+++++ En la mansión Varia +++++
El lugar se encontraba sombrío y silencioso, era así desde el secuestro del capitán de la organización desde lo cual ya habían pasado ocho meses.
En ese momento caminaba el moreno Xanxus por los pasillos de su mansión con dirección a la enfermería, los meses anteriores se la paso fuera de Varia pues con ayuda de su padre y de varios agentes de Vongola iniciaron una búsqueda exhaustiva que hasta ahora no había dado resultados.
Parecía que a Dmitriy se lo había tragado la tierra.
Agregado a esto estaba el cambio de la apariencia del moreno que con el tiempo empezó a hacerse más abrumadora y un poco descuidada, pero sin dejar de lado su aire seductor, no comía lo mismo que antes por lo que perdió algo de peso, además que sus tan características cicatrices, antes comunes en su rostro y mejillas, se habían intensificado a tal punto que casi cubrían su rostro entero al igual que su cuerpo, como cuando la ira en su interior salía de él.
Finalmente, después de ocho meses de estar buscando por todas partes solo había sido capaz de regresar a su base por escasas cuatro ocasiones contando esta, que era especial por un motivo aparte de ver a su hermoso espadachín.
Como las ocasiones anteriores llego a la enfermería en una parte apartada de la entrada, rodeada con cortinas móviles, estaba oculta la camilla de su adorado tiburón.
Junto a esta se encontraba una silla que no había sido movida de su lugar en los últimos ocho meses y sentado en ella se encontraba el peliverde ilusionista de Varia, debía reconocer que ese chico era un admirable subordinado.
-Puedes retirarte. – dijo y al momento el chico salió del lugar para darle intimidad al Boss.
Una vez completamente solo en la habitación, acompañado por el profundamente dormido espadachín, se acercó a este mientras en un arrebato y sabiéndose solo ahí, tomo su mano con una delicadeza casi imposible en alguien como él.
-Hola Squalo, disculpa por no haber venido antes, aunque hace un mes estuve aquí… - hizo una pausa rememorando algo mientras tomaba un mechón plata y lo dirigía a sus labios observando el rostro apacible del espadachín.
Estaba mucho más delgado de lo que de por sí ya era, pero se veía tan hermoso para el moreno, sobre todo cuando su rostro estaba tan calmado. – Yo lo siento tanto Squalo. – dijo con voz quebrada, como cada vez que le veía desde que tomó la decisión de dormirlo.
A pesar de mostrarse calmado y controlado frente a sus hombres y a los Vongola que le ayudaban en la búsqueda, por dentro estaba destrozado y solo podía exteriorizarlo cuando se encontraba con su espadachín.
Llevaba ocho meses en una búsqueda que no había dado ningún resultado favorable, cada día que pasaba la angustia y la desesperación le invadían constantemente.
Quizás por esa razón completamente distinta sus ocultas cicatrices iban apareciendo poco a poco, no estaba seguro. Pero lo que sí sabía es que cuando podía reunirse de nuevo con su espadachín por unos momentos se olvidaba de todo.
Solo Squalo era capaz de tranquilizarlo aun estando inconsciente, solo le bastaba observar su silueta, admirar su perfilado rostro y sentir entre sus dedos el cabello de este.
O aquellas manos duras y ásperas por el exagerado uso y práctica con la espada, pero que para él eran unas manos perfectas, se amoldaban perfectamente entre las suyas, le sostenían cuando estaba por caer ante un arrebato de ira y sobre todo eran las manos de la persona con la que había decidido pasar el resto de su vida, y esa persona que era Squalo decidió compartir su vida con alguien como él.
Tan oscuro, tan manchado por la ira que en ocasiones controlaba su ser, un ser despreciable que no dudaba al momento de acabar con la vida de alguien más, incluso las de sus propios subordinados.
Pero Squalo era más que solo eso, él no era un subordinado más, era su más preciado compañero.
La persona que le seguiría fielmente sin importar lo que pudiera pasarle.
Tal como había hecho hasta ahora.
Estuvo por una hora más solamente observando la cara durmiente del espadachín y acariciando de vez en cuando su pálida piel con toda la delicadeza de la que era capaz.
Cuando se sintió un poco más relajado decidió salir y dejar descansar al pelilargo bajo la total vigilancia del peliverde.
Esa tarde recibiría a su padre por lo que tenía un poco más de tiempo para sí mismo, al parecer el Noveno tenía una posible pista del paradero de Dmitry pero para no ilusionarlo desde el principio le aclaro que debían esperar hasta que los hombres que había enviado lo confirmaran.
+++++++++++++++ En algún lugar +++++++++++++++
-¡¿COMO ES ESO POSIBLE?! – exclamo un joven con rasgos rusos.
- L-lo se-sentimos señor, no pudimos hacer más. – se disculpaban fervientemente ante él joven varios hombres vestidos con ropas y batas blancas.
- AGH, IMBECILES. – insulto solamente antes de salir de la habitación en la que se encontraban, en su camino le alcanzo su fiel mayordomo, sabiendo que le prestaba total atención dijo, – Deshazte de todos ellos, ya no me sirven para nada y que también se deshagan del cuerpo del mocoso. Es hora de enfrentar a la familia Vongola, quizás no haya conseguido lo que deseaba pero será lo mismo para los idiotas de Varia. - siguió su camino mientras su mayordomo ordenaba a ciertos hombres los asesinatos recién ordenados.
+++++++++++++++ En Varia +++++++++++++++
Dentro de una habitación ligeramente iluminada y decorada con tonalidades claras se encontraba el moreno ojí rojo esperando a su padre que sabía que le encontraría en ese lugar.
Hacía poco el noveno había arribado a la mansión Varia y como siempre que hacia cuando se encontraba en el lugar se dirigía a la enfermería y preguntaba al amable guardián de la niebla de su hijo sobre el estado de Squalo.
Una vez que supo todo lo que necesitaba se dirigió al lugar donde estaría su hijo, tenía que darle la buena noticia que le había llegado hacía apenas una hora.
Cuando llego a la habitación destinada toco ligeramente con sus nudillos y posteriormente se adentró en el lugar pues sabía que su hijo no diría nada.
-Xanxus. – hablo con tranquilidad y calma, ver a su hijo de esa manera le llenaba de orgullo, aunque realmente no podía verlo bien pues este le daba la espalda estando de frente al gran ventanal de la habitación.
- ¿Qué sucedió? – quería saberlo lo antes posible, su ser necesitaba saberlo.
- Me lo han confirmado, hemos encontrado el escondite de Dmitry Dennis, saldremos cuando lo desees. – el anciano observo a su hijo darse la vuelta contemplándolo de frente y vio como la luz en los ojos de su hijo volvía a encenderse, sus rubís brillaban ante la expectativa de por fin saciar su sed de sangre y venganza así como de recuperar a su hijo.
- De inmediato, - se apresuró a contestar el moreno con la impaciencia empezando a salir de sus poros. – Tan pronto se duerma saldremos. – le dijo el líder Varia a su padre mientras dedicaba su mirada al pequeño bulto que se acomodaba en sus brazos buscando el calor que su cuerpo desprendía.
El Noveno sonrió ante la escena, jamás hubiese creído que vería a su hijo de esa manera, pero se alegraba mucho por ello después de todo su hijo en el fondo también era humano.
Estaba profundamente agradecido con Squalo por todo lo que había soportado por su hijo y la familia que formarían, por esa razón él cómo antiguo líder de la familia Vongola haría todo lo que fuese necesario para que su pequeño nieto secuestrado volviera con sus padres y conociera a su hermano, que en ese momento dormía en los brazos de su amado hijo.