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Una loca vida de comprometidos por AkiraTetsuya

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Notas del fanfic:

¡Hola!, aquí les traigo un pequeño shot con un tema ya muy usado pero que siempre está de moda xD, espero que les guste y me digan que les pareció con un lindo review, ¡Enjoy!

Una loca vida de comprometidos


Todo comenzó con una simple mirada, a la tierna edad de cinco años. Ambas familias, Namikaze y Uchiha habían sido amigas desde tiempos lejanos, prácticamente tres generaciones, pero al parecer había un problemita con la nueva generación, y esa era... que ni Naruto ni Sasuke se soportaban.


Desde el momento en que se conocieron hubo algo así como una enemistad muy extraña, todo el tiempo se escuchaban los griteríos y peleas de ambos niños, que si uno se comió la última galleta, que el otro lo había empujado, que esto, que lo otro. Ya los padres no sabían que hacer, y todo fue de mal en peor cuando a la señora Namikaze, Kushina se le ocurrió invitar a sus amigas a una tarde de té


Todo iba normal, las mujeres hablaban de anécdotas comunes y de sus familias cuando un tema surgió de la nada


-Ya no se que hacer con el remolino de mi hijo, desde que supo que estaba comprometido con Shino-kun no me ah dirigido la palabra ni una vez, ¿quién se cree ese mocoso?- el rostro fruncido de Stume Inuzuka revelaba su fastidio mientras sus uñas barnizadas se hundían en la fina taza de té, claro que, en ese momento la adorable señora Mikoto Uchiha no prestó mucha atención, al momento de oír la palabra “compromiso” una “maravillosa idea” (según ella) surgió en su cabeza


-¡Lo tengo Kushina, lo tengo!- casi se les caían las tazas a todas del susto que dieron ante el grito de la pelinegra


-¿Qué pasa-ttebane?- los ojos de la pelinegra brillaron encantados mientras sus mejillas se sonrojaban sólo ante la idea de ver a su hijito hermoso y precioso (según sus exactas palabras) casado con el “adorable” Narutito. Obviamente era una horrible, por no decir “pésima” idea


-¡Casemos a nuestros hijos Kushina!, ¿te imaginas?. Seríamos todos una familia muy unida, ¿verdad?, ¡ah, tengo que decirle a Fugaku!, ¡ya quiero preparar la boda!- como toda compinchecof... amiga, pensó que “definitivamente” era la mejor idea que había tenido su amiga, eh inevitablemente se pusieron a saltar y a chillar de la emoción siendo observadas por todas las demás madres que, conocieron a los dos niños, sabían que eso iba a ir de mal en peor


·····


Y allí se encontraban, toda la familia Namikaze y Uchiha reunida frente a los niños de ahora doce años “intentando” decirles a sus “adorables hijos” que el compromiso ya estaba echo


-Pero hijo, ¿no ves que es lo mejor para la familia?, nunca, en las tres generaciones de amistad que hemos tenido, hubo matrimonio de por medio, si ustedes se casaran seríamos una familia- decía feliz Mikoto sin ser consciente de que su esposo ya esperaba eso de parte de su mujer


-No- por otra parte, el joven rubiecito se encontraba en las mismas o peor que el azabache, ya que esta implicaba a su madre, y su madre... era su madre


-¡¿Cómo que no te quieres casar Naruto Namikaze Uzumaki?, ¿Acaso sabes desde hace cuanto que Miko-chan y yo queremos esto eh?, te vas a casar sí o sí-dattebane!-


-¡Obligame!, ¡además, ¿quién podría casarse con un teme-ttebayo?, me reuso!- prácticamente se podían escuchar los gritos desde la avenida pero bueno, no es como si fuera raro


-¿Y crees que yo podría casarme contigo dobe?, gezz, conociéndote serías un horrible novio- exclamo el Uchiha menor con una mueca tan típica de él, y como era de esperarse, el rubio se lanzó a darle golpes y porrazos al otro el cual no se quedo atrás. Ambas mujeres intentaron separarlos mientras sus esposos miraban dando un suspiro y Itachi simplemente se reía


·····


Finalmente, luego de que separaran a los chicos y se calmaran Fugaku se acerco a su hijo y le susurro


-¿Sabes?, si te casas con Naruto te daré esa motocicleta que querías, ¿de acuerdo?- segundos, minutos, muchos minutos pasaron hasta que finalmente el menor asintió


-Naruto~, si te casas con Sasuke-kun te voy a invitar a comer ese tazón de ramen de cerdo extra grande que querías, ¿te parece?- no falto ni un segundo para que el rubiecito saltara a los brazos de su padre exclamando el nombre de su comida favorita, al tiempo que ambos hombres soltaban un suspiro. Lo que tenían que hacer por complacer a sus esposas


·····


7 años después allí se encontraba refunfuñando por no haberle exigido que el ramen fuera infinito, ahora se encontraba allí esperando bajo la sombra de un parque vestido con un kimono excesivamente cargado, una faja, un maquillaje y un peinado demasiado fuera de su estilo, ¿y todo para qué?, pues para una tonta cita con el tan conocido teme, además, el hambre lo estaba matando


-¡Ya te habías tardado teme, me muero de hambre-ttebayo!- de una motocicleta bajo vestido con un traje demasiado formal para su gusto Sasuke Uchiha, haciéndole honor a su apellido ya que las chichas y donceles no podían apartar la mirada de tanta “belleza” y no dejaban de enviarle miradas de envidia a el rubio, claro que, ninguno de estos parecía atento a lo que los demás decían


-Tch, ya cállate dobe, no sabes lo difícil que es manejar con traje, además pica como el demonio- una risa burlona salió de sus labios al ver que no era el único sufriendo en eso, pero bueno, ya debían acostumbrarse


Luego de cumplir los catorce, sus madres se unieron en una confabulación en su contra para “obligarles” a ir a citas. Al principió no las tomaba muy enserió, solía salir con Sasuke como amigos que eran, pero con el tiempo en cada una de esas citas algo pasaba. Como la vez anterior en donde “accidentalmente” un mesero tropezó con él ocasionando que cayera sobre el Uchiha, o la otra vez en la piscina en dónde su traje de baño era “muy” ajustado ya que no encontró otro en su maleta cuando él había puesto sus pantaloncillos visiblemente allí, por culpa de ello ambos chicos no podían ni mirarse a los ojos de la vergüenza


Dio un suspiro cansado ya que no podía negarse a su terca madre y se veía que el azabache pasaba por lo mismo... bueno, al menos él aún tenía la motocicleta, su ramen se había acabado de un sólo sorbo... eso sí, era el mejor ramen de su vida


-¿Y?, ¿a dónde la organizaron hoy-dattebayo?- preguntó comenzando a caminar al lado del azabache, este miro una nota que había escrito su “querida madre” con un excesivo uso de emoticones y apenas pudo entender


-Al... restaurant Palace, a nombre de Minato Namikaze- ambos suspiraron cansados imitando perfectamente a sus padres al tener que soportar a las mujeres. El Uchiha frunció el ceño y arrugó la hoja tirándola a alguna parte -¡Me harte!, no voy a permitir que sigan manipulándonos de esta forma-


-¿Qué?, ¡¿acaso estas loco-ttebayo?, quizás tú la tengas fácil, pero mi madre no es alguien tan gentil como la tuya!- exclamo intentando retener al azabache en cuanto este comenzó a quitarse el saco y la corbata


-¿Acaso olvidaste la última charla con ella?- un escalofrió le recorrió por todo el cuerpo al recordar esa “charla”, sobretodo teniendo en cuenta que él era el doncel por lo tanto... -Creeme que tu madre puede ser lo que sea, pero no te gustaría vivir al lado de la mía- el rubio se mantuvo en silenció hasta que un bombillo creció en su cabeza y sonrió zorrunamente


-¿Aún tienes el número de Suigetsu?- Sasuke alzó una ceja y asintió extrañado ante la actitud del rubio, este por su parte tomo el celular del azabache y espero un momento -¡Hey, Suigetsu!, sí, sí, quería preguntarte si te gustaría ir a cenar con Juugo-dattebayo, a un restaurante muy bonito-


-¡¿Qué demonios dices?!- intentó quitarle el aparato pero el rubio lo esquivaba con una sonrisa en el rostro


-Aja, ok, es a nombre de Minato Namikaze, sí no te preocupes- y cortó. El azabache le fulminó con la mirada mientras le quitaba el celular y el rubio reía como sólo él sabía


-¿Qué se supone que haces?, se van a dar cuenta nuestros padres-


-Oh vamos, se supone que siempre que tenemos una cita nos preguntan si somos pareja y decimos que sí, y Juugo y Suigetsu son pareja así que van a decir que sí. ¿Acaso no querías librarte de nuestros padres?- el azabache se froto las sienes ante la actitud despreocupada del Namikaze, de verdad que era el doncel número uno en sorprender a la gente


-Tch, bien, ¿qué propones?- pregunto encendiendo la moto, los ojos del rubio brillaron subiéndose en la parte trasera procurando sostener las partes largas de su kimono con una enorme sonrisa en su rostro


-¡Ichiraku Ramen-dattebayo!- una ligera, pero muy ligera sonrisa surco sus labios al ver la actitud del rubio, no lo iba a admitir nunca, jamas en la vida, pero ese día... se veía más hermoso que de costumbre


·····


-¡Ya comienza, ya comienza, apurate Naruto, aún no te has puesto tus joyas!- su pelirroja madre corría de un lado a otro arreglándole cada pequeño detalle imperfecto que tuviera, Mikoto también estaba allí, al igual que su cuñado y estilista Deidara que intentaba hacer algo con la maraña de cabello que tenía. Luego de lavarlo y secarlo y darle algo de tratamiento se notó que lo tenía algo largo, perfecto para la ocasión, se lo humedecieron y batieron para darle volumen mientras su maquillaje fino era resaltado, bordeando sus ojos para resaltar sus joyas tan azules como el mismo cielo y sus finos labios eran retocados con un labial de leve color a durazno. Su kimono era lo único que le permitieron elegir ya que de haber sido su madre le hubiera dado el más pesado del mundo. Era del típico color blanco con algunos detalles color azul claro y dorado, aunque sinceramente, no entendía porque tanto ajetreo


Se sentía levemente nervioso, no por las expectativas de los demás, sino por lo que pensara Sasuke, desde siempre habían sido amigos y se contaban las cosas pero el azabache nunca se había quejado del matrimonio, más bien de que sus madres los obligaran, pero el todo ese tiempo no dijo nada


Quizás era una simple corazonada, pero sentía que el azabache quería decirle algo, aunque no sabía qué, de todos modos era un simple matrimonio, no era como si fueran enserio... ¿o sí?


-¡Dios mio, es tarde!, anda Naruto, toma, el ramo, que no se te olvide el ramo- dio un suspiro intentando calmar el repiqueteo de su corazón, no debía de sentirse inquieto ¿no?, es decir, era con su mejor amigo, su rival con quien se iba a casar, ok, eso sonaba raro. ¡Es decir, era de Sasuke Uchiha de quien hablaba!, ese chico egocéntrico y presumido con quien prácticamente se crió, ese mismísimo teme era... era el que le esperaba parado en el altar


Todas las miradas se fijaron en él y quiso que la tierra le tragara, no sabía en dónde meterse y simplemente atino a sostener fuertemente el ramo de rosas blancas. A su lado llegó su padre y se dio el gusto de suspirar un poco aliviado, como era de esperarse su padre le dio una delicada sonrisa y susurro sólo para que él lo oyera


-¿Nervioso?- dio una sonrisa nerviosa al tiempo que la marcha nupcial comenzaba y a pequeños pasos era llevado al lado de el azabache, no supo descifrar muy bien el porque le miraba de una manera distinta a la de siempre -Te entrego a mi único hijo Sasuke Uchiha, cuidalo bien... y por favor no peleen tanto- una repentina vergüenza le embargo ante el comentario de su padre y algunos de los presentes se reían lo cual aligero un poco el ambiente, en cuanto su mano toco con la de Sasuke y se sentaron frente al cura, repitió como una mantra los votos que habían escrito sus madres, no estaba seguro, de echo, ambos lo habían practicado juntos pero en ese momento, se le habían olvidado todas y cada una de las palabras


-Ahora, digan los votos matrimoniales- un sudor frió le recorrió por la columna y su mente quedo en blanco, ¡no recordaba nada!


-Yo, Uchiha Sasuke...- miró a su lado al ver que este se detuvo y sintió un ligero cosquilleo al ver una pequeña sonrisa en sus labios, parecía casi susurrarle “Tranquilo” para continuar- Prometo respetarte y amarte en salud o enfermedad, sin importar las veces que peleemos o discutamos por cualquier cosa, incluso de tus tonterías con el ramen, dobe... te prometo que desde ahora viviremos una “loca vida de casados”- una pequeña risa salió de sus labios al escuchar aquello, podía ver a Mikoto casi jalándose los cabellos al ver que sus “maravillosos” votos no eran recitados y al parecer Kushina pensaba lo mismo


-Yo, Namikaze Naruto, prometo no golpearte ni gritare por ser un reverendo teme- una risa en general se escucho mientras su padre intentaba retener a su madre de un posible homicidio en su contra-Pero también, prometo estar junto a ti siempre, en las buenas y en las malas, en salud o enfermedad, o lo que sea que valla a venir- ambos rieron al ver que ninguno se había aprendido aquellos testamentos que habían escrito sus madres, pero algo era cierto, y era que esas eran sus palabras, eran sus deseos, y aunque quisieran o no iban a terminar en ese altar de todas formas así que no había que desaprovechar


-Pues bien, si así son las cosas, Uchiha Sasuke, ¿aceptas a este doncel como tu legitimo esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?- un acepto se escucho fuerte y claro de parte del azabache. Apretó fuertemente su mano


-Y tú Namikaze Naruto, ¿aceptas a este hombre como tu legitimo esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?- dio un leve suspiro y remojo sus labios asintiendo al tiempo que susurraba un leve “Acepto” -Pues desde ahora los declaro marido y doncel, puede besar al novio- eso verdaderamente le confundió, ya que ellos no habían prácticamente nada de beso, aunque de todos modos no le dio tiempo ni de pensar ya que sus labios fueron apresados en un beso gentil pero feroz a la vez, sólo fueron unos segundos, pero fue lo suficiente para dejarle aturdido el tiempo suficiente hasta ver esa sonrisa arrogante tan típica de él


-¿Qué?, ¿te sorprendiste acaso dobe?-


-¡Ya quisieras-ttebayo!- como en tantas de sus provocaciones termino por hacer un mohín, aunque la llamada de el ramo lo distrajo un poco


·····


-¿Cómo... cómo pudieron hacer eso?... tantos años planeando la boda perfecta... ¡y se arruino!- ya en la recepción Mikoto no dejaba de hacer berrinche junto a su pelirroja amiga y como siempre, Fugaku y Minato estaba allí mimándoles como en un principió. Por parte de los recién casados el rubio se paseaba de un lado a otro jalando como era típico al azabache a su lado, haciendo bromas y platicando con los demás invitados mientras sonreía como sólo él sabía hacerlo


-Piensalo mejor Mikoto, ya están casados, y a pesar de todo se aman a su manera, deberías estar feliz- Fugaku como todo buen marido que era calmo a su esposa señalándole a la parejita, y a pesar de todo, su hijo ese día tenía una sonrisita poco típica en él, y eso la mayoría lo notaba


-¡Sí, además aún falta mucho!, quizás pronto tengamos muchos nietecitos corriendo por allí ¿ne?- ante el comentario de Minato un minuto de silencio se prolongo entre ambas mujeres, hasta que de un momento a otro se abrazaron y comenzaron a saltar chillando y haciendo escandalo... otra vez


-¡Kyaaaa~, nietos, nietos~!- y como era de esperarse, un escalofrió recorrió por el cuerpo de la parejita, eso no significaba nada bueno...


Aunque ya no importaba, durante todo ese tiempo habían tenido una loca vida de comprometidos, quizás y más adelante, tendrían Una loca vida de casados.


Fin


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