedas.

- Jamás te dejaría atrás Erick – Aseguró Rody – Pero tú… pronto dejarás atrás esa silla de ruedas, créeme, sé de lo que hablo.

- Me da vergüenza que tengas que llevarme en brazos – Confesé apenado.

- No era esa mi intención – Me miró con una sonrisa misteriosa – Vamos, levántate y apóyate en mí.

- Pero… – Le miré sorprendido – Son unos cien metros, no llegaré hasta allí.

- Apoyándote en mí lo conseguirás – Me animó – Si has podido con las barras con escaleras esto no es nada.

- Y si me caigo – Estaba asustado, caminar sobre la arena no era lo mismo que caminar sobre una superficie plana y ayudándome de unas barras para mantenerme en pie.

- ¿Me crees tan mal novio como para dejarte caer? – Preguntó medio ofendido.

- No – Sonreí con fuerza – Tú jamás me dejarías caer.

- Pues vamos, levántate, apóyate en mí, y deja a todos nuestros amigos con la boca abierta – Se levantó, ya que había estado agachado para estar a mi altura, y me alcanzó su mano para ayudarme a levantarme.

- Un día de estos tendrás que compensarme por tanto esfuerzo – Bromeé. Me levanté con mucho cuidado de la silla, y me apoyé en Rody abrazándole de la cintura.

- Vamos mi niño, tú puedes – Me animó de nuevo.

Rody me tenía fuertemente cogido por la cintura al tiempo que yo me cogía a él, me ayudó a llegar hasta la orilla, donde el asfalto acababa y empezaba la arena de la playa. Una vez allí, se agachó dejando que yo me apoyara en sus hombros mientras él me quitaba las zapatillas.

- Vas a volver a sentir una de las sensaciones más placenteras del mundo – Murmuró mientras me descalzaba.

Cuando acabó de descalzarme, volvió a ponerse en pie y volvimos a la misma posición de antes, ambos abrazados por la cintura.

Di el primer paso en la arena, y tal y como dijo Rody, pude volver a sentir una de las sensaciones más placenteras y añoradas que podían existir, el tacto de la arena de la playa en mis pies.

Me quedé quieto, sonriendo como un bobo, y mirando a Rody con admiración. Mis pies se hundían en la arena sintiendo el calor que esta había retenido durante el día, la arena suave y a la vez rasposa, masajeaba mis pies, la pequeña brisa marinera levantaba la arena haciendo que esta se pegara en mis piernas. Todo unido, era una sensación maravillosa, una sensación que hacía mucho tiempo que no sentía.

Rody, siempre a mi lado, también se había descalzado y se había remangado los pantalones, quería disfrutar de la sensación por igual.

Estuve tan ensimismado en todas esas nuevas sensaciones recuperadas, que apenas me di cuenta de cuando llegamos con el resto de los chicos. Todos me miraban emocionados, mi hermana casi llorando de la emoción, Maite y Germán abrazándose con alegría.

Rody me acompañó hasta dejarme en un buen sitio, me besó también emocionado y se fue a buscar la silla de ruedas que habíamos dejado abandonada. En el momento en que me quedé solo, todos los chicos se abalanzaron sobre mí para abrazarme, para felicitarme, para demostrarme lo mucho que me querían y lo mucho que se alegraban por mí.

Yo no pude evitar llorar de alegría.

Tenía nuevos amigos, gente que estaba conmigo porque realmente quería, no porque así lo hubiera impuesto la sociedad.

Tenía un novio que estaba conmigo porque me amaba a pesar de todo, a pesar de mi mal carácter, a pesar de mi minusvalía, a pesar de mi estatura, a pesar de todo él siempre estaba ahí.

Ahora lo tenía absolutamente todo cuando meses atrás pensé que jamás volvería a estar completo.

- Vaya sorpresa nos has dado Erick ¿Desde cuándo puedes andar? – Preguntó un emocionado Germán cuando ya estábamos todos sentados y preparando las cosas.

- En realidad aún no puedo andar solo, pero con ayuda me puedo apañar – Les informé – Llevó un par de semanas esforzándome mucho y justo hoy he superado las barras con escaleras.

- En poco tiempo ya ni siquiera necesitara ayuda – Intervino un orgulloso Rody.

- Pues si ya eres buenísimo en las carreras nadie se te resistirá ahora – Empezó a reírse Speed.

- El renacuajo va a ser la pesadilla de muchos – Se rió también Elektra.

- No llames renacuajo a mi hermano – Noelia empujó a Elektra en broma – Vale que es más bajito que la media, pero es más alto que un renacuajo.

- No soy bajito, soy de una estatura normal – Puse morritos.

- Normal, dónde ¿En Liliput? – Saltó Laura. Todos comenzaron a reírse a mi consta pero sorprendentemente no me molestó.

- Vale, puede que sí que sea un poco bajito – Reconocí – Pero eso no es ningún problema a la hora de escalar por el cuerpo de Rody para hacerle disfrutar como un loco y darle placer.

- En eso le doy la razón – Aseguró Rody provocando más risas.

- No quería escuchar eso – Mi hermana se tapó las orejas entre las risas de todos.

Los chicos se dedicaron a preparar una hoguera tal y como mandaba la tradición mientras las chicas y yo preparábamos la comida que habíamos llevado en tuppers, yo estaba sentado intentando ayudar en lo que podía, y entre risas iniciamos una conversación de “chicas”.

- Laura hoy es tu día, Hugo está muy guapo tienes que lanzarte – Aconsejó Elektra entre susurros para que no nos escucharan los chicos.

- No sé qué hacer, no sé si realmente le gusto a Hugo y la ruptura con su ex aún es muy reciente – Comentó algo indecisa.

- Como no le vas a gustar, si eres muy guapa – Aseguró Maite – Mira que si no te decides, intentaremos juntarlo con Noelia que también está soltera.

- A mí no me metáis que yo estoy muy bien sola – Saltó mi hermana – Además, Hugo no es mi tipo, conecta mejor con Laura.

- A Noelia ya le presentaré a un amigo mío del hospital que es perfecto para ella – Comentó con una sonrisa Jessica.

- Que peligro tenéis – Comencé a reírme.

- Y tú… – Laura me miró con una sonrisa terrorífica en la cara – Cuéntanos que tal con Rody, tienes que contarnos todos los detalles.

- No hay nada que contar – Intenté escabullirme.

- Sí, claro – Resopló Jessica – Eso no cuela Erick.

- ¿Qué queréis saber? – Pregunté resignado.

- ¿Qué tal es en la cama el gigantón? – Preguntó Elektra como siempre de forma directa.

- No voy a hablar de eso – Protesté al tiempo que me sonrojaba.

- Venga cuéntanoslo – Laura se puso mimosa – Por lo que puedo oír por las noches, sois bastante fogosos.

- No deberías escucharnos por las noches – Protesté molesto – Seguro que pones la oreja en la puerta.

- Créeme que no hace falta – Resopló – Encima de que no me dejáis dormir protestas porque os escucho.

- ¿Tan escandalosos son? – Comenzó a reírse mi hermana.

- Follan como si les fuera la vida en ello – Tras escuchar a Laura estuve a punto de atragantarme con mi propia saliva, Noelia tuvo que golpearme la espalda para que no muriera en el acto.

- No digas esas cosas – Protesté cuando ya estuve recuperado, aunque no me había recuperado aún de la vergüenza.

- Deja que nos cuente – Intervino ahora Maite – Ya que tú no nos dices nada tenemos que enterarnos por otras vías.

- Yo no te pregunto a ti que tal en la cama con Germán – Seguí protestando.

- Germán puede parecer tranquilo pero es un volcán en la cama – Soltó como si nada.

- No quería escuchar eso – Me tapé los oídos como había hecho mi hermana minutos antes. Ahora cuando mirara a Germán me lo imaginaría en la cama con Maite.

- Vamos Erick, solo queremos saber cómo os va – Jessica apaciguó el ambiente.

- Nos va de maravilla – Confesé algo avergonzado – Rody es estupendo, me trata genial, aguanta mi mal genio y en la cama es brutal, no puedo pedir más.

- Y parecía tonto el grandullón – Volvió a reír Elektra – Cuando le cuente a Speed no se lo va a creer, siempre hemos pensado que sería torpe.

- De torpe no tiene nada – Defendí a mi chico – Y tú novio debe saber perfectamente que tiene unas manos maravillosas – Bromeé.

Todos comenzamos a reír por mis palabras. Me sentía a gusto con las chicas, nos habíamos hecho buenos amigos y era agradable estar con ellas. Aunque a veces conseguían avergonzarme, me gustaban estas conversaciones.

- ¿A que no sabes quién soy? – Rody interrumpió mis pensamientos, llegando por mi espalda y tapándome los ojos para que no pudiera verle.

- Déjame pensar… – Me hice el tonto – ¿Toni?, ¿Alex?, ¿Marc?, ¿Guille?, ¿Tristán?, ¿Kiel? – Empecé a decir nombres al azar haciéndome el tonto – ¿Juls?, ¿Roberto?, ¿Zen?, ¿Luis?, ¿Santi?

- Vale, vale, ya lo capto, conoces a muchos chicos – Suspiró resignado al tiempo que me destapaba los ojos y se sentaba a mi lado.

- Tonto – Comencé a reírme – He dicho nombres al azar.

- Eso espero o voy a tener que ponerme muy celoso – Me besó por fin.

El resto de chicos también habían llegado y se habían sentado alrededor nuestro. Ahora ya estábamos todos juntos, alrededor de una hoguera encendida y con ganas de disfrutar de la noche más corta del año.

(Rody)

Mientras prepara la hoguera junto con los chicos, no podía parar de mirar a Erick. Se le veía tan feliz hablando con las chicas, que verle con esa sonrisa me provocaba en reflejo otra a mí.

El momento que habíamos vivido hacía un rato, cuando piso por primera vez después de mucho tiempo la arena de la playa, fue mágico. De la emoción se me habían escapado algunas lágrimas, aunque intenté que Erick no se diera cuenta para que no se riera de mí.

Desde ese momento, Erick irradiaba una felicidad contagiosa.

Ahora ya estábamos todos juntos alrededor de la hoguera, dispuestos a disfrutar de la comida que habíamos llevado entre todos, y si, también de la bebida.

De lo que no iba a disfrutar tanto, al menos yo, era de los petardos, que evidentemente en esta noche no podían faltar y que, tal y como ya me había demostrado un par de veces Erick asustándome, a él por desgracia le encantaban.

- No me puedo creer que seas tan miedica – Empezó a reírse de mí Erick después de asustarme al tirar un petardo muy cerca nuestro y sin avisar.

- Ahí donde lo ves, con todo lo grande que es, se asusta de cualquier cosa – Se rió también Laura, la muy traidora.

- Yo no me asusto, simplemente soy precavido – Protesté.

- Sí claro, “Boom” – Erick me hizo saltar en el sitio.

- ¡Erick! No me asustes – Protesté.

- Vamos Rody, hoy es la noche del fuego ¿Qué esperabas? – Se rió Erick.

- Una cosa es ver los fuegos artificiales de lejos y otra muy distinta que te los tiren a los pies – Puse morritos.

- Ohhh mi mastodonte es un miedica – Puso cara triste Erick – Tranquilo, yo te protegeré.

- ¡¿Mastodonte?! – Elektra me miró con burla – Yo no te habría puesto un mote mejor – Comenzó a reírse.

- Vale, ya os habéis reído bastante de mí – Protesté medio molesto – Vamos a seguir con la velada, si es posible, sin que os tengáis que meter conmigo.

- Que aguafiestas, no sabía que fueras tan sensible – Resopló Speed.

Todos comenzaron a reír de nuevo, había sido el blanco de las bromas del grupo, y aunque me mostrara molesto, la verdad era que no me importaba en lo más mínimo. Tdo lo contrarío, me sentía feliz del gran ambiente que se respiraba en el grupo.

Después de cenar entre charlas y bromas, llegó la hora de disfrutar de la noche aún más. Pusimos música con un pequeño equipo musical que habíamos cargado, lo que viene siento un mp3 y unos altavoces que para el caso daba el pego, y nos dispusimos a asaltar la neverita que habíamos llevado cargada de varios licores con los que hacer combinados varios, habíamos ido bien preparados.

- Chicos, ha llegado el momento de saltar la hoguera y pedir un deseo – Comentó un alegre Hugo – Vamos, hay que cumplir con la tradición – Ya estábamos bastante contentos y había llegado el momento de hacer el tonto.

- Yo quiero ser la primera – Gritó Elektra.

- ¿Qué os parece si decimos el deseo al tiempo que saltamos? – Propuso Jessica.

- Por mi perfecto – Sonrió Noelia.

- Los chicos están locos – Le comenté a Erick que estaba a mi lado mientras veíamos como uno a uno iban saltando la hoguera. Yo me había resistido para quedarme a su lado, no quería dejarle solo.

- Anda ve, no te quedes aquí conmigo sé que lo estás deseando – Me sonrió Erick leyendo mis pensamientos.

- Lo haré por ti – Aseguré al tiempo que me levantaba para ir a la hoguera – Ahora me toca a mí chicos – Comenté al llegar a la hoguera.

- Recuerda gritar tu deseo – Me recordó Laura – Seguro que ya sabes que pedir.

- ¡Quiero que Erick me ame hasta la muerte! – Grité al tiempo que saltaba la hoguera.

- Sabía que ibas a pedir ese deseo – Comenzó a reírse Elektra.

- Creo que a nadie le ha sorprendido – La secundó Hugo.

- Puede que a alguien si – Maite me golpeó en las costillas con el codo para que mirara a Erick. Estaba emocionado, casi se le saltaban las lágrimas. Me acerqué a él mirándole con amor.

- Ven, ahora te toca a ti – Le alargué el brazo para que me cogiera de la mano y pudiera levantarse.

- Yo no puedo Rody – Murmuró aún emocionado.

- En esta vida, si estamos juntos, nada será imposible – Sonreí. Erick se puso en pie con mi ayuda, yo le di la espalda y me agaché para que se subiera a caballito en ella – Piensa bien tu deseo, es una noche mágica y seguro que se cumplirá – Fui caminando con Erick a mi espalda hasta la hoguera, le agarré bien para que por nada del mundo se me cayera y me preparé a saltar la hoguera con Erick a mi espalda – ¿Estás preparado? Pregunté al tiempo que empezaba a correr.

- Rody ¿Qué haces? ¡Estás loco! – Gritó Erick.

- ¡Grita tu deseo Erick, grítalo! – Grité al tiempo que empecé a saltar.

- ¡Quiero que estemos juntos toda la vida! – Pidió al fin.

Caímos al otro lado de la hoguera, por el peso de Erick a mi espalda perdí el equilibrio y ambos caímos al suelo rodando. Miré a Erick para asegurarme de que no se había hecho daño pero no se movía, me asusté.

- Erick ¿Estás bien? – Me levanté y corrí hasta donde estaba – Mi niño ¿Estás bien? – Estaba boca abajo así que le volteé, y mi sorpresa fue que me lo encontré riendo.

- Eso ha sido una locura – Logré entender que decía entre carcajadas – Estás loco Rody, estamos locos – No paraba de reír.

- Tonto, me has asustado – Empecé a reírme yo también.

- ¿Estáis bien? – Los chicos se acercaron a nosotros preocupados, pero al llegar a nuestra altura y vernos reír comenzaron a reír con nosotros.

Había sido un momento intenso, lleno de magia y amor, y todos nos reíamos felices por estar juntos, por haber formado un grupo de amigos sincero y bueno. Un grupo que pasara lo que pasara seguiría unido, o al menos, eso deseábamos.

La noche estaba avanzando, la hoguera cada vez quemaba con más fuerza y los cohetes y petardos eran cada vez más ruidosos. En unas horas iba a tener lugar un castillo de fuegos en la ciudad, y desde esa playa íbamos a poder disfrutar de él en condiciones. Pero antes de eso, había llegado el momento de los bailes alrededor del fuego.

Las parejas se fueron poniendo cariñosas, algunos bailaban agarrados al ritmo de la música, otros como Laura y Hugo se iban conociendo poco a poco, y por otro lado Erick y yo hablábamos al lado del fuego.

- Me gustaría poder bailar contigo – Comentó un Erick apenado mientras veía a las demás parejas bailar.

- Pues vamos a bailar – Me levanté y alargué mi brazo para ayudarle a él a levantarse.

- Pero no creo que pueda Rody – Protestó alarmado – Una cosa es dar un par de pasos abrazado a ti y otra muy distinta bailar.

- Bailar es dar pasos al ritmo de la música, y yo seguiré ahí para que me abraces – Le animé.

- Pero no me sueltes, ehh – Agarró mi mano y empezó a levantarse con cuidado.

- Te dije que jamás iba a soltarte, por dios, he saltado una hoguera contigo a mi espalda ¿De verdad crees que te soltaría? – Tiré de él hasta mi cuerpo y lo abracé contra mi pecho – Pon tus brazos en mis hombros, yo te agarraré por la cintura para que no te caigas, y mueve los pies al ritmo de la música – Le susurré al oído. Empezamos a bailar al principio algo inseguros, pero poco a poco Erick iba cogiendo confianza y se dejaba llevar por mí.

- Rody, muchas gracias por esta noche, está siendo fantástica – Ahora era Erick quien susurraba en mi oído.

- Y aún queda mucha noche por disfrutar Erick – Sonreí – Pero para mí todas las noches a tu lado son fantásticas.

Seguimos bailando al ritmo de la música, una canción detrás de otra, Erick estaba tan metido en el baile que apenas se daba cuenta de su propio cansancio, pero yo lo podía notar pues cada vez se apoyaba más en mí. Yo me olvidé por completo del ruido de los petardos o del alboroto de la gente, me olvide del crepitar del fuego de la hoguera, me olvide de todo, solo estábamos él y yo en esa playa.

Cuando creí que ya debía ser la hora, miré mi reloj para confirmarlo, cogí a Erick en brazos a pesar de sus protestas y le llevé hasta la orilla de la playa, dejándole en el suelo para que notara el agua del mar a sus pies.

- Está fría – Me miró con una enorme sonrisa, tan intensa y emocionante que de solo verla me sentí una vez más el hombre más feliz del mundo.

- Vamos a sentarnos aquí a la orilla, pronto empezará el castillo de fuegos – Le cogí de la mano para dar un par de pasos atrás y sentarnos a la orilla, lo suficientemente cerca para que el agua rozara nuestros pies pero lo suficientemente lejos como para no mojarnos el culo.

- Hace mucho que no veo un castillo de fuegos artificiales – Comentó emocionado – ¿Seguro que se verán desde aquí?

- Seguro – Sonreí – Empezaran en unos diez minutos.

Estábamos sentados el uno al lado del otro, cogidos de la mano, enredando nuestros dedos, Erick se apoyaba en mi costado, dejando su cabeza reposar en mi hombro y yo no podía más que disfrutar del momento. La música de fondo acompañaba el sonido de las olas del mar al chocar contra la orilla, las hogueras repartidas por toda la playa eran focos de luz que brillaban en la oscuridad de la noche, las risas de nuestros amigos conseguían acompañar nuestra felicidad.

Era un momento perfecto.

Un primer cohete nos avisó de que iban a comenzar los fuegos artificiales, ambos abrazados como estábamos miramos al cielo emocionados para disfrutar del espectáculo.

Fue precioso, los fuegos artificiales iluminando el oscuro cielo, con vivos colores y formas bonitas, la brisa del mar meciendo nuestro pelo, el agua mojando de vez en cuando nuestros pies. Erick apoyado en mí, reposando su cabeza en mi hombro mientras disfrutaba del espectáculo, yo disfrutando del espectáculo mientras enredaba los dedos de mi mano en la mano de la persona a la que amo. Una bonita canción sonando de fondo, acompañando el momento a la perfección.

No se le podía pedir más al momento. Bueno quizás, si.

- Erick – Susurré flojito para no romper el momento – Mi vida, te amo con toda mi alma – Erick con movimientos lentos, levanto la cabeza para mirarme emocionado, con una enorme sonrisa en la cara y los ojos brillantes de la emoción.

- Rody, yo te amo con todo mí ser – Susurró. Y después nos dimos un beso, intenso, de esos que te quitan el aire, un beso para cerrar una de las mejores noches de nuestras vidas demostrando lo que sentíamos el uno por el otro.

- Ven a vivir conmigo – Se me escapó al romper el beso.

- ¡¿Qué?! – Y la magia del momento se rompió.

- Pues eso Erick quiero que te vengas a vivir conmigo, si en el fondo ya es como si estuviéramos viviendo juntos – Comenté.

- Pero Rody, yo todavía dependo de la silla de ruedas, además no trabajo, no podría ayudarte a pagar nada – Empezó a discutir.

- Eso no importa Erick , yo te ayudaré lo que haga falta hasta que puedas dejar la silla de ruedas, y por lo del dinero… yo puedo hacerme cargo hasta que acabes los estudios y empieces a trabajar, evidentemente tendríamos que seguir compartiendo el piso con Laura, pero lo demás lo puedo absorber yo – Intenté convencerle.

- Pero no quiero ser un mantenido Rody, no me sentiría a gusto – Se apenó.

- No serias un mantenido, serias mi pareja ¿No quieres? – Al final me molesté de que pusiera tantas pegas.

- Si que quiero, a ver… es un paso importante, y no estoy seguro de que no acabemos tirándonos los trastos a la cabeza en más de una ocasión, pero te quiero y me gustaría que viviéramos juntos – Sonrió – Pero es un paso importante que debemos pensar bien y no tomarlo así, a la ligera.

- Tampoco te estoy pidiendo que te vengas mañana mismo – Resoplé – Pero también te digo que cada día que pasa y no estamos juntos es un día perdido, quiero compartirlo todo contigo Erick.

- ¿Lo dices enserio? – Preguntó aún algo incrédulo.

- Más enserio imposible – Lo acerqué más a mí y le besé de nuevo – Me despierto pensando en ti, cuando voy a trabajar solo pienso en ti, si no te veo te echo de menos, si te veo me sabe a poco, si no duermes conmigo falta algo en mi cama, si no consigo hacerte sonreír aunque sea una vez al día no me siento a gusto ¿Te he aclarado lo enserio que voy?

- Me iré a vivir contigo – Se rió – A ver como se lo digo a mis padres.

- Se lo diremos juntos – Sonreí completamente feliz.

- Solo espero que no llegué un día en que te canses de mí Rody – Comentó apenado – No lo soportaría.

- Eso no pasara – Aseguré convencido – Jamás Erick, escúchame bien, jamás dejaré de amarte, y si tú me lo permites, te amaré hasta el final de mis días. Te amo, y te lo demostraré cada día mi niño.

- Que mastodonte más cursi eres – Comenzó a reírse – Pero me gusta que seas así – Me besó de nuevo, disfruté de sus labios jugando con los míos sabedor de que ese chico que me besaba iba a ser el elegido para compartir mi vida con él.

Sí, siempre había sido un romántico empedernido, un tonto que cree en el amor a pesar de todo, pero con Erick estaba seguro de que estaba haciendo lo correcto. No era perfecto ni mucho menos, podía llegar a ser muy maleducado cuando alguien no le gustaba, a veces le costaba mostrarse cariñoso, si tenía un mal día estaba todo el día de morros, tenía un genio de los mil demonios. Pero era perfecto para mí, porque yo tampoco era perfecto, tenía mis defectos como todo el mundo, pero juntos nos complementábamos.

Como siempre se ha dicho, éramos el uno para el otro.

- Vamos tortolitos dejad de besaros – Speed se tiró encima nuestro rompiendo el beso – Ha llegado el momento del baño bajo la luna.

- ¡Estás loco! – Exclamó Erick molesto por habernos roto el momento – ¿A qué baño te refieres?

- Vamos a bañarnos todos desnudos para cerrar una noche mágica – Comentó Elektra dejándonos a los dos boquiabiertos.

- No creo que convenzáis al resto para hacerlo – Comencé a reírme.

- Antes de hablar deberías mirar detrás de ti – Comentó Speed con una sonrisa torcida.

- No puede ser – Murmuré sorprendido.

- Solo faltáis vosotros – Todos los chicos estaban empezando a desnudarse entre risas, efectivamente nosotros éramos los que más ropa teníamos puesta.

- Erick ¿Lo hacemos? – Pregunté con una sonrisa.

- Por mí sí – Sonrió – Pero cuidadito con las miradas indiscretas, si alguien mira a mi chico de manera indecente me lo cargo – Amenazó a los demás.


Me levanté y empecé a desnudarme para luego ayudar a Erick. Mientras lo hacía miré a mí alrededor, no estábamos solos en la cala pero quedaba poca gente y la gente que quedaba estaba bastante alejada como para ver más de la cuenta.

Una vez todos desnudos, nos miramos con una sonrisa, cogí a Erick entre mis brazos y corrimos todos juntos para adentrarnos en el mar. El agua estaba fría pero no importaba, nos reíamos, disfrutábamos del momento, nos salpicábamos con agua, nos hacíamos ahogadillas. En definitiva, disfrutábamos de nuestra juventud junto a nuestros amigos.

Esta noche de San Juan sin ninguna duda iba a ser recordado toda mi vida, quedaría marcada en mi memoria como una de las noches más especiales junto a mis amigos y junto a mi chico.

Esta noche de San Juan daba inicio a una nueva etapa en mi vida, compartiéndola con mi chico, conviviendo con él en nuestra casa, viviendo el día a día juntos. Lo único que podía desear es que todo fuera bien, que todo continuara como hasta ahora.

Con una única palabra que podía definir mi vida… Felicidad.

***
Notas finales:

Este podría haber sido un final perfecto para la historia ^^ Pero soy masoquista y continuaré unos cuantos capítulos XD Aunque no serán muchos, unos cinco.

Qué momento más bonito el de nuestra parejita ^^

Y aquí tenéis imágenes de lo que suele ser la noche de San Juan:

El ritual de saltar la hoguera, aunque la hoguera suele ser más grande XD

http://es.tinypic.com/r/2r3vvwy/9

En la playa con los amigos ^^ http://es.tinypic.com/r/a0w194/9

Viendo los fuegos artificiales ^^ http://es.tinypic.com/r/30trjo9/9

Y esta es la canción que escuchan los chicos en el momento en que Rody le pide que se vaya a vivir con él:

https://www.youtube.com/watch?v=D-zwP7FP2Tg

Esta canción la encontré por casualidad navegando por youtube y en cuanto la escuché supe que tenía que ser para estos dos ^^

Espero que os hagáis una idea de lo que han vivido nuestros chicos ^^

Como siempre agradecer sus estupendos reviews a ItouMiyu, Angelo y Ana ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).