Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The hardest word por BombayLove

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aunque Tadayoshi aparenta estar lo más distante posible de Ryo, no puede evitar torturarlo hasta que finalmente, se encuentran solos una vez más.

Esa noche no cenó, y mucho menos hizo la tarea. Le pareció haber recibido un mensaje de texto, pero estaba demasiado cansado como para salir de entre sus cómodas sábanas y agarrar el aparato que se había iluminado al otro lado de la habitación.

 

Al día siguiente fue Nishikido la que lo despertó, ocasionando así su mal humor matutino que aumentó tras haber sido regañado por su profesor de Matemáticas, ya que, no sólo al día anterior su novia no le había ayudado a conseguir la tarea, sino que tampoco se la pidió al tal o a la tal Yasuda (Kurako nunca le había aclarado qué era Yasuda-san exactamente).

Cayendo de un salto a su silla, después del regaño, se percató de la vibración de su teléfono celular dentro de uno de los bolsillos de su pantalón. Ya lo habían regañado por no haber hecho la tarea, la verdad era que no le importaba ser regañado nuevamente pero, esta vez, por estar usando su teléfono en clase.

No reconoció el número del remitente, pero se dio cuenta que era el segundo mensaje que recibía de ese número. Arqueó una ceja al leer el primer mensaje, el cual le había llegado la noche anterior: “¿Cómo estás?”, decía simplemente. El que recibió apenas unos segundos antes, era un calco del que había leído antes, sin una palabra demás y sin una menos.

¿Quién eres?”, le preguntó, intentando ser lo más cortés posible. Levantó la vista. El profesor copiaba algo en el pizarrón mientras contaba algo al respecto. No le había prestado atención, así que, no estaba entendiendo absolutamente nada.

¿En serio te olvidaste tan rápido de mí?

El corazón que le seguía a la frase estuvo demás. No pudo evitar resoplar, pero a la vez, sus labios se curvaron hacia arriba.

Espero que no seas el idiota que estoy pensando que eres”, respondió.

Este idiota te hizo unos excelentes masajes ayer.

Volvió a sonreír y guardó el teléfono en su sitio.

No quería que volvieran a llamarle la atención, y menos por un idiota como él.

 

A la salida, vio acercarse a su hermana, a su novia, y al idiota de Tadayoshi.

— Vamos a ir con Kura-chan al centro comercial — Declaró Nishikiko, aferrándose al brazo de Kurako que no parecía negarse a tal muestra de afecto.

— ¿Centro comercial? — Preguntó Ryo.

— ¡Ayer te dije que abrieron uno cerca de casa de Kura-chan! — Bufó la muchacha.

— Ah… Tienes razón... Bueno, entonces, nos vemos en casa.

— ¿No vienes con nosotros?

La voz de Kurako casi suplicándole que fueran con ellas, hizo que ladeara su cabeza hacia un costado y rascara su nuca.

— Es que… tengo tareas pendientes — Reconoció el aludido.

— ¿No hablaste con Yasuda-san?

— ¡No me dijiste quién era!

Kurako bufó.

— Tienes que aprender a valerte por ti mismo, Ryo.

— No hace falta que me digas esas cosas frente a… tu hermano — Le pidió el aludido, dirigiendo su mirada a Tadayoshi por unos pocos segundos —. Además, quieren que vaya para que regrese cargado de bolsas, ¿no es cierto? — Aunque no lo aparentaba, si hacía enojar a Kurako, Ryo sabía que se las iba a ver negras, así que intentó darle un giro a la conversación, lográndolo al ver la enorme sonrisa que se había formado en el rostro de su hermana, y el esbozo de sonrisa que decoraba el de su novia.

 

Y así, se fue con el grupo a recorrer el centro comercial. Aunque intentara no perderla de vista, seguir a Nishikiko era como una maratón. Cuando creía que se iba a quedar en un negocio, estaba saliendo a ver tres más.

— Se nota que es tu hermana — Le dijo Tadayoshi, mirando a su hermana y a la de Ryo, mirando ropa cuatro locales delante de ambos.

— ¿Eh?

— Parece que no estás cansado para nada.

— Si quieren, pueden ir a beber algo — Pidió Nishikiko. Ninguno de los dos supo en qué momento regresó junto con ellos.

— ¿Adónde vas? — Preguntó Ryo, dándose cuenta que su hermana tenía una doble intención en sus palabras.

— Es que… queremos ir a ver unos conjuntos y…

— Ustedes nos estorban — Siguió Kurako la frase, de la forma en que Nishikiko no podía.

— Vayan. Nosotros las esperamos cerca de la fuente — Dijo Tadayoshi, en referencia a una fuente con aguas danzantes en medio del complejo.

— Está bien — Sonrió Nishikiko, alegremente —. Muchas gracias, Okura-san.

— Ya te dije que debes dejar los formalismos, Nishiyan — Ryo frunció el ceño al notar la forma en que Tadayoshi llamaba a su hermana —. Sólo nos llevamos unos cuantos meses de diferencia, ¿no es así?

— Es cierto — Reconoció la muchacha. Ryo se dio cuenta de la forma en que las mejillas de su hermana se encendieron, pareciendo sus faroles en medio del tránsito, pero antes de poder decir algo, ella ya estaba a unos cuantos metros de distancia, llevando a Kurako a la rastra.

— Oye — Le dijo a Tadayoshi —. Ni se te ocurra meterte con mi hermana.

Cuando Tadayoshi se giró para mirar a Ryo, vio en él una mirada seria y penetrante, que distaba muchísimo con el manojo de nervios que había encontrado en su casa.

— Vaya… Hasta que te dignas a mirarme — Reconoció, ocasionando que Ryo, percatándose del hecho, desviara su vista hacia un costado —. Vayamos nosotros también a ver si hay algo interesante para comprar.

— ¿Hoy no tuviste clases? — Preguntó Ryo, una vez entró a una tienda, siguiendo los pasos de Tadayoshi dentro de la misma, buscando ropa para él.

— Sí, ¿por? — Repreguntó, buscando una camisa de su agrado en el perchero donde muchas de éstas estaban en exhibición.

— ¿Cómo me mandaste esos mensajes hoy?

— ¡Ah! ¿Los que tú no me respondiste? — Volvió a repreguntar, dirigiéndole una rápida mirada junto con una sonrisa.

— No tenía por qué hacerlo. Ya tenía suficientes regaños como para tener diez más — Bufó Ryo.

— Estaba en clase de Literatura. ¿Por qué te regañaron?

— No terminé la tarea a tiempo — Tardó en responder porque la realidad era que ni siquiera la había comenzado.

— ¿Fue por mi culpa? Lo siento mucho…

Sus palabras sonaban tan sinceras que le dolían.

— Tampoco fue toda tu culpa. No hay necesidad de disculparse…

— Cuando salgamos de aquí, puedo ayudarte si quieres — Su mirada estaba cargada con una felicidad que lo hizo asustar y, al mismo tiempo, sorprenderse. No entender a la persona con la que estaba hablando, lo ponía nervioso.

— No hace falta, ya te dije. Mañana hablaré con el tal Yasuda para que me dé una mano con eso.

Sus manos se aferraron a las tres prendas de ropa que Tadayoshi le había pedido que sostuviera.

— Oye… Ryo…

— ¿Qué? — Preguntó el aludido, bufando porque no llegaba al punto.

— Sígueme al vestuario — Antes de poder ser capaz de negarse o acceder a su pedido, Ryo estaba dentro de uno de los vestidores. Pudo oír cómo afuera, Tadayoshi le decía algo a una vendedora, pero no pudo interpretar qué, debido al normal bullicio del lugar. Acto seguido, sigilosamente, Tadayoshi se le unió, viéndolo postrado contra el espejo, sin soltar lo que cargaba entre sus brazos en lo absoluto. Tadayoshi acortó sensualmente los menos de diez pasos que lo separaban de Ryo. Con ambas manos hizo que soltara aquella ropa y la dejara caer al suelo. Sus labios besaron su frente, sus párpados, su nariz, sus labios temblorosos. En ese momento se dio cuenta que todo su cuerpo temblaba —. ¿Por qué tiemblas? — Le preguntó.

Antes de responder, Ryo abrió un ojo y luego el otro, hallando curiosidad en los de Tadayoshi cuando los halló.

— Porque sé lo que va a pasar.

— ¿Y quieres que pase? — Le preguntó, acariciando una de sus mejillas, ocasionando que éstas se sonrojaran.

— N… No… No lo sé… Esto está mal — Declaró, suspirando.

— Esta vez no va a dolerte… tanto — Le dijo, besando luego sus labios al principio con dulzura, pero conforme el tiempo pasaba, aquellos besos se volvían cada vez más violentos, al igual que sus acciones —. Es tan hermosa… esa expresión, Ryo-chan — Jadeó, sobre su oído, moviendo las caderas de Ryo hacia arriba y hacia abajo —. Mira… Mira el espejo — Le susurró, mordiendo su cuello.

Efectivamente, la expresión en el rostro de Ryo era una que ni siquiera él sabía que tenía. No sabía que podía ser capaz de tener una expresión que demostrara el placer tan intenso que estaba experimentando. Desfalleció encorvándose hacia adelante, intentando recobrar el aire dando grandes bocanadas. Sin separarse de él, Tadayoshi se apoyó sobre sus espaldas. Le pareció tierno, así que besó su omóplato.

— ¿Qué haces?

— También puedes ser tierno cuando te lo propones — Respondió, entrelazando sus manos en torno a la barriga de Ryo.

— Es algo incómodo que me digas eso estando… así…

— Estando, ¿cómo? ¿Exhaustos después de habernos revolcado? Es normal — Reconoció, incorporándose apenas para acariciar sus cabellos antes de darle un suave beso sobre la nuca —. No te creas todo lo que ves en los dramas.

— Definitivamente, no las creo.

— ¿Puedo preguntarte una cosa?

— ¿Qué?

— ¿Te gustan mis masajes? — Le preguntó, empezando por masajear su nuca, pero terminando haciéndolo sobre sus hombros. 

—Sí… Por algún motivo… me tranquilizan…

— Muy bien. Eso es todo — Dijo, separándose de él y limpiando su ahora flácida hombría con un pañuelo de papel. Levantó la vista al darse cuenta que Ryo no se había movido siquiera un milímetro —. ¿Qué esperas? La vendedora tarde o temprano se dará cuenta que nunca salimos.

Al salir del vestidor, Tadayoshi compró la ropa que había agarrado. Le dijo a Ryo que lo que le quedaba, se lo daría a los muchos sirvientes que trabajaban en su hogar, alegando que a alguno tendría que quedarle esa ropa. Cuando se encontraron con sus respectivas hermanas, Ryo bebió en cuestión de segundos una lata de bebida fría.

— Vaya, se ve que Tadayoshi te hizo correr una maratón — Dijo Kurako, sentándose a su lado, ocasionando su sonrisa cuando se sintió satisfecho.

— ¡Ah, Ryo! Kura-chan me invitó a dormir a su casa esta noche.

— Está bien — Dijo su hermano, hincándose de hombros.

— ¿En serio puedo ir? — Repreguntó la muchacha, emocionada pero al mismo tiempo, no del todo convencida.

— Seguro.

— No te preocupes — Dijo Tadayoshi, posando una de sus manos sobre el hombro de Nishikiko —. Yo cuidaré de Nishi-chan. ¿No?

Ryo se quedó mirando a Tadayoshi, pensando en el frío comportamiento que estaba teniendo con él después de lo que había pasado entre ambos.

En el solitario camino a su hogar, se dio cuenta que él era todavía más hipócrita: la primera vez que se habían acostado, no había sido motu proprio, en cambio, la segunda vez, estuvo plenamente consciente de ello, podría haber salido del vestuario a los gritos si se lo hubiera propuesto, podría haberle dado un golpe si hubiera querido, pero Tadayoshi había encontrado su punto débil, sin que Ryo se hubiera dado cuenta de ello.

Detuvo sus pasos en medio de la tranquila calle, dándose cuenta que haber dejado sola a su hermana en casa de Tadayoshi, había sido el tercer peor error que cometió en su vida.

Notas finales:

Es malo Tatsu xD jajajajaja

Gracias por leer~ y hasta la semana que viene ♥ ^3^ *chu~*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).