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Un Paciente Complicado por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

Seguimos con la parejita aunque quizás no todo sea un paseíto de rosas para ellos ^^

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

6. Un paseo por el puerto.

(Rody)

Hoy estaba siendo un día muy gratificante en el trabajo, todo había ido bien y varios de mis pacientes habían avanzado mucho, entre ellos Erick, mi paciente más complicado.

Cuando me enteré de que me había engañado con el peso me enfadé mucho, me sentí como si me hubiera tomado el pelo. Me dolió bastante, sobre todo después de habernos conocido un poco mejor, de verás había pensado que su comportamiento cambiaria un poco.

Por unos momentos me rendí, pensé que no había nada que hacer con él, y se lo dejé claro, si quería que yo siguiera tratándole iba a tener que tomárselo más en serio.

Aún así, me sorprendió cuando vino a pedirme perdón, jamás pensé que lo haría tan rápido y de esa manera.

Intenté aprovecharme de la situación y convencerlo para probar en las barras, pensé que no aceptaría, pero por probar no perdía nada ¿Quien me iba a decir a mí que iba a conseguir que lo hiciera?

Me alegré mucho cuando vi que conseguía dar dos pasos, era un gran avance, sus piernas se estaban fortaleciendo y pronto podría mantenerse en pie sin ninguna ayuda.

Entonces decidí invitarle a hacer algo esta tarde, y así estaba yo, con el coche de Laura y camino a su casa. En esta ocasión Laura me había dejado el coche pero no me podía acompañar, así que seriamos él y yo solos.

Por alguna razón me gustaba la idea, aunque también me daba algo de miedo. Cuando estábamos solos Erick se comportaba conmigo diferente de cuando estábamos acompañados, no sabía cómo iba a actuar hoy.

Llegué a su casa y después de aparcar me dirigí a la puerta, más bien a la verja que rodeaba la casa, llamé y esperé a que me abrieran. Lo que no me esperaba era que fuera el mismísimo Erick el que me abriera y me hiciera pasar.

- Parece que te falta educación, no se llega tarde a las citas – Fueron sus primeras palabras.

- Pero si son las siete y cinco – Dije sorprendido.

- Me has hecho esperar cinco minutos, eso es de mala educación – Insistió.

- Vale, vale, lo que tú digas – No quería discutir – Siento haber llegado cinco minutos tarde, no tengo perdón.

- Así me gusta – Sonrió complacido – Ahora vámonos, me muero de ganas de ver a donde me llevas.


Le ayudé a subir al coche, una vez acomodado Erick, me fui al asiento del conductor y me dispuse a conducir a nuestro destino. Durante todo el camino Erick no paró de intentar adivinar a dónde íbamos, yo me mantuve callado hasta que era evidente y no tardó en deducirlo.

- ¿Me llevas al puerto? – Preguntó al ver de lejos el mar y los barcos atracados en el puerto.

- Sí, he pensado que sería un buen sitio para pasear y tomar un helado, hay terrazas muy bonitas con unas vistas preciosas – Afirmé.

- Jamás se me hubiera ocurrido – Confesó – Pensé que me llevarías al centro o a algún sitio típico.

- Pronto descubrirás que a mí me gustan los sitios tranquilos, también me gustan los sitios de moda, pero a veces para estar a gusto voy a sitios menos concurridos – Y era cierto, a veces necesitaba tranquilidad y los sitios más concurridos llegaban a agobiarme.

Llegamos al puerto, una de las ventajas de ir con Erick era que podía aparcar en las zonas habilitadas para discapacitados, así que pude aparcar bien cerca. Una vez aparcado, ayudé a Erick a ponerse en su silla y comenzamos a pasear.

Hacía un día estupendo, una ligera brisa del mar nos acompañaba y el sol, a pesar de las horas que eran, aún calentaba un poco.

- ¿Vienes mucho por aquí? – Preguntó Erick para iniciar una conversación.

- La verdad es que si – Reconocí – Me gusta mucho este ambiente, ver los barcos atracados, pasear al lado del mar, la gente que pasa con bicicleta o corriendo, las familias, es un sitio tranquilo.

- Supongo que tienes razón – Murmuró – Yo hacía mucho tiempo que no venía, recuerdo haber venido hace unos años para una feria que hicieron por aquí cerca, desde entonces no había vuelto.

- Es una lástima – Era una lástima que después del accidente Erick se hubiera encerrado en casa, el ir en silla de ruedas no era motivo para no salir y divertirse aunque solo sea dando un paseo – ¿Te apetece un helado? Por aquí cera hay una heladería que hace unos helados riquísimos, además tiene una terraza preciosa.

- Pues vamos – Aceptó mi oferta.

- Póngame un helado de tres bolas, de plátano, vainilla y fresa – Le pedí a la dependienta una vez que estuvimos en la heladería – ¿Y tú qué quieres Erick?

- Yo… no sé, uno de tres bolas también, de chocolate, cookies y caramelo – Pidió algo indeciso, había tantos sabores que era difícil decidirse.

- ¿Lo cobro junto o separado? – Preguntó la dependienta una vez nos sirvió los helados.

- Junto – Dijo Erick.

- Separado – Había dicho yo al mismo tiempo.

- ¿Cómo que separado? – Preguntó Erick molesto – Pensaba que me ibas a invitar tú.

- ¿Y porque tengo que invitarte yo? – Pregunté sorprendido.

- Porque eres tú el que me ha pedido una cita, así que como buen chico galante que eres debes ser tú el que tiene que invitarme – Sonrió con burla Erick.

- ¿Una cita? – Pregunté incrédulo – Yo solo te dije si querías ir a algún sitio, no te dije que fuera una cita – Vi como su rostro se entristecía, parecía que estaba a punto de llorar.

- ¿Es porque voy en silla de ruedas verdad? – Comenzó a sollozar – Siempre me pasa igual, nadie me quiere – No podía creerme lo que me estaba pasando, nervioso comencé a mirar a mí alrededor, la dependienta me miraba con cara de enfado al igual que los otros clientes que esperaban su turno.

- Está bien, no llores, te invito yo – Dije al fin – ¿Cuánto es? – La dependienta me dijo cuanto era y pagué los dos helados. Cuando me giré, Erick me estaba mirando con una sonrisa socarrona.

- Eres tan incauto – Dijo con altanería – En realidad no llevaba dinero y quería que me lo pagaras tú.

- Pues haberlo dicho desde un principio, te hubiera invitado igualmente, no hacía falta que montaras el show – Dije molesto.

- Lo sé, pero así era más divertido – Comenzó a reírse.

Con algo de molestia, cogí los helados, le di el suyo a Erick y fuimos hacía la terraza para sentarnos y disfrutar de las vistas mientras disfrutábamos de los deliciosos helados. Aún estaba intentado calmar el enfado cuando Erick comenzó a hablar de nuevo.

- Deberías haberte visto la cara cuando te dije que pensaba que esto era una cita ¿Tanto te molestaría que así fuera? – Preguntó aún aguantándose la risa.

- Simplemente me sorprendió, no pensé que me vieras de esa manera – Murmuré.

- ¿De qué manera? – Siguió preguntando.

- Pues no sé, no creo que sea el tipo de chico que te gusta, tú me lo has dicho varias veces, así que ¿Por qué aceptarías una cita con un chico que no te gusta? – Me encogí de hombros como si fuera lo más obvio.

- ¿Y qué tipo de chicos te gustan a ti? ¿Podría llegar a gustarte yo? – No entendía muy bien a donde quería llegar con ese tipo de preguntas, quizás solo fuera una forma de buscar conversación.

- Reconozco que eres mono, y si, podrías llegar a gustarme, pero a mí me gustan los chicos algo más…

- ¿Sumisos, delicados, encantadores? – Me interrumpió.

- Si, algo así – Por no decir que su carácter era todo lo contrario de lo que yo buscaba en un chico.

- Yo jamás podría ser así, tengo demasiado carácter – Sonrió – Los chicos con los que he salido siempre lo han dicho.

- ¿Cuándo fue la última vez que saliste con un chico? – De pronto me entró la curiosidad.

- Desde que voy en silla de ruedas no he salido con ningún chico en serio, pero la última vez que tuve sexo fue hace unos seis meses – Comentó pensativo – No sentí casi nada.

- ¿Y no has vuelto a intentarlo? – Le miré sorprendido – Ahora que te han operado deberías sentirlo plenamente.

- No es que haya una cola de chicos esperando para acostarse conmigo – Resopló resignado – Más bien los espanto con mi mal genio y mi silla de ruedas – Me sentí algo apenado por sus palabras.

- Seguro que aparecerá el chico correcto – Intenté animarle aunque tampoco parecía necesitarlo.

- Me conformo con un chico con polla y ganas de follar – Se rió. Como un cuerpo de metro sesenta podía llegar a ser tan descarado.

- Para eso solo hace falta que vayas alguna noche a algún club y seguro que encuentras a montones disponibles – Resoplé.

- Tampoco es que me conformara con cualquiera – Puntualizó – Tiene que ser un chico guapo, que sea alto, con unos bonitos ojos, y un cuerpo musculado.

- Si quieres montamos un casting ahora mismo, aunque no sé porque es importante que tenga unos bonitos ojos para follar bien – Bromeé ante sus palabras.

- Porque así mientras me penetra bruscamente, puedo mirarle a los ojos y disfrutar de las vistas – Se rió ahora él – Es una especie de fetiche, me gustan los ojos bonitos. Jamás le pondría un antifaz a uno de mis amantes, esposas, cuero, mini tangas, y otros artilugios sí, pero jamás le taparía los ojos.

- Es bueno saberlo – Comenté algo asustado.

Estuvimos un rato más en la terraza, comiéndonos los helados y hablando de tonterías, debo admitir que Erick se estaba comportando bastante bien conmigo. Descubrí a un chico bastante desinhibido y espontaneo, podía llegar a hablar sin parar y decía las cosas sin pensarlas mucho. Quizás no era el tipo de chico del que podría llegar a enamorarme, pero estaba empezando a sentir algo que no podía explicar, me sentía bien con él y a pesar de sus bromas y sus desplantes, cada vez deseaba pasar más tiempo a su lado.

No era porque su familia me pagara para ello, realmente me lo pasaba muy bien con él.

- Gracias por invitarme a un helado, me ha venido bien salir un poco de casa – El tiempo había pasado volando y ya le había tenido que volver a llevar a su casa para la cena.

- No hay de que – Sonreí – Mañana si quieres podemos hacer algo también.

- No quiero que te sientas obligado, seguramente a pesar de ser un mastodonte tendrás tus ligoteos, pero si no tienes nada que hacer cuanta conmigo – Aprovechaba cualquier oportunidad para meterse conmigo.

- Mañana en rehabilitación te digo algo – Obvié su insulto.

Nos despedimos y tras dejarle en la puerta, yo volví a mi casa.

Antes de llegar paré en una pizzería, Laura me había mandado un mensaje para que comprara algo de camino a casa ya que no tenía ganas de cocinar.

Al llegar con nuestra pizza favorita en las manos, me encontré a Laura tirada en el sofá viendo en la tele algún programa de esos chorras que a ella le gustaban.

- Ohhh has traído pizza, gracias cariño no tenía ningunas ganas de cocinar – En cuanto me vio se levantó y tras saludarme con un beso en la mejilla me quitó la pizza de las manos – Nuestra favorita, me encanta – Se relamió.

- ¿Qué tal tu día? – No nos habíamos visto desde la mañana cuando la acompañé a su trabajo ya que hoy me dejaba el coche.

- Aburrido – Bufó – No pasa nada interesante en mi empresa.


A pesar de que Laura había comenzado a estudiar la misma carrera que yo, pronto se dio cuenta de que no le gustaba, no era para lo que había nacido decía ella. Por suerte, ya nos habíamos conocido y ya éramos amigos cuando dejo la Universidad para ponerse a trabajar en una empresa de comunicaciones que se dedicaba a programar, organizar, gestionar y promocionar todo tipo de eventos. No tenía estudios, pero su forma de ser tan lanzada y abierta le ayudaban a ser perfecta para su trabajo. Me hacía mucha gracia cuando decía que su empresa era aburrida, porque para mí era un trabajo interesantísimo, siempre con fiestas y eventos de todo tipo.

- Y tu cita con Erick ¿Qué tal ha ido? – Preguntó ella ahora con un dejé de travesura.

- No era una cita – Protesté al tiempo que cogía un par de vasos, unas servilletas y los llevaba a la mesa donde Laura ya había aposentado la pizza y un par de refrescos.

- Ya claro perdón, que tal tu “no cita” con el chico mono – Se rió.

- Eres lo peor – Me senté a su lado en el sofá dispuesto a devorar la pizza – Para tú información fue una velada interesante, comimos un helado y disfrutamos de un paseo en el puerto.

- ¿Sólo eso? – Preguntó decepcionada – Mira que eres soso. Tienes a un chico mono delante y te dedicas a pasearle por el puerto, si sigues así algún tipo más avispado que tú te lo quitará.

- No le veo de esa manera…

- Ya sé, ya sé, es mono pero no me gusta su carácter, no es mi tipo, bla, bla, bla – Comenzó a burlarse imitando mi voz – ¿Cuándo te darás cuenta de que en realidad ese chico te gusta?

- ¿Y cuándo te darás cuenta tú de que solo es un amigo? – La miré mal mientras le daba el primer mordisco a mi porción de pizza.

- Estoy segura de que antes me darás la razón tú a mí – Sonrió – Las miradas no engañan cariño.

- ¿Crees que si intentara algo con él, tendría alguna posibilidad? – Pregunté por simple curiosidad, no es que estuviera realmente interesado en la respuesta.

- Creo que el chico no te lo pondría fácil, es de los que tienen carácter, pero acabaría rendido a tus pies y a ti te tendría en la palma de la mano – Comentó alegre – Menudo carácter tiene el pequeñín, te llevaría bien recto – Se rió a carcajadas.

- Pues casi mejor que ni lo intente, no me gusta ser el juguete de nadie – Comencé a reír.

- Hay veces que ser el juguete de alguien puede ser divertido – Intervino mi amiga – Y hay otras veces en que no se puede evitar, el amor es más poderoso que el orgullo – Comenzó a reírse ahora ella.

No quise pensar más en Erick, por alguna razón el chico se había instalado en mis pensamientos, en cualquier situación pensaba en él.

Si iba a algún sitio con algún amigo y el sitio me gustaba pensaba “Esto le gustaría a Erick”, si algún paciente lograba un avance importante en su rehabilitación “Ojala Erick pronto pueda llegar hasta aquí”, si me levantaba con una sonrisa “¿Erick se habrá levantado de buen humor?”. Era algo que me estaba sacando de quicio pero que no podía evitar.

Y por ese mismo motivo ya estaba pensando en lo próximo que haría con Erick.

- Laura ¿Mañana podrás dejarme de nuevo el coche? – Pregunté mientras recogíamos los restos de nuestra cena.

- ¿Volverás a quedar con Erick? – Una sonrisa torcida adornó su rostro.

- He pensado llevarle a un sitio que le ayudará a mejorar – Y era verdad, quería que pronto pudiera volver a caminar y dado que a Erick no le gustaban nada los típicos ejercicios de rehabilitación, había pensado en algo que le ayudaría de igual manera pero de forma más divertida.

- Sí, claro, disfraza tu interés en él como algo profesional, pero yo sé perfectamente lo que escondes – Se burló.

- Ohhh gran diosa de la sabiduría que todo lo sabe ¿Me dejarás el coche o no? – Me burlé algo molesto y cansado de sus insinuaciones.

- Pues esta vez no te será tan fácil – Se encogió de hombros – Tengo cosas que hacer y necesito el coche.

- Venga vamos, puedes llevarte mi moto – Supliqué.

- ¿Tanto te interesa quedar con Erick que estas dispuesto a dejarme a tu pequeña? – Ella sabía perfectamente lo que me gustaba mi moto y lo poco dispuesto que estaba a dejársela a nadie, era mi pequeña y nadie más que yo le ponía las manos encima.

- Digamos que es algo importante – Reconocí al fin, algo avergonzado.

- Pues si me lo pides así no tengo más remedio que dejarte el coche – Sonrió – No quiero ser la responsable de que se te escape el chico lindo.

- ¡Qué no es eso! – Protesté tirándole el trapo de la cocina a mi amiga. Ella simplemente se fue hacia su habitación entre carcajadas.

Al día siguiente a primera hora y, como siempre, mi primer paciente era Erick. También como siempre fue su hermana la que le trajo.

- Hola Rody – Me saludó con una sonrisa – Me contó Erick que fuisteis a tomar un helado al puerto, me alegro de que os lo pasarais bien.

- Me estuvo interrogando hasta que le conté donde me habías llevado – Refunfuñó Erick – Auuuuhhh.

- Eso no es verdad y lo sabes – Noelia le había dado una colleja a Erick.

- Pues si Noelia, estuvimos en el puerto es un sitio al que me gusta mucho ir de vez en cuando, es muy bonito – Le sonreí como un tonto, la chica siempre conseguía sonrojarme.

- Yo no suelo ir, hace mucho que no voy al puerto – Murmuró algo cohibida.

- Si quieres podemos ir algún día – Le propuse casi sin darme cuenta – Sería un placer compartir un helado con una chica tan linda.

- Pues sería estupendo – Aceptó ella – La verdad es que me apetece un helado, tienes mi número, llámame algún día y quedamos.

- Eso está hecho – Era una chica agradable seguramente disfrutaría de su compañía.

Después de esa pequeña charla y, también como siempre, ella se fue dejándome con Erick y su rehabilitación.

Fue todo muy raro, Erick hacía todos los ejercicios que le pedía sin rechistar y no había abierto la boca en todo el rato. Estaba muy callado y no sabía porque, pero me extrañaba verlo así, era tan raro en él que era normalmente tan irreverente…

- ¿Te encuentras bien? ¿Hoy estás muy callado? – Cuando estábamos a punto de acabar, no pude aguantarme más y le pregunté.

- No me pasa nada – Comentó con seriedad – No tengo ganas de hablar.

- Ya veo que hoy no es tu día ¿Y qué te parece si vamos a un sitio juntos esta tarde? – Intenté animarlo – Sé de un sitio que te va a encantar.

- Creo que hoy no, no me apetece – Me quedé de piedra, no pensé que se negaría.

- Vamos Erick, te prometo que será un sitio divertido – Insistí. Llevaba desde hacía días queriendo llevarlo allí y hoy lo tenía todo planeado.

- Lo siento Rody pero creo que nuestra relación debe quedarse en lo profesional – Murmuró – Mejor que solo nos veamos en la rehabilitación.

- Ayer no pensabas lo mismo – Le reclamé algo triste.

- Puedo cambiar de opinión ¿No? – Me miró furioso.

- Como quieras – Estaba entre furioso y entristecido, no entendía porque ese cambio de humor de Erick, y me dolían sus palabras.

Sin decir más Erick se fue con Noelia en cuanto llegó y sin darme tiempo a despedirme de él. Yo me había quedado completamente sorprendido y algo entristecido, mis planes se habían ido al garete y todo lo que había organizado para pasar una tarde estupenda con Erick no había servido para nada.

Lo peor de todo era que no sabía a qué se debía ese cambio en Erick ¿A caso había hecho algo mal?

***
Notas finales:

¿Por qué habrá cambiado Erick de actitud?

Creo que es evidente para todos menos para ellos dos XD

¿Lo habéis notado?

¿Os ha gustado la broma de Erick en la heladería?

Hacedme saber que os ha parecido el capítulo ^^

Como siempre, pero esta vez más especial porque necesitaba ánimos,  agradecer sus estupendos reviews a Lucy, Psychoneko, ItouMiyu, Yuko, Stela, Grace, Ana, Anónimo y Anónima truncada ^^

Un beso

Yaonita


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