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Painful Love. por Kath23

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Notas del fanfic:

Bienvenidas.

Las parejas son algo raras, lo sé, tengo esa mala costumbre de amar couples raras, es mi maldición (?) XD

La historia no es tan cortavenas como parece (Al menos eso creo... xD) Además tiene momentos felices también. Lo normal. Creo :v

Actualizaré cada semana (Lo intentaré) Al menos que me salga algún problema inevitable.

Vuestros comentarios, preguntas, sugerencias y demás, son bienvenidos y me ayudarían mucho a mejorar.

Muchas gracias por entrar aquí, espero que lo disfruten.

@Ka_le23 (mi twitter por si... quieren más comunicación (?) XD)

(Por dios, eso ha sido muy formal XD)

Capítulo 1: Máscaras.

 

¿Cuántas veces iban en esa semana? ¿Dos? ¿Tres? Debería haberse acostumbrado a sus cambios de planes repentinos, con escusas baratas que tan solo servían para hacerlo sentir peor.

Namjoon soltó un largo y doloroso suspiro, tratando de reunir las fuerzas suficientes para contestar a la voz interrogante que esperaba desde la otra línea.

- Claro Jin, de todas formas no era muy importante. – Masculló ahogando el sonido de una risa nerviosa.

- ¿De verdad? ¡Gracias por comprenderlo! – Le respondió Jin desde la otra línea con voz amable, como siempre.

- No es nada…

- De verdad, eres muy amable ¡Nos vemos el lunes!

- Por supuesto. – Respondió antes de cortar sin esperar respuesta. ¿Había sonado convincente? ¿Su voz no había sonado rota? No había reflejado lo que sentía de verdad... ¿No?

Namjoon volvió a dar un suspiro, incluso más largo que antes, mientras apoyaba la espalda en su cama. Sentado en el frío suelo de su habitación, su situación le pareció lo más acertada.

Por supuesto que Jin no quería salir con él aquel día ¿Por qué iba a querer hacerlo? ¿Tenía algo bueno salir con él? No. Jin le había probado que no… cuatro veces consecutivas. Seguramente pensaría que era molesto, patoso, ruidoso y raro.

Se sentía estúpido por dejar que algo tan insignificante le mortificase de aquella manera, eso le decía su cerebro, que un simple rechazo no debería afectarle en absoluto… pero a su corazón parecía importarle. Muchísimo.

Lo suficiente como para que en ese momento sintiese unas inmensas ganas de descargar su molestia golpeando algo. Pero aún tenía los nudillos fastidiados de la última vez que hizo algo parecido.

No, no era buena idea, además, Yoongi le echaría la bronca una vez más.

De nuevo, suspiró largamente antes de lanzar su teléfono móvil descuidadamente sobre el colchón y levantarse para caminar hacia la ventana de su habitación. Fuera se observaban las frías calles de su barrio, desoladas, aunque todavía el sol no se pusiera y además fuera sábado, se suponía que los fines de semana era cuando más gente había. Pero no hoy. Todo estaba vacío, frío… Triste. 

- Maldita sea Jin. – Gruñó molesto a las frías calles, como si ellas fueran las culpables del cambio de opinión de Jin. – ¿No te das cuenta de lo que provocas? 

El tono de llamada de su teléfono hizo que se sobresaltara ligeramente. Sin permiso alguno, una chispa de esperanza se instaló en su pecho, pero esta se esfumó enseguida al ver el nombre del contacto. Con molestia aceptó la llamada, aplastando con excesiva fuerza la pantalla.

- ¿Qué demonios quieres, Yoongi?

- Woah… – fue la respuesta de Yoongi al escuchar su tono de voz hostil. – Yo no te he hecho absolutamente nada para que me hables en ese tono. – Namjoon suspiró, tratando de calmarse, no era la culpa de su amigo estar de esa forma.

- Perdona.

- Por supuesto. – Yoongi alargó la última letra ligeramente antes de permanecer en silencio. Esperando a que Namjoon dijera algo más, pero no lo hizo. – Así que lo ha vuelto a hacer, ¿Eh? ¿Ha vuelto a dejarte colgado?

- … – Namjoon se dejó caer en su cama.

- Tomaré ese silencio como un sí – La voz de Yoongi la envolvía el sonido distante de las calles de la ciudad. El bullicio de la gente que se lo pasaba bien lo puso aún de más mal humor. – Ya que no tienes ningún plan… ¿Quieres dar una vuelta por ahí?

- ¿Pero qué dices? – Se quejó de inmediato Namjoon. – Es tarde y hace frío.

- Es sábado, son menos de las ocho y si esto te parece frío, no sé cómo sobreviviste este invierno, Namjoon. – Contestó Yoongi. – Hablas como mi abuelo ¿Ahora actúas de acuerdo al color de tu pelo? – Namjoon toqueteó su cabello de un rubio casi blanco.

- Me gusta cómo está ¿A ti no?

- ¡Oh, sí! ¡Me enamoré de ti al verte entrar al salón de clases con ese cabello canoso digno de un hombre de noventa años! – Namjoon sonrió ligeramente.

- Eres un completo idiota. – El frío nudo de su pecho se soltó ligeramente, Yoongi siempre conseguía animarlo.

- No es verdad, además, estás sonriendo.

- ¿Cómo sabes que estoy sonriendo?

- Porque siempre lo haces al hablar conmigo, encanto. – Añadió Yoongi con sorna.

- Tus bromas no son normales. – Namjoon se incorporó aún con una sonrisa. – Algún día pensaré que estás enamorado de mi de verdad.

- ¿Cuándo he negado que no fuera verdad?

- Basta, Yoongi, voy a colgar.

- Como quieras – Respondió Yoongi – Nos vemos el lunes, si tardas en llegar iré a tu casa y te llevaré a rastras a clases ¿Me oyes?

- Claro, claro, no lo haré – Cortó. Dejó el teléfono a un lado mientras la sonrisa que se había formado con las bromas de su amigo iba desapareciendo con lentitud.

 

~*~

 

Yoongi mantuvo el teléfono pegado a su oído aun cuando este le indicaba que la llamada ya había sido desconectada.

Sus entumecidos dedos bajaron el teléfono con lentitud. Sin prestar atención a lo que hacía, guardó el teléfono en el bolsillo de sus vaqueros mientras miraba a su alrededor, de repente las calles del centro de la ciudad ya no le parecían tan alegres como unos minutos atrás, la temperatura parecía haber bajado de golpe, los jóvenes que salían a divertirse quedaron suprimidos, los bares le parecieron fríos y vulgares.

Sus pasos se hicieron cada vez más lentos hasta que al final se detuvo. Las personas pasaron a su lado, sin prestarle atención al frío muchacho que se había detenido en mitad de la acera sin ningún motivo aparente.

Jin… Esa persona podía tomarse la molestia de rechazar innumerables veces a Namjoon y este seguía amándolo incondicionalmente. Podría darle escusas baratas y rebuscadas, pero él le creería, le perdonaría, le volvería a sonreír al siguiente día como si la noche anterior no le hubiera hecho daño.

¿Le molestaba? Esa palabra se quedaba corta para definir lo que sentía hacia Jin. Y no, no era porque estuviera celoso, era porque le hacía daño a la persona a la que quería…

Porque si Jin correspondiera a los sentimientos de Namjoon no lo odiaría… ¿No? ¿Estaba en lo cierto? ¿Prefería que Namjoon fuera feliz? Por supuesto que quería que lo fuera, pero, ¿Prefería que estuviera con otra persona a pesar de que eso solo le provocara dolor?

Maldijo en voz baja antes de girar sobre sí mismo, dirigiéndose a su hogar. Salir ahora solo le traería problemas.

- “Si tú eres feliz yo también lo soy” ¿Acaso acabo de tele-transportarme a una novela barata? – Masculló molesto. Pero aquella frase hecha era la que su cerebro había tatuado en su mente.

 

~*~

 

Lunes.

Yoongi se balanceaba en las patas traseras de su silla con ambas manos en su nuca, mirando con despreocupación el ventilador que daba vueltas y vueltas sobre ellos.

El descanso había comenzado tan solo unos minutos atrás y algunos de sus compañeros de clase aún charlaban animadamente en sus respectivos sitios, aunque Hoseok los había abandonado en cuanto el timbre había sonado. Por Jimin. Prácticamente había salido disparado de clases sin ni siquiera despedirse de ninguno de los dos. Empezaba a molestarse ligeramente por aquella situación.

Namjoon acababa de terminar de contarle la llamada que Jin le había hecho, con todos los detalles que Yoongi le había “exigido”.

- No me creo que sigas detrás de alguien que es tan increíblemente cretino contigo. – Se quejó Yoongi, con lentitud y tranquilidad, como era habitual en él. Según todas las personas que lo conocían, esa actitud no cambiaría incluso si en ese momento se desatase el apocalipsis.

- No es un cretino. – Respondió automáticamente Namjoon, dándole vueltas al bolígrafo entre sus dedos, mirando con total concentración la madera de su mesa. Iba a dejar una “obra de arte” en aquel lugar. En cambio Yoongi dejó de balancearse sobre la silla para mirar a su amigo entrecerrando los ojos.

- Me corrijo; Tú eres el cretino.

Namjoon lo miró con frustración, pero como esa mañana no estaba de ánimos para discutir, se limitó a suspirar por septuagésima vez en las últimas veinticuatro horas. Yoongi, al no obtener la respuesta que buscaba, miró con más detenimiento a Namjoon.

- Namjoon, en este momento tienes peor cara que aquel Zombie que vi anoche en la tele – El aludido rio ligeramente ¿Qué clase de comparación era aquella? – ¿Has comido algo? – Namjoon negó. – ¿Has dormido al menos tres horas seguidas? – Namjoon volvió a negar, y esta vez apoyó su frente sobre la mesa no muy delicadamente, en realidad, el sonido que produjo hizo que los que quedaban en clase regresaran la vista a ellos. Yoongi se limitó a saludarlos con un gesto de su mano y con una tranquila sonrisa en el rostro. – Namjoon si vas a desmayarte hazlo después, cuando estés solo y no tengas que ponerme en ridículo a mí también.

- Yo no me desmayo. – Se quejó con voz apagada. – Solo las crías de nueve años hacen eso.

- ¿Acaso no eres tú una? – Preguntó con fingido asombro.

- Idiota…

- ¡He vivido engañado todo este tiempo! – Continuó Yoongi, ignorando su insulto. Namjoon suspiró con más fuerza y frustración que antes. – Yo que pensaba que cuando tuvieras la suficiente edad me dejarías meterte mano…

Esta vez Namjoon dejó su pesimismo de lado para darle un bofetón en la nuca a su compañero, pero esto tan solo sirvió para que este riera con más fuerza.

- Por dios, pensaba que era imposible que hicieras comentarios más estúpidos. – Aun cuando Namjoon estaba recriminándole, una pequeña sonrisa se abrió paso en su rostro.

Yoongi se percató de que los ojos de su compañero al fin mostraban algo de vida. Buscó en el revoltijo de libros, bolígrafos y demás cosas inútiles que era su mochila hasta dar con un batido. Se lo ofreció a Namjoon.

- Toma, bébelo antes de que mueras de inanición.

- ¿Estás seguro?

- Claro. – Namjoon cogió el batido que Yoongi le ofrecía agradeciéndole con una sonrisa. Yoongi dio su misión como concluida y volvió a balancearse en su silla. Algo era algo, pero aún estaba increíblemente molesto por lo que Jin había conseguido hacerle a Namjoon… una vez más. Pero tenía que quitarse aquellos sentimientos de encima, solo le perjudicarían… ¿De verdad lo harían?

- Hey, Namjoon… – Empezó dudosamente, pero se calló.

- ¿Mmm…? – Namjoon esperó una respuesta aún con la mirada fija en la madera limpia, mientras acababa con el batido que su amigo le había ofrecido en un tiempo record, pero no escuchó nada más. Dirigió sus ojos a Yoongi extrañado por su silencio. Este mantenía la mirada en el techo, como si su mente cavilara en algo importante, preocupándolo. – ¿Yoongi, qué ocurre?

- ¿Crees que si ese ventilador cayera nos descuartizaría a todos? – Namjoon soltó el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta, ligeramente molesto, pero aliviado.

- Lo que sé, es que es imposible que te deje más idiota si te cae en esa enorme cabeza que tienes.

- ¡Oh, vamos! Estoy intentado distraerte para que dejes de tener pensamientos suicidas, solo eso. – Se justificó Yoongi con rapidez. – Además… – Dejó de hablar en el instante en el que vio al causante de la depresión de su compañero cruzar el salón como si nada.

Se mordió la lengua para no soltar la sarta de maldiciones que pugnaba por salir de su garganta.

¿Qué demonios hacía allí? No era su salón de clase, debería estar prohibida la entrada de los alumnos a otras clases que no fueran las suyas, eso quitaría un gran peso de encima a Yoongi.

A pesar de su creciente molestia, se obligó a sonreír antes de llamar la atención de Namjoon para que se percatara de la presencia del mayor. Pensaba hacer algún comentario, pero de repente no estaba de humor.

Jin se sentó frente a Namjoon, cruzando ambos brazos sobre el respaldo de la silla, para después apoyar su mentón sobre ellos. Sonrió cariñosamente a Namjoon antes de saludarlo con la misma afectuosidad de siempre y tan solo con un pequeño movimiento de cabeza a Yoongi.

- ¡Namjoon! ¿Cómo estás? Realmente lamento haber cancelado nuestros planes la otra noche…

- No es nada. – Contestó Namjoon con una gran sonrisa. – Siempre podemos quedar otro día ¿No?

- ¡Por supuesto, dalo por hecho!

- ¡Pff! – Yoongi inevitablemente dejó que se escapara una carcajada ahogada de su boca, aquella sonrisa de Namjoon era lo más falso que había visto en todo el año, y al parecer, Jin no se percataba de ello. Además, Namjoon era un idiota redomado “Siempre podemos quedar otro día” Eso era a lo que él llamaba masoquismo.

- ¿Ocurre algo, Yoongi? – Preguntó Namjoon, demasiado amablemente como para que este bajara la guardia.

- No nada.

- ¿Seguro?

- Si…  A menos que quieras que suelte lo que me dijiste esta mañana delante de… – Namjoon le tapó la boca con su mano, por lo que el resto de su frase tan solo fueron frases inteligibles.

- Si dices algo más, no será el ventilador lo que te descuartice. – Amenazó, acercándose a su oído, con aquella voz gruesa que hizo que Yoongi se estremeciera. Sintió su aliento chocar sobre su mejilla – ¿De acuerdo? – Yoongi asintió con rapidez, y al fin se libró de la fuerte mano que cubría su boca, del aliento chocando sobre su piel, de aquella voz grave que, en su conjunto, entumecían sus pensamientos.

Esperó unos segundos para volver a poner sus pensamientos en orden, antes de levantarse con rapidez, volviendo a alertar a Namjoon que lo miró interrogante.

- Yo… tengo que… que… – ¿Qué tenía que hacer? ¿Qué escusa podía decir? Un momento… ¿Qué? ¡No tenía que dar ninguna excusa para salir de aquel lugar! –Encantado de verte Jin, nos vemos después, Namjoon. – Al último le dirigió una mirada cómplice acompañada de una de sus sonrisas, que sería lo suficientemente clara como para evitar que le preguntara por qué había huido de aquel lugar como si fuese radioactivo.

 

~*~

 

Jin observaba a Namjoon susurrándole a Yoongi algo que quedó fuera del alcance de sus oídos, antes de que este se levantara apresuradamente y saliera de aquel lugar despidiéndose de ambos. Apenas le prestó atención. Apretó los labios ligeramente, no quería que la expresión de molestia que luchaba por adueñarse de su rostro saliera al exterior, no es que odiara a Yoongi. Le caía bien e infundía tranquilidad… solo le ponía nervioso la relación que tenía con Namjoon, algo que lo confundía, al fin y al cabo, Namjoon y Jin no eran nada más que amigos…

- ¿Ocurre algo? – La gruesa voz de Namjoon lo sacó de sus pensamientos. Jin sonrió una vez más. Tan solo hacía falta que viera aquellos ojos oscuros prestándole toda la atención posible para que sus labios se curvaran hacia arriba.

- En absoluto, Nam. – Respondió ensanchando su sonrisa, desvió su mirada mientras se mordía con ligereza el labio inferior, algo que dejó completamente anonadado a Namjoon. – ¿Qué tal el fin de semana? 

- ¿Eh? – Jin se rio ligeramente al ver su expresión, era tierno.

- ¿Pasó algo interesante el fin de semana?

- No, nada. – Namjoon negó con la cabeza a medida que hablaba. – He estado todo el día en casa, nada especial. ¿Y Tú?

- Yo… Tenía cosas que hacer. – Respondió tras vacilar durante un segundo. No podía decirle que en realidad se había pasado todo el día y la noche pensando en la relación que tenía con él. Porque no entendería la razón de que hubiera cancelado su… “reunión” del sábado.

- Entiendo…

Un silencio incomodo se abrió paso entre los dos. Sus miradas se rehuían, se sonreían intentando relajar el ambiente, sus dedos temblaban con nerviosismo sobre sus propias rodillas.

Jin veía la clara pregunta que Namjoon quería hacerle. “¿Por qué no viniste? ¿Por qué me fallaste una vez más?”  Pero Jin no sabría explicarse con claridad. Ya que ni él mismo se entendía. Así que una vez más, lo único que pudo hacer fue disculparse.

- No tienes que disculparte tantas veces, tampoco es que haya sido tan grave. – Le respondió Namjoon.

- La próxima vez ten por seguro que iré. – Tan solo esa frase hizo que los antes apagados ojos de Namjoon resplandecieran. El timbre de cambio de clases alertó a Jin, que se levantó con lentitud.

- Nos vemos luego, Nam. – Se despidió agitando su mano con un ligero nerviosismo. Empezó a alejarse. Namjoon Se despidió con el mismo gesto.

- ¡Jin! ¿Te acompaño a casa después de clases? – Se apresuró a preguntar esperanzado antes de que Jin cruzara la puerta de salida. No sería la última vez que se lo preguntara, pero tampoco era la primera vez. Jin se detuvo bruscamente, sin girarse hacia él durante un segundo, que a Namjoon le pareció eterno. Pero antes de que este pudiera arrepentirse de su propuesta, Jin se giró hacia él con una enorme sonrisa en el rostro. La cosa más preciosa que había visto en el día.

- ¡Por supuesto! Nos vemos en la salida, Namjoonie.

 

~*~

 

“Fin”

Jungkook suspiró con pesar y a la vez agradecimiento mientras cerraba el libro con delicadeza, miró la hora en su teléfono, volviendo a suspirar, esta vez molesto. “6:57AM” rezaba la luminosa pantalla. ¿Dormir? ¿Qué era eso? Él no necesitaba dormir, era joven y fuerte ¿Qué era una noche sin dormir?, no era nada, podía soportarlo…

Había pensado eso aquella mañana, en la comodidad de sus cálidas mantas, pero en ese momento, unas terribles ojeras adornaban su rostro mientras trataba de no quedarse dormido en la biblioteca del instituto, aunque fuera la hora del descaso, y casi no hubiera ningún alumno por los alrededores. Ni siquiera el alegre Jimin estaba a su lado para que lo mantuviera entretenido.

Su teléfono móvil vibró sobre la mesa.

 

<< ¡¡Mañana por la tarde vuelvo al fin!! ¿Me extrañaste? Puede que ya lo tengas, pero sino lo tienes… ¡¡Espero que tengas un regalo preparado para mí!! Nos vemos mañana, donde siempre ¡¡¡No lo olvides o te arrepentirás!!!>>

 

- Se supone que los que se van de vacaciones traen los regalos. – Murmuró Jungkook con una sonrisa de ternura. Había extrañado a Taehyung más de lo se había imaginado.

Tan solo había sido una semana desde que Tae se había ido junto a su padre a Japón, pero a Jungkook le parecía mucho más tiempo. Escribió una rápida respuesta y volvió a relajarse. Aún se sentía muy cansado.

Al notar que sus ojos se habían cerrado sin su permiso más del tiempo necesario, se sobresaltó, provocando que algunos de los libros sobre su mesa cayeran al suelo, interrumpiendo el grato silencio de aquel tranquilo lugar.

Maldijo en voz baja mientras se inclinaba para recoger los libros. Unas desconocidas manos pálidas se unieron para ayudarlo.

- Muchas gracias. – Murmuró dirigiéndole una cálida sonrisa a aquel desconocido.

- No hay de qué. – Respondió devolviéndole el gesto. En cuanto los libros estuvieron sanos y salvos en la mesa, se miraron mutuamente durante unos segundos. Jungkook se preguntó por qué aquella persona seguía a su lado, sin ninguna intención de marcharse y todavía con una sonrisa en su rostro – Soy Min Yoongi, encantado.

- Jeon Jungkook. – Respondió algo nervioso.

- ¿Te importa que me quede aquí hasta que el descanso acabe? – Preguntó manteniendo la misma expresión. Sin esperar una respuesta por su parte, se sentó frente a Jungkook, dando por hecho que él no se negaría. Apoyó sus codos sobre la mesa para, a su vez, apoyar su mentón en sus manos, observando a Jungkook, como si fuera lo más interesante del lugar.

Jungkook suspiró, se suponía que había ido a aquel lugar en busca de tranquilidad, algo que no iba a conseguir con aquella persona sentaba frente a él observándole tan atentamente. Trató de mantener la mirada fija en sus libros, pero sus ojos parecían dirigirse a los de su acompañante por voluntad propia.

- ¿No has dormido bien? – Jungkook se sobresaltó ante tal pregunta inesperada. – Oh, perdona, no ha sido muy amable por mi parte.

- Eh…

- ¿Nos hemos visto antes? – Jungkook cada vez estaba más nervioso ¿Acaso esa situación era normal?

- Bueno, estudiamos aquí, así que es probable que nos hayamos visto por los pasillos… – Yoongi asintió a sus palabras.

- ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

- Tan solo llevo un año…

- Ahh… Entonces eres nuevo ¡Bienvenido!

- Gracias…

- Si quieres, puedo mostrarte el recinto, incluido los lugares prohibidos. – Una malvada y juguetona sonrisa acompañó a la última frase de Yoongi – ¿Qué dices?

- Creo que…

- Estoy en el penúltimo año, clase B, si necesitas algo, ven a buscarme cuando quieras.

- Por supuesto… – ¡Esa persona ni siquiera dejaba que terminara las frases! Jungkook se revolvió en su asiento.

- ¿Te has mudado a la ciudad o acaso es tu primer año de instituto? ¿Cuántos años tienes? Pareces muy joven…

- Yo… – El alivio que sintió Jungkook cuando el timbre resonó por el edificio fue indescriptible, pero aquel sentimiento se quedó en segundo plano cuando vio a Yoongi levantarse de su lugar con rapidez.

- Bueno, espero verte otra vez, Kookie – Se despidió alborotándole el cabello con su mano derecha, antes de caminar hacia la salida de la biblioteca.

- ¿Kookie? – Jungkook se llevó distraídamente la mano al lugar en donde la mano de Yoongi lo había acariciado. ¿Quién se creía que era para llamarlo de aquella manera?  

Se giró para observarlo salir, pero en ese instante él también lo hizo. Sus miradas se encontraron. Yoongi levantó su brazo despidiéndose de él con una sonrisa despreocupada en el rostro. Jungkook le devolvió el gesto, confuso al notar que aquella sonrisa se contagiaba a sus propios labios, apaciguando la mirada cansada de Jungkook. Acababa de tener la conversación más extraña del mundo, pero, al menos la visita de aquella persona tan singular había servido para algo.

 

~*~

 

Estaban rodeados de árboles, césped y el distante sonido de las conversaciones de los demás alumnos.

Hoseok sonrió a Jimin, y este le respondió con una sonrisa aún más ancha mientras masticaba el trozo de sándwich que acababa de llevarse a la boca. Algunas migajas rodeaban la comisura de sus labios. Con tan solo ver aquella imagen el pecho de Hoseok casi revienta de felicidad.  Le parecía tan absolutamente adorable que era capaz de apretujarlo contra su pecho hasta que se fundiesen en uno… pero se conformó con limpiar cuidadosamente su boca con su pulgar, antes de despeinar su oscuro cabello en muestra de afecto.

- Gracias, Hyung.

- De nada, estoy aquí para evitar que hagas el ridículo, ¿No? – Jimin sonrió, incluso más ampliamente, antes de volver su atención a su comida, le dio un gran mordisco al sándwich antes de empezar a hablar aún con la boca llena.

- ¿Hacemos algo hoy? – En realidad aquella pregunta la hacía por costumbre. Desde hacía semanas llevaban viéndose todas las tardes, si no era en la academia de baile a la que iban juntos, en la que se conocieron, era por simplemente tener la agradable compañía del otro. – Podrías venir a mi casa, veremos una película o algo así ¿Qué dices? – El timbre de la entrada a clases interrumpió su conversación. Jimin puso una cara de disgusto que Hoseok trató de quitarle con una de sus sonrisas. Los estudiantes a su alrededor empezaron a movilizarse.

- Sería genial – Hoseok se levantó y ayudó a Jimin a hacer lo mismo. Empezaron a caminar con lentitud hacia la entrada del edificio, quedándose entre los últimos y despistados estudiantes. Se detuvieron en uno de los pasillos en los que tenían que separarse – Nos vemos en la salida.

- No tardes.

- No lo haré. – Hoseok se despidió de él agitando su mano antes de empezar a alejarse con lentitud. Las clases ya deberían haber empezado, pero no tenía prisa.

En cuanto llegó a su salón pidió disculpas a su maestro con una gran reverencia, para luego caminar apresuradamente a su lugar en cuanto le dio su consentimiento. Antes de sentarse, le sonrió cálidamente a Namjoon que le devolvió el gesto más radiantemente de lo normal, irradiaba felicidad por todas partes, pero, cuando hizo lo mismo con Yoongi, este le devolvió una expresión de absoluta molestia que le heló la sangre y lo bajó de la nube de felicidad en la que iba.

Pasó el resto de la clase intentando llamar su atención, pero Yoongi le ignoraba deliberadamente, y el profesor, harto de sus cuchicheos le amenazó con echarlo de clases a sí que prefirió quedarse en silencio la siguiente hora de clases, preguntándose el porqué del mal humor de su normalmente tranquilo amigo.

 

~*~

 

El descanso había llegado a su fin, Yoongi se despidió de la persona a la que prácticamente había utilizado para no pensar, Jungkook, y se dirigió al salón de clases. Se encontró con la expresión soñadora de Namjoon en cuanto entró. Sonreía observando por la ventana, como si se percatara por primera vez del hermoso día que había en el exterior.

Jin había conseguido lo que él había intentado durante toda la mañana en tan solo los quince minutos del descanso…

Perfecto. No, era más que perfecto, era alucinante a una escala irritante.

Dejó de lado la punzada de celos que cruzó su pecho y se sentó en su lugar, esperando a que Namjoon notara su presencia, que Hoseok decidiera entrar a clases o que el profesor decidiera llegar a tiempo por primera vez en su vida, le valía cualquiera de las tres, pero prefería las últimas opciones.

Miró de reojo a su amigo, juraría que estaban a punto de salirle corazones de los ojos.

Y aún quedaban cuatro largas horas de clase por delante…

- Si eres feliz yo también lo soy. – Masculló repitiéndose aquella frase una y otra vez en su mente – ¡Si eres tan jodidamente feliz, yo también lo seré, maldición! – Lo dijo tan bajo como pudo, pero Namjoon se percató de su presencia.

- ¡Yoongi! – El aludido se revolvió en su asiento, incómodo. – ¡Ha dicho que podía acompañarlo a casa!

- ¿Eh? – Por un momento se desconcertó con sus palabras. – ¿Quién?

- ¡Jin! ¿Quién más va a ser? – Namjoon, inmerso en su estado de felicidad no se percató de que la sonrisa permanente de Yoongi se debilitaba, tampoco le prestó atención a que su amigo tardó más de lo normal en responderle.

- ¡Es… genial! – Namjoon se acercó a él rodeando sus hombros con su brazo para acercarlo a él.

- Todo será mejor desde ahora, lo noto. – Yoongi aunque alarmado, asintió a sus palabras antes de obligarlo a volver a su asiento en cuanto el maestro entró al salón de clases, disculpándose por llegar tarde.

Yoongi apretó la mandíbula con fuerza, forzando su sonrisa todo lo que podía. Esperanza e ilusión era lo que había visto brillar en los ojos de Namjoon. Una esperanza que volvería a hacerle caer en lo más bajo si Jin decidía volver a cancelar sus planes como si nada.

- Demonios, joder… – Masculló dejando escapar una pequeña parte de su molestia por sus labios. Si Jin se daba el placer de cancelar sus planes con Namjoon una vez más… Yoongi no se creía capaz de actuar muy pacíficamente.

No se creía capaz, ni tampoco quería serlo.

 

~*~

 

Última hora de clase, Jin ignoraba las explicaciones de su profesor, mantenía la mirada en la ventana, un día soleado, cálido, aquel día era para estar fuera, disfrutando de él. Pero Jin no observaba eso, su mente estaba en otra parte, recordando…

Namjoon. No había rechazado todas sus invitaciones de salida por nada, no, tenía una razón.

La última vez que se habían visto fuera del instituto había ocurrido algo que lo había dejado descolocado y confuso.

El rostro de Namjoon acercándose al suyo con cautela, aquellas  manos sosteniendo su cintura con delicadeza, un escalofrío recorriendo su cuerpo, su cálido aliento acariciando sus labios, anticipando lo que iba a ocurrir a continuación… pero no llegó a ocurrir nada más.

Nada más y nada menos que por su culpa.

Jin suspiró algo frustrado antes de morder su labio inferior ligeramente, quería que pasara algo más, lo deseaba… Pero una gran parte de sí tenía miedo, y eso lo echaba atrás.

Tenía miedo de volver a enamorarse tan solo para que al final solo le provocara dolor. Todas las relaciones que había tenido hasta ahora habían sido dolorosas y frustrantes. Llenas de celos y, al final, odio ¿Qué haría si acabara así con Namjoon? No quería ni pensar en un futuro en el que se odiasen, no, sería horrible.

Le aterraba pensar que podría arruinar lo que ya tenían… por eso, aquel sábado se obligó a llamar para cancelar su cita.

Pero todo eso se quedaría atrás. Al salir de clases tenía planeado armarse de valor y explicarle su situación lo mejor que podía, solo esperaba que Namjoon pudiera comprenderlo… y que él mismo no se arrepintiera en el último momento.

Una vez más, un suspiro de frustración se escapó de sus labios entreabiertos, ¿Por qué no podía olvidarse de su miedo de una vez por todas? ¿Y si Namjoon era el adecuado? No todas las relaciones tenían que terminar tan mal… ¿No?

-        ¡Kim Seokjin! – Escuchó la voz del profesor, exaltándolo – Si le importa tanto el vuelo de las aves, tal vez debería intentar ir con ellas. – El resto de la clase rio, pero el profesor los calló enseguida – Te quedarás limpiando la clase y después pasarás por la sala de profesores, tenemos que hablar.

-        ¿¡Qué!? ¡Pero…! – Jin no pudo evitar exaltarse ante la orden de su maestro, se levantó de su asiento dispuesto a quejarse, pero sus réplicas fueron calladas con tan solo una mirada de desaprobación del profesor. Volvió a sentarse y se guardó la sarta de maldiciones que luchaban por salir de su garganta, eso tan solo lo empeoraría.

“¿Te acompaño a casa después de clase?”  La gruesa voz de Namjoon resonó en su mente.

No, otra vez no. ¡Le había dicho que sí! ¡Se había prometido mentalmente que dejaría su estúpido temor a un lado e iría con él hasta su casa a explicarle todo! ¿¡Por qué pasaba aquello justo ahora!?

- Namjoon… – Susurró tratando de que sus ojos se mantuvieran en la pizarra en lugar de hacia la ventana.

El timbre anunció el fin de clases, poniendo aún más nervioso a Jin, que se levantó con rapidez para acercarse a su maestro con una de las reverencias más respetuosas que había hecho en muchos años, quizás en toda su vida.

- Por favor maestro, no puedo quedarme, tengo algo importante que hacer hoy…

- Lo siento Kim, pero últimamente he notado lo distraído que estás, hoy no podía dejarlo pasar.

- Lo lamento mucho. – Rogó Jin desesperado – No volverá a pasar, pero…

- Tienes que quedarte. – Interrumpió rotundamente, girándose para encaminarse hasta la puerta. – Te esperaré en la oficina cuando termines con esto, te recomiendo que empieces, si quieres terminar pronto. – Jin, después de un silencio, asintió, abatido, tratando de calmar la irritación, tristeza y preocupación que se habían instalado en su pecho.

Genial, la primera vez que lo castigaban y tenía que ser precisamente aquel día.

 

~*~

 

El timbre aún no había sonado, pero la clase ya se encontraba recogiendo sus pertenencias y esperando el permiso del despreocupado profesor para salir. Yoongi y Namjoon estaban el uno frente al otro, uno más nervioso que el otro, por razones muy distintas. Hoseok se acercó con precaución a Yoongi, que le lanzó la mayor de sus miradas asesinas cuando este enroscó sus brazos alrededor de su brazo derecho.

- Vamos, Yoongi, no te enfades conmigo… – Hoseok apretó con más fuerza su brazo.

- Aléjate de mí, maldito infiel. – Yoongi miró a Namjoon implorándole su ayuda, pero a él parecía divertirle la situación. Si hubiera sabido que acabaría así, jamás habría puesto como escusa estar enfadado porque Hoseok los tuviera tan abandonados por Jimin. – ¿Por qué no te vas a buscar a Jimin? Seguro que te estará esperando.

- ¡Aun no acaban las clases pero lo estará! – Exclamó Hoseok. – ¿Ahora entiendes lo mucho que quiero que me perdones? ¡Voy a hacer esperar a Jimin!

- ¡Pues vete!

- ¡No hasta que dejes de estar enfadado!

- ¿Te das cuenta de que pegándote a mí como una lapa, solo conseguirás enfadarme aún más? – Hoseok, después de pensárselo durante un segundo, lo soltó a regañadientes y Yoongi suspiró aliviado mientas se frotaba el brazo.

- ¡Tengo una idea! – Hoseok hizo el ademán de atraparlo nuevamente, pero Yoongi lo esquivó con rapidez – ¡Ven con nosotros!

- ¿…Qué? – Yoongi puso cara de incredulidad.

- Hoy hemos quedado para ver una película ¿Por qué no vienes con nosotros?

- Será una broma…

- Lo digo muy enserio. – Replicó dolido Hoseok.

- Ni lo sueñes.

- Oh, vamos ¡será divertido!

- No, gracias.

- Hace mucho que no nos vemos fuera de clases, tienes que venir. – Yoongi suspiró con frustración y miró a Namjoon que negó con la cabeza, divertido, antes de empezar a recoger sus cosas con lentitud.

- ¿Vas a dejar de insistir?

- No, a menos que aceptes. – El timbre resonó por el edificio y Yoongi atrapó su mochila. La clase empezó a salir con rapidez, después de que el profesor se marchase, sin despedirse ni nada… no entendía como aún conservaba su puesto de trabajo. Miró un par de segundos a Hoseok, que le miraba con una gran sonrisa a pesar de que él le observara con molestia.

- Está bien… – Hoseok puso cara de haberse ganado la lotería y se lanzó a abrazar a Yoongi, que intentaba quitarse de encima sus muestras de afecto lo más rápido posible – Vamos, apártate. – Se recolocó el uniforme antes de quitarse un polvo inexistente de encima. – Vamos, Namjoon, te acompañaré hasta la salida, al menos – Al no obtener ninguna respuesta por su parte, se giró hacia él. Namjoon sujetaba su teléfono entre sus manos, con la suficiente fuerza como para que sus nudillos palidecieran. Vio como sus manos bajaban con lentitud. Mientras él miraba hacia el techo, una triste sonrisa se abrió paso en sus labios. Yoongi se acercó a él – ¿Qué ha pasado? – El aludido negó con la cabeza – Namjoon… – En lugar de una respuesta, le tendió su teléfono. Yoongi lo miró durante un segundo más antes de aceptar el teléfono y leer con rapidez.

 

<< Namjoon, me siento fatal, pero hoy no podré ir… Me han castigado, ¡Lo lamento mucho! Sé que dije que la próxima vez iría... Espero que no te moleste, nos vemos mañana. >>

 

- Ese maldito idiota… – Masculló temblorosamente antes de que lograse reunir todo su autocontrol. Aquello era increíble, ¿De verdad? ¿Otra vez? ¿Acaso no se cansaba de fastidiar a Namjoon una y otra vez? Furioso, empezó a encaminarse hacia la puerta, pero fue detenido enseguida por una fuerte mano que sujetó su brazo con firmeza.

- ¿A dónde crees que vas? – Namjoon le miraba tratando de mostrarse enfadado, pero Yoongi solo podía ver tristeza en sus ojos.

- ¿A dónde? Creo que es más que obvio, Jin necesita que alguien le diga unas cuantas cosas, y yo estaré encantado de decírselas.

- No vas a hacer eso.

- ¡Namjoon…!

- ¡He dicho que no! – Namjoon oprimió más el brazo que sujetaba. Yoongi cerró la mandíbula con fuerza y apartó la mirada de sus oscuros ojos. Miró el suelo con molestia – No es necesario, Yoongi. – Su voz se volvió suave. – Gracias por intentar ayudarme, pero esto es cosa mía. ¿Está bien? – Yoongi, después de unos segundos, asintió ligeramente, le devolvió el teléfono que todavía aplastaba en su mano. Namjoon lo soltó y guardó su teléfono en el bolsillo, evitando mirar la pantalla en donde aún relucía el mensaje de Jin. – Me voy primero. Nos vemos mañana. – Se despidió de ambos. Hoseok se apresuró a responderle, pero Yoongi aún miraba hacia el suelo, con la mandíbula fuertemente apretada, así que no se percató de que Namjoon pidió a Hoseok con un gesto silencioso que lo vigilara.

Pasaron minutos en el mismo lugar, Yoongi con la mirada perdida y Hoseok tratando de no empeorar aún más la situación. Había mandado un mensaje a Jimin, diciéndole que lo vería en su casa y explicándole la situación lo mejor que pudo.

Algo cansado de estar en el mismo lugar sin decir ni una palabra, se acercó a Yoongi.

- Vamos, Yoongi – Para su sorpresa, Yoongi se dejó guiar obedientemente hacia la salida cuando Hoseok tiró de su mano. Cruzaron el pasillo, bajaron las escaleras con lentitud y salieron al exterior. No fue hasta que la luz del sol llegó a sus ojos, que Yoongi no se soltó de su mano. Se apartó con brusquedad y lo miró como si hubiera intentado propasarse con él. Hoseok le sonrió – Al fin, creí que tendría que llevarte al hospital.

- Estaba pensando…

- Pues si no puedes pensar y prestar atención al mundo exterior al mismo tiempo, entiendo por qué siempre parece que acabaras de despertarte. – Yoongi le bufó, pero Hoseok solo rio con suavidad. – Yoongi… – Dudó. No supo si decir lo que sabía que pasaba ayudaría o tan solo empeoraría todo. Negó con la cabeza. No diría nada. No cuando el normalmente despreocupado Yoongi parecía a punto de explotar. – No hace falta que vengas con nosotros si realmente no quieres… Aunque deberías, lo prometiste – Había pensado dejarlo solo, como parecía necesitar estar, pero recordó la silenciosa petición de Namjoon a tiempo.

- No recuerdo que lo haya prometido – Se quejó Yoongi – Solo dije que iría…

- Vas a venir, ¿no?

- ¿Cuántas veces vas a preguntarme lo mismo? – Respondió con exasperación. – Sí, iré, ¿De acuerdo? No vuelvas a preguntármelo mil veces más.

Después de aquel intercambio de palabras, volvieron a caminar en silencio. Hoseok jugueteaba con su mochila con nerviosismo, sabía que Yoongi necesitaba silencio, pero otra parte de sí mismo quería ayudar a su amigo. Pero, ¿Qué podía decirle para quitarle esa mirada apagada de encima, cuando nunca había hablado con Yoongi del porqué le afectaba tanto lo que le pasase a Namjoon?

Hoseok se hacía una idea de que era lo que pasaba, pero nunca había dicho nada al respecto.

- Estoy bien. – La voz de Yoongi llegó hasta los oídos de Hoseok – Estoy bien, así que deja de poner esa cara de preocupación, ¿quieres? – Hoseok observó detenidamente el perfil sombrío de Yoongi que se esforzaba por mostrarle una temblorosa sonrisa. Hoseok suspiró con frustración, decidido a soltar el largo discurso que empezaba a formarse en su mente, pero Yoongi susurró algo que dejó sus palabras atascadas en la garganta. – Tengo que estar bien.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

Como he dicho antes, agredecería vuestros comentarios, me animarían a escribir mejor. :D

 

PD: lol, Juro que estoy más nerviosa que nunca. xD

 


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