Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

 Aquí vengo con el segundo capítulo. Es un capítulo corto pero que nos servirá para conocer un poquito mejor a Erick ^^

Sin más, espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

2. Un fisioterapeuta entrometido.

(Erick)

Abrí los ojos al sentir como alguien me zarandeaba con suavidad.

- Señorito despierte por favor, ya es la hora – Esa molesta voz de cada mañana irritaba mis oídos – No se haga el dormido, sé que está despierto.

- Lucila ¿No ves que si me hago el dormido es porque no quiero levantarme? – Protesté, para después darme la vuelta con algo de esfuerzo y taparme de nuevo con las sabanas – Déjame dormir un poco más.

- Lo siento señorito pero no puedo – Odiaba que me llamara señorito – Tengo orden de su madre de despertarle, le esperan a bajo para desayunar.

- Pues no pienso levantarme – Hice un berrinche – Ya puedes decirle a mi madre que si quiere que me levante, tendrá que venir ella misma a hacerlo.

- Señorito no me haga esto, sabe que luego su madre me regaña a mí por no hacer bien mi trabajo – Lucila sabía cómo convencerme, lo último que quería es que por mi culpa la pobre mujer tuviera que aguantar los berrinches de mi madre.

- Está bien – Me destapé con resignación – Déjame a solas para cambiarme.

- Espere que le ayudo a ponerse en la silla – Odiaba que tuvieran que ayudarme para todo, después de la operación había ganado algo más de fuerza en las piernas pero seguía sin poder ponerme en pie y según qué cosas me costaba mucho hacerlas solo.

- No hace falta Lucila, yo puedo – Lucila me había acercado la silla de ruedas, con mucho esfuerzo conseguí moverme hasta el borde de la cama, me apoyé en la silla y trate de subirme a ella, pero no pude.

- Señorito tenga cuidado se va a caer – Y a punto había estado de caerme al suelo de no ser por Lucila. Que una mujer de más de cuarenta años pudiera cogerme sin problemas y ayudarme a subirme a la silla era motivo de vergüenza para mí.

Tenía una constitución muy delgada, siempre había sido así. Pero antes al menos podía hacer ejercicio y no paraba de moverme, lo que hacía que mi cuerpo aunque delgado, estuviera bien proporcionado. Ahora que no podía apenas moverme, y que mis actividades se reducían a estudiar en casa y salir a la rehabilitación, mi cuerpo había perdido totalmente la forma. Era un saco de huesos.

Y no era porque no comiera o porque no quisiera engordar, todo lo contario, simplemente mi cuerpo lo quemaba todo y era imposible ganar unos kilitos. Mis padres y mi hermana también eran de constitución pequeña.

La verdad es que hasta ahora no me había importado, de hecho mi pequeño cuerpo me ayudaba bastante a ligar con los chicos. Pero ahora, postrado en una silla de ruedas y casi sin fuerzas en los brazos, me sentía un inútil.

- Lucila déjame solo, ahora bajo – Necesitaba estar un rato a solas, ir al baño e intentar arreglarme todo lo posible sin tener que pedir ayuda. Si ya es vergonzoso que te carguen como a un bebe, más vergonzoso es aún que tengan que ayudarte a vestirte.

Lucila se fue y me quedé a solas, tardé más de la cuenta, y me llevé algún que otro golpe, pero conseguí ducharme y cambiarme yo solo. Tener el baño completamente adecuado a mis necesidades me ayudaba mucho. Fue lo primero que hicieron mis padres cuando me quedé en silla de ruedas, acondicionar la casa con todo lo que yo necesitara para poder valerme por mi mismo. Aunque tiempo atrás, ni así podía.

- Hijo, te estábamos esperando – Fueron las primeras palabras de mi madre al verme bajar por el pequeño ascensor preparado para mí.

- Buenos días mama – Saludé con desagrado. Luego saludé también a mi padre y a mi hermana que también estaban sentados a la mesa esperando.

- Siempre te cuesta tanto levantarte, tendrías que tener más consideración – Me regañó mi madre.

- No sé porque tengo que levantarme tan temprano si no hago prácticamente nada en todo el día – Protesté.

- Si no haces nada es porque no quieres – Contraatacó mi padre – Te hemos dicho más de una vez que deberías salir más, nosotros podríamos ayudarte.

- Pero no quiero salir con todo un sequito que me ayude – Volví a protestar – No quiero que la gente me mire como si fuera un bicho raro.

- No eres el único chico en silla de ruedas – Siguió mi padre – No deberías ser tan duro contigo mismo.

- Dejemos el tema, siempre me atacáis con los mismo – Resoplé.

- Está bien – Se resignó mi madre – ¿Cómo te va la rehabilitación?

- Le va genial mama – Contestó mi hermana por mí, yo la miré con molestia ¿Cómo que me iba bien? – Su nuevo fisioterapeuta Rody es un encanto, tendrías que ver lo amable que es con todos – Seria un encanto para ella, para mí era un pesado.

- Cuanto me alegro – Sonrió mi madre – Quizás deberíamos invitarle un día a comer para conocerle y agradecerle su trabajo – Seguro que eso a mi hermana le encantaría.

- No es necesario mama, es su trabajo – Resoplé.

- Pero no está de más agradecérselo – Sonrió mi madre – Noelia, hoy cuando acompañes a Erick a la rehabilitación invita a ese chico a comer con nosotros este domingo, así podremos conocerle.

- ¿Estás loca mama? – Salté – Es su trabajo, no tiene porque venir a casa a comer, no quiero que venga.

- Pero yo sí que quiero – Zanjó mirándome con dureza – Ese hombre te está ayudando, lo mínimo que podemos hacer es agradecérselo con una comida. Y no se hable más – Se puso firme al ver que estaba a punto de protestar.

- Está bien – Agaché la cabeza con resignación. Bueno, aún me quedaba la esperanza de que no aceptara la invitación.

- Es una gran idea mama, seguro que le hace ilusión – Sonrió mi hermana. Ahora que lo pienso… seguro que acepta la invitación ya que quiere meterse en las bragas de mi hermana. Maldito gigantón.

Acabamos de desayunar entre charlas banales e intrascendentes, a mi familia le gustaba mucho pasar tiempo juntos. Cuando acabamos el desayuno, llegó la hora de ir a rehabilitación y mi hermana me acompañó al hospital como siempre hacía.

Mis padres tenían que trabajar así que mi hermana era la encargada de llevarme y luego recogerme, ella también trabajaba en la empresa familiar pero su jornada laboral comenzaba más tarde y podía llevarme. Con ayuda del chofer me subieron al coche y fuimos hacia el hospital.

Llevaba unos meses con la rehabilitación, había empezado con ella justo después de la operación, aunque con Rody llevaba solo un par de semanas. Antes tenía otro fisioterapeuta, Jaime, conseguí deshacerme de él fácilmente, no tenía mucho aguante el chaval. Y también me había deshecho de otros como él.

Pero Rody iba a ser un caso difícil, con su eterna amabilidad, su sonrisa deslumbrante, sus impecables modales, me daba un rotundo asco. Nadie podía ser tan perfecto, seguro que ocultaba algo.

Yo no necesitaba su ayuda, no la había pedido, de hecho me molestaba bastante que todo el mundo se hiciera el simpático conmigo e intentara ayudarme, por el simple hecho de ir en una silla de ruedas.

Todo el mundo decía que mi vida no tenía porque cambiar, que podía ser un chico normal a pesar de ir en silla de ruedas, que nada había cambiado, que podía seguir con mi vida tal y como era antes del accidente. Pero antes no me cuidaban como me cuidan ahora, antes me dejaban hacer cosas solo, antes no tenía que quedarme en casa estudiando, antes no tenía que ir cada día al hospital para hacer rehabilitación, antes tenía novio ¿En serio nada había cambiado?

Que le fueran a otro con esa mentira.

No tardamos en llegar al hospital, como siempre mi hermana me acompañaba hasta la mismísima sala de fisioterapia. No sabía si lo hacía por mí o para ver a Rody. Al llegar a la sala Rody aún no estaba, siempre era su primer paciente ya que luego volvía a casa para poder estudiar.

Unos minutos después de llegar nosotros lo vi aparecer por la puerta, como siempre con esa enorme sonrisa y esa enorme seguridad en sí mismo. Seguramente era un chico que lo tenía todo y por eso iba por la vida como el rey del mambo, no lo soportaba.

- Noelia que guapa has venido hoy, siempre es un placer empezar el día viendo a una belleza como tú – Como siempre, comenzó piropeando a mi hermana, parecía que yo era invisible.

- Que adulador eres Rody – Se sonrojó mi hermana, me daban ganas de vomitar – Tú también estás muy guapo hoy, se te ve feliz.

- Yo siempre me levanto feliz, me gusta empezar bien el día – Sonrió.

- Si ya habéis parado de tiraros piropos el uno al otro ¿Podríamos empezar con la rehabilitación? – Me hice notar, cansado de ser ignorado.

- Perdona Erick no te había visto – Claro, como que la silla de ruedas era pequeña como para ignorarla.

- Suele pasar – Resoplé.

- Aquí te lo dejo Rody, espero que hoy se porte bien – Fue la despedida de mi hermana.

- Nos vemos luego linda – Sonrió Rody mientras me acompañaba a la primera máquina del demonio – Veamos si hoy estás más colaborativo – Comentó mientras me ayudaba a sentarme en una máquina que ayudaba a fortalecer mis piernas.

- ¿Desde cuándo no he siso colaborativo? – Pregunté de forma provocativa.

- Ayer por ejemplo – Contestó sin dudar – Hay días que no me lo pones nada fácil.

- Siempre puedes pedir que te cambien de paciente – Sonreí con ironía – Te aseguro que no me lo tomaría mal.

- Si hiciera eso te saldrías con la tuya ¿No? – Me devolvió la ironía.

- Mi día a día sería mucho más agradable – Sonreí.

- Pues no voy a darte el gusto – Comentó al tiempo que me ayudaba con los ejercicios – Sé que mis otros dos compañeros se rindieron pronto contigo, pero yo no lo voy a hacer, yo creo que no eres tan malo como quieres aparentar.

- Aún no me conoces lo suficientemente bien como para asegurar algo así – Apuntillé.

- Tienes razón, pero acabaremos conociéndonos te lo aseguro – Sonrió – No pararé contigo hasta que consiga hacerte andar, así que tenemos mucho trabajo por delante y mucho tiempo para conocernos.

- ¿Sabes? Eres tan rematadamente amable que a veces pienso que eres lerdo – Corté con su amabilidad – No puede existir nadie tan asquerosamente encantador.

- Quizás si en lugar de ir por la vida de amargado te levantaras con una sonrisa y pensando en lo maravillosa que es la vida, tú también podrías llegar a ser amable con los demás y no un renacuajo malcriado y tocapelotas – Me recriminó.

- ¿Qué tiene de maravillosa la vida cuando te deja en silla de ruedas después de un accidente? – Le increpé – Dime ¿Qué tengo que agradecerle a esta vida?

- Agradécele que al menos sigues vivo después del accidente, no todos pueden decir lo mismo – Ese había sido un golpe bajo, aunque no podía recriminárselo a Rody, ya que posiblemente no sabía nada de mi accidente.

- No tengo ganas de seguir con esto – Me incliné y le aparté de mí para que dejará de obligarme a hacer los ejercicios – Quiero irme a casa.

- Ya estas actuando de nuevo como un niño malcriado – Siguió atacándome – Ahora que debo hacer ¿Llamar a tu hermana para que venga corriendo a buscarte porque no quieres seguir con la rehabilitación?

- Puedo irme solo, no necesito que venga mi hermana a buscarme – Comencé a moverme para alcanzar mi silla e intentar subirme a ella para irme.

- Te irás y dejaras a tu hermana y a toda tu familia preocupados ¿Verdad? – Me enfrentó – Como siempre, actúas como un malcriado egoísta al que no le importa nada ni nadie, no entiendo como tienes a gente tan estupenda a tu lado a pesar de todo.

- Yo no les he pedido que se preocupen por mí – Me defendí gritando más de la cuenta – Yo no quiero que cambien su vida para estar a mi lado o para acompañarme a todas partes, yo soy el único que debe joderse por esta situación.

- ¿Por qué? – Preguntó mirándome fijamente – Tú no eres el culpable de haber tenido un accidente, acepta la ayuda que la gente que te quiere te ofrece e intenta superarlo. No te ahogues en tu propia miseria.

- ¡Arrggghhh! Eres insoportable – Exploté al fin.

- ¿Por qué digo la verdad? – Sonrió.

- Porque te metes donde no te llaman, dedícate a hacer tu trabajo y deja la psicología barata para otro momento – Dije molesto.

- Eso intento, hacer mi trabajo, pero un renacuajo malcriado se empeña en complicarme la vida – Protestó – Ahora ¿Dejaras que continuemos con los ejercicios?

- Haz lo que te dé la gana – Resoplé.

Continuamos con los diferentes ejercicios de la rutina diaria sin decir palabra alguna, ya lo habíamos dicho todo. Rody era diferente a los demás fisioterapeutas que me habían asignado, a él no era fácil molestarlo o hacer que se cansara de mí, era asquerosamente bueno y yo me había convertido en un reto para él. Un chico descarriado al que llevar por el buen camino.

Que equivocado estaba si pensaba que se lo iba a poner fácil, que con un par de palabras de psicología barata iba a conseguir que cambiara mi actitud ante la vida.

La vida era una mierda, y si él se levantaba con una sonrisa en la cara todos los días, era porque tenía una venda en los ojos y no veía la realidad.

Pronto llegó la hora de acabar con la rehabilitación y mi hermana apareció por la puerta para buscarme, a Rody se le iluminó la cara en cuanto la vio, era patético verlo.

- ¿Qué tal se ha portado mi hermano hoy? – Preguntó Noelia en cuanto Rody me llevó junto a ella.

- Ha tenido algún berrinche pero en general se ha portado bien – Me repateaba cuando hablaban de mí como si yo no estuviera presente.

- Estoy aquí Noelia, puedes preguntarme a mí directamente – Reclamé.

- Sí, pero de ti no me fio, prefiero preguntarle a Rody – Sonrió mi hermana – Por cierto Rody, mi madre quiere conocerte y agradecerte por todo lo que estás haciendo por Erick, me ha pedido que te invitara a comer este domingo a casa ¿Te va bien? – Preguntó directamente, yo crucé los dedos para que Rody se negara.

- Sería estupendo – Sonrió tontamente Rody – Y creo que el domingo lo tengo libre, sería un placer comer con tu familia – Mi maldita mala suerte.

- No hace falta que vengas seguramente tendrás muchas cosas mejores que hacer – Intenté, como último recurso, hacerle cambiar de opinión.

- No te preocupes no tenía nada planeado y me apetece conocer a tu familia – Sonrió con sorna, el muy capullo se estaba burlando de mí.

- Perfecto, pues te dejo nuestra dirección – Comentó mi hermana al tiempo que sacaba una de sus tarjetas – Pásate sobre las dos, si no pudieras venir avísame, en la tarjeta está mi teléfono, aunque ya lo tienes.

- Será estupendo compartir una comida contigo Noelia – Por favor que esto se acabe o terminaré vomitando.

- El placer será nuestro – Le devolvió el cursi cumplido mi hermana.

Nos despedimos de Rody dispuestos a volver a casa, aún me esperaba un largo día estudiando. Me pasaba los días encerrado en mi casa, solo salía para la rehabilitación y de vez en cuando me visitaba algún amigo.

Por desgracia, después del accidente había perdido muchas amistades, muchos no me perdonaron lo que pasó, me culparon de ello y no quisieron saber nada de mí. Otros fueron abandonándome al darse cuenta de que me había encerrado en mí mismo y no quería salir de casa. Y los últimos desaparecieron después del famoso video, un video que me hundió en la miseria más de lo que ya estaba.

Solo Maite y Germán se mantenían fieles y me visitaban de vez en cuando, pero era consciente de que con mi actitud acabaría echándolos de mi lado también.

¿No era eso lo que buscaba?

Era mi forma de castigarme a mí mismo por lo que había pasado, de pagar por algo que de alguna manera causé.

Dicen que la vida está llena de pequeños momentos que marcan tu existencia, unos más importantes que otros, pero todos marcan tu carácter y tu forma de ser. Sin duda alguna, aquél accidente marcó un antes y un después en mi existencia, fue un punto de partida de mi nuevo yo, de mi yo hundido en la miseria.

¿Podría volver a ser el mismo de antes?

En realidad no quiero volver a ser como antes, antes era un niño rico mimado y malcriado que creía tenerlo todo y poder con todo, alguien a quien no le importaba nada más que él mismo. Miro atrás y me avergüenzo de mi mismo.

Pero tampoco me gusta como soy ahora, sigo siendo un niño rico mimado y malcriado, solo que ahora ya no creo tenerlo todo, es más, soy consciente de que no valgo nada.

Mi vida apesta.

***
Notas finales:

¿Qué os ha parecido Erick?

Tiene un carácter un poco difícil XD Pero seguro que Rody conseguirá domarlo ;)

Agradecer los primeros rewiews de esta historia a Yuko, Ana y ItouMiyu ^^ Como siempre, un placerr leeros ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).