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¿Dónde estoy?
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Esta es…….¡¡la mansión Phantomhive!!........... ¿Qué hago acá?......no se suponía que estaba en el casti………..cierto………. ¡CIEL!- dijo el nombre de su amado sentándose rápidamente en la cama donde se encontraba recostado, mirando a su alrededor nervioso tratando de encontrar a su amado….pero no lo encontró, desesperado por saber que rayos había pasado, trato de hacer memoria de lo que pasó…..ese día.
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¡¡CIEL!!-grito el demonio, lanzándose en un llanto desconsolador, llorando el nombre de su amado- aHHH!!!......ciel….ciel……ciel…..aHHH!!!, no te puedes morir, no te lo voy a perdonar, me oyes!!!, así que más te vale que estés bien, me oyes!!!, ¡¡RESPONDE POR FAVOR!!!- gritaba desesperado el demonio enamorado.
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Oye destino, no crees que,……. ¿ya jugaste suficiente?..........
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¿A quién no vas a perdonar?- se pudo escuchar a alguien decir.
Sebastian abrió los ojos sorprendido, se puso de pie y lo vio………su querido Ciel estaba de pie enfrente de él, lo tocó, como para asegurarse de que fuera real y su mente no le estuviera jugando una mala pasada, lo era, era su Ciel, después de aclararlo, el mayordomo lo abrazó, lo abrazó como si su vida dependiera de ello, para luego quedar dormido en los brazos de su amado amo.
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Cuando Sebastian recordó todo, se alivió, pensaba que su Ciel estaba muerto cuando se despertó por eso se desesperó en buscarlo, pero cuando su mente recordó que él estaba bien, su cuerpo se relajó.
Soltó un suspiro de tranquilidad para volverse a echar en la cama……espera…….¡¿como rayos llegue aquí?!- dijo volviéndose a sentar en la cama.
Oh! Ya despertaste- dijo el pequeño, entrando al cuarto.
¿Cómo te sientes?, de pronto te desmayaste, me preocupe ¿sabes?- dijo Ciel fingiendo su enojo, sentándose en la cama.
Estoy bien ahora, gracias- le respondió el demonio con una sonrisa tan hermosa que hiso sonrojar al pequeño.
Me alegro- dijo Ciel volteando el rostro para que Sebastian no viera su sonrrojo, pero fue en vano.
Qué lindo…- dijo su demonio jalándolo de un brazo, haciendo que se eche con él en la cama.
Wua!!- grito el conde al ser jalado por su mayordomo.
Y….amor……,¿me puedes explicar cómo es que estas bien, después de ser aplastado por rocas?- dijo el demonio con una sonrisa y un tono divertido.
¿Dudas de mi habilidad?- dijo Ciel con una sonrisa, cambiando sus hermosos ojos azules de color, por unos rojos como el atardecer.
Si, porque no tienes experiencia- dijo en tono burlón, el demonio de alto rango.
Cállate- fue lo único que dijo Ciel, para luego abrazarlo.
La pareja se abrazó dulcemente, mientras que se daban muestras de su aprecio, con besos y caricias, para después de un rato se dejaran invadir por el sentimiento de calidez y amor, para finalmente quedarse dormidos, en esa posición protegiendo los sueños del contrario, dando y recibiendo un amor tan puro como el agua y tan profundo como el cielo.
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Una cálida luz se filtraba por unos huecos en las cortinas mal cerradas de la habitación en la que estaban los dulces amantes, despertando a uno de estos.
Mmm…-se quejaba Ciel al ser sacado de su sueño por una luz que se adentraba en él cuarto.
Se paró de la cama dispuesto a cerrar la cortina para luego continuar durmiendo en los brazos de su amante.
Al pensar eso soltó una pequeña risa y dijo en voz baja con una sonrisa- enserio te amo.
Para después volverse a echar al lado de su demonio, lo miro mientras dormía, se veía tan lindo e indefenso, quien pensaría que esta misma persona fuera un demonio, mientras pensaba esto el conde reía por lo bajo, llevo una de sus manos a los cabellos de su amado demonio, y le comenzó a acariciar la cabeza, entrelazando sus dedos con las cabellos negros de este.
En serio me asustaste……idiota- dijo el conde en voz baja para no ser escuchado por su demonio.
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Aun cuando le había dado la orden, el mostraba señales de querer ir a buscarlo, cuando de pronto una enorme roca cayo, bloqueando completamente la única salía que había.
Se quedó solo en esa habitación, que se comenzaba a derrumbar, pero nuestro conde es obstinado y no se iba a morir sin antes cumplir su venganza, y menos cuando ya había encontrado a los tipos de los cuales juro vengarse, no señor, él iba a salir como sea.
Hasta ahora no los he usado pero, para todo hay un comienzo- pensó nuestro conde mientras sus ojos cambiaban de color, por unos rojos intensos.
Mientras caían las rocas del techo, nuestro pequeño e inexperto demonio, saltaba elegantemente sobre estas, para no ser aplastado, cuando todo se calmó, escucho a alguien gritar su nombre, mientras que lloraba y repetía, “…….ciel…..ciel……ciel….”, se sorprendió al escuchar su nombre en medio de llantos, por lo que decidió ir a investigar, para llevarse con la sorpresa que la persona que lloraba su nombre mientras lo amenazaba, diciendo que si no estaba bien no lo iba a perdonar, era su amante, al ver esa escena, se rio un poco y pensó- no me mates si aún estoy vivo,…idiota.
Se acercó a su mayordomo colocándose enfrente de este y dijo con una sonrisa y con un tono de voz divertido- ¿A quién no vas a perdonar?
Después de terminar de decir estas palabras vio cómo su amante levanto la cara llena de lágrimas, Ciel se sorprendió al verlo así, ya que nunca lo vio llorando, también porque creía que él nunca lloraba por ser un demonio, pero……verlo así, arrodillado en el suelo, indefenso, llorando y gritando su nombre, hizo que su corazón diera un salto, lo iba a abrazar pero Sebastian se levantó del piso y lo empezó a tocar, el conde ante este toque sonrió porque sentía las manos de su amante por todo su cuerpo, como si se estuviera cerciorando de que este fuera real y no producto de su imaginación, cuando al fin se convenció que era real, lo abrazo, claro está que el conde respondió al abrazo, pero su demonio lo abrazo con más fuerza, Ciel hiso lo mismo, pasaron apenas unos segundos y Sebastian se desmayó en los brazos de Ciel haciendo que este se asustara.
¿Sebastian?, ¡Sebastian!, ¡Sebastian responde!, ¡oye!- decía el pequeño conde mientras llevaba su oreja al pecho del mayordomo para escuchar si su corazón latía o no.
Latía, se relajó al saber que no estaba muerto, sonrió y dijo con un suspiro poniendo su mano en el pecho de su amante- no me asustes así, idiota.
Cuando todo parecía haberse calmado, cuando los dos amantes se hallaban juntos, cuando los dos corroboraron que estaba viva su pareja, cuando todo parecía estar bien.
Un enorme pedazo de techo se comenzó a caer, Ciel se percató pero no podía hacer nada, intento usar sus poderes de demonio pero como era su primera vez usándolos no sabía muy bien cómo controlarlos, su cuerpo estaba agotado por haber usado los poderes, y no podía mover nada, lo único que se dispuso a hacer, después de haber analizado la situación fue abrazar a su amante esperando lo peor.
Se preguntaran ¿Por qué?
¿Por qué el destino era tan malo con estas dos personas?
Si los dos son buenos, se amaban, se tenían confianza, ambos habían
comenzado a cambiar para bien, entonces ¿Por qué?......
Es que acaso no se supone que si eres buena persona
el destino te debería trata bien.
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Los que piensan esto, que equivocados están.
…..Esperar que el destino te trate bien solo por ser buena persona,
es como esperar que un tigre no te ataque solo
porque eres vegetariano.
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Pero, lo siento mucho destino, a mi…..me agrada esta pareja,
Y quiero seguir viendo……como su amor crese cada día,
a sí que no voy a permitir que los separes.
Justo cuando la pareja iba a ser aplastada, se escuchó un ruido, como un golpe, Ciel abrió los ojos para darse cuenta que la gran piedra había sido destruida, casi después de esto sintió como su cuerpo se llenaba de energía otra vez, sin dudarlo utilizo esa energía para sacarlos de ese lugar.
ahh…ahh…ahh…-se podía escuchar la respiración agitada de nuestro pequeño demonio.
Se encontraban en el patio del castillo.
Ya nada podía caerles encima ¿verdad?- pensó Ciel riendo por los bajo.
¿Están bien?- se pudo escuchar a lo lejos.
¡Victoria-san!, que hace acá todavía no es seguro aquí afuera.- dijo el conde sorprendido al ver a la reina corriendo hacia donde él se encontraba.
¿Y dejar a mi hijo acá afuera, sabiendo que no es seguro?, ¿por quien me tomas?, Ciel, te amo como una madre ama a su hijo, es obvio que si te encuentras en peligro voy a querer protegerte.- dijo la reina abrazando tiernamente al pequeño niño que tímidamente respondió al abrazo de la reina.
Gracias….- se pudo escuchar decir al niño mientras escondía su cara en el pecho de la reina, abrasándola mas fuerte.
No tienes que agradecerme, te quiero y si es necesario daría mi vida por salvar la tuya…..bueno aunque Sebastian también haría eso- dijo la reina con una sonrisa divertida tratando de aligerar la atmosfera.
Hahhah, sí, yo también pienso lo mismo- dijo Ciel riendo.
Bueno, voy a pedir que te lleven devuelta a tu mansión, para que te puedas relajar, ya que lo que acaba de pasar te debió a ver asustado- dijo la reina separando a Ciel de su cuerpo.
Lo siento hoy no vamos a poder estar juntos todo el día como te prometí- dijo la reina con una cara de tristeza.
No te preocupes Victoria-san, cuando todo este asunto se halla calmado prometo que vendré a quedarme a dormir y jugaremos todo el día a las cartas que tanto te gustan y también saldremos a cabalgar y acamparemos en aire libre.- dijo el niño con una sonrisa imaginando lo divertido que sería ese día.
Me conoces bien- dijo la reina riendo y dándole un bezo en la frente al niño.
Estaré esperando a que ese día llegue- dijo la reina para después pedirle a uno de sus guardias que los llevaran a la mansión Phantomhive.
Nos vemos, Ciel- dijo la reina con una sonrisa viendo el carruaje alejarse.
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Ciel se levantó de la cama, pero unos brazos se lo impidieron, y lo obligaron a entrar en esta de nuevo.
Wua!!- grito Ciel ante el inesperado jale.
…….espera…….espera……espe….ahhh….-decía gimiendo el pequeño demonio.
No, lo voy a castigar por llamarme idiota mientras “dormía”- dijo Sebastian mientras le mordía la oreja a su niño.
……ahhh……si lo escuchaste, entonces no estabas durmiendo…..ahhh- le reprocho Ciel mientras gemía por los toques que le hacia su amante.
Puede ser …..puede ser que no …..¿quién sabe?- dijo Sebastian con una sonrisa traviesa y un tono de voz burlón, mientras desvestía a su joven amo.
….idiota…-dijo Ciel con un puchero en su cara, lo que hiso reír a su demonio.
¡No te rías!- dijo Ciel avergonzado.
Lo siento, pero es que es tan lindo que no pude evitarlo- dijo Sebastian para finalmente besarlo.
Ciel obviamente respondió el beso de su demonio, haciendo que los dos amantes se sumerjan en la profunda laguna llamada por los humanos “placer”.
Cuando tocaron fondo, los dos amantes ya no podían esperar más, querían volverse uno, querían un roce de piel más profundo, Sebastian se quitó la ropa y sonrió maliciosamente, para luego darle la vuelta a su amo poniéndolo en cuatro en la cama.
No, espera, no quiero así, es vergonzoso, por favor no- decía Ciel avergonzado por la posición en la que se encontraba.
Sí lo hiciéramos normalmente entonces no sería un castigo- le dijo mientras entraba de una sola vez en su querido niño, el cual dio un dulce gemido de placer.
Esto solo hizo que su demonio sonriera maliciosamente, empezando con las envestidas hacia solo los puntos sensibles del menor.
Ciel gemía de placer, pero igual le daba demasiada vergüenza esa posición.
Sebastian por su parte, mientras continuaba con las envestidas, comenzó a morder la espalda del menor, haciendo que este gimiera más alto ante cada mordida que daba.
Ciel estaba a punto de venirse, ya no podía más, entonces dijo-ahhh…Se…Sebastian…..por favor……no quiero hacerlo así…ahhh.
Pero si te gusta, admítelo de una vez- decía el demonio haciendo las envestidas cada vez más fuertes.
…….ahhh…está bien …….lo admito….ahh…..pero…..lo odio…..porque no te puedo abrazar……ahh-dijo Ciel mientras escondía su cara en las almohadas por lo último, fue muy vergonzoso.
Después de haber escuchado eso, como decir que no.
Rápidamente Sebastian volteo a su querido amante para besarlo y decir- Tu, enserio que eres muy lindo.
Continuando con las envestidas, haciendo que los dos llegaran al límite y con una última envestida los dos amantes terminaran.
Te amo…- dijo Ciel tratando de recobrar energías.
Yo también…-dijo Sebastian mientras se acostaba al lado de su adorable niño.
Los dos seres enamorados se abrazaron, en medio de la cama, dándose besos cálidos y llenos de felicidad, para finalmente quedarse dormidos, los dos, abrazados y sonriendo, sabiendo que al abrir los ojos, verían a la persona más importante para ellos, al lado suyo, con esa idea en la cabeza los dos amantes, pasaron otro día, demostrándose su muy dulce, dulce amor.
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Destino: Sabes que no voy a permitir que sean felices ¿verdad?
******: Inténtalo.
Destino: Bien, acepto el reto.
******: Entonces que comience el juego.
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