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¿En qué me convertiste? por Yuiko Nozomi

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Notas del fanfic:

¡Hola! Soy una especie de holograma porque escribí todo pero aún así no estoy aquí para dejar el fic  ¿¿?? Espero que les guste~

Notas del capitulo:

Shun es el narrador. Los personajes no son míos son de Fujimaki-sensei y sigo sin entender porque aclaro esto cuando es evidente.

Soy Izuki Shun, soy un recién graduado de la preparatoria Seirin, ahí todos son geniales los oficiales, me hubiese gustado quedarme en Tokio y seguir viendo como avanzaban, pero en un impulso amoroso me dio por seguir al oso, no, más bien Tatsuya es como un lobo. Aun no me acostumbro a llamarlo por su nombre. En lo que estaba, ahora vivo en Akita, en su departamento específicamente, vale decir que al inicio me negué diciendo que no quería ser una carga y muchas otras cosas, pero él convenció a mi mamá diciendo que así no tendríamos que pagar arriendo ni gasto común, solo ayudar a pagar mercadería -bastante ingenioso el lujurioso-. Esa es básicamente la explicación de cómo llegué aquí y porque estoy cargando bolsas de mercadería mientras camino por los pasillos del edificio.

Cuando vislumbré Himuro lo encontré charlando con una chica.  Ella es de esa gente que insiste tanto que no sabes si categorizarla como persistente o molesta, ella gusta de mi novio, pero no la odio (¡Genial, un verso sin esfuerzo!), la verdad me da algo de lástima, he visto todos sus intentos y los que no, me los ha contado Himuro. "Recházala y asunto terminado" "lo haría, pero cuando rechazo a la gente no solo rompo sus ilusiones, también su auto-estima, por algún motivo tiendo a recalcar sus defectos como argumento para no salir con ellos". Esa fue nuestra discusión en resumidas cuentas, aparte de pensar que mi novio es un monstruo narcisista solo llegué a una conclusión, esa chica debía rendirse sin que la rechazara directamente. Mi primera idea era disfrazarme de chica y decir que era su novia, pero con eso conservaría un poco de esperanza ¿no? Así que el segundo plan lo efectuaré ahora.

—Tatsuya, ¿ya preparaste la cena? Tengo hambre.

Me observó y sonrió, la chica también me sonrió con dulzura la criatura, pobrecita, de seguro me va a odiar tanto como Himuro odia los preservativos.

—Aun no ¿quieres que te ayude con las bolsas?—. Esto lo preguntó dejando completamente de lado a la chiquilla esa.

—Claro, espera.

Dejé las bolsas en el piso apoyadas en la pared del pasillo, me acerqué a Himuro y lo besé en los labios. No sé cuál fue el rostro de la chica porque, ya dije, Tatsuya es un lobo, comenzó a devorar mi boca y yo lo deje, básicamente porque es Tatsuya, ¿realmente creen que rechazaría un beso de este semental-personal?

—Creo que los dejaré solos.

La voz de la chica era aguda y se fue muy rápido a cualquier parte del edificio. Himuro siguió besándome y yo tenía que detenerlo antes que tuviese la brillante idea de hacerlo en el pasillo, digo, una vez quiso hacerlo en el bosque.

—Himuro

—Llámame por mi nombre.

—Sí, sí, debo ir a buscar las bolsas antes de que alguien venga y las robe.

— Tienes razón, te ayudo.

— No, puedo solo, lo anterior era una farsa para besarte frente a ella. Ve a cocinar, realmente tengo hambre.

—Supondré que no mientes puesto que no utilizaste ninguna rima.

Mientras fui por la mercadería me quedé pensando en los "pro" y "contra" de salir con este sujeto. Si iniciamos con lo malo, sería que no sabe controlarse, es un animal sexual, recuerdo que una vez llegué a un entrenamiento lleno de marcas en el cuello, no saben cuántas burlas sufrí. Sigamos con la lista, tiene un montón de pretendientes, no solo esa chica de recién, son cientos de hombres y mujeres que quieren estar a su lado, la verdad esto no es un gran defecto, no soy celoso y como hecho curioso, Tatsuya ha probado ser juicioso; lo siento, debía seguir con la rima, la palabra que debía ir ahí es fiel. Otro de sus defectos es que al ser un antiguo mujeriego lo suelen llamar chicas con una vida sexual reprimida en busca de sus encantos, ellas no son pretendientes, solo quieren sexo con él por un día, y para mi desgracia, las entiendo, ¡Lo hace tan bien!

Pero vayamos a lo bueno, parte de sus defectos también son sus virtudes, digo, que sea una bestia sexual incontrolable también es bueno, muy bueno. Además es inteligente e ingenioso, tampoco hay que ignorar sus habilidades culinarias, pero lo que más me gusta es su honestidad, es absurdamente sincero, incluso las cosas que no quieras escuchar te las dirá, ¿es estúpido enamorarse de alguien por eso?

—Shun, ¿cuándo comienzan tus clases en la universidad?

—En dos semanas ¿Y tú?

— Qué envidia acedía, entro mañana

— Pero si tú entras todos los días.

— Shun, no lo pensé de ti—. Comentó Himuro con picardía luego de mi acotación con connotación sexual.

Se rió y se quitó su remera.

— ¡¿Qué estás haciendo?!—. Exclamé desconcertado.

— ¿Qué? ¿No fue una insinuación a tener sexo?

— Mi amor, ve al psicólogo.

— No sabes cómo me pone que me llames así.

—A ti todo te excita—. Lo dije riendo y desviando mi vista de su torso desnudo, porque debo asumirlo, aquí entre nos, yo también me prendo fácil. Yo no era un fácil, Tatsuya me convirtió en eso, pero solo me pasa con él. Porque si hablamos con honestidad, la idea de vestirme como chica es tan morbosa que terminó por gustarme y se volvió mi propio fetiche que Himuro entrara en mí cuando estoy vestido de aquella manera. También debo asumir que cuando lo quiere hacer en lugares inadecuados solo deseo responderle "adelante" pero debo frenarlo por mantener un mínimo de decencia.

—Shun, ¿En qué me convertiste?

— ¿De qué hablas?

—Antes de conocerte yo tenía sexo con quien sea, todo servía, ahora si no eres tú, nadie me sirve. Solamente tú, para el amor, para la pasión, para vivir, todo el resto sobra.

—Que no se te olvide la amistad, tienes amigos que te adoran.

—Sí, lo sé, pero yo hablo de ti, y créeme, la friendzone suena fatal, carnal.

—Oye, no me robes mis rimas.

—Te amo.

—Y yo a ti. Ganaste, hagámoslo.

— Eres fantástico.

—Lo sé.

Y ahí estaba de nuevo Tatsuya, enroscando su lengua con la mía, recorriendo mi cuerpo con sus manos, presionando mis puntos débiles que ya conocía a la perfección. Yo, como de costumbre, acaricio su espalda, esa espalda firme que es una maravilla acariciar o aferrarse a ella. Después de tanto contacto entre nuestras lenguas, Himuro traslada sus labios a mi cuello, lo degusta sin importarle dejar marcas, desciende lentamente hasta mis pezones, el primer gemido notable de esta tarde nace cuando muerde el pezón izquierdo mientras siento una corriente eléctrica por mi cuerpo.

Cuando estoy con Tatsuya no me doy cuenta de los detalles, por ejemplo, no sé en qué momento ambos quedamos desprendidos de cualquier tipo de ropa. Solo sé que nos besamos, acariciamos, mordemos sin pedir permiso ni disculpas, disfrutamos de las acciones que el otro comete sobre nuestro cuerpo. A veces Himuro es muy hablador cuando hacemos el amor, pero otras, como hoy, es silencioso y solo produce los sonidos naturales que se obtienen en estos actos, jadeos, gruñidos, ya saben, esas cosas.

Mientras nos acariciábamos susurró en mi oído, con una voz sensual que utiliza cada vez que quiere lograr algo "móntame, Shun". Bien, si tanto insiste. Himuro estaba sentado mientras yo con mi mano izquierda me aferraba a su hombro mientras que con la derecha tomaba su erección para poder asegurarme de que entraría en mí. Ahí comenzó todo, yo sentándome en su pene y levantándome un poco, sentándome y levantándome una y otra vez, mientras comenzaba a gemir y gritar por más. Tatsuya, como una genuina muestra de su enorme amabilidad tomó de mis nalgas y me ayudaba a posicionarme donde correspondía, además que también movía su pelvis acortando toda distancia.

Seguimos así gimiendo y disfrutando de nuestra actividad favorita, en momentos como este agradezco no ser mujer, tendríamos mínimo 7 hijos. Nuestros gemidos era lo único que se escuchaba hasta que ambos eyaculamos, nos recostamos en el suelo y Himuro me abrazó por la cintura comencé a reír suavemente mientras el besaba mi hombro derecho.

— Shun, sospecho que eres igual de depravado sexual que yo pero lo ocultas tras tu lindo rostro.

— No, son imaginaciones tuyas, Tatsuya-. Mientras decía eso, en mi mente pasaba la buena idea de que a la próxima deberíamos hacerlo frente a un espejo, habría tanto morbo. Tatsuya ¿en qué me convertiste?

Notas finales:

Gracias por leer.


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