Mikoto en esos momentos podía ser descrita como el mismísimo Kyûbi. Los ojos negros llenos de tranquilidad ahora reflejaban ira pura, al igual que impotencia.
Por el camino obligó a Naruto a tomar su mano. No dejaría que lo tomaran para que ella se fuera.
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-Mikoto-san, no haga esto por favor... -Dijo el pequeño al ver que ya habían llegado.
La casa tenía las luces del comedor encendidas, seguramente estaban compartiendo después de haber cenado.
-No puedo no hacerlo Naruto-kun, ya te dije que no mereces ser tratado así.
La Uchiha lo miró a los ojos para luego sonreír, Naruto hizo lo mismo, pero más temeroso.
-Mikoto-san me atrae ese valor que tiene para proteger lo que ama.
-Lo siento Kuro-san, soy casada. -Dijo con una gran sonrisa mostrando su anillo de boda.
-A eso no me refería... -Murmuró subiendo unas pequeñas escaleras que daban entrada a la gran casa.
Dentro se podían escuchar risas, realmente un ambiente alegre, sin preocupaciones.
Mikoto suspiró tratando de no alterarse demasiado. Cuando ya pudo colocar una sonrisa sin verse demasiado forzada tocó la puerta.
-¡Kushina-chan! -Por un momento pudo jurar que estaba apunto de vomitar. Esa mujer no merecía esa muestra de aprecio.
La puerta se abrió lentamente, Mito había abierto.
-¡Tía Mikoto!
-Hola Mito-chan, ¿están tus padres? "¿Dónde quedó el respeto? Nunca le di mi autorización para llamarme así."
-¡Sip!
La pequeña pelirroja salió corriendo, Mito observó su alrededor, Kuro estaba escondido con Naruto, que se había alejado en cuanto tocó la puerta.
Eso la hizo enfurecer aún más... Todos esos años y no se había dado cuenta de lo que le hacían al pequeño. Lo estaban quebrando dolorosa y lentamente.
-¿Mikoto-chan, qué haces aquí? No trajiste a Sasuke para que jugara con Mito.
-¿Qué hay de Naruto?
La azabache observó como la mirada llena de cariño cambió completamente a una de desagrado.
-Sasuke no debería juntarse con Naruto, es mala influencia.
-¿Cómo...?, ¿por qué? -Miró de reojo al rubio, estaba llorando y podía jurar que lo escuchaba susurrar 'Perdón mamá.'
-Por Kami, ya lo sabes. Tiene al Kyûbi en su interior, ¡es un monstruo!
Su cuerpo era una bomba y estaba a punto de estallar, solo faltaban las palabras de ella.
-Merece lo que hacen los aldeanos, incluso Minato lo cree. Por eso no los castiga.
-¡¿Permites que le hagan eso a tu propio hijo?!
-¡Ese monstruo no es mi hijo!
Boom.
-¡Maldita hija de puta! -Hábilmente golpeó a la otra mujer en el estómago, su mirada asombrada la hizo reír.
-¡¿Quién te cree que eres?!
-¡¿QUIÉN TE CREES TÚ?! -Otro golpe más.
No le importó que la familiar estuviera mirando, ellos también merecían unos cuántos golpes. Si Mito hubiera sido un poco mayor la hubiera mandado al hospital sin dudar.
-¡Kushina! ¡¿Mikoto-san, qué está haciendo?!
-Dejame repetir la pregunta Minato. ¿Qué estás haciendo?
Entró a la casa, su mirada llena de odio.
-Kushina me dijo que sabías sobre los ciudadanos.
-Toda la aldea lo sabe. -Contestó con una sonrisa arrogante.
-¿Por qué?
-Porque es un monstruo.
-No Minato. Tú eres el monstruo. ¡Tu maldita familia es el verdadero monstruo!
Le dio un golpe en la mejilla, haciendo que retrocediera un poco.
-Tu hija a mandado a tu hijo al hospital, le sacaron el ojo.
Minato se sorprendió. La mujer sonrió vilmente.
-¿No sabías? Tu hijo siempre acaba en el hospital porque nunca le enseñaste a defenderse.
Mikoto esquivó un golpe de Kushina, dándole una patada en el momento.
-¡No merecen ser llamados padres, y menos ser llamado Yondaime! ¡¿Qué tipo de padre hace vista gorda a lo que sufre su propio hijo?! ¡Su propia sangre es derramada todos los días y tú solo ríes!
-...
-Das asco, tú también Mito.
La mujer miró a la pequeña que estaba atrás de sus padres, protegiéndose.
-Ahora no eres tan valiente, ¿eh?
-¡¿Por qué hace esto tía Mikoto?!
-¿Por qué maltratas a tu hermano menor?
Comenzó a alejarse, su mirada aún llena de odio e ira.
-Les voy a hacer una sola pregunta más.
Todos la miraron.
-¿Alguna vez han mirado los ojos de Naruto?
La familia Namikaze-Uzumaki entró en duda. En ese momento apareció el pequeño rubio, caminando lentamente a la Uchiha.
Naruto los miró, y por fin pudieron darse cuenta de lo que habían hecho.
-¡Naruto...! -Gritó Minato, éste solo lo ignoró.
-Adiós Yondaime, Uzumaki-san. Y... Mito-san.
-Vámonos Mikoto, sabes que enfrentaras cargos, ¿no?
-Lo tengo más que claro.
Los tres se alejaron de la casa, Naruto cada cierto tiempo volteaba para ver a los miembros de su antigua familia, pues ahora tenía otra.
Una que no lo abandonaría fácilmente, podía notarlo.