Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Último capítulo a falta del epilogo ^^ Sin más que decir, espero que os guste el capitulo ^^

Un beso

Yaonita

32. Tú me haces fuerte.

(Erick)

Mientras iba en la moto de Rody, agarrado a su cintura y camino a casa, no podía dejar de pensar en lo afortunado que era. Rody no me culpaba de lo sucedido con Edu y eso para mí era más que suficiente.

Ahora necesitaba con total urgencia hacer el amor con Rody, necesitaba quitarme de encima esa sensación rara que Edu había dejado en mi cuerpo. Mi cuerpo siempre le pertenecería a Rody e iba siendo hora de recordárselo.

A penas dijimos nada en el camino, ambos sabíamos lo que queríamos y no hacían falta palabras.

Nada más traspasar las puertas de nuestra casa, porque después de tanto tiempo ya la consideraba nuestra casa, me lancé sobre Rody. Me agarré de su cuello y escalé por su cuerpo, colgándome como un koala, sus manos fueron directas a mi trasero para poder sujetarme y yo empecé a devorar su boca como un loco. Le había echado mucho de menos.

Rody caminaba hacía nuestra habitación con dificultad, cargándome e intentando controlar mis impulsivos y desesperados besos. Era increíble la facilidad con la que me cargaba a pesar de que ya no estaba tan delgado como antes, Rody se ocupaba de alimentarme muy bien, aunque para mi desgracia seguía siendo un renacuajo.

- Aquí mismo Rody, no creo poder esperar hasta llegar a la habitación – Susurré entre sus labios sin apenas romper el beso.

Rody me dejó caer sobre el sofá con mucho cuidado, a pesar de la urgencia y desesperación de nuestros cuerpos no dejaba de ser cuidadoso conmigo. No tardé en sentir su cuerpo, grande y caliente, sobre el mío ansioso y necesitado.

Mis manos se adentraron por debajo de su camiseta, recorriendo toda su amplia y poderosa espalda, me volvía loco. Uno de sus brazos estaba apoyado en el sofá, por sobre mi cabeza, para evitar apoyar todo su peso sobre mí y aplastarme, su otro brazo recorría todo mi cuerpo con su grande y suave mano acariciando mi costado también por debajo de la ropa.

- Creo que empieza a sobrar la ropa – Murmuré entre gemidos de deseo.

- Ahora mismo me encargo de eso – Sus palabras produjeron una electrizante reacción por todo mi cuerpo que fue a acabar en mi polla, la cual salto aún dentro de la ropa.

Rody se puso de rodillas, a horcajadas sobre mi cuerpo, y mirándome fijamente, con sus poderosos ojos negros sobre los míos, empezó a quitarse la camiseta dándome un espectáculo digno de admirar. El cuerpo de Rody era impresionante, siempre admiraba su bien formado pecho, su marcado vientre, sus poderosos pectorales, sin duda era una alegría para la vista. Musculado pero sin ser excesivo.

No pude evitar alzar mis manos y posarlas sobre su pecho con admiración, acariciando y disfrutando del tacto del hombre al que amaba.

- ¿Te gusta lo que ves? – Preguntó Rody con una picara sonrisa.

- Sabes que me encanta – Reconocí relamiéndome.

- Pues este cuerpo es todo tuyo – De nuevo mi polla saltó aún aprisionada, necesitada de libertad y atención.

- Vas a conseguir que me corra sin haberme tocado – Confesé avergonzado.

- Pues tú me tienes igual – Rody cogió mi mano y la guió hasta su entrepierna, donde pude notar como su polla también reclamaba que la liberaran con urgencia.

- Vamos a tener que poner remedio a esto – Murmuré mientras con mi mano empecé a desabrochar los pantalones de Rody, dispuesto a liberar a esa fiera enjaulada.

Con movimientos expertos fuimos desnudándonos el uno al otro, nuestros cuerpos necesitaban sentirse piel contra piel. Aunque el sofá era un espacio pequeño para moverse de alguna manera conseguimos cambiar las posiciones, ahora era yo el que estaba a horcajadas sobre Rody, eso sí, ahora completamente desnudos.

- No sé si tu cuerpo me gusta más visto desde arriba o desde abajo – Murmuré con deseo mientras mis manos recorrían su pecho y las suyas estaban sujetas a mi cintura.

- A mí el tuyo me gusta de cualquier manera – Aseguró al tiempo que bajaba sus manos de mi cintura a mi culo y empezaba a masajearlo – Sobretodo esta parte – Sonrió con picardía.

- ¿Te gusta mi culo? – Le pellizqué un pezón y conseguí que se sobresaltara haciéndome notar su casi erección en mi trasero.

- Mucho – Se relamió. Me agaché lentamente, pecho contra pecho y le susurré al oído.

- Pues es todo tuyo – Al mismo tiempo que se lo susurraba Rody me pellizcaba una de las nalgas provocándome escalofríos por todo el cuerpo.

- Chupa – Me acercó sus dedos para que los lubricara – No tenemos lubricante a mano así que…

- Con esto me basta – Conseguí decir entre lamida y lamida a sus dedos.

Lamía sus dedos lubricándolos con mi saliva al tiempo que le miraba seductoramente, Rody parecía a punto de saltar sobre mí y devorarme de un momento a otro, cosa que por otro lado estaba deseando.

Me encantaba observar las reacciones que conseguía provocar en Rody, para mí era una manera de convencerme a mí mismo que realmente le resultaba sexy. Y eso me volvía loco.

Cuando acabé de lubricar sus dedos, dejé su mano libre y con mi lengua seguí lamiendo pero esta vez su cuello, para después bajar por su pecho, rodear uno de sus pezones y acabar mordisqueándolo dulcemente.

Sentir como la piel de Rody reaccionaba al tacto de mi lengua, notar como su pezón endurecía prediciendo el mordisquito que vendría después y conseguir que mi chico saltara de placer ante mis dientes en su pezón, era la sensación más deliciosa del mundo.

Casi tan deliciosa como la sensación de sentir los dedos lubricados de Rody, paseándose por mi culo y acercándose lentamente a mí agujero deseoso de sentirlos en su interior.

- No me tortures más, sabes que lo estoy deseando – Susurré sobre sus labios antes de besarle de nuevo, no podía estar mucho tiempo apartado de sus deliciosos labios.

- No tengas tanta prisa mi niño, quiero que disfrutemos de cada momento – Contestó al romper el beso mordisqueando mi labio inferior.

- Tenemos toda la noche para eso, pero ahora te quiero en mi interior – Supliqué.

- Tus deseos son ordenes para mí – Uno de sus dedos se adentró para empezar la preparación – Me vuelves loco mi niño.

- Cuando tenga ochenta años, esté calvo, tenga barriga y un humor de perros ¿Seguiré siendo tu niño? – Pregunté con una sonrisilla. Adoraba que me llamará así.

- El humor de perros ya lo tienes ahora – Bromeó al tiempo que metía otro dedo provocándome un espasmo por la sorpresa – Y si eso no me importa ¿Crees que lo demás si?

- Así que humor de perros ¿No? – Le mordí uno de sus pezones al tiempo que pellizcaba el otro consiguiendo que saltara del dolor mezclado con el placer en Rody.

- A veces si – Aseguró con una sonrisilla – Pero eso forma parte de ti y eso me encanta.

- No me has contestado ¿Seguiré siendo tu niño? – Le quité la mano de mi culo, ya estaba lo bastante preparado, subí sus brazos sobre su cabeza, apresándolos contra el sofá, y me incliné para mirarle fijamente mientras esperaba su respuesta.

- Siempre serás mi niño, ahora o con ochenta años – Confirmó sin atisbo de dudas.

- Así me gusta – Me incliné todavía más para besarle, enlazando de nuevo nuestras lenguas, maltratando nuestros labios, mordisqueando al romper el beso.

Me erguí de rodillas sobre su cuerpo, llevé mi mano hacia tras buscando la deseada poya que ya estaba completamente erecta, subí y bajé un par de veces por toda su envergadura para afirmarla y la guié hacia mi agujero sin dejar de mirar a Rody a los ojos.

Me dejé caer, empalándome en la deseada poya sin contemplaciones, lo deseaba, estaba desesperado por sentir a Rody en mi interior. Cuando ya estuvo completamente dentro, hasta lo más hondo de mi ser, me quedé quieto un rato para acostumbrarme, y mientras eso pasaba miraba a Rody con deseo y pasión.

- Me siento tan caliente en tu interior – Susurró Rody seguramente aguantándose las ganas de moverse y comenzar con el vaivén – Tan maravillosamente bien.

- Y a mí me encanta tenerte en mi interior – Susurré apenas sin voz, adaptándome a la intromisión.

Comencé a moverme arriba y abajo, solté las manos de Rody para que pudiera acariciar mi pecho mientras me empalaba una y otra vez. Sentir que dominaba la situación a pesar de ser el pasivo me hacía sentir bien, seguro de mi mismo y seguro del amor de Rody que se dejaba dominar por la persona a la que amaba.

Las manos de Rody subían y bajaban acariciando mi pecho, pellizcando mis pezones de vez en cuando, las mías se apoyaban en su vientre para ayudar en los movimientos.

- Ahhhh… Erick… eres tremendo – Jadeaba Rody.

- Rody… delicioso – Me mordía los labios para no gemir de placer.

- Deja que te escuche mi niño – A Rody no le gustaba que controlara mis gemidos.

- Ahhhh… si… si… ahí – Había encontrado el punto, ese punto maravillosos en el que el placer se multiplicaba por mil.

- Ahora déjame a mi amor – Puso sus manos en mi cintura para detenerme y comenzó a moverse él, acertando una y otra vez en ese punto, haciéndome ver las estrellas y que mi cuerpo quedara completamente a su merced.

- Rody… ahhh… si… – Todo mi ser vibraba de placer, alargando todo lo posible la explosión que acabaría con el momento, dejando nuestros cuerpos completamente desarmados.

- Erick… no voy a aguantar mucho más… ahhh –Agarré mi erecta poya y comencé a estimularla para acompañar a mi chico en el orgasmo, no hizo falta mucho para que explotara de placer y me corriera en el pecho de mi grandullón.

- Rody… ahhh… ahhh – Después de correrme mi cuerpo quedó completamente desmadejado, Rody se incrustó un par de veces más en mi interior alargando al máximo el placer y se corrió en mi interior haciéndome sentir su caliente semilla.

- Erick… ahhh – Jadeaba Rody mientras se corría. Me dejé caer sobre Rody completamente agotado, apoyando mi cuerpo en su pecho.

Rody acariciaba mi espalda, nuestros cuerpos completamente sudorosos intentaban recuperar fuerzas, la respiración completamente alterada intentaba recuperar su ritmo normal.

- Te amo tanto mi niño – Susurró a mi oído apretándome más contra su pecho – Quiero que sepas que lo eres todo para mí.

- Tú lo eres todo para mí – Contesté de vuelta, sabedor de que ahora sería incapaz de vivir sin Rody – Te amo tonto mastodonte.

- Me encanta que me llames así – Empezó a reírse – No quiero salir de tu interior se está tan a gustito – Hasta que dijo esas palabras no me había dado cuenta de que Rody aún no había salido de mi cuerpo, y yo tampoco quería que lo hiciera.

- No salgas – Ronroneé acariciando sus deliciosos pectorales.

- Debo hacerlo, no quiero hacerte daño – Y tras decir esas palabras salió de mi interior.

- Malo – Protesté pellizcando su pezón.

- ¿Tú me maltratas y yo soy el malo? – Preguntó con fingida molestia por el pellizco a su pezón.

- Yo soy un angelito pero tú me provocas – Puse morritos de niño bueno.

- Angelito ¿Tú? – Empezó a reírse – ¿En qué mundo?

- ¿Preferirías que fuera un diablillo? – Seguí con la broma.

- Eres mi diablillo y me encanta – Contestó el pellizcándome el culo.

- Pues dame cinco minutos para recuperarme y te demostraré lo diablillo que puedo llegar a ser – Ronroneé de nuevo. Hoy deseaba estar en su interior, lo necesitaba.

- Eso está hecho – Se alzó en el sofá y se levantó llevándome a mí colgado de su cuello, yo rodeé su cintura con mis piernas para no caerme.

- ¿Qué haces? – Pregunté sorprendido por su acción.

- Quiero que me demuestres durante muchas horas lo diablillo que puedes llegar a ser, pero en la cama estaremos más cómodos – Comentó mientras se dirigía a nuestra habitación.

- Ahora ya puedo caminar, no hace falta que me lleves a todos lados en tus brazos – Protesté avergonzado.

- Ya lo sé, me has demostrado muchas veces lo que puedes hacer con tus piernas – Sonrió con picardía – Pero me gusta cargarte como a una princesa, mi princesa.

- No soy una princesa – Protesté mientras me tiraba sobre la cama.

- Demuéstramelo – Me retó con otra sonrisa demoledora, sexy y sensual.

- O si, ven aquí y te lo demostraré – Rody no dudó ni un segundo en dejarse caer en la cama junto a mí.

Y si, le demostré que no era una princesa en un par de ocasiones durante lo que quedaba de día.

(Rody)

Erick había ido a la Universidad, no quería faltar de nuevo por culpa de ese desgraciado de Edu. Me sentía muy orgulloso de mi niño.

Habíamos quedado en que pasaría a buscarle para ir juntos a comer, y recuperar una de las costumbres que habíamos perdido por culpa de todo lo sucedido. Yo, además, tenía otros planes que no iba a parar hasta conseguir realizar.

No iba a dejar que ese malnacido de Edu se fuera de rositas.

- ¿Rody? – Salí de mis pensamientos y vi a Erick delante de mí, moviendo sus manos ante mis ojos y con una sonrisa en la boca – ¿En qué estás pensando que ni me has visto llegar?

- En ti y en lo que voy a hacerte esta noche – Lo agarré de la cintura y lo acerqué a mi cuerpo para darle un beso apasionado, deseoso, intenso.

- Pues por la cara de tonto mastodonte concentrado que tenias tiene que ser algo muy bueno – Bromeó entre risas.

- Ya lo verás – Me relamí los labios – Voy a comerte enterito.

- Si sigues así voy a empalmarme aquí mismo – Se rió – Será mejor que nos vayamos a comer o no respondo.

- Antes necesito ir al baño ¿Podría ir al de la Universidad? – Empecé a llevar a cabo mi plan.

- ¿No puedes esperar a que estemos en el restaurante? – Preguntó sorprendido.

- No aguantaré mucho, mi vejiga esta hasta los topes – Resoplé.

- Está bien, vamos te acompaño – Aceptó con resignación.

- Ohhh no, no quiero dejar la moto sola, en la Universidad hay mucho ladronzuelo, mejor dime donde está y ya iré yo mientras tú la vigilas – Intenté parecer lo más natural posible, aunque era muy malo mintiendo y por la cara de Erick algo sospechaba.

- Estás muy raro – Frunció el ceño – Justo en el pasillo de la entrada, a unos cincuenta metros, a mano derecha están los baños de hombres, no tiene perdida.

- Perfecto, ahora vuelvo espérame aquí Erick – Le di un piquito y salí corriendo para que no siguiera preguntando y sospechara todavía más.

Hice ver que entraba en la Universidad para ir al baño, pero en cuanto estuve dentro empecé a buscar a mi objetivo. Había estado vigilando la entrada y sabía que Edu no había salido aún, todavía estaba dentro así que me dispuse a buscarlo, el bastardo no podía estar muy escondido.

Empecé a mirar dentro de las aulas del primer piso y nada, seguí buscando en el segundo y tampoco nada, así que volví a bajar y tras mirar en la cafetería allí estaba, riéndose con un grupo de chicos y chicas como si nada hubiera pasado. Desgraciado.

Me acerqué a él con cautela, no fuera a salir corriendo en cuanto me viera, cuando estuve justo detrás suyo llamé su atención.

- Perdona Edu, necesito hablar contigo – Ante todo educación, que él fuera un desgraciado no significaba que yo no debiera tener modales. Noté como se tensaba al momento de escucharme, poco a poco se dio la vuelta con una cara de susto que a punto estuvo de hacerme reír a carcajadas.

- Ahora no puedo, estoy con unos amigos – Intentó evitar lo inevitable, si pensaba que iba a irme así tan tranquilo estaba muy equivocado.

- Necesito hablar de un tema contigo y estoy seguro de que no querrás que tus amigos lo escuchen – Insistí, debía entender que no me iba a ir de allí hasta hablar con él, aunque tuviera que hacerlo delante de un montón de gente.

- Está bien, vamos – Aceptó con resignación. Se despidió de sus amigos, entre ellos reconocí a algún amigo común con Erick, y empezó a caminar hacia fuera de la cafetería, yo le seguí sin más.

- Aquí estará bien – No sabía hacia donde se dirigía pero en cuanto pasamos por un pasillo algo escondido, le paré y lo arrinconé contra la pared, poniéndole mi brazo en su cuello para que no pudiera moverse.

- ¿Qué te pasa tío? – Pregunto sorprendido.

- Sabes muy bien lo que me pasa, Erick me ha contado lo que le hiciste desgraciado – Intenté controlar mi voz, no quería que toda la Universidad se enterara, pero puse la voz más amenazante y aterradora posible, cosa que no me fue difícil por lo furioso que estaba.

- No sé qué te habrá contado Erick, pero él se me lanzó encima no pude evitarlo – El muy desgraciado le estaba echando la culpa a Erick.

- Erick es mi chico y me creo lo que me dice, y tú eres un desgraciado que intentó abusar de él – Estaba aún más furioso y le empujé de nuevo contra la pared. Edu intentaba escaparse pero no era lo suficientemente fuerte para poder conmigo y mi rabia – Solo quería advertirte de que si le vuelves a poner una mano encima a Erick, o si le haces la vida imposible en la Universidad, tendrás que vértelas conmigo y con mis amigos, créeme que tengo unos cuantos amigos que estarían deseando darte tu merecido por lo que le hiciste.

- No pienso acercarme a ese enano – Intentaba hacerse el duro pero estaba temblando de miedo, con el rabo entre las patas. No pude evitar pegarle un puñetazo en el estomago, solo yo podía llamar enano a mi niño.

- Esto ha sido una advertencia – Me acerqué tanto a su cara para dejárselo claro que casi le escupí al hablar.

- ¡¿Rody, que haces?! – Exclamó Erick a nuestras espaldas. Solté a Edu de golpe por la sorpresa, el bastardo cayó de rodillas aguantando el dolor que le cause con el puñetazo.

(Erick)

Algo estaba tramando Rody, desde que salí de la Universidad y lo vi lo noté nervioso, Rody era muy malo mintiendo y estaba claro que algo intentaba ocultar.

No quise reprocharle nada, quizás me estaba equivocando, pero viendo lo que estaba tardando en ir al baño estaba claro que esa había sido una simple escusa. Podía imaginar lo que estaba intentando hacer.

Decidí entrar de nuevo a la Universidad para buscarle, primero fui al baño por si realmente estaba allí y efectivamente no estaba, entonces empecé a buscarlo por todas partes.

No lo veía por ningún sitio y empezaba a preocuparme, hasta que me pareció escuchar voces en uno de los pasillos secundarios.

Fui hasta allí y lo que vi me dejó helado.

- ¡¿Rody, que haces?! – Pregunté entre sorprendido y enfadado. Rody tenía a Edu arrinconado contra la pared y le estaba amenazando, al oírme le soltó inmediatamente.

- Solo estábamos hablando ¿Verdad Edu? – Si, definitivamente mi novio era muy malo mintiendo ¿Realmente se pensaba que era tan tonto de creerme algo así?

- Sí, claro – Resoplé al tiempo que me acercaba a Rody – Rody, no necesito que me defiendas, no soy un debilucho sin carácter, puede que lo haya pasado mal estos últimos días, pero ahora estoy con fuerzas y puedo con esto yo solo – Empecé a acariciarle el brazo para que entendiera que aunque le agradeciera que cuidara de mí, yo no era alguien débil de carácter que necesitara ayuda continuamente.

- Pero Erick…

- Nada de peros – Me puse firme – Sabes perfectamente de lo que soy capaz y no voy a permitir que un capullo, desgraciado y pichacorta como Edu me haga la vida imposible. Ahora que te tengo a mi lado has conseguido que sea consciente de mi propia fortaleza, te amo y a tu lado me siento fuerte Rody. No te quiero para que seas mi perro defensor, te quiero para que seas mi pilar, ese que refuerza mi autoestima y mi fortaleza interior. Porque eres la persona que saca lo mejor de mí mismo.

- Tienes razón Erick, lo siento – Vi a Rody emocionado – Eres un gran chico, fuerte y decidido, lo has demostrado muchas veces y por eso te amo.

- Yo también te amo mi tonto mastodonte – Sonreí – Y me gusta que hayas querido defenderme, pero no quiero que te metas en líos por mi culpa – Me acerqué a él y le besé. Amaba con locura a ese hombre de apariencia ruda pero con un corazón de oro – Ahora, olvidémonos de todo esto, vayamos a comer y disfrutemos de nuestra vida juntos.

- Vamos – Rody me besó de nuevo y me cogió de la mano para salir de allí dejando a un Edu dolorido en el suelo.

- Rody espérame en la moto, aprovechando que estoy aquí voy a coger un libro que me dejé en mi taquilla – Comenté mientras íbamos por el pasillo.

- ¿Y no puedo acompañarte? – Preguntó un sorprendido Rody.

- Quiero salir rápido de aquí, será mejor que vayas arrancando la moto – Propuse.

- De acuerdo, te espero fuera – Y de nuevo me besó para despedirse. Viendo como se alejaba de mí me felicité a mi mismo por saber mentir mejor que él.

Volví a recorrer nuestros pasos en sentido contrario y me encontré de nuevo con Edu, el desgraciado estaba empezando a levantarse para irse ya algo más recuperado. Me acerqué a él con decisión y le enfrenté cara a cara.

- Veo que ya te estás recuperando – Comenté con sorna.

- Eres tan cobarde que tuviste que mandarme a tu novio para que me diera una paliza – Se enfrentó a mí.

- Te equivocas – Me acerqué a él y le agarré de los huevos con fuerza, él se dobló sobre sí mismo por el dolor –No necesito a mi novio para defenderme, él vino por su cuenta porque me ama. Pero te aseguro que si vuelves a molestarme, o si simplemente me miras mal, te cortaré esta parte de tu cuerpo que tanto aprecias – Apreté más sus huevos para que supiera a que parte me refería exactamente – Y se la daré a los perros para comer. Y créeme, quizás no tenga tanta fuerza como tú, pero no puedes estar despierto las veinticuatro horas del día, encontraría el momento perfecto para hacerlo tarde o temprano.

- No te atreverías – Me increpó entre el dolor.

- Será mejor que no me pongas a prueba – Intenté poner una sonrisa escalofriante para asustarle y creo que lo conseguí.

- No pienso acercarme de nuevo a ti, no vales para tanto – Intentó molestarme.

- Sabes que estoy buenísimo – Me reí – Pero me alegro de que hayas entrado en razón.

Le solté y me alejé de nuevo de él, ya había cumplido con mi cometido. Tenía miedo de que Edu se revolviera, me persiguiera y me diera una paliza, yo a su lado no era nada, pero al parecer la amenaza surtió efecto y Edu se quedó quieto en su sitio.

Esperaba no volver a tener problemas con él, no me gustaría pasarlo mal en la Universidad por su culpa.

Ahora, ya más tranquilo después de haberme enfrentado a Edu, volví a salir, Rody, mi chico, me esperaba fuera con su moto. Rody era lo mejor que me había pasado en la vida, me ama, se preocupa por mí, me entiende, perdona mis meteduras de pata, sabe cuando tengo un mal día y necesito que me animen, y lo más importante de todo, me respeta.

Ahora debo centrarme en él, amarle como le amo, demostrárselo todos los días, y lo más importante, no dejar que mis inseguridades pongan en riesgo nuestra relación.

Si Rody está conmigo será que algo he hecho bien ¿No?

***
Notas finales:

El sexo de reconciliación es lo mejor XD

Seguro que a Edu después de lo que ha pasado ni se le ocurre volver a acercarse a Erick XD No solo por miedo de Rody, sino también por miedo de que Erick le corte las pelotas XD

Solo nos falta el Epilogo y diremos adiós a nuestros chicos ^^ Va a ser un epílogo muy especial, de alguna manera me despediré de muchos de mis chicos ^^

Como siempre, quiero agradecer sus estupendos reviews a Monik, ItouMiyu, Ana, Anónimo, sophiemx y Psychoneko ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).