Tenía miedo.
No podía 'ver' nada, sus otros sentidos (menos la audición) estaban completamente bloqueados, y lo peor, estaba atado. No podía usar ningún jutsu para liberarse.
Solo esperaba que terminaran con esto pronto.
-Hola, Naruto-kun. -Un escalofrío recorrió su espalda, conocía esa voz demasiado bien.- Ahora que no estás con tus padres es mucho más simple para mi tenerte en mis manos.
El hombre colocó una de sus manos en el hombro del chico, el cual como reacción trató de zafarse.
-¡Dejame en paz!
Escuchó la maliciosa risa y sintió mucho más miedo.
-Temo que no puedo hacer eso, te necesito. Konoha te necesita. ¿No quieres ayudar a tu padre?
-¡Ese hombre no es mi padre!
-¡Lo es quieras o no! -Le dio un puñetazo en la mejilla. Sangre comenzó a salir.
-¡N-No, no lo es!
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Itachi estaba en una misión de asesinato en el País del césped, ya estaba por cumplirla, era realmente fácil, por lo menos comparada con las demás.
-"Un poco más..." -Se acercó al criminal entre las sombras del callejón al que lo había guiado antes.
-¡Sal de ahí mocoso!
Cuando el hombre se dio vuelta vio su oportunidad, y con habilidad desenfundó su katana para cortar la cabeza del mismo.
-Patético. -Selló el cuerpo y comenzó a limpiar la sangre. Nunca dejaba rastro de pelea.
-"Ahora de vuelta a casa". -Sonrió para sí mismo, le alegraba volver a su hogar, y hoy lo haría más. Seguramente el pequeño rubio lo estaría esperando con una sonrisa de oreja a oreja mientras mostraba su bandana ninja, mientras que su hermano sonreía arrogantemente.
Solo imaginarse la escena lo hacia querer reír.
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Todo era distinto en el distrito Uchiha: ya todos se habían enterado de la desaparición de Naruto, o como ellos llamaban 'Secuestro'.
Estaban enfadados y la mayoría no temía demostrarlo yendo a la oficina del Hokage y culpándolo.
Solo habían pocas personas que no iban, estas eran las que se dedicaban a buscarlo y a apoyar a la familia principal.
-¡Kuro-san, tranquilo! -Mikoto trataba de tranquilizar a la bestia, Kuro hace más de dos horas que había dejado su forma humana.
-¡Maldición!, ¡fue mi culpa! -Con su gigantesca cola golpeó una gran cantidad de árboles.- ¡Dejarlo solo después de un ataque de Anbus!
-¡No fue su culpa!
-¡Si lo fue!, es como pasó hace tiempo... ¡La maldita historia se repite!
La mujer sabía que se refería a su familia. La misma que fue asesinada a sangre fría por Minato y demás ninjas.
-¡El maldito pasado es el pasado, Kuro-san! -La azabache se acercó lentamente al gran lobo.- ¡A mi igual me duele perderlo, y sé que más a usted...! Pero, debemos buscarlo.
-¡Quizás ya esté mu--!
Kuro recibió un golpe en la cara patrocinado por la molesta mujer, lágrimas caían por sus mejillas.
-No vuelva a decir eso. Ni lo piense. Él es fuerte, sabe como cuidarse. Tuvo uno de los mejores maestros del mundo.
La miró anonadado, pero sonrió.
-Lo lamento, Mikoto-san.
Ella sonrió también, dándose vuelta.
-Una cosa más.
-¿Sí?
-Lenguaje. -Volvió a sonreír, asintiendo.
-Kuro-san, hace tiempo escuché que tenía buenos amigos en el bosque.
-Y los sigo teniendo.
Captó el mensaje de la Uchiha y le gustó.
Ellos ayudarían también.
El hombre lanzó un grave grito al cielo, cientos de otros le siguieron, volviendo el ambiente de un segundo a otro tétrico.
-Ya vienen. Y están enojados.
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Sasuke estaba en la academia a pesar de todo, no quería defraudar a su padre. Quería ser fuerte.
-Sasuke-kun, ¿dónde está Naruto-baka?
Susodicho fulminó con la mirada a la chica, apoyando su brazo en el pupitre de su amigo desaparecido.
-Vete.
-¡Pero Sasuke-kun, yo puedo ser como ese idiota! -Colocó su brazo por encima de sus ojos, Sasuke entendió lo que estaba por hacer.- Soy Naruto, un idiota que intenta ser tan genial como Sasuke-kun colocándose vendas en los ojos.
¿Conocen esa regla de moral de no golpear a las mujeres?
A Sasuke no le importó a pesar de que la chica tenía razón en parte. El,rubio sí se había puesto las vendas para verse más genial, pero si no lo hubiera hecho por otra parte... Se verían solamente las cuencas donde solían estar sus ojos.
Iruka, que había llegado hace poco, observó en silencio. Él sabía que el 'pequeño tornado' era totalmente ciego. Y lo admiraba por eso.
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Kushina estaba sentada en el comedor abrazando a Mito.
Uchihas de todas las edades estaban tratando de entrar a su casa, exigiendo que entregaran a Naruto.
-¡Por décima vez, yo no lo tengo! -Abrazó mucho más fuerte a su hija que había comenzado a llorar.
-¡Calla, puta! -Al final lograron abrir las puertas.
Decenas de personas entraron destruyendo todo a su paso y sin piedad.
-¡Piedad!
-¡¿Le tuviste piedad a tu hijo?!
Guardó silencio mientras recibía los cientos de golpes que le daban, podía protegerse, pero dentro de su corazón sabía que se merecía todo eso.
-"Lo siento, Naruto. Lo siento..."
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De vuelta con Naruto, bueno, seguía atado y sin poder 'ver' algo.
-Sueltame. -Dijo en casi un susurro. Ya no le quedaban fuerzas para gritar y menos para poder moverse.
-¿Ya te cansaste?
-...
-Bien, ahora podremos empezar, Naruto-kun.
Sintió que le inyectaban un líquido y volvió a temer.
-Descansa, lo necesitarás.
-Da--
-Sssh. -Colocó un dedo sobre su boca.- Calla, debes descansar.
Sus ojos empezaban a pesarle demasiado para su propio gusto. No quería dormir, no frente a ese hombre tan poco fiable.
-Es una pena que tu padre no haya visto el potencial que hay en ti, Naruto-kun. -Rió levemente.- Eres el arma perfecta.
-'¡Cachorro no te duermas!'
-'Lo siento, Kurama-san, tengo mucho sueño...'
-Eso es, duerme.
-No te saldrás con la tuya, Danzō.
El hombre sonrió.
-¿Quién me detendrá? Estás solo entre este mundo. -Dijo mientras cerraba las puertas de metal, dejando totalmente oscura la habitación en la que se encontraba el rubio.- Esperen media hora.
Hombres vestidos de blanco asintieron, preparando un chip.
-Pronto Konoha estará bajo mi control y mi preciado Jinchûriki también.