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Lejos de alta mar por Thirteen Wilder

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Notas del capitulo:

Hola!!! Quiero agradecerles a todos por sus comentarios, muchos me sacaron las mas grandes carcajadas que habia dado en mi vida!!! Aprecio cada una de sus palabras!!!

¿Qué demonios estaba haciendo con su vida? De pronto se vio inmiscuido entre los planes reproductivos de un tritón que hace poco tiempo trató de devorarlo. Esperaba en verdad que al menos una sirena perdida apareciera y se enamorara a primera vista de Camus, no era una criatura fea, todo lo contrario, de ser un humano, sería de los más atractivos en toda la ciudad y más de una mujer estaría detrás de él, pidiendo un poco de atención de su parte.

En ese momento se encontraba en el bote, remaba con un tritón amarrado cual caballo a un carruaje, buscaban un lugar para construir su nido de “amor”. La insistencia de la criatura marina había sido tal que no pudo hacer del muelle su pequeña morada, necesitaban un lugar ligeramente apartado de los demás donde pudieran tener acceso al mar y a la tierra. Para su conveniencia a unos 3 kilómetros de distancia había una isla, era una enorme montaña que tenía al menos una pequeña playa, rodeada por mucha vegetación.

-Creo que ahí estaría bien- señaló el tritón- Está a buena distancia de tu hogar

-Ya lo creo…- movió sus brazos y volvió a remar para llegar al lugar, era muy bello a la vista de los demás, una suerte que el hombre no haya llegado ahí para destruirlo.

Puso un pie en la arena y sintió su corazón latir con fuerza, tanta que se sintió mareado por eso, la mirada penetrante que lo atravesaba desde el mar era muy obvia. En un extremo de la playa, había un pequeño cabo en su orilla, si se instalaban ahí podía servir de protección.

-¿Qué hice para merecer esto?- susurró caminando por la orilla, no negaba que sentía una rara atracción por él, pero ¿tener un hijo? Eso le parecía más de lo que podía imaginar.

Camus lo miró a unos cuantos metros, Milo le parecía un humano maravilloso, exteriormente hermoso, fuerte, viril y seductor, y por dentro era sensible, un poco imbécil, de buen corazón. Quería en verdad hacerlo suyo y permanecer a su lado, había estudiado durante los días de búsqueda las relaciones humanas, qué debía hacer para convencerlo totalmente, los humanos tenían tradiciones muy extrañas: se regalaban hierbas envueltas de coloridos papeles, se daban comida, los hombres le daban listones a las mujeres, ellas peinaban su cabello de cierta manera para que se lo dieran, los hombres podían pelear como los animales que eran para conseguir la atención de una mujer que quizá ni siquiera esté interesada en ellos.

¿Qué podría desear Milo? Sabía confiar en que cumpliría su promesa, lo hacía por su especie y por estar en la edad adecuada para procrear una criatura…Las demás sirenas y tritones habían encontrado una pareja, se les veía felices con ellos, nadando por ahí, haciendo figuras con las burbujas. ¡Le causaba una enorme envidia! Había visto ese tipo de danzas antes, quería hacerlas con alguien que le correspondiera de la misma manera, alguien por quien daría su vida. Quizá Milo podría ser ese alguien, o podría no serlo.

Ahora que lo pensaba, Milo podría desear que él se convirtiera en un humano, no le importaba si era hembra o macho, con tal de estar a su lado. Estaba decidido a que eso sucediera, quería que sus sentimientos fueran correspondidos por él.

Cuando se acercaron al pequeño cabo, vieron que había una entrada de agua por las rocas, era como un pequeño canalito que era lo suficientemente grande y profundo para Camus, y el nido que Milo fuera a construir podría estar protegiéndolo.

-¿Te parece bien aquí?-

-Si…-se metió a esa entrada de agua- Es como si tuvieras un baño propio…

-Bueno, así podré encontrarte- le sonrió y se agachó a su altura

-Todo va a salir bien, no te preocupes- sacó sus manos del agua para tomar el rostro del pescador y acercarse.

- ….-Milo cerró los ojos fuertemente, no pensó que se aparearían así de la nada, sin embargo volvió a abrirlos al sentir los labios de la criatura, su rostro no tenía esa capa mucosa protegiéndolo, seguramente había permanecido con la cabeza fuera del agua el suficiente tiempo para que esta se secara.

-Los humanos hacen este tipo de cosas…- lo vio a los ojos.

-Si- tomó su rostro- Te mostraré como

El tritón asintió, cerrando sus ojos, era lo que había visto hacer a varias parejas en el puerto o en los barcos. Abrió un poco más su boca, sintiendo los tibios y ligeramente rasposos labios del pescador, imitó sus movimientos conforme pasaban, su cuerpo se estremeció por cada sensación que tenía al separarse un poco de él. Suspiraba en sus labios tratando de recuperar algo del aliento que había perdido. Se hizo un poco hacia atrás, invitándolo a entrar al agua, él otro solo obedeció, acomodándose y abrazándolo por la cintura, sintiendo las escamas de su espalda. No había sido tan malo como había creído, incluso le había gustado mucho más de lo que pensó. Había besado antes a algunas personas, pero nada se comparaba a lo que ese tritón le provocaba con solo verle. Sintió como volvía a enredarle la cola en la pierna para aprisionarlo más a su cuerpo, las escamas se crisparon de nuevo, algunas cayendo de su piel.

-Milo…aun no…-susurró a pesar de lo adherido que ya estaba- No es el día

-¿Cuándo?-susurro besando sus mejillas y luego parte de su cuello

-Cuando…-suspiró con fuerza, estremeciéndose- Basta…si haces algo ahora…no tendremos crías-

-…crías…-eso le mató cualquier tipo de erección que tuviera en ese momento, se separó un poco

-Lo lamento, sé que los humanos también se aparean para eso-

-Bueno, no todo el tiempo, hay veces que lo hacen solo porque quieren-

-¿Con cualquiera?-

-Con alguien especial-

-Me alegro que Milo sea con quien voy a aparearme- lo abrazó de nuevo- Eres apropiado para eso…

-No sé cómo es que voy a hacerlo, no sé nada de cómo funciona tu cuerpo-

-Es sencillo, te mostraré cómo funciona el cuerpo de Camus-

-¿Vas a ponerte gordo como las mujeres?

- Quizá, todo dependerá de tu puntería- su cola por fin cooperó y lo soltó- Nosotros creamos huevos…ellos están dentro de nuestros cuerpos durante una pequeña temporada, después de eso los expulsamos para mantenerlos en el nido-

-Voy a ser el orgulloso padre de un huevo- su risa se extendió por toda la isla.

-Al menos Milo es feliz con eso- lo abrazó por el cuello y puso su frente con la de él- Prometo que será el mejor huevo de todos…

-Bueno, yo trataré de hacer un nido decente.

La construcción del nido había tomado más tiempo de lo que creyó, iba y venía de una isla a otra con materiales para construir una pequeña choza encima del cabo, con todo lo que podía tener a su alcance comenzó a levantarla. Camus solía traerle más y más conchas, era parte de su instinto para adornar la pequeña casita, pero no solo hacia eso por él, también traía tierra desde lo profundo para usarla como una especie de cemento, era muy efectiva porque cerraba y ayudaba mucho como camuflaje si se trataba de ver desde el mar. No era una gran construcción, había llevado materiales y de vez en cuando se quedaba dormido ahí, buscó una manera de llevarse una cama o algo parecido, lo único que consiguió fue crear una hamaca que acomodó dentro de la choza.

Camus lo complacía sonriéndole y cantándole un poco durante su trabajo, su voz era melodiosa como la de toda sirena, su idioma extraño parecía acariciarle los oídos al moreno, Milo estaba curioso, aprendió un par de palabras y frases, tenía un acento gracioso según la criatura. Como muestra de su verdadero interés, se sentaba de vez en cuando en la orilla, dándole la espalda y arreglando su cabello, arqueando su espalda, le lanzaba miradas bastante sugestivas, era un método bien conocido de las sirenas, y vio a algunas mujeres mover su cabello. Quizá no era muy atractivo para un hombre cuyo cabello llegaba a la cintura, pero había hecho su esfuerzo.

-Camus…me gustan mucho tus colores…-se sonrojó al decirlo, era el piropo más ridículo que se le pudo ocurrir.

-¿Enserio?- pero para él como sirena, era de las palabras más bellas.

-Si…las escamas de tu espalda brillan mucho también, y tu cabello…-se acercó para darle un beso en la nuca, el cual fue muy bien recibido.

-Ah, Milo- gimió con la sensación- Quiero…concederte un deseo…pide lo que quieras- se dejaba llevar por los besos que siguieron a ese.

-¿Un deseo?- se detuvo dejando al pescadillo estremecido- Bueno…me encantaría que mis hermanos no se enfermaran durante este tiempo, no he pescado nada por hacer el nido y…

-Camus te causa problemas…Lo siento- lo miró con culpa, una muy ligera, no se arrepentía de nada al tenerlo para él solito- Cumpliré ese deseo

-Eres de lo mejor- lo abrazó por la espalda, día a día sus sentimientos iban cambiado, se sentía totalmente seguro a tener algo que ver con ese tritón, ya había avanzado mucho camino para simplemente decir al final “no”.

El día que Milo no temía tanto había llegado, la choza estaba lista y Camus tenía un comportamiento muy extraño. El cielo nublado y el viento casi huracanado movían el mar con una marea demasiado confusa. Era el día perfecto según el tritón.

-Milo- susurro el tritón dentro de la choza, su voz era dulce, no dijo nada mas pero el oírlo fue como escuchar una orden directa que el pescador no pudo ignorar.

Tragó pesado al ver como el tritón estaba con su rostro levemente enrojecido, sus escamas brillaban más de lo normal, y como era de esperarse, las cochas invadían por completo el suelo. El tritón salió del agua y se sentó de la misma manera, arqueó su espalda un poco, invitándolo a besarlo, sus escamas dejaron de brillar y comenzaron a caer, la piel de Camus no brillaba, no había ni un rastro de aquella mucosa que lo cubría diariamente, inclusive el aroma a sal desapareció.

Entendiendo lo que debía de hacer se acercó a su espalda, besando poco apoco su nuca, acariciándole el abdomen con sus manos libres. Su piel tenía un sabor muy dulce, aparentemente se había dado un cubetazo de agua de rio antes de que pudiera ser presa de aquel movimiento del mar.

-Ven…-se giró y le ayudó a despojarse de parte de su ropa, Milo se quitó lo sobrante. –Entra al agua-

Milo siguió las instrucciones de Camus, tomó sus manos y le pidió que respirara profundamente. Lo llevó al mar abierto, donde no se sentía del todo esa marea sospechosa de ahí. Con sus manos fuertemente unidas, Camus lo movió de un lado a otro, haciendo una danza que un humano no hubiera podido soportar. Cuando veía al pescador padeciendo por toda la presión del agua, lo besaba intercambiando el oxígeno por ese líquido que se reunía en sus pulmones. Camus se veía hermoso en toda esa danza, Milo lo observaba cada que abría los ojos, el tritón se aproximó de nuevo, abrazándolo con posesión. Salieron del agua para que Milo por fin respirara, después de dar varias bocanadas de aire volvió a hundirse con el tritón. Este le sonrió y lo beso de nueva cuenta, dándole a entender que ya era el momento. Tomó sus manos de nuevo y regresaron al nido, Milo embriagado de todo lo que estaba ocurriendo lo abrazó y besó con más pasión. Sintió la cola del otro enrollarse, iba a hacerle pagar un poco por casi ahogarlo en toda esa danza.

-Aquí…-Camus tomó sus manos para guiar sus dedos por debajo de su ombligo, Milo sintió tres aberturas, pero su mano fue detenida en una sola- Hazlo…

-Está bien…-susurró como si fueran a escucharlos, se acomodó como pudo y entro en esa extraña cavidad, las sensaciones eran realmente extremas, dentro de Camus habían unas paredes que se contraían al sentirlo, eran cálidas y ligeramente aterciopeladas.

El gemido que ambos dieron fue silenciado por un trueno fuerte.

-Que…haces…-susurró cuando Milo se movió- Es más que suficiente…

-No, para un humano no…- no podía soltar nada a pesar de lo bien que se sentía, sus movimientos eran lentos por el agua, pero quería sentir aún más, su miembro se sobaba en una placentera tortura.

Los movimientos iban y venían, los besos y las caricias tenían perdidos a ambos, sus manos se perdían entre los cuerpos volviéndose a encontrar de vez en cuando para finalizar en un abrazo. Las sensaciones de Camus iban mucho más allá de las que quizá unas cuantas sirenas podían haber gozado al estar con los humanos, Milo era mucho más que cualquier otro. Le amaba demasiado, quería seguir haciendo ese ritual de apareamiento durante horas, no quería que sus sentimientos fueran olvidados por él. Tendrían un hijo después de esa noche, iba a amarlo tanto como a él.

-Te quiero…-le susurró con dulzura en sus labios, con mucho pesar salió de su cuerpo para sacarlo del agua, necesitaba su pierna libre para tener un mejor apoyo y seguir moviéndose.

-Milo, Milo, Milo –repetía al sentirse invadido de nuevo, se arqueaba un poco, su cuerpo tenia espasmos, su cola chocaba con parte del agua, haciéndola salpicar, muchos choques parecían recorrer su cuerpo, su mano se coló a uno de los orificios, sacando un desesperado miembro de ahí, no era para nada parecido al de Milo, pero no creyó que iba a tener esa clase de reacción. No era una hembra después de todo.

El humano no le respondió, bajó a sus labios, tomó sus manos y dejó que el miembro extraño sintiera el calor que ambos cuerpos estaban provocando, la fricción también se hacía presente. Todo había sido extraño, pero fue demasiado placer para un simple mortal como Milo. No demoró en dejar salir todo dentro de él. Jadeaba y se movía con fuerza, dejando hasta la última gota en lo más profundo de sus entrañas. Camus dio un respingo al sentirse lleno, su miembro hizo lo parecido, soltando un líquido transparente, pero de la misma consistencia.

-Los humanos…demoran mucho…-jadeaba y abrazaba la cabeza del moreno que yacía en su pecho.

-Acostúmbrate…-suspiraba profundo, moviéndose un poco dentro de él- No voy a dejarte ir tan fácil- lo miró y lo besó con todo el amor que podía darle en ese momento.

Víctima del cansancio y un ligero estado de shock por lo que acababa de hacer y sentir, Milo se quedó dormido casi encima del tritón, abrazándolo con fuerza. No tenía palabras para describirlo, pero algo cálido en su pecho lo hizo sentir feliz por primera vez, quería pasar más tiempo al lado de ese tritón, los miedos se habían extinguido por siempre, no iba a dudar jamás de él. 

Notas finales:

Bien...debo admitirlo, es lo MAS extraño que he escrito en mi vida, lo juro. No se como sobreviví a ello, lo peor de todo es que comeré pescado despues de esto jajajajaja.

Aclaraciones

-Si, las sirenas aqui son hemafroditas

-Milo va a quedar traumatizado por esto de por vida, (es broma)

-LA forma de incubacion es similar a la de los ornitorrincos, no sabia si dejarlo gordo una temporada o que fuera un huevecin, asi que esto fue mi salida de emergencia.

Aprecio sus comentarios!! De todo tipo!!!

 


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