Capítulo 11.
La leve luz comenzaba a adentrarse a través de sus ojos mientras despertaba de la inconsciencia. Su cuerpo se sentía pesado y cansado pero ya no sentía el dolor que le había provocado el desmayo pero por otra parte su alma se sentía destrozada cuando volvió a recordar lo que había ocurrido antes de que llegar el dolor corporal; quería quedar en aquella inconsciencia que le permitía olvidar lo que realmente había ocurrido, allí no había ningún dolor, ninguna preocupación, solo tranquilidad pero ello no era la realidad, la realidad en la que estaba viviendo era mucho peor.
En la semi-inconsciencia una voz le decía que debía despertar, que había algo importante por seguir luchando “¿Qué es, qué será?” Se preguntaba, no recordaba que era lo tan importante que le llamaba. Sintió un leve cosquilleo en su vientre lo que le recordó perfectamente que era lo tan importante por lo que tenía que luchar “Mi hijo”.
De golpe abrió los ojos que se encandilaron con lo blanco e iluminado de la habitación en que se encontraba. Miro su cuerpo, aun desorientado, dándose cuenta de que traía puesto una bata de hospital y en su brazo derecho tenia conectado una serie de cables “¿Por qué estoy aquí?” se preguntaba mientras miraba toda la habitación blanca en la cual solo estaba la cama donde se encontraba Ritsu y junto a esta había un sillón grande y cómodo, frente a la cama una mesa con un florero vacio y al lado una silla. Onodera seguía algo desorientado y luego de inspeccionar la habitación miró nuevamente su cuerpo, dándose cuenta de que sobre las sabanas que le cubrían se notaba su vientre; reacciono de inmediato al ver aquello, desesperándose al recordar porque se encontraba en un hospital.
-¡No, no,no!–Decía con desesperación mientras tocaba su vientre -¡Por favor que no te haya pasado nada, por favor!– Las lágrimas corrían por su rostro. De pronto la puerta de la habitación se abrió.
-Ritsu, que bueno que despertaste– Decía el Dr. Madarame, luego de ver las lagrimas de Onodera se acercó lo mas rápido posible a él–Ritsu, por favor cálmate– Le pedía el médico– No puedes alterarte en tu estado– Trato de recostar a Ritsu, colocando sus manos sobre los hombros de este último para reclinarlo en la cama.
-¡DOCTOR POR FAVOR, DÍGAME QUE ESTA BIEN, DÍGAME QUE NO LE PASO NADA MALO!–Gritaba y lloraba Ritsu por la desesperación de no saber como se encontraba su hijo - ¡NO QUIERO PERDERLO! ¡NO PUEDO PERDERLO!– Sus manos aun sostenían su vientre.
-Ritsu, por favor cálmate– Le insistía el médico– Tu hijo esta perfectamente– Le aseguro el médico.
-¿L-L-Lo dice en serio? ¿Está bien?– Su llanto y su angustia poco a poco se iban calmando al escuchar esas palabras que tanto esperaba.
-Esta perfectamente, no tienes que preocuparte, tu hijo es un bebé muy grande y fuerte.– reconfirmo el médico para darle seguridad y tranquilidad a su paciente que ya se iba calmando al escuchar aquello– El único que no esta bien eres tu– Señalo en Dr. Madarame en tono de reprenda.
-¡¿Qué?! ¡¿Yo?!– No entendía a que se refería el doctor al decir ello– Pe-pe-pero ¿Por qué? No le entiendo.- Estaba totalmente extrañado por el diagnostico.
-Tuviste un colapso por estrés– Término de decir el médico–Tuvimos que operarte de apendicitis, al parecer provocada por diversas preocupaciones. Tienes suerte de que tus amigos te trajeron a tiempo al hospital–Ritsu escuchaba impresionado lo que el doctor decía– Tu embarazo esta bien pero al hacer los análisis de sangre nos dio como resultado de que también tienes anemia, por lo que puedo concluir que no has cuidado correctamente de ti ni de tu hijo– Ritsu no entendía porque se debía eso, el mismo encontraba que ahora comía mucho mas que antes.
-¡¿Pero cómo?! No tuve ningún síntoma antes del dolor y… -Recordó que desde hace dos días estaba con fiebre y vómitos pero simplemente lo atribuyo al embarazo por lo que no le dio la menor importancia. El Dr. Madarame se percato de que el ojiesmeralda había recordado algo con respecto a la enfermedad.
-¿Y? – insistió.
-Yo-yo creí que solo era por el embarazo, las nauseas y la fiebre– Se excuso– Y con respecto a la anemia, he estado comiendo mucho y no creo…- El médico le corrigió.
-Comer mucho no significa comer bien y además si estabas con nauseas dudo que hayas comido mucho– Onodera hiso un mohín, revelando que el doctor tenia toda la razón– Y otra cosa más, con respecto a tu estrés quiero que para remediar eso le cuentes la verdad a tu pareja ahora mismo– eso fue un balde de agua fría para Ritsu –No puedes llevar solo todas las preocupaciones, te lo hemos dicho en muchas ocasiones así que ahora no tienes excusas para revelar la verdad: La salud de tu hijo y de tuya están en juego. El Dr. Kiyoshi y el doctor Dr. Hadoyama están de acuerdo en que debes decir ahora lo que sucede sino nosotros mismos le diremos– El médico mostraba un rostro decidido que espanto a Onodera, pero para su salvación tenia una excusa por el momento.
-Bueno, Dr. La verdad es que él no se encuentra en el país en estos momentos– “Esta en otro país engañándome con ese secretario suyo” Pensaba– Cuando vuelva le diré lo que sucede – “A ver que excusa se inventa por estar engañándome”– Y eso es dos semanas– Mintió pero era mejor así ya que tenia mas tiempo para pensarlo.
-Bueno– Dijo con un suspiro– No hay nada que se pueda hacer por el momento – parecía que el Dr. Madarame se había dado por vencido– Pero tengo que decirte que el Dr. Kiyoshi tomo la decisión de llamar a tus padres y contarles lo que sucedía– Ritsu no creía haber oído bien.
-¿QUE?– Pregunto descolocado
–Al enterarnos por tus compañeros que tu pareja estaba en el extranjero, el doctor decidió que no podías estar solo en tu estado así que llamo a tus padres y les contó que es lo que pasaba contigo– Onodera no era capaz de pronunciar palabras, nunca había pensado en decírselo a sus padres ya quedaba por seguro que les contaría una vez que su hijo naciera–El Dr. Kiyoshi junto con el Dr. Hatoyama y yo hablamos con tus padres mientras estabas en cirugía, por supuesto ellos no lo podían creer pero entendieron ya que sabían de tu genética pero el asombro fue más al enterarse de tu condición sexual– Onodera enrojeció cuando el doctor dijo tan casualmente lo último.
El silencio se hizo presente en la habitación, Ritsu no sabia que decir ahora que sus padres sabían la verdad y el Dr. Madarame quería darle un minuto para pensar claramente; el silencio fue roto por la intervención del médico.
-Ritsu tu madre no ha salido del hospital desde que llego, ha estado esperando que despertaras para poder verte, creo que deberías dejarle pasar– Ritsu nunca se llevo mal con su familia, al contrario; pero era una cosa diferente si sabían su condición sexual y además que ahora estaba embarazado pero aun así su madre había estado velando por él sabiendo claramente lo que sucedía.
-…E-E-Esta bien– Accedió con recelo– Puede dejarla pasar– El doctor le respondió con una gran sonrisa.
-Muy bien le diré que entre pero ten cuidado con no alterarte, eso te afectaría– Ritsu asintió con la cabeza mientras el doctor dio media vuelta para luego salir dela habitación.
Por su parte, Onodera, no sabía como reaccionar y que decir ahora, se encontraba en la peor situación jamás pensada lo encontraba aun peor que decirle a Takano.
“Mejor no pienso estupideces o me alteraré” Al recordar lo que había sucedido. Dio un suspiro y giró su cuerpo para recostarse sobre el lado izquierdo de su cuerpo colocándose en posición fetal y tapando todo su cuerpo con las mantas, lo hacia para poder cubrir su vientre de cinco meses. Cerro los ojos mientras suspiraba “Si está solo mi madre, debe ser que mi padre no lo tomó para nada bien…” Una solitaria lagrima recorrió su rostro al sentir el rechazo de su padre y eso mismo dio pie para que los recuerdos azotaran con fuerza “Mientras él se divierte en la cama con su ‘secretario’, yo estoy aquí hospitalizado por preocupación” las lágrimas caían continuas al sentir el dolor que le provocaba el engaño de Takano; la desilusión y el dolor de perder a Masamune le carcomía el corazón. No supo en que momento ni como pero de un momento a otro sintió como una mano acariciaba su rostro limpiando sus lágrimas.
-Ricchan, no llores mi amor, mamá esta aquí– Era la cálida caricia de la mano de su madre que le confortaba– Todo estará bien hijo mío– Ritsu abrió los ojos para encontrar a su madre frente de él, que sonreía dulcemente reafirmando las palabras que había dicho. Onodera no aguantó más y se lanzó a los brazos de ella para llorar desconsoladamente, su madre simplemente le abrazaba con una mano mientras que con la otra acariciaba su cabeza como si de un pequeño niño afligido se tratase– Yo estoy contigo Ritsu así que no hay de que preocuparse hijo mío– Ritsu solo lloraba, descargando todos los sentimientos acumulados que había guardado todo este tiempo. Su madre incondicionalmente se quedo con él consolándole y reconfortándole de la pena tan grande que Ritsu tenia, diciéndole simples palabras pero a la vez con gran significado para algo que necesitaba escuchar todo este tiempo desde que se enteró de su embarazo–Todo irá bien de ahora en adelante, todo estará bien corazón, lo prometo…–