Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Avanzamos todavía más ¿Cómo les irá a nuestros chicos?

Narrara un personaje que no lo ha hecho hasta ahora, a ver como os cae^^

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

28. Momentos difíciles I.

(Cecilia)

Esta mañana cuando me desperté no me sentía muy bien, los años no pasan en balde y mi malgastado cuerpo va dando señales de agotamiento. Me levanté sin ganas, me preparé el desayuno y me senté en el sofá para ver mi programa matutino favorito.

Iba a ser un día triste y aburrido como muchos otros últimamente.

Pero cuando recibí la llamada de Rody diciéndome que esta tarde vendría a verme, me cambió el ánimo por completo.

Si algo debo agradecerle a mis constantes ingresos en el hospital es haber conocido a ese estupendo chico. Siempre con una palabra de aliento, con una sonrisa para alegrarte el día, con una visita inesperada para levantarte el ánimo, no podía estarle más agradecida a ese grandullón con tanto corazón.

Reconozco que la primera vez que le vi, tan grande, con el cuerpo todo tatuado y el pelo rapado, creí que un ladrón se había colado en mi habitación. Me asusté bastante e incluso le di al botón de emergencia para avisar a las enfermeras, no me daba muy buena espina. Pero cuando él sonrió al darse cuenta de mi actitud y me dijo que venía en son de paz, prometiéndomelo teatralmente con un gesto de sus dedos, me di cuenta de que era inofensivo. Había venido a buscarme para llevarme a unas pruebas que tenía que hacerme, el celador había faltado ese día y le habían pedido ayuda a él, y como no, Rody siempre dispuesto a ayudar no pudo negarse.

Después de ese día, siempre venía a visitarme o yo lo buscaba por los pasillos del hospital para hablar un ratito con él. Debo reconocer que siempre me ha hecho mucho más amenas las estancias en el hospital.

Quiero mucho a mi familia, y sé que ellos también me quieren a mí, pero están tan ocupados con sus vidas que a veces se olvidan de esta vieja inútil. Así que Rody era como un respiro de aire fresco, una visita esperada que me alegraba el día, que me ayudaba a superar los momentos malos.

Jamás le podré agradecer lo suficiente todo lo que ha hecho por mí.

Ahora ha pasado el tiempo, y ya no solo nos vemos en el hospital, Rody y su chico son como uno más de mi familia, son como mis nietos, y vienen de vez en cuando a verme a casa cuando no estoy ingresada.

Cuando Rody me presentó por primera vez a Erick, lo primero que pensé fue que no pegaban para nada. Tan diferentes, pero a la vez tan iguales, ambos buscando a alguien a quien amar y que les ame, no me costó darme cuenta de que, a pesar de mis primeras impresiones, eran el uno para el otro.

No me importó que fueran dos chicos, en mis tiempos eso estaba muy mal visto, pero yo siempre pensé que si había amor de por medio no importaba que fueran dos chicos, dos chicas o un chico y una chica.

Que hubiera pensado mi difunto marido de que dos hombres se amaran, no lo sé, pero estoy convencida de que tampoco le hubiera importado y de que se alegraría de que hubiera conocido a gente tan estupenda como ellos.

Erick y Rody ya llevaban casi dos años juntos, habían venido a casa muchas veces los dos a comer o simplemente a hacerme una visita, pero Rody también venía de vez en cuando solo, normalmente cuando tenía problemas con Erick y necesitaba hablar con alguien de ello.

Decía que le gustaba hablar conmigo porque yo le daba buenos consejos, que la experiencia era importante y que, aunque tenía a muchos amigos con los que también comentaba sus problemas, siempre le tranquilizaba comentármelos a mí también.

Por eso, el hecho de que hoy viniera solo, aunque me gustaba por poder estar un ratito con él y hablar un poquito, al mismo tiempo me preocupaba porque eso significaba que tenía problemas con Erick y eso me entristecía.

Les quería muchísimo a los dos y lo último que querría sería que tuvieran problemas en su relación.

Era consciente de que estaban pasando por momentos difíciles, Rody ya me lo había comentado en anteriores visitas, y me entristecía pensar que no pudieran superar los obstáculos que se les presentaban. Los dos se amaban, pero a veces el entorno y la vida en general, acababa por destruir muchas bonitas historias de amor. Esperaba que no fuera su caso.

Cuando llamaron a la puerta sonreí pensando que Rody ya estaba aquí, me levanté con cuidado intentando evitar que mi cuerpo protestara y fui a abrir la puerta, Rody sabía que tenía que esperarme con paciencia mis movimientos no eran muy rápidos.

- Rody cariño, me alegro de verte – Le saludé nada más abrir la puerta y verle fuera esperando – Pasa corazón.

- Hola Cecilia – Sonrió al tiempo que entraba a casa – ¿Cómo te encuentras? Te veo muy bien.

- Bueno, estoy contenta de que hayas venido, aunque mi cuerpo se siente un poco cansado hoy – Le informé – Pero no me puedo quejar.

- Si no estás para visitas vengo en otro momento – Comentó. Lo vi bastante nervioso y me di cuenta de que necesitaba hablar.

- No te preocupes cariño, esperaba con ansias tu visita – Le sonreí – Anda, siéntate al sofá que te traeré algo de merienda, luego me contarás eso que te trae de cabeza.

- ¿Cómo sabes que algo me trae de cabeza? – Preguntó sorprendido.

- Ay cariño, ya sabes lo que dice el dicho, el diablo sabe más por viejo que por diablo – Aseguré.

Fui a la cocina a coger una bandeja de galletas que había preparado para recibir a Rody, luego se las llevé con una sonrisa, contenta por tenerle en casa.

- ¿Quieres un café, o algo de beber? – Le pregunté al dejar las galletas en la mesa baja.

- No te preocupes Cecilia, no hace falta que te molestes – Me sonrió – Siéntate y hablemos.

Y eso hice. Me senté a su lado y me dispuse a escuchar cómo me contaba sus preocupaciones, sus miedos y sus dudas con respecto a su relación con Erick. Mientras le escuchaba, no paraba de pensar en lo gracioso que era que cuanto más enamorado estaba una persona de otra, más miedo tenía de perderla. Rody debía estar muy enamorado de Erick, porque tenía mucho miedo de perderle.

Me dispuse a escucharle y ayudarle en todo lo que pudiera, simplemente con dejarle que se desahogara conmigo ya le estaba ayudando.

(Rody)

El tiempo había pasado y muchas cosas habían cambiado, a veces incluso pensaba que Erick había dejado de amarme.

No es que me tratara mal o no me mostrara cariño, simplemente me sentía como una obligación para él, una obligación poco satisfactoria. Vamos, que consideraba que Erick prefería hacer otras cosas a estar conmigo, y que yo solo era una carga para él.

Estábamos pasando por momentos difíciles, problemas económicos, celos, falta de tiempo, estrés, nervios, un coctel perfecto para acabar con cualquier relación.

Todo empezó cuando Laura decidió irse del piso para ir a vivir con Hugo, no la culpo de nada, es lógico que si la relación con Hugo iba avanzando como lo hacía, tarde o temprano ambos quisieran vivir juntos. Los dos trabajaban, así que podían permitirse un piso sin tener que compartirlo.

Al principio ella se sentía mal por dejarme tirado, yo le dije que no se preocupara por nosotros, que Erick y yo saldríamos adelante, aunque no lo tuviera del todo claro. Pero Laura era mi mejor amiga, y yo quería lo mejor para ella, y sabía lo mucho que deseaba vivir con Hugo y formalizar su relación, así que la animé a mudarse con él y me alegré mucho por ellos dos.

Pero su marcha nos dejó a Erick y a mí en una situación delicada.

Erick estaba inmerso en sus estudios, ahora iba a comenzar su segundo año en la Universidad, y debía centrarse en ello, no podía ponerse a trabajar. Le había costado mucho superar el primer año, desacostumbrado como estaba a ir a clases la dificultad era mayor para él, pero con mucho esfuerzo y sacrificio lo consiguió.

Y tan solo con mi sueldo, aunque no era un sueldo malo, era difícil mantenernos, pagar el piso, la comida, mantener la moto y los gastos habituales de cualquier persona. Estábamos teniendo dificultades económicas, lo que provocaba muchas veces situaciones de tensión entre Erick y yo.

Erick quería pedirle ayuda a su familia pero yo me negaba, no quería que su familia pensara que no era lo suficientemente capaz como para mantenerle. También se ofreció a buscar algún trabajo, aunque fuera por horas, para que pudiéramos ir un poco más desahogados, pero yo no quería que descuidara sus estudios así que no se lo permitía.

Total, que el resultado siempre era el mismo, chocábamos continuamente cuando se hablaba del tema dinero y acabábamos discutiendo.

Pero eso no era todo.

Erick había conocido a mucha gente nueva en la Universidad, a muchos yo ni los conocía, pero pasaba mucho tiempo con ellos. Se reunían para estudiar juntos, para hacer algún trabajo que debían hacer, o simplemente para tomar algún café después de clases, y eso me dejaba a mí en un segundo plano. Y por algún motivo que desconocía, Erick parecía querer mantener al margen su vida Universitaria de mí.

Normalmente iba a buscar a Erick cuando acababan las clases para ir juntos a casa, pero muchas veces me había llamado diciendo que no pasara a buscarle que tenía otros planes, y últimamente eso pasaba mucho. Había un chico en particular, Edu, que me ponía especialmente nervioso. Se le veía a leguas que le gustaba Erick, siempre con sonrisitas y miradas coquetas, siempre llamándole o enviándole mensajes, debo reconocer que estaba especialmente celoso de ese chico.

Cuando se lo comentaba a Erick, él se reía, me decía que solo eran amigos, que no fuera un celoso paranoico, y eso a mí me enfurecía.

Pero no solo era yo el celoso paranoico no, los celos eran por ambos lados. Hacía unos meses que había empezado a tratar a un nuevo paciente, Tristán. Era un chico que me caía muy bien, en muchos sentidos me recordaba a Erick, además era muy guapo para que negarlo. Pero yo solo lo veía como un paciente, bueno en realidad estaba empezando a verlo como un amigo.

Erick se ponía celoso cuando recibía algún mensaje de él, o cuando le hablaba de Tristán y su terapia, pero yo no podía evitarlo, siempre me gustaba hablar de mi trabajo y no veía nada de malo en ello.

Incluso intenté que Erick dejara de ponerse celoso con Tristán yendo a cenar con él y su chico, para que viera que él ya tenía pareja y así confiara un poquito más en mí. Pero no funcionó, todo lo contrarío, aún se puso más celoso al ver el buen royito que había entre Tristán y yo.

Que efectivamente así era, había muy buen royito entre nosotros, dato curioso si tenemos en cuenta que cuando lo vi por primera vez fue en una discoteca e intentando ligar con Erick. ¿Quién iba a decirme en aquél entonces, que aquél chico descarado iba a acabar siendo mi paciente e incluso amigo?

Pero por muy buen royito que hubiera, solo lo quería como amigo y él a mí, ambos estábamos completamente enamorados de otra persona.

En definitiva, Erick y yo cada vez pasábamos más tiempo separados, ya no teníamos la escusa de las sesiones de recuperación para vernos por la tarde, hacía mucho tiempo que Erick había dejado de necesitar rehabilitación. Ahora, él prefería dedicar sus tardes a estudiar con sus compañeros de Universidad y a preparar los exámenes, y yo me quedaba solo en casa o ayudando a Tristán con su recuperación.

Algunas tardes llegué a sentirme solo, pero no podía decírselo a Erick. Quería que a Erick le fueran bien los estudios, y si para eso tenía que aguantar que me abandonara por los libros en las tardes iba a tener que aguantarme, no quedaba de otra.

Hoy había sido un día muy duro en el hospital, habían llegado un par de pacientes nuevos y había tenido una mala noticia de una antiguo paciente. Estuve toda la mañana deseando que acabara mi turno para poder ver a Erick y desahogarme con él, y con lo que a mí me gusta mi trabajo eso dice mucho de la mierda de mañana que había tenido.

Erick y yo habíamos quedado para comer y eso era lo único que me estuvo animando. Pero el día empeoró aún más si cabe, cuando Erick me mandó un mensaje diciéndome que les habían dado un trabajo muy complicado y que iba a tener que reunirse con sus compañeros en la biblioteca esa tarde, que iban a comer algo rápido y ponerse a trabajar en ello. Eso me dejó a mí en un segundo plano, como era habitual últimamente, y sin nada que hacer.

Pensé en decirles a Jessica o Hugo si querían ir a comer a algún sitio, pero sabía que Hugo tenía planes con Laura y Jessica estaba deseando volver a casa con su chico, así que decidí no molestarles.

También pensé en Speed y Elektra pero ambos estaban demasiado locos y quizás no eran los más adecuados para escuchar mis penas.

Los demás quedaban descartados por ser más cercanos a Erick, así que me vi comiendo solo en casa.

Me preparé algo rápido ya que no tenía muchas ganas de hacer nada y me dispuse a pasar una tarde aburrida en el sofá viendo la tele. Entonces me acordé de Cecilia y sonreí, quizás iba siendo hora de hacerle una visita a la abuela postiza.

En todo este tiempo la señora Rodríguez como antes la llamábamos, se había convertido en Cecilia para nosotros. Habíamos pasado mucho tiempo juntos y nuestras visitas pasaron de ser, exclusivamente cuando Cecilia estaba hospitalizada, a visitas en su propia casa. A Cecilia le había caído muy bien Erick, y Erick sentía mucho cariño por ella, así que fue casi inevitable que se convirtiera en alguien importante para nosotros.

Erick decía que era como una abuela para nosotros, y la llamábamos la abuela postiza con cariño. Para mí, que me faltaba bastante cariño familiar, se convirtió realmente en alguien especial, recibía de ella el amor y cariño que mis padres y mi “familia” no me daban.

Muchas veces íbamos los dos a visitarla, nos invitaba a comer o simplemente íbamos a pasar la tarde con ella. Pero para mí, además, también se había convertido en una gran confidente, alguien con quien poder hablar, alguien que sabes que te escuchara y te dará buenos consejos.

Por eso yo también iba de vez en cuando a visitarla solo, sobre todo cuando tenía que hablar precisamente de Erick como era el caso. Así que la llamé pare decirle si podía hacerle una visita, y ella se mostró encantada.

Cuando estuve en su casa llamé a la puerta, esperando con paciencia a que me abriera, era una mujer mayor y se llevaba su tiempo en llegar hasta la puerta. Nada más abrirme, me recibió con una sonrisa.

- Rody cariño, me alegro de verte – Me saludó para luego hacerme pasar – Pasa corazón.

- Hola Cecilia – Sonreí al tiempo que entraba, como si fuera mi propia casa – ¿Cómo te encuentras? Te veo muy bien.

- Bueno, estoy contenta de que hayas venido, aunque mi cuerpo se siente un poco cansado hoy – Me informó – Pero no me puedo quejar.

- Si no estás para visitas vengo en otro momento – Me apené un poco pensando que quizás solo iba a molestarla, pero me puse nervioso, necesitaba hablar con alguien.

- No te preocupes cariño, esperaba con ansias tu visita – Me sonrió tranquilizándome – Anda siéntate al sofá que te traeré algo de merienda, luego me contarás eso que te trae de cabeza.

- ¿Cómo sabes que algo me trae de cabeza? – Me sorprendí. No sabía que fuera un libro abierto para ella.

- Ay cariño, ya sabes lo que dice el dicho, el diablo sabe más por viejo que por diablo – Comentó con una sonrisa.

Cecilia fue hasta la cocina, podía escuchar como trasteaba seguramente preparándome algo, al poco rato salió con una bandeja en las manos llena de deliciosas galletas, parecía contenta de mi visita y eso me alegró

- ¿Quieres un café, o algo de beber? – Me preguntó al tiempo que dejaba las galletas sobre la mesa del salón.

- No te preocupes Cecilia, no hace falta que te molestes – Ya bastante hacía por mí – Siéntate y hablemos.

- Y dime cariño ¿Qué es lo que te preocupa? – Preguntó a bocajarro nada más sentarse – Y no me digas que no es nada que no quiero jugar al ratón y al gato.

- Como me conoces Cecilia – Sonreí con amargura – En realidad necesitaba hablar con alguien, no he tenido un buen día.

- Pues empieza por el principio – Me animó.

- He tenido una mañana muy movidita, han llegado dos pacientes nuevos, y como siempre les pasa a los nuevos, no han venido con muy buena actitud – Resoplé – Los pacientes siempre vienen con miedo y se defienden atacando o pasando de todo.

- Pero en eso ya tienes experiencia – Comentó – Tuviste una buena práctica con Erick.

- Erick ha sido el peor paciente que he tenido hasta ahora – Reconocí con una sonrisa – Y si, sin ninguna duda tratarle a él me ha ayudado a sobrellevar todos los problemas que me salgan a partir de ahora de mejor manera – Reconocí – Pero no ha sido solo eso, me he enterado de que un antiguo paciente mío, al que le cogí mucho cariño, murió ayer y me he puesto triste.

- Lo siento mucho Rody – Comentó sinceramente apenada – Contra eso no se puede hacer nada.

- Necesitaba hablar con alguien Cecilia y había quedado con Erick así que pensé que me iría bien desahogarme con él, pero a última hora ha cancelado nuestra cita y me he quedado solo – Comenté apenado.

- Sin nadie con quien desahogarte – Sentenció.

- Exacto – Reconocí.

- Pues me alegro de que hayas pensado en mí cariño – Me sonrió – Sabes que puedes venir siempre que quieras, para mí es una alegría verte.

- Lo sé Cecilia y me alegro de eso – Era una suerte contar con ella.

- Pero no es lo único que te preocupa ¿Verdad? – Me miró interrogante.

- No – Reconocí.

- Venga, sabes que puedes contarme lo que sea, hablar conmigo te ayudara – Me animó a sincerarme.

- Las cosas con Erick no van muy bien – Confesé – A veces pienso que ya no me ama.

- No digas tonterías – Me recriminó – Erick está loquito por ti, se le nota en la mirada.

- Quizás antes si, pero ahora no lo tengo tan claro – Confesé con tristeza – Erick cada vez pasa más tiempo en la Universidad, sé que le gusta ese ambiente, yo soy una parte de su vida diferente, y no sé si le sigue gustando esa parte. A veces pienso que prefiere estar con sus compañeros de Universidad que conmigo.

- Erick ha vivido un cambio muy grande en su vida, seguramente está emocionado con ello, pero eso no quiere decir que ya no quiera pasar tiempo contigo – Intentó animarme.

- No sé Cecilia, la verdad es que estamos pasando por muchos problemas – Murmuré – Sé que tengo que tener paciencia, que todo volverá a la tranquilidad tarde o temprano, pero tengo tanto miedo de perder a Erick, me da pánico que se canse de mí.

- Cariño, la única forma de que el amor no acabe nunca es renovarlo día a día, lo único que debes hacer es asegurarle a Erick que sigues amándole, y pase lo que pase, puedo asegurarte que él seguirá contigo – Sonrió tranquilizadora – Erick es un buen chico, no es tonto, sabe lo que tiene no va a dejar que se le escape.

- Espero que tengas razón Cecilia – Suspiré.

- La tengo cariño, la tengo. Recuerda que estuve muchos años casada con el mismo hombre y eso que a veces me daban ganas de matarlo, sé mucho de relaciones – Bromeó – Lo que tienes que hacer esta noche es sorprender a Erick con una cena romántica, ya verás cómo se le olvida todo y solo tiene ojos para ti.

Apunté mentalmente la idea de Cecilia, eso era lo que haría, sorprendería a Erick con una cena romántica.

La conversación se extendió por un par de horas más, el tiempo pasaba volando cuando estaba con Cecilia. Cuando empezó a hacerse tarde, sobre todo si quería prepararlo todo para Erick, ayudé a Cecilia a recogerlo todo y a lavar los trastos que habíamos utilizado. Me despedí de ella prometiéndole que volveríamos pronto los dos juntos, y me fui para volver a casa.
Pasé por una floristería, en toda cena romántica no pueden faltar las flores. Compré un pequeño buqué para el centro de la mesa y un enorme ramo de flores para mi niño, una vez todo listo ya si me dirigí a casa.

Cuando llegué dejé el ramo a la vista, para que fuera lo primero que viera Erick al entrar, y fui a la cocina para ver que había en la nevera y pensar que podía preparar. Tras un par de minutos dándole vueltas a varias ideas, ya lo tenía claro. Saqué las cosas que necesitaba de la nevera y fui a la habitación para ponerme ropa más cómoda.

Cuando iba a volver a la cocina para ponerme manos a la masa y empezar a prepararlo todo, sonó un mensaje en mi móvil. Lo había dejado en la mesita del salón así que fui a ver quién era, podía ser un mensaje de Erick.

Y efectivamente, era un mensaje de Erick, pero lo que leí no me gustó nada.

“Rody aún no hemos avanzado mucho en el trabajo, vamos a pedir una pizza para cenar y seguir trabajando después. No sé cuánto tardaremos, no me esperes despierto.”

Apenado, por ver truncados mis planes para esa noche, contesté con un escueto “Ok”, dejé el móvil de nuevo en la mesita y volví a la cocina. Ahora ya no tenía porque esmerarme mucho, me prepararía algo rápido para cenar, miraría un poco la televisión y me iría a dormir temprano.

Esa noche, ya en la cama, me dormí con un único pensamiento en mi mente. Era la primera vez, desde que vivíamos juntos, que Erick vendría tan tarde a casa y que yo me dormiría sin él a mi lado.

***
Notas finales:

Parce que nuestra parejita tiene problemas :(

¿Habrá Erick dejado de amar a Rody?

¿Qué os ha parecido Cecilia?

Como siempre agradecer sus estupendos reviews a Cry_Baby, Psychoneko y Ana ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).