Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Seguimos avanzando en la historia de nuestros chicos, veremos qué pasa ^^

Lamento no haber publicado la semana pasado, ando muy liada :(

Un beso

Yaonita

27. Primer día de una nueva etapa.

(Erick)

Sentado en la cama no podía dejar de mirar la silla de ruedas que me había acompañado durante tanto tiempo. Hoy, por fin, iba a ser el primer día en que iba a atreverme a salir a la calle sin ella.

En su lugar iba a acompañarme una muleta por si las moscas, porque si, ya podía caminar, pero aún me fallaban las piernas de vez en cuando, y aunque siempre había estado Rody ahí para que no me cayera, hoy iba a estar solo.

- ¿Estás preparado? – Rody me sorprendió al salir del baño ya cambiado, hacía ya un par de meses que nos habíamos ido a vivir juntos y aún no me acostumbraba del todo.

- No lo sé – Reconocí – Tengo un poco de miedo.

- Todo va a salir bien – Se acercó poco a poco a mí para darme un beso y animarme – Y ya sabes que si necesitas algo, sea lo que sea, no dudes en llamarme que iré en tu ayuda.

- La gracia está en que pueda defenderme yo solo – Protesté –No conseguiré nada si te tengo a ti bajo mis faldas continuamente.

- Oissshhh que pena, mi niño se ha hecho mayor – Bromeó Rody haciendo pucheros – Ya no me necesita, que será de mí ahora.

- Tu niño va a dejarte una semana sin sexo – Sonreí enseñando los dientes.

- No, eso no, retiro lo dicho – Empezó a decir atropelladamente, yo estallé en risas sin poder parar de reírme.

Cuando les dije a mis padres que quería irme a vivir con Rody, en un principio no estuvieron muy de acuerdo. No es que no quisieran que estuviera con él, ellos le apreciaban y a pesar de los problemas del principio llegaron a aceptarle sin problema, es más mi madre estaba encantada con él. Pero según ellos, yo, con veinte años recién cumplidos era demasiado joven para dar un paso así, y eso unido a que no trabajaba y que aún dependía de la silla de ruedas suponían problemas insalvables según ellos. Pero como soy cabezota por naturaleza, no hice caso alguno de los consejos de mis padres, estaba decidido a irme a vivir con Rody y lo haría les gustara o no a mis padres.

Y aunque no estaban muy de acuerdo, sabiendo que no iban a poder hacerme cambiar de opinión, mis padres me ayudaron bastante en el momento de la mudanza. Si en el fondo me quieren, yo lo sé.

Ahora que ya no vivo en casa, cada dos por tres me están llamando para saber cómo estoy, y algún que otro fin de semana nos invitan a casa a comer. Noelia, enviada por mis padres aunque ella no lo confiese, de vez en cuando se pasa por el piso con la escusa de que ha quedado con Laura, pero la realidad es que viene a controlar como me va todo. Pero no me importa, porque siento que me quieren y que todo lo hacen por mí, y eso, por mucho que quiera negarlo, me hace sentir bien.

Las cosas no fueron fáciles desde un principio, hacerse a nuevas costumbres, compartir la convivencia, moverme por un pequeño piso con mi silla de ruedas. Compartirlo todo con Rody y con una tercera persona, en este caso Laura. Tuve que adaptarme a muchas cosas, y ellos adaptarse a mí que tampoco es fácil, pero a estas alturas puedo decir que la convivencia se ha normalizado y que todo va de maravilla. Bueno de maravilla salvo alguna que otra discusión de pareja, creo que me gusta discutir con Rody e intentar sacarlo de sus casillas.

- Erick ¿Nervioso por tu primer día de Universidad? – Me preguntó Laura al salir de la habitación con Rody y encontrarla en la cocina desayunando.

Y si, hoy no solo era un día importante por dejar mi silla de ruedas en casa por primera vez y aventurarme a ir solo con una muleta, hoy era mi primer día de Universidad. Y eso, como a cualquiera, me ponía muy nervioso.

- No, no estoy nervioso, será un día como otro cualquiera – Mentí, por supuesto.

Segunda norma de todo hombre que se respete, nunca reconozcas ante una dama que estás nervioso y mucho menos que tienes miedo. Recordad que la primera norma es nunca reconocer que te has tirado horas frente al espejo escogiendo la ropa que te ibas a poner. Ahora que lo pienso, ahora ya no podré engañar a Rody, sabrá exactamente el tiempo que he tardado en arreglarme, un inconveniente a sumar a la convivencia.

- No te lo creas, está tan nervioso que no ha dormido nada en toda la noche – Me descubrió Rody. Claro, que el motivo de que no haya dormido en toda la noche no han sido solo mis nervios, tener a un tonto mastodonte en la cama, que esta como un queso, y que no para de darte besos y caricias también provoca cierto desvelo. Y las dos veces que hicimos el amor no me ayudaron mucho a dormir precisamente.

- Es normal que estés nervioso Erick, hoy empieza una etapa en tu vida realmente importante – Comentó Laura sonriendo, supongo que intentaba tranquilizarme aunque no lo estaba consiguiendo – En mi caso, empecé muy ilusionada en la Universidad pero no tarde en descubrir que no era lo mío.

- Al menos la Universidad te sirvió para conocerme a mí – Bromeó Rody.

- ¿Insinúas que la Universidad solo me servirá para conocer a alguien pesado y molesto, que acabara siendo como un grano en el culo y del que no me desharé en la vida? – Le pregunté a Laura entre risas.

- A ti te quiero lejos de los chicos de la Universidad, no hace falta que hagas amigos ni nada de eso, allí tienes que ir a estudiar y punto – Comentó un celoso Rody sin hacerle mucho caso a mi broma.

- ¿Tienes miedo de que encuentre a otro mastodonte como tú, pero menos tonto, y acabé abandonándote por él? – Levanté las cejas exageradamente.

- Pues sí, tengo miedo de que encuentres a otro y me dejes – Se sinceró.

- Sabes que lo digo en broma – Me acerqué a él lentamente y le abracé rodeándole el cuello con mis brazos – Es imposible que conozca a alguien como tú, eres único para mí – Le besé cariñosamente – No debes tener miedo Rody, te amo.

- Vale, vale, tortolitos, dejadlo ya que estoy delante y vais a acabar comiéndoos mutuamente sin que os importe que yo este aquí – Nos interrumpió Laura – Está claro que Rody no tiene que tener miedo.

Acabamos de desayunar los tres juntos, entre bromas, charlas intrascendentes y consejos de ex Universitarios. La verdad es que yo llevaba los nervios por dentro, y por más que intentaran calmarme con esa charla, no paraba de pensar en cómo iba a ser mi primer día en la Universidad.

Pronto llegó la hora de salir de casa, no era cuestión de llegar tarde el primer día, Rody iba a acompañarme hasta la Universidad para después irse a trabajar. Laura se iría más tarde.

Aún seguía teniendo que ir a rehabilitación, pero había tenido que cambiar los horarios, en un principio al cambiar mi hora de rehabilitación a la tarde iba a tener que cambiar de fisioterapeuta, pero Rody habló con su jefe para que pudiera seguir siendo él quien me tratara. Así que iba a ser él quien siguiera tratándome, aunque ahora las sesiones eran completamente diferentes, ya podía caminar, ahora era cuestión de ganar más fuerza muscular para no cansarme. El proceso estaba siendo largo, y en ocasiones doloroso, pero los avances conseguidos conseguían que todo mereciera la pena.

Rody estaba muy orgulloso de mí, y yo estaba muy orgulloso de él. Porque estoy convencido que de no haber sido Rody mi fisioterapeuta, no habría conseguido ni la mitad de lo que he conseguido.

- ¿No vamos a ir con el coche de Laura? – Cuando al salir a la calle vi como Rody se dirigía a su moto y no al coche de Laura, me quedé completamente sorprendido.

- No, vamos a ir con mi moto – Comentó con una sonrisa – No sabes el tiempo que llevo queriendo llevarte en mi moto.

- Pero… ¿Y la muleta? – No estaba yo muy convencido de ir en esa máquina del demonio que tanto le gustaba a mi novio y a la que tanto miedo le tenía yo.

- Tranquilo, lo tengo todo pensado – Se rió – Ya verás cómo te encanta.

- No estoy tan convencido – Murmuré para mí mismo.

- Vamos mi niño, solo tienes que confiar en mí – Se acercó para pedirme la muleta, se la di con algo de miedo pero conseguí mantenerme en pie, Rody agarró la muleta a un costado de la moto, se notaba que lo tenía todo pensado – Ahora te toca a ti, ven – Me alargó la mano para que me acercará a él y a su moto – Apóyate en mi y pasa tu pierna por encima de la moto.

- Pero es muy grande, no voy a poder – No estaba muy convencido.

- Yo te ayudaré Erick – Y no dude más, me cogí de sus hombros, he intenté pasar mi pierna por encima del sillín par sentarme en la moto, pero no podía, entonces sentí como Rody me rodeaba con sus manos por la cintura y me alzaba un poco para ayudarme a sentarme – Ves, no ha sido tan difícil – Sonrió – Ahora voy a subirme yo, agárrate a mi cintura.

- Te voy a molestar para subirte – Rody hizo un movimiento muy extraño para poder subirse a la moto, se me escapó una risita al verle.

- Esta todo controlado no te preocupes – Y no pude evitar reírme a carcajadas. Rody tenía tantas ganas de que me subiera con él en la moto que no le importaba hacer malabarismos para poder hacerlo.

- ¿Era necesario que te compraras una moto tan grande? – Le pregunté, cuando dejé de reírme de él, y molesto porque hubiera tenido que ayudarme a subir.

- Soy un chico grande, necesito una moto a la altura – Sonrió acariciando a la moto. Si fuera mal pensado diría que quería más a esa moto que a mí – Además, no te preocupes, cuando estés completamente recuperado no te costara nada subirte a la moto.

- Porque sé que estas bien dotado, sino pensaría que la compraste para tener algo grande entre las piernas – Bromeé entre risas.

- Vaya, que graciosillo has salido – Se giró para mirarme con el entrecejo fruncido – Ponte el casco, no queremos que esa linda y graciosilla cabecita tuya se estampé y se desparramé por el suelo – Me alargó el casco y me dispuse a ponérmelo.

- Si fueras un buen conductor no te preocuparía que tuviéramos un accidente, no me das mucha confianza mastodonte estúpido – Rody arrancó la moto pillándome por sorpresa, me agarré de su cintura para no caer – ¡¿Estás loco?!

- Lo siento, pero repentinamente me han venido unos sentimientos asesinos – Pude escuchar a pesar de la velocidad que ya habíamos alcanzado.

Me gustaría decir que disfruté del viaje, pero el miedo no me dejó. Rody tomaba las curvas como un loco, en más de una ocasión me vi en el suelo, y por si fuera poco, creo que incluso se saltó un par de semáforos. Por más que me agarrara a su cintura para sentirme seguro, cerrara los ojos para no mirar, y rezará a todos los dioses, hasta que no llegamos y Rody paró la moto no pude respirar tranquilo.

- No volveré a subirme jamás a esta máquina del demonio – Protesté una vez conseguí bajar de la moto.

- Vamos Erick, no ha sido para tanto – Se rió Rody.

- ¡¿Qué no ha sido para tanto?! – Exclamé furioso – Si yo fuera policía ya te habría quitado el carnet de conducir.

- La próxima vez prometo ir más despacio – Comentó apenado – A mí sí que me ha gustado llevarte de paquete.

- Está bien – Acepté consciente de que a Rody le hacía mucha ilusión llevarme en su moto – Pero la próxima vez tienes que ir con más cuidado, es más, aunque yo no vaya contigo debes ir con más cuidado, no quiero que tengas un accidente, ya perdí a alguien no quiero perderte a ti también – Confesé apenado.

- Entiendo – Se acercó para abrazarme – Te prometo que iré con más cuidado mi niño.

- No seas tan empalagoso, estamos en la Universidad si alguien nos ve… – Me separé de Rody sonrojado.

- Mejor que nos vean, así sabrán que tienes dueño – Volvió a abrazarme – Auchhhh – Protestó por el codazo que le di en las costillas.

- Que yo recuerde no eres mi dueño, eres mi novio – Comenté molesto después de haberle dado el codazo – Y si quieres que siga siendo así controla tus instintos de macho alfa.

- Está bien, lo siento – Me pidió perdón – Pero al menos dame un besito de despedida.

- No te lo mereces pero te lo daré – La verdad era que a mí también me apetecía despedirme con un beso. Rody se acercó a mí y nos besamos, apoyados en la moto, aprovechando el beso al máximo sabedores de que no nos veríamos en unas horas – Debo irme Rody, no quiero llegar tarde el primer día, y ya sabes que camino a paso de tortuga – Murmuré al romper el beso, sin muchas ganas de despegarme de sus labios.

- Ten cuidado ¿Vale? – Susurró sobre mis labios – No dudes en llamarme si tienes algún problema, pasaré a buscarte cuando acaben las clases.

A duras penas me despedí de Rody, tenía miedo pero debía empezar con mi nueva vida, ahora la rutina iba a cambiar y ambos íbamos a tener que acostumbrarnos. Ya no iba a esperarle en casa a que volviera del trabajo, ya no podría llamarle a cada momento aunque supiera que le molestaba, ya no podría quejarme porque me dejara solo en casa, iba a echar muchas cosas de menos.

Rody no se fue hasta que no me vio entrar al recinto, acompañado de mi inseparable muleta y con la maleta llena de libros colgando del hombro. Una nueva aventura empezaba y estaba dispuesto a aprovecharla al máximo.

(Rody)

Me quedé mirando como Erick entraba al recinto, sabía que estaba muy nervioso, por primera vez en mucho tiempo iba a volver a estudiar con más gente y no solo en su casa, pero seguro que lo superaría.

Y no solo era su primer día de Universidad sino que además también había decidido que fuera su primer día sin su silla de ruedas, y quizás a mí eso era lo que más me preocupaba. Erick había avanzado muchísimo en estos meses, pero no sabía si sería capaz de aguantar tantas horas sin su silla.

Sonreí al recordar cómo esta pasada noche Erick no había podido dormir por los nervios, evidentemente aproveché la falta de sueño de Erick para dedicar las horas nocturnas a disfrutar de los placeres del sexo. También era una forma de que él se tranquilizara y dejara de pensar en lo que le esperaba al día siguiente.

Sin duda, despertar con Erick a mi lado, dormir con él toda la noche, era una de las grandes ventajas de vivir juntos. Estaba tan feliz de vivir con mi niño, tan contento y satisfecho, que las pequeñas riñas o discusiones que habíamos tenido debido a la convivencia pasaban a un segundo plano. Para mí, si ponía en un lado de la balanza las cosas buenas, y en el otro las malas, ganaban por goleada las buenas.

Le pedí que se viniera a vivir conmigo en un impulso no planeado, aunque era algo que ya había pensado y que llevaba tiempo deseando, lo que me sorprendió fue que aceptara.

La mudanza había sido agotadora, los padres de Erick no estuvieron muy contentos, y el hecho de que Erick no tuviera a Lucila para que lo ayudara en todo fue un obstáculo. Por desgracia no siempre podía estar yo con él, y al principio aún necesitaba mucha ayuda, pero con mucha paciencia y alguna que otra bronca de Erick por dejarle solo, conseguimos superar los primeros momentos.

Ahora se podría decir que nuestra convivencia era placentera, muy placentera.

Subí de nuevo a mi moto y me dispuse a ir hacia mi trabajo. Mi moto… por fin había podido llevar a mi niño en mi moto de paquete como tantas veces había deseado. El día anterior me lo había pasado pensando, y maquinando, como podría llevar la muleta para poder llevar a Erick en la moto y no en el coche. No tardé mucho en encontrar la solución y por fin mi deseo se había cumplido.

Reconozco que disfruté como un enano llevándolo conmigo, sabía que le daba un poco de miedo y aceleraba todavía más para que se abrazara más a mí. Sé que fui malo, pero me sentía tan feliz de sentirlo a mi espalda que quería sentirlo todavía más.

Aunque con la tontería estuve a punto de estropearlo todo, Erick se bajó de la moto tan asustado que temí que no quisiera volver a subirse nunca más. Por suerte conseguí que recapacitara prometiéndole que la próxima vez tendría más cuidado.

La verdad es que fui un inconsciente, cuando me di cuenta de por qué se había asustado tanto me hubiera golpeado a mi mismo por tonto. Erick había sufrido un accidente de coche y había perdido a alguien importante y yo me lo tomaba a broma, conduciendo como un loco sin importarme nada.

Un tonto.

Cuando llegué al hospital me encontré con Jessica y Hugo en la puerta esperando a que abrieran la sala de rehabilitación, me acerqué a ellos que me miraban con una sonrisa en la cara.

- Por la cara que traes pareciera que se te ha muerto el perro – Bromeó Jessica. Los dos sabían que hoy era el primer día de Universidad de Erick y los dos sabían que a mí no me gustaba nada eso.

- No estoy para bromas – Protesté.

- Vamos Rody – Me animó Hugo – Ya sabias que llegaría el momento en que Erick tuviera que volver a estudiar, no te ha pillado por sorpresa, deberías estar contento por él.

- No me malinterpretéis, no es que no me guste que vuelva a estudiar, me alegro por él y sé que lo va a hacer bien. Yo mismo le he animado a que lo hiciera – Comenté pensativo – Pero va a conocer a gente nueva, hacer amigos nuevos, relacionarse con personas que yo no conozco, me da miedo que acabe aburriéndose de mí.

- Erick está enamorado de ti Rody, no te va a dejar por ningún intelectual de pacotilla – Me animó ahora Jessica a su manera – Conocerá gente nueva pero eso no es malo, seguro que te los acaba presentando y os juntáis todos para salir.

- No sé, me siento como si me fuera a abandonar – Me dejé caer por la pared hasta sentarme en el suelo – Es una sensación que tengo.

- ¿Pero Erick se ha mostrado diferente o notas que algo le pasa? – Preguntó Hugo.

- No, está como siempre, algo nervioso por todo pero conmigo está como siempre – Murmuré pensativo – Pero tenemos una diferencia de edad, ahora se relacionara con chicos de su edad, chicos más parecidos a él, y me asusta que se enamoré de alguien más.

- Vamos Rody, solo le llevas seis años tampoco es para tanto – Le quitó importancia Jessica – No podrá tener tanto tiempo para ti, eso está claro, tendrá que estudiar, hacer trabajos con los compañeros, hacer sus tareas, va a estar muy ocupado, pero eso no significa que vaya a cambiarte por otro, deberías confiar más en él.

- Si, ya sé que estoy siendo egoísta – Reconocí – Pero es que mi niño se está haciendo mayor – Bromeé aunque sin muchas ganas.

- Seguro que cuando estáis en la cama no te importa que se esté haciendo mayor – Comenzó a reírse Jessica – Y por el chupetón que te veo en el cuello creo que ya es mayorcito.

- ¡¿Qué?! – Me llevé la mano al cuello instintivamente – Tendré que recordarle que los chupetones hay que hacerlos en lugares más privados.

- Anda pillín, levántate que ya están abriendo las puertas y pronto empezaran a venir los pacientes – Hugo me alargó la mano para ayudarme a levantarme – Y esta noche deberías llevar a tu chico a cenar para celebrar que hoy era su primer día de Universidad.

- Y su primer día sin su silla de ruedas – Les informé.

- Pues con más motivo – Sonrió Hugo. Jessica se alegró al saber que Erick iba a dejar la silla de ruedas en casa.

- Tú lo que quieres es que lleve a Erick a cenar para dejaros la casa para Laura y para ti solos – Bromeé – Tranquilo, no te preocupes que casi no se oye nada cuando hacéis cositas – Me reí. Hugo y Laura habían empezado a salir desde la noche de San Juan y ahora Hugo pasaba muchas noches en casa.

- No es eso – Se sonrojó – ¿Y tú qué haces escuchando lo que no debes?

- Pero si tú también los escuchas a ellos, que me lo dijiste el otro día – Empezó a reírse Jessica.

- Sois lo peor – Comenzó a caminar hacia la sala de rehabilitación sin mirar atrás.

Jessica y yo le seguimos entre risas, era bonito tener momentos así de vez en cuando.

Durante toda la mañana estuve trabajando algo intranquilo, no paraba de mirar el móvil por si me llamaba Erick, y en más de una ocasión estuve tentado de llamarle. Por suerte me contuve, mi niño se hubiera enfadado mucho si le hubiera estado llamando a todas horas.

Había quedado en pasar a buscarle a la hora de la salida, comeríamos juntos y luego iríamos al hospital para hacer la rehabilitación. Era una forma de pasar tiempo juntos.

Cuando llegó la hora, me despedí de Jessica y Hugo que salían más tarde y me dispuse a ir a buscar a mi chico a la Universidad. Llegué con tiempo, le mandé un mensaje para que supiera que ya estaba fuera, y no tuve más remedio que esperar.

Quince minutos más tarde Erick salía por la puerta, lo cual me alegró, lo que no me alegró tanto fue verle rodeado de gente, riéndose y hablando entre ellos. Con el mal genio que tenía Erick, siempre me sorprendió la facilidad que tenía para relacionarse con la gente cuando quería.

Cuando Erick me vio me sonrió, se despidió de las personas con las que estaba y se acercó a mí todo lo rápido que podía con la muleta.

- Ya veo que has conocido a mucha gente – Sonreí al tenerle ya cerca.

- Si, son todos muy majos – Se acercó a mí y me saludó con un beso – ¿Llevas mucho tiempo esperando?

- Más o menos un cuarto de hora, te envié un mensaje ¿No lo viste? – Pregunté.

- Lo siento no lo vi – Se disculpó – Estaba liado.

- Anda vamos a comer a algún sitio por aquí y me explicas como te ha ido – Le cogí la muleta para colocarla en la moto y después ayudarle a él a subir.

- Pero esta vez tienes que ir con más cuidado ¿Si? – Pidió al subirse a la moto.

- Tranquilo, iré con cuidado – Aseguré.

Una vez que Erick se subió a la moto, arranqué y me dirigí a un restaurante que había cerca de la Universidad y al que habíamos ido alguna que otra vez, era un sitio tranquilo para hablar.

Una vez allí, y tras pedir lo que queríamos comer, nos dispusimos a ponernos al día de todo.

- ¿Qué tal te ha ido Erick? – Pregunté para iniciar la conversación – Ya he visto que has conocido a gente.

- La verdad es que mucho mejor de lo que esperaba – Comentó emocionado – Al ser las primeras clases han sido más introductorias que otra cosa, pensé que al ir con la muleta la gente se alejaría de mí, pero todo lo contrario, se interesaban por lo que me había pasado. He entablado conversación con mucha gente, y con algunos de ellos comparto casi todas las clases, me caen bien, parecen gente maja.

- Me alegro mucho – Dije. Aunque en realidad estaba algo celoso – Ya te dije que te gustaría, el ambiente Universitario es muy diferente al escolar, hay mejor royo.

- La verdad es que al principio me sentí un poco desubicado en la clase – Reconoció – Hacía tanto tiempo que tenía a un profesor para mí solo que no me acostumbraba a estar rodeado de gente, pero luego empecé a sentirme mejor, es una ventaja que el profesor no esté todo el rato pendiente de ti.

- Sí que lo es – Comencé a reírme – ¿Y qué tal te has manejado con la muleta? – Me puse serio.

- Al hacer los cambios de clase iba muy lento, no podía llevar los libros en la mano ni nada, y en uno de los cambios he tenido que subir escaleras, he llegado bastante cansado pero lo he conseguido – Me sonrió – Hubieras estado orgulloso de mí.

- Siempre estoy orgulloso de ti – Reconocí.

Tuvimos que dejar de hablar durante un momento ya que trajeron nuestra comida, el camarero sirvió nuestros platos y nos dejó a solas para que pudiéramos seguir charlando.

- Me alegro de que tus jefes te hayan dejado darme la rehabilitación por la tarde, no hubiera podido estar con otro fisioterapeuta – Comentó Erick al quedarnos de nuevo a solas.

- Yo también me alegro – Sonreí – No te queda mucho para acabar y me gustaría estar contigo hasta el final, es una suerte que me lo hayan permitido.

- ¿Cuánto tiempo crees que me queda? – Preguntó con curiosidad, y quizás unas poquitas ganas de dejar de verme como fisioterapeuta.

- ¿Tantas ganas tienes de perderme de vista como fisioterapeuta? – Bromeé.

- Sabes que no es eso tonto – Comenzó a reírse – Es solo por saber.

- Creo que en un mes más ya estarás listo – Le informé – Tus piernas ya están bien solo te falta fuerza, y eso con un mes lo ganas. Ahora todos los ejercicios se centraran en fortalecer tus piernas, lo demás ya lo tienes superado.

- Cuando esta mañana subí las escaleras, que serían unas veinte, me reí al acordarme de lo que me costó superar el obstáculo de solo dos escaleras – Comentó sonriente.

- Ya te dije que lo conseguirías – Me sentía orgulloso de mi niño – Por cierto, he pensado que esta noche podríamos salir fuera a cenar y tomar algo para celebrarlo, así también les dejamos algo de tiempo a solas a la parejita.

- No sé Rody, mañana tengo que ir a la Universidad – Murmuró pensativo.

- ¿No quieres salir? – Me sorprendió.

- No es eso, es que debo portarme bien si quiero estar al cien por cien en clases – Se excusó – Pero supongo que por una noche no pasa nada, pero que sea solo la cena, no quiero llegar muy tarde a casa.

- Está bien, solo cena – Acepté – Ya había reservado así que menos mal que has aceptado – Me reí.

- Haber empezado por ahí, mastodonte tonto – Protestó.

Acabamos de comer tranquilamente, ambos seguimos contándonos anécdotas que nos habían pasado durante la mañana. Últimamente habíamos pasado tanto tiempo juntos, que se me hacía extraño escuchar como Erick me comentaba momentos vividos en los que yo no había estado. Pero iba a tener que acostumbrarme.

Después de la comida fuimos a la rehabilitación, y más tarde volvimos juntos a casa para descansar y prepararnos para la cena de esa noche.

Una nueva rutina había comenzado, me iba a costar acostumbrarme, pero no tenía más remedio que hacerlo. Erick empezaba a coger las riendas de su vida, de su futuro, yo solo podía estar a su lado para apoyarle y para estar ahí para cuando me necesitara.

Le amaba, estábamos construyendo una vida juntos, no iba a permitir que nada, ni nadie, impidiera nuestra felicidad.

***
Notas finales:

Erick ya puede dejar su silla de ruedas ^^

¿Creéis que como teme Rody, que Erick empiece en la Universidad les puede distanciar?

Como siempre, agradezco sus estupendos reviews a Angye, ItouMiyu, Cry Baby, Ari y Ana ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).